domingo, 29 de junio de 2025

Manuel Tagueña

                                                        MANUEL  TAGUEÑA

          FÍSICO, MILITAR Y MÉDICO. UN CIENTÍFICO  ENTRE LAS ARMAS Y LA CIENCIA

 

Fue fundamentalmente un matemático, físico y docente español, además de médico que dedicó gran parte de su entusiasmo y capacidad a la actividad militar, por la que es conocido, mandando durante la guerra civil diversas e importantes unidades militares siempre enrolado en las filas del partido comunista español en el que creyó y por el que apostó, acabando sintiéndose abandonado, entristecido y desilusionado. 

Manuel Tagueña Lacorte nació en Madrid en 1913 en el seno de una familia de clase media, de ascendencia aragonesa. Tras estudiar el bachillerato en un colegio de maristas, se licenció en Ciencias Físico-Matemáticas en la Universidad Central en 1933, con premio extraordinario, y en el curso 1934-35 ejerció de profesor interino en el Instituto de Molina de Aragón, y en el de  1935-36, era profesor ayudante  en la Cátedra de Tecnología de la Universidad madrileña y preparaba su doctorado en Ciencias Físicas haciendo simultáneamente su servicio militar decidiendo hacerse oficial de complemento.

Se sintió atraído por la mística y el romanticismo, abrazando el comunismo e ingresando en las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC) sin dejar de formar parte de las juventudes comunistas y socialistas, lo que fue malquisto por la dirección del partido. Participó activamente en los movimientos pro-republicanos de diciembre de 1930 formando parte de sus grupos armados.

Al comenzar la guerra civil, siendo ya miembro de las juventudes socialistas, marchó a Getafe a sofocar a los sublevados del cuartel de Artillería y después a Carabanchel y posteriormente a Villalba donde al organizarse el Batallón Octubre nº II fue nombrado capitán ayudante. En Septiembre se le nombró comandante del citado batallón. Se incorporó al partido comunista y en enero de 1937 pasó a mandar la 30 Brigada mixta y en el mes de Julio de este mismo año se hizo cargo de la tercera división. En marzo de 1938 fue ascendido a teniente coronel encomendándosele el mando del XV Cuerpo de Ejército con el que llevó a cabo la operación de la Batalla del Ebro, llegando a tener bajo su mando  a 35.000 hombres, el mayor despliegue de posibilidades del ejército republicano en las postrimerías de la guerra  civil, que una vez perdida, le obligó a replegarse hacia la frontera francesa en febrero de 1939. Volvió a España a la zona centro y visto la imposibilidad de continuar la guerra volvió a París donde se reunió con su esposa, Carmen Parga Parada, una coruñesa Licenciada en Filosofía y afiliada al PC, autora de unas memorias importantes, para seguir viaje a Moscú vía Leningrado.

En Moscú, para completar su formación militar, ingresó como  alumno de la prestigiosa Academia Militar Frunze para acabar como profesor de la misma, pero con la aproximación de los alemanes en la II Guerra Mundial fue evacuado junto con su familia al Asia Central a Tashkent (Uzbekistan). Terminada la guerra volvió a Moscú y en 1946 fue enviado como asesor militar primero a Belgrado (Yugoslavia) y después (sospechoso de simpatizar con Tito) a Checoslovaquia (Brno) donde comenzó a despegarse de la actividad militar para volver a la ciencia, trabajando como asistente en el Instituto de Biología de la Universidad de Masaryk, y a partir de 1952 como jefe de la Cátedra de Física y Química de la Facultad de Medicina, comenzó a su vez a estudiar Medicina en la que se licenció en 1955, publicando diversos trabajos de investigación y llegando a dominar cuatro idiomas ruso, serbocroata, checo y francés.

Intentó mantenerse al margen de las disputas por el control del Partido Comunista Español y la experiencia le aparta del comunismo y le enfrenta a la dirección del PCE. Según sus propias palabras: ”vi claramente que no se admitían países independientes, sino satélites a los que explotar, los restos de mi fe se tambalearon, servir a dicha política significaba servir a un país extranjero sin justificación ideológica posible”. Tras años de solicitarlo consiguió permiso para abandonar Checoslovaquia.

En avión llegó de Praga a México en Octubre de 1955 con su familia, llevando una invitación del Instituto de Física de la Universidad Autónoma de México, pero su pasado comunista imposibilitó su incorporación, por lo que se dedicó a dar clases particulares, a traducir para un centro de investigación y finalmente asesor médico en los laboratorios farmacéuticos Servet. Solo volvió a España una vez en 1960 para ver a su madre enferma, rechazando la idea de quedarse como un arrepentido porque “su puesto, mientras no se superara la guerra civil estaba en el bando de los vencidos”. Sus dos hijas, una nacida en Moscú y otra en Brno son ciudadanas mejicanas.

Falleció en México en 1971 a los 58 años de edad.

 

                                                                    Jesús Lobillo Ríos

                                               Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                        “benaltertulias.blogspot.com”

 

Bibliografía.-

Fundación Pablo Iglesias

Martin Rubio, A D.-“Real Academia de la Historia”

Martínez Reverte J.- “La batalla del Ebro”. Crítica 2003.

Hugh Tomas.-La guerra civil española”. Grijalbo 1976        


domingo, 22 de junio de 2025

Salvadora Medina Onrubia

                            SALVADORA MEDINA ONRUBIA: LA MUJER DE LAS MIL CARAS

 

«A pesar de ser mujer, me permito el lujo de tener ideas.

Yo tengo ideas. Ideas boxeadoras, que dan directos y crosses con la vida››.

 

Salvadora Medina Onrubia

Las descentradas, 1929

 

Se llamaba Salvadora Medina Onrubia y, como alguien escribió: «quiso ser dueña de sí misma en un mundo en el que las mujeres no tenían esos permisos››. Salvadora nació en la ciudad argentina de La Plata en 1894. Fue hija de una española, viuda y maestra, que al parecer había formado parte de una familia circense (en algunas biografías, es citada también como rebelde y de origen judío): Salvadora le fue siguiendo los pasos. También maestra (desde los trece años), fue madre soltera siendo aún adolescente: «Vengo a buscar mis cosas… Ando en amoríos con un abogado de Entre Ríos y estoy esperando un hijo››, le dijo a su madre. Lo cierto es que el padre, su futuro marido, le confesó, al saber de su estado, que era casado y que no podía hacerse cargo ni de ella, ni del hijo de ambos.

No se sabe el motivo por el que Salvadora abandonó su ciudad para establecerse en la ciudad de Rosario, donde prosiguió el trabajo de articulista que había iniciado en el ácrata El Diario de Gualeguay, uno de los tantos periódicos de la prensa anarquista. Con una carta de recomendación de estos círculos ácratas Salvadora llegó a la capital, Buenos Aires, donde comenzó a trabajar en el diario La Protesta. Se dice que el director, admirado por el coraje de esta joven, le dio un puesto de redactora, con sueldo fijo, lo que la convertiría en la primera mujer periodista del país. En los años siguientes sería de nuevo pionera en otras cuestiones, como veremos. Con veinte años rompería otra barrera al dar un discurso público ante una multitud para reclamar la liberación de un joven anarquista ruso: Era la primera mujer [de nuevo] que hablaba en un acto público. Escritora, dramaturga, activista anarquista, militante, fue también la primera mujer [otra vez] en dirigir un diario en el país argentino.

Salvadora, y esta es una cuestión que queremos subrayar, cuestionó las costumbres de la época y fue pionera a su manera y con su propio estilo. Fue, en resumen, una rebelde que desafiaba las normas impuestas por la sociedad conservadora de su tiempo, «ocupando puestos y ejerciendo derechos solo reservados a los hombres››. Sin embargo, su figura ha estado prácticamente oculta por otras de su entorno familiar. Fue muy amiga de Alfonsina Storni y Victoria Ocampo.

Como periodista publicó en los más importantes diarios argentinos como La Nación, El Hogar o Caras y Caretas. También, gracias a su educación bilingüe, tradujo del inglés varias obras del dramaturgo inglés Noel Coward, que se convirtió en amigo. De nuevo fue la primera autora sudamericana en estrenar su propia obra, que resultó extraordinaria: Las descentradas. Estrenada en 1929, es una obra autorreferencial en la que ironiza sobre esa sensación de sentirse fuera de lugar, del centro, con respecto a los roles que ocupaban las mujeres en la sociedad porteña en los años 20.

Como ya apuntamos, fue la primera directora del país con el diario Crítica, al que llegó de la misma forma que había llegado a La Protesta, deslumbrando con su arrolladora personalidad y su calidad como escritora al dueño del diario: Natalio Botana, que no la tenía en buena estima. Todos coinciden en que fue un flechazo inmediato entre la que popularmente sería conocida como «la Venus roja››, por su belleza y su cabellera como una llama, y el exitoso y poderoso Natalio Botana, apodado también «El Tábano›› (por sus efectos punzantes contra el poder). Ambos: «la Venus roja›› y «El Tábano›› formaron una pareja electrizante, centro del mundo cultural, del poder político y del arte.

Botana aceptó al hijo de Salvadora como propio, dándole su apellido, y convirtiéndolo en su heredero preferido, por delante de los otros hijos que tuvo la pareja[1]. Sin embargo, esta profunda relación entre padrastro e hijo pareció afectar a Salvadora hasta el punto de que los celos la llevaron, un buen día, a confesarle al hijo que Botana no era su verdadero padre. La reacción del joven, tan apegado a quien él creía su progenitor, fue el de suicidarse pegándose un tiro en presencia de sus hermanos. El marido, tras el terrible episodio, trasladó a la familia a España, para que Salvadora fuera visitada por los especialistas, porque se había sumido en una depresión que nunca abandonó hasta su muerte en 1972: «No puedo más con mi dolor››, escribe. Salvadora, podemos decir, que «se apagó›› en sentido real, no metafórico.

Su vida posterior es trágica. La pareja entró en declive y el marido se amparó en varias relaciones con otras mujeres. La última, y con la que quiso casarse (y divorciarse de Salvadora) fue una española: María del Carmen Vernacci, viuda del ídolo del fútbol español Miguel Durán («Pololo››). Vernacci era escenógrafa y había llegado a Argentina como exiliada de nuestra Guerra Civil, junto con sus hijos, para trabajar con la compañía de Margarita Xirgu.

Finalmente, no queríamos pasar por alto (quizás los ancestros españoles tuvieron algo que ver en ello) la implicación y el compromiso que adquirió Salvadora con la causa republicana y la guerra de 1936, escribiendo artículos y emprendiendo iniciativas de apoyo a los republicanos españoles. En este sentido, el 10 de marzo de 1939, en el Teatro Maravillas de Buenos Aires, se estrenó su obra Un hombre y su vida, que había sido publicada en septiembre de 1936. Como ella indica tras el título, la obra nació «bajo la advocación del momento encendido de España››. Los protagonistas de la obra fueron los actores españoles exiliados: Helena Cortesina[2] y Pedro López Lagar, así como la escenógrafa Victorina Durán. En este sentido, Natalio Botana, a través de Crítica, había logrado recaudar fondos durante meses para ayudar a los intelectuales españoles refugiados en Francia, ofreciendo trabajo en su periódico, convirtiéndose por ello en una figura “mítica” para los republicanos españoles. Botana moriría años después, en 1941, en un accidente automovilístico, quedando en manos de Salvadora la propiedad y la dirección de Crítica durante 23 años.

Salvadora fue una revolucionaria contradictoria (llegaba a los mítines y a las manifestaciones en Rolls-Royce y con tacones), una personalidad multifacética y, por ello, una incomprendida. Entre tantas contradicciones, tan difíciles de calibrar, fue también una madre que cuestionó los roles de la maternidad, una anarquista que ejerció desde el poder de su estatus social, una dramaturga rebelde, una voz única abanderada de las ovejas negras. Nunca abandonó el luto por su hijo y, tras su muerte, comenzó a practicar espiritismo para hablar con él, doctrina que también ejerció hasta sus últimos días.

Finalizamos el artículo con la transcripción de unas frases que Salvadora, desde la cárcel, le dirigió al dictador José F. Uriburo, rechazando la petición de indulto de sus amigos a causa de una de sus innumerables manifestaciones: «señor presidente, no autorizo el piadoso pedido (…) yo, ni recuerdo faltas ni necesito magnanimidades (…) guárdese sus magnanimidades junto a sus iras y sienta cómo, desde este rincón de miseria, le cruzo la cara de un sopapo con todo mi desprecio››. No fue el único tropiezo con el poder político. Durante el gobierno de Perón, se hizo notoria la rivalidad entre Salvadora y Evita, que declaró a Crítica (el periódico que aquella dirigía) como su enemigo. Fatalmente, fue expropiado.

Como se ha escrito, «es difícil definir a Salvadora, más complicado encasillarla, y casi imposible abarcar todos los hechos y aspectos que la volvieron la mujer que fue››. Pese a todo, podemos concluir afirmando que la convicción de su vida fue el anarquismo y la valentía de atreverse a escribir, como dijo su nieto Copi «sobre dobles pecadoras, las lesbianas y las adúlteras››. Fue también, como ella escribió, una sufridora: «yo sé sufrir. Sé sufrir con serenidad y con inteligencia››. Salvadora murió en 1972, en la pobreza, el olvido, la demencia y la soledad.

 

La directora Daiana Rosenfeld estrenó en 2017 el documental Salvadora, sobre su vida y figura, que se puede ver en Cine.ar Play

 

                                              Rosa Ballesteros García

                          Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                          “benaltertulias.blogspot.com”



[1] Salvadora sólo consintió en casarse con Botana tras nacer su cuarto vástago, una niña.

[2] Cortesina había sido la primera directora de cine de España.


domingo, 15 de junio de 2025

La ilíada

                                                                  LA ILÍADA

                                               UNA EPOPEYA SIN PRECEDENTES

La fuerza de las ideas expresadas, escritas o no, constituyen un acicate imprescindible que impulsa el comportamiento de los seres humanos como si fueran un espejo en el que reflejar sus propias aspiraciones. Así personajes y pautas de comportamiento, como objetivos y metas a alcanzar, se extraen de los anaqueles literarios en los que quedan fijados los ideales de conducta de cualquier humano que se educa para vivir.

En la Ilíada, una epopeya de quince mil versos en hexámetros griegos, en la que se relatan cincuenta y dos días de una guerra sin cuartel entre griegos y asiáticos, están fijados para toda la posteridad las causas o excusas para semejante atrocidad, los modelos de comportamiento, elevados o rastreros, los pretextos y las nimiedades que originan y finalizan las grandes tragedias.  

Podemos decir que desde mucho antes de que comenzara la existencia, desde muchísimo antes de que se comenzara a escribir, allá por los albores de los siglos XIII-XII a. C., en pleno predominio de la civilización micénica de ciudades-estado, situamos esta utópica guerra, supuestamente entre los hititas y los ahhiyawa o griegos, en Wilusa o Ilión (Turquía), aún indemostrada arqueológicamente, que sienta el relato de lo que sería la humanística conocida y comprobada hasta nuestros días.

Como en la vida misma las acciones humanas están dominadas por los dioses Zeus y Tetis, es decir, por el destino que controla y maneja las virtudes, el sentido y la libertad humanas. Aquiles, “pies ligeros”, es el prototipo del héroe, imbatible, seguro de sí mismo aunque sabe que morirá joven, y advenedizo cuyas diferencias con su jefe, Agamenón, a causa de la esclava-sacerdotisa Briseida, aleja su imprescindible presencia en el combate permitiendo la inclinación de la balanza guerrera hacia el enemigo.

Agamenón, el rey de reyes, es el prototipo del jefe, orgulloso, arrogante, tiránico, ineficaz e irresoluto. Odiseo el astuto e inteligente navegante que instiga y propone las acciones a llevar a cabo.

Helena la bella princesa griega que aparece como causa principal de la guerra, esposa de Menelao, hermano de Agamenón, raptada por Paris el veleidoso príncipe troyano que demuestra su cobardía huyendo del duelo decisorio.

Patroclo el querido de Aquiles cuya muerte, desata los deseos de venganza de éste que termina acudiendo a la batalla para matar a Héctor el príncipe troyano por excelencia y ultrajar su cadáver arrastrándolo en su carro de guerra, alrededor de las murallas troyanas ante la desolada mirada de su padre el rey Príamo que humilde solicita y obtiene su devolución.

Todo este elenco de virtudes y perversidades reflejadas en la inmortal obra de Homero con la que podemos afirmar que se inicia la cultura griega, que ha enseñado a toda la humanidad pautas de comportamiento con las que identificarse, se plasmaron en un tiempo en el que no existía la escritura. Posiblemente su autor Homero, vocablo que significa “el que no ve”, era un “aedo”, juglar, ciego y analfabeto, que no sabía leer ni escribir, pero que se dedicaba a recitar o a cantar componiendo sobre la marcha los momentos épicos emocionales que transmitía a sus oyentes, por lo que sus actuaciones nunca eran iguales sino que diferían forzosamente, gracias a que en el hexámetro griego se distinguen las cantidades o duraciones  en las vocales y las sílabas.

Hasta el año 500 antes de cristo la Ilíada no fue puesta por escrito, puede que dictada por el propio Homero a algún escriba, detectándose entonces que el desconocimiento del poeta sobre lo que escribe es manifiesto. De forma evidente el escritor, o el que dictó, ni vivieron ni conocían los hechos que relataban, sencillamente se sirvieron del conjunto de aseveraciones acumuladas y deformadas desde antes describiendo un mundo “sui generis” en el que, aunque nadie supiera leer ni escribir, la lealtad, la entrega, la gloria, etc. tienen su asiento para ejemplo y enseñanza de sus oyentes.

Por todo ello la datación histórica de Homero como autor es muy compleja aunque no cabe duda que creó todo un mundo, una época que denominamos homérica, en la que su estrella dominaba todos los ambientes culturales de la época y se extendió por el ancho mundo griego, no solo copiándose, también representándose en todo tipo de cerámicas, tumbas y relieves. Alejandro Magno se veía a sí mismo como un nuevo Aquiles. Aristarco de Samotracia, “el mejor de los gramáticos” del siglo I, dedicó toda su vida a la obra, fijando su extensión y comentarios que fueron estudiados y admirados por todo el Imperio Romano.

La gloria, el heroísmo, la lealtad, la entrega, la traición, la humillación, la venganza, la barbarie, son los elementos, entre otros, que conforman la Ilíada que es una historia de guerra, un monumento a la guerra, narrada por los vencedores, como un testimonio universal de la relación entre los hombres a la que no le falta belleza, en su bárbara entrega y su pasión, porque en la Ilíada todo es bello y recordable, las batallas, las armaduras, los caballos, los carros de guerra, los héroes, los duelos, las batallas, etc. escenarios desde los que se llega a la muerte como una única forma de glorificación.

Momento es ya de que toda esta grandiosa escenificación sea enmarcada quedando como recuerdo para la humanidad de una forma de vivir agotada y extinguida, una forma arcaica, porque en nuestro tiempo la gloria se busca por los caminos de la ciencia y el arte que solo producen beneficios a la humanidad.

                                                                          Jesús Lobillo Ríos

                                                   Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                             “benaltertulias.blogspot.com”       

 

Bibliografía.

Homero: “La Ilíada”. Melsa 1975

McCullough C. :”La Canción de Troya”. Planeta 2007

Baricco A ”Homero, Ilíada”. Anagrama 2005

Lane Fox R:“Homero y su Ilíada”. Crítica 2024

Vallejo I.:”El infinito en un junco”. Siruela 2021


domingo, 8 de junio de 2025

Drama y Comedia.

Drama VS Comedia: Una extraña desigualad

 

La escritora Irene Vallejo, en el extraordinario ensayo (que todo el mundo debería leer) titulado: El infinito en un junco, publicado al inicio de la pandemia, viene a decir, refiriéndose a las películas más premiadas en los grandes festivales, que las comedias están menos valoradas que los dramas (de ello nos ocuparemos más adelante). Esto, al parecer, parece ser una constante desde nuestros clásicos griegos, hace dos mil quinientos años, enfrentando estilos, modos de ver la vida, la historia o la sociedad desde dos perspectivas bien distintas: el drama y la comedia. Un dato: los antiguos mesopotámicos utilizaban el humor como herramienta pedagógica y Aristóteles señaló que «el hombre es el único ser viviente que ríe».

Retomando a nuestros clásicos griegos, Aristófanes fue el maestro de la llamada comedia antigua, y sus obras se caracterizan por utilizar el humor satírico para poner en solfa a la sociedad de su tiempo en obras como Las aves, Las nubes o Lisístrata, por citar algunas de las once obras suyas que se han conservado. De otros colegas como Cratino, Ferécrates o Eupolis, maestros también de la sátira, apenas se conservan algunos de los títulos de sus obras. En pocas palabras, parece evidente que las obras humorísticas han tenido menor consideración para su conservación que las obras dramáticas de Esquilo Sófocles o Eurípides y es que, la comedia y su hija, la risa, parece, como escribe Vallejo, que «no asciende en la escala de la cultura y queda en los últimos puestos como un sainete sin importancia que solo sirve para entretener». Comedia y drama son los géneros por antonomasia, pero hay uno que está mejor visto, en general y, sin embargo, y parece una contradicción, la risa, como le ocurre al llanto, son reacciones ante ciertos estímulos, ya sean pensamientos negativos o recuerdos festivos, pero también se pueden asociar a mecanismos que liberan o expresan, a su manera, sentimientos humanos.

El drama, la tragedia, ha tenido la fortuna de conservarse en mayor número, como ya apuntamos (33 obras, la mayoría de Eurípides) un género que se puede considerar una anticipación de nuestras series actuales, ya que se agrupaban en trilogías, como es el caso de Las bacantes, Ifigenia en Áulide y Alcmeón en Corinto) siguiendo una trama con los mismos protagonistas (como las series).

            De sobra sabemos que es más complicado hacer reír que hacer llorar. Esto último, es decir, los mecanismos que producen la pena, la tristeza o el duelo por los seres queridos, por poner algunos ejemplos, son universales, aunque sus ritos sean tan distintos como son sus sociedades y, por ello, el drama se considera algo serio, profundo y que merece la pena, en oposición a la comedia, que suele asociarse con lo superfluo, lo innecesario; es decir, con el escapismo, la evasión o el mero entretenimiento que se supone más del gusto popular. Sin embargo, como ya dijimos, la risa es más difícil de conseguir. En el caso que nos ocupa, el cine, es fácil de comprobar al hacer una relación de las películas más galardonadas, y para ello vamos a detenernos en los premios Óscar (norteamericano), el más veterano, creado en 1929, y el Goya español, cuya primera entrega fue en 1987. El estudio comparativo será entre los años de 1987 y 2024; es decir, casi cuatro décadas.

Si se hace una revisión rápida de las películas que han sido premiadas en los Goya y los Óscar (por tener un referente nacional y otro internacional), la inmensa mayoría, salvo algunas excepciones, son dramas. En el caso de los Óscar ocurre un tanto de lo mismo, siendo aún menor el porcentaje de comedias premiadas. Curiosamente, el año 2019 coinciden ambos en premiar a dos comedias: Campeones, de Javier Fesser y Green Book, de Peter Ferrelly, ambas pertenecientes a un género híbrido, entre la risa y el llanto: la «dramedia», que combina elementos típicos de la comedia con elementos típicos del drama. Al parecer, según los expertos, este género suele dar buen juego en taquilla, a pesar de que la comedia, la sátira, en opinión de los expertos, «se suele asociar con lo subversivo, lo rebelde y lo políticamente incorrecto».  

Si se hace una revisión rápida de las películas que han sido premiadas en los Goya y los Oscar (por tener un referente nacional y otro internacional), la inmensa mayoría, salvo algunas excepciones, son dramas, en ambos casos. Entre 1986 y 2024 los premios a la mejor película en nuestro país, de un total de 39 películas premiadas, 12 han sido para comedias: El bosque animado, 1987 de José Luís Cuerda fue la primera y El buen patrón, 2021 de Fernando León de Aranoa la última. La primera es una comedia que mezcla la fantasía y la segunda una comedia romántica. Un par de veces se han visto premiadas dos comedias en años consecutivos; en 1987, la ya citada, y en 1988 Mujeres al borde de un ataque de nervios de Almodóvar. La segunda ocasión fue en 1992 y 1993 con Belle Époque de Fernando Trueba y ¡Todos a la cárcel! de Luis García Berlanga, respectivamente. De las doce películas, citadas, la mitad tienen protagonistas femeninas: Maribel Verdú, Ariadna Gil, Carmen Maura y Penélope Cruz, ambas premiadas como mejor actriz en dos ocasiones. La otra mitad la componen actores como Alfredo Landa, José Sazatornil, Javier Cámara, Ricardo Darín, Javier Gutiérrez y Javier Bardem.

En el caso de los Óscar de Hollywood, son aún más escasos los premios otorgados a las comedias. Del mismo total de 39 títulos, sólo aparecen 8 comedias; es decir, 4 m4nos que en el cine español. Quizás en esas latitudes el sentido del humor sea diferente. El primer premio fue para Paseando a Miss Daisy, 1989 de Bruce Beresford y el último para Anora, 2024 de Sean Baker, ambas con protagonistas femeninas: Jessica Tandy y Mikey Madison. Los 6 títulos restantes: Shakeaspeare in love, 1993 de Jhon Madden; El Artista, 2011 de Michel Hazanavicius; Birdman, 2014 de Alejandro González; Green Book, 2018 de Peter Farrelly; Coda, 2021 de Siân Héder; Todo a la vez en todas partes, 2022 de Daniel Kwan. En este caso las comedias fueron protagonizadas por Gwyneth Paltrow. Marlee Matlin, Michelle Yeoh y Jean Dujardin, Michael Keaton, Viggo Mortensen. En total cinco actrices y tres actores. 

            Por todo ello podemos comprobar que, aunque la risa puede romper barreras culturales y sociales, a la vez que abona un campo común para la interacción y la comprensión, además de romper barreras y tender puentes entre culturas, además de otros beneficios asociados con la salud, ya que está comprobado que alivia el estrés y mejora, en general, la salud de quienes la practican con asiduidad, es el drama, en sus distintos géneros quien lidera este ranking. Quizás es que, como se ha escrito, la risa es una fuerza revolucionaria y además puede generar «un sentido de comunidad y conexión entre las personas, promoviendo la empatía y la comprensión mutua». Muchos pensadores y escritores como nuestro clásico Quevedo, o el francés Rabelais, por ejemplo, la han utilizado como herramienta crítica para desafiar las normas sociales y las estructuras de poder. Y esto no gusta a los poderes que, además, son los que tienen el dinero para producir las películas.

            Finalmente, ningún género, per se, es mejor que otro, sin embargo, debe hacer reflexionar el por qué la desigualdad existente al premiar las películas, ya sean dramas o comedias, porque en esta vida, nada es inocente, y todo tiene un trasfondo, casi siempre inconfeso.

 

                                           Rosa M. Ballesteros García

                          Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                          “benaltertulias.blogspot.com”


domingo, 1 de junio de 2025

Las enfermedades imginarias

                                                LAS ENFERMEDADES IMAGINARIAS

 “La medicina ha avanzado tanto, que ya no hay nadie sano”. Aldous Huxley (1894-1963)

Ya en el siglo XVII, Molière (Jean-Baptiste Poquelin 1622-1673) criticaba en su obra “El enfermo imaginario”, la despiadada actuación  de los médicos ignorantes aprovechando los temores imaginarios de un paciente que hoy no dudaríamos en calificarlo de hipocondriaco, y cuya existencia y actitud han influido sin duda alguna en la evolución de la medicina clínica.

Los hipocondriacos desarrollan un temor exagerado e infundado a tener algún tipo de padecimiento grave  que les hace observarse minuciosamente y acudir de forma continua al médico que nunca consigue encontrar ningún padecimiento fiable o probado. Esta insistencia figurada, pero real, ha dado lugar por su magnitud, y necesidad de atención, al desarrollo de amplias capas de la asistencia sanitaria que hemos denominado como “medicinas marginales” en tanto que mantienen una distancia calculada de la Medicina Oficial.

La Naturopatía, Herboristería, Homeopatía, Osteopatía, Acupuntura, Fisioterapia, Fitoterapia, Psicoterapia, Hipnotismo e incluso la Ciencia Cristiana o creencia en los milagros, desarrollan procedimientos terapéuticos no académicos que benefician a un número importante de personas que creen en su eficacia  y que no deben de ser desdeñados. Hemos de tener en cuenta que algunos de estos métodos, como la Fisioterapia o la Psicoterapia, fueron aceptados e incorporados a las prácticas oficiales, así como del estudio de los principios fundamentales en la Herboristería se sintetizaron muchos fármacos.

La relación entre el paciente y su enfermedad, de la que el médico es un mediador válido, tiene mucho de personal e intransferible y posee infinitas interpretaciones que el acto médico, es decir, la entrevista médico-paciente, no siempre es capaz de controlar. Pese a ello la actuación del médico permite mediatizar la respuesta del paciente ante su problema llevándolo por caminos manejables, y ello depende casi exclusivamente de la capacidad del galeno en influenciar benéficamente a su paciente.

Pero aquí también es aplicable la conocida sátira que hiciera Juvenal en el siglo II, ¿quién vigila a los vigilantes? Porque si bien Molière fustiga la incompetente actuación médica como base necesaria del engaño, el éxito generado por ello, ha dado lugar a un movimiento fundamentalmente farmacéutico y periodístico que intenta aprovechar a su vez la ignorancia de médicos y enfermos para aumentar el consumo de fármacos innecesarios e incrementar las ganancias crematísticas.

Se trata pues de inducir la toma de fármacos en la población aceptados por la tutela del médico, o sea, primero hay que convencer al médico de la necesidad de estar atentos y prevenir la aparición de algún tipo de afección o dolencia que supuestamente pudiera llegar a ser grave. El esfuerzo de la industria farmacéutica en desarrollar protocolos que demuestren la insostenible gravedad de determinados síndromes no para en gastos, tratando de desarrollar un nuevo campo de posibles enfermedades como promoción comercial de nuevas dolencias y creación de nuevas necesidades, algo bastante común en el comercio general, que exijan el consumo de nuevos fármacos.

Hay que convencer a gente sana de que está enferma, inventando para ello enfermedades inexistentes a fin de incrementar la venta de productos sanitarios y con ello las ganancias perseguidas. La creación de este mundo ilusorio de nuevas necesidades se ayuda de la búsqueda del confort en una sociedad más sensibilizada por la salud que por la enfermedad  y que cifra en el bienestar su triunfo social.

Procesos normales de la evolución y desgaste de la estructura humana pasan a estudiarse como problemas graves que hay que atajar. Ejemplo de ello son la calvicie, la fobia social, la osteoporosis o la declinación sexual tanto en el hombre como en la mujer. Para todo ello se han creado mercados fantasmas de artículos sanitarios que han proporcionado ingentes ganancias a las casas farmacéuticas.

El control farmacéutico de la investigación médica facilita la creación de este comercio o tráfico de enfermedades denominado “desease mongerin” (mercantilización de enfermedades), en donde el médico se asimila más a un técnico que aplica las instrucciones facilitadas por el fabricante que a un investigador. Se pagan ensayos clínicos ficticios y se costean artículos en donde se defiende la eficacia del producto. Los controles de mercado demuestran que el consumo de medicamentos está relacionado con el poder adquisitivo de los consumidores más que con sus necesidades sanitarias.

Muchas de las personas con las que convivimos están chequeándose inútilmente buscando afecciones que no existen o que son falsas para a continuación tomar los productos absurdamente recomendados en base a esos diagnósticos o avances falsos. La industria del chequeo premonitorio es una de las bases más importantes del desarrollo de esta patología imaginaria porque curar enfermedades no es rentable pero buscarlas inútilmente sí que los es, y buscarlas abusando de la ignorancia de los médicos y el temor de los pacientes debiera de ser una práctica punible.

La involucración estatal a través de los sistemas concertados de salud magnifican crematísticamente este problema dándole dimensiones exorbitantes a sus costes y a sus ganancias y comisiones, haciendo peligrar la capacidad para sostener una asistencia sanitaria necesaria y universal por lo que urge replantearse el problema para reducirlo a sus límites profesionales y sociales.

                                                                Jesús Lobillo Ríos

                                           Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                        “benaltertulias.blogspot.com”

Bibliografía

Andreasik D.: “Desease mongering: el arte de fabricar enfermedades”.Hosp. Italiano. UBA.

Varios: “Desease mongering:¿estamos cada vez más enfermos? HUPA. Alcalá de Henares.

Guerra F.: “Las medicinas marginales” Alianza Editorial 1976.

Valtueña J.A.: “Contra la medicina del médico” Barral. 1976.


domingo, 25 de mayo de 2025

México

                                        LA EDAD DE ORO DEL CINE MEXICANO

                                                     DIRECTORES Y PRODUCTORAS

 

La llegada del cine a México se produjo casi desde sus inicios a final del siglo XIX, siendo sus introductores Gabriel Veyre y Ferdinand Von Bernard, operadores enviados por los hermanos Lumière, inventores franceses de este nuevo entretenimiento. El primer documental allí producido fue el titulado Riña de hombres en el Zócalo en 1897 y el primer largometraje no hablado, el drama histórico: Los libertadores de México, dirigido en 1916 por Carlos Martínez Arredondo. Hasta 1929 no se produce la transición del cine mudo al hablado con la película de Miguel Contreras Torres El águila y el nopal, en la que intervino la actriz madrileña Eugenia Galindo (1867-1978), conocida artísticamente como «La Negra Galindo››. En ella se relata la leyenda de la fundación de la Ciudad de Mexico-Tenochtitlan por los antiguos mexicanos, y el origen del emblema que lleva su actual bandera nacional que sirve para dar título a la película.

            La etapa dorada del cine azteca se inicia en 1936 con la película Allá en el Rancho Grande, un drama romántico de Fernando de Fuentes (donde interviene el actor español Manuel Noriega) y culmina dos décadas después, en 1956-57 con el estreno de La escondida de Roberto Gavaldón, con la famosa María Félix (en el reparto, el español Carlos Agostí). Otros títulos de esta época: Escuela de vagabundos, 1955 de Rogelio A. González; Si Adelita se fuera con otro,1948 de Chano Urueta o Gitana tenías que ser, 1953 de Rafael Baledón, con Carmen Sevilla y Estrellita Castro, protagonistas femeninas, y unos cuantos actores españoles más: Àngel Garasa, Florencio Castelló y José Pidal, además de los autores del argumento: Luis y Janet Alcoriza.

Como dato añadido, durante este par de décadas encontramos numerosos nombres de actores y actrice españolas, además de los citados, como Emilia Guiú (exiliada en aquel país), Amparo Rivelles o Lola Flores, protagonista en varias producciones como: Pena penita pena (1953), Reportaje (1953), Los tres amores de Lola (1955), Limosna de amores (1955), La Faraona (1956), El gran espectáculo (1957), Sueños de oro (1957) o Maricruz (1957). En años posteriores: Échame la culpa (1958), María de la O (1958), La gitana y el charro (1963), De color moreno (1963). En total rodaría 11 películas en aquel país.

Durante el período que destacamos en el título, la industria del cine azteca imitaría el Star System de Hollywood, es decir, el «culto al actor/actriz››, al mismo tiempo que algunas directoras irrumpen con sus películas, si bien ese «techo de cristal›› ya lo habían superado, durante el periodo mudo, cineastas como Cándida Beltrán (El secreto de la abuela, 1928), Mimí Derba (La Tigresa, 1917) o las documentalistas hermanas Elhers. Con el apoyo estadounidense de la posguerra, se generó un auge sin precedentes del cine nacional, y los grandes estudios cinematográficos mexicanos apoyaron unánimemente el desarrollo de su cine. No fue una ayuda altruista y gratuita, por parte de la industria de Hollywood, cuestiones estratégicas, especialmente las relacionadas con mantener un control sobre México en una época en la que la influencia comunista de la Unión Soviética se cernía sobre la posición estratégica mexicana (y en general en todo el hemisferio latinoamericano). En este contexto surgen profesionales como Matilde Landeta, (1910-1999), Adela Sequeyro (1901-1992) o Mimí Derba.

La primera, guionista y directora, dirigió su primera película en 1948: Lola Casanova, un drama protagonizado por Meche Barba, en el que intervienen varios actores españoles (varios de ellos exiliados tras nuestra Guerra Civil), como José Baviera, Ernesto Vilches o Carlos Villarías. Siendo adolescente se aficionó al cine y en 1932 se inició en esta industria con la ayuda de su hermano, el actor Eduardo Landeta. Autodidacta, aprendió el oficio con directores como Emilio Fernández, Julio Bracho, Roberto Gavaldón, Agustín Delgado o Fernando de Fuentes. En un contexto tan masculinizado, experimentó la desigualdad de género y tuvo que luchar para demostrar sus aptitudes para el cine. Su segunda película La negra Angustias (1949), también sufrió un boicot similar al primero y Trotacalles (1951) su tercera película, le generó numerosos problemas sindicales que le imposibilitó volver a filmar hasta 40 años después. En 1957 recibió el premio Ariel en la categoría de mejor argumento por El camino de la vida. Fue dos veces presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas entre 1983-1994 y entre 1985 a 1986. En 1991 a los 78 dirigió su último largometraje, Nocturno a Rosario. En 1999 falleció en Ciudad de México a los 88 años de edad. Había intervenido como directora o guionista en varias decenas de películas.

Adela Sequeyro se inició como actriz durante la etapa del cine mudo, alternando toda su carrera con el periodismo. En 1923 protagoniza El hijo de la loca, de José S. Ortiz. Ya durante la etapa dorada aparece en películas como Más allá de la muerte (1936); La mujer de nadie (1937); Los misterios del Hampa (1945) del español Juan Orol (junto actores españoles como Francisco Jambrina, Antonio Bravo o Raúl Lechuga); La posesión (1950) de Julio Bracho (con actores españoles como Julio Villarreal, José Baviera, Francisco Jambrina, Jesús Valero o Rafael Icardo).

Fundó con su marido la cooperativa «Carola›› produciendo en 1937 la película La mujer de nadie de la que fue actriz, guionista y directora y en la que intervino el actor catalán Joaquín Coss. En este drama trata de las desventuras de las que era víctima una joven y atractiva mujer que huye del maltrato de su padrastro. El gran crítico de cine Emilio García Riera (exiliado, de origen español) destaca la parte artística de la cinta en su libro Historia documental del cine mexicano. Entre 1923 y 1950 Adela Sequeyro participó en 16 películas entre 1923 a 1950. Dirigió tres cintas de las cuales también fue su guionista y productora (La mujer de nadie, Más allá de la muerte (1935) y Diablillos de arrabal (1940). Estuvo casada con Mario Tenorio y Fernando Rodríguez Prado y falleció en la ciudad de México a la edad de 91 años.

Se llamaba María Herminia Pérez de León, artísticamente Mimí Derba. Fue actriz, guionista, productora y directora de cine. Se inició como actriz de teatro en Cuba en una compañía de zarzuela y continuó con su carrera en México. En 1915 era ya una figura de primera fila, viajando a España con diversas compañías. En 1917, junto a Enrique Rosas, fundó la compañía Azteca Films, firma que produjo cinco largometrajes, entre ellos La tigresa, su primer trabajo como directora, con guion de la escritora y feminista mexicana Teresa Farias de Isasi. Trabajó también en radio y como periodista en varias publicaciones. Durante la Época de Oro​ intervino en más de 70 películas. Entre otras: Flor silvestre (1943), La mujer sin alma (1944), Cuando lloran los valientes (1947), Ustedes los ricos (1948), La malquerida (1949), Rosauro Castro (1950), La ausente (1951), Dos tipos de cuidado (1952) o Tú y mis hijos (1954). Trabajó con varios actores y actrices españolas que se habían exiliado tras la guerra como Conchita Gentil, Julio Villarreal, Raúl Lechuga, Manuel Fábregas, entre otros. Estuvo casada con Raúl de Alba Luna y murió en 1953 en Ciudad de México.

 

                                         Rosa M Ballesteros García

                         Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

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domingo, 18 de mayo de 2025

Alfonso Rodriguez Castelao

             ALFONSO RODRIGUEZ CASTELAO, PADRE DEL NACIONALISMO GALLEGO

                          MÉDICO, DIBUJANTE, LITERATO, POLÍTICO Y  REPUBLICANO

Fue un auténtico polifacético, al que se le considera creador del nacionalismo gallego, ejerció como narrador, ensayista, escritor, dramaturgo, pintor, político e incluso médico, actividad profesional a la que prestó escasa atención aunque constituyera la base de su formación personal y humanística.

Nació en Rianxo en 1886 y falleció en Buenos Aires en 1950. Con tres meses, su padre, Manuel Rodríguez Dios, emigró a Argentina, y con 9 años junto con su madre Joaquina Castelao Genme, emigraría él, retornando cinco años más tarde, en 1900 para iniciar sus estudios primarios en el Instituto General Técnico en Bachiller de Artes y luego de 1903 a 1909 estudió la Carrera de Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela.

Interesado ya en el dibujo por la lectura del semanario argentino “Caras y Caretas”, publica sus primeras caricaturas en Santiago y en Vigo, y en el Segundo y Tercer Salón de los Humoristas en Madrid, recibiendo en 1909 una medalla de oro por su tríptico “Unha festa na aldea” en la Exposición Nacional Gallega celebrada en Santiago. Incluso ilustra una novela de Sofía Casanova “La princesa del amor hermoso”, la primera mujer española periodista corresponsal de guerra.

Durante su estancia de doctorado en Madrid colaboró como ilustrador en la publicación ”El cuento semanal” y al volver a Santiago se especializa en Obstetricia, que ejerce brevemente en su pueblo natal, e ingresa en el partido conservador local y colabora en la fundación del semanario “El Barbero Municipal” donde vierte sus primeras críticas al régimen de caciques gallego. Continua haciendo exposiciones y dando conferencias sobre las caricaturas en varias ciudades gallegas y colaborando con múltiples publicaciones. Obtiene una medalla en la Exposición de Bellas Artes de Madrid y pierde la visión a causa de un desprendimiento de retina del que se recupera aunque le supone un duro lastre el resto de su vida.

En 1916 obtiene por oposición un puesto en el Instituto Geográfico Estadístico en su delegación de Pontevedra y una plaza de profesor de dibujo en el Instituto local de 2ª Enseñanza. En esta capital vivió durante 20 años siendo uno de los fundadores de las Irmandades da Fala y comienza a colaborar con el periódico madrileño “El sol”, y consigue la dirección artística de la revista “Nos” (nosotros) centro de la vida cultural y política de Galicia hasta 1936. Con una beca de la Junta de Ampliación de Estudios viajó para estudiar arte a Francia, Bélgica y Alemania. En 1926 fue nombrado académico de número de la Real Academia Gallega.

En 1928 sufre la muerte de su hijo de 14 años, habido de su matrimonio con Virxinia Pereira. Marcha con otra beca de la JAE a Bretaña a estudiar los cruceros bretones que trasladaría a un libro (“Los cruceros de piedra en la Bretaña”) y al volver forma parte del primer patronato del Museo de Pontevedra. En 1931 es elegido diputado galleguista para las Cortes Constituyentes de la II República y contribuye a formar el partido galleguista. En 1934 es desterrado por el Gobierno Lerroux trasladándolo a Badajoz, lugar que siempre aborrecería hasta 1936 en que pudo volver para ser elegido de nuevo diputado por el Frente Popular, luchando por el sí al Estatuto de Autonomía de Galicia que fue aprobado en Junio de 1936.

Toda su obra tanto literaria, como ensayística y de dibujos está llena de una crítica mordaz, humor ácido o humor gallego, cuya expresividad pone de manifiesto a un gallego europeizante que busca una cultura propia gallega pero sin ser localista. Entre sus obras destacan “Cousas” (1926), “Os dous de sempre” (1934), “Retrincos” (1934), “Las cruces de piedra en Galicia” (1949), “Sempre en Galicia” (1944), “Os vellos no deben enamorarse” (1941).

Estallada la guerra civil se instala primero en Valencia y luego en Barcelona, y se exilia en Nueva York en 1938 y en la Habana en 1940. Fue presidente del Consejo de Galicia en Montevideo y Ministro sin Cartera en el Gobierno de Giral en el exilio en Paris, en donde vivió hasta 1947. Nunca abandonó su actividad artística, como lo que prueba su álbum “Debuxos negros”) dedicado a resaltar la cultura de la gente de color.

Falleció en 1950 a los 64 años de edad en el Sanatorio del Centro Gallego de Buenos Aires, siendo enterrado en el Cementerio de la Chacarita. Con este motivo el Gobierno franquista hizo saber que la noticia de su muerte solo podría darse en páginas interiores y a una columna. Caso de insertar fotografía no será de ningún acto político. Se elogiaran únicamente sus características de humorista, literato y caricaturista. Se podrá destacar su personalidad política siempre que se diga que fue errada y que se espera de la misericordia de Dios el perdón de sus pecados. No se mencionará su libro “Sempre en Galicia” ni ningún dibujo de la guerra civil.

Fue homenajeado por primera vez en 1964 en el segundo “Día de las letras  Gallegas” y en 1983 se inauguró el primer monumento en su honor. En 1984 sus restos fueron trasladados a Galicia donde descansan en el Panteón de Gallegos Ilustres en el monasterio de Santo Domingo de Bonaval. En 2011, la Junta de Galicia declaró su obra como “Bien de Interés Cultural”. Y en 2016 la Real Academia Gallega de Bellas Artes le dedicó el Día de las Artes Gallegas por los extraordinarios méritos artísticos de su obra.

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                                                                     Jesús Lobillo Ríos

                                              Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                            “benaltertulias.blogspot.com”

 

Bibliografía

Fernández T., Tamaro E.-“Biografía de A. R. Castelao”. Biografías y Vidas. 2004.

Moreno V, Ramírez M, Oliva C, Moreno E.-“Castelao”. Buscabiografias.com. 2025

Guerra F.-“La medicina en el exilio republicano”. Universidad de Alcalá 2003