SIRENAS
RECOLECTORAS
Aunque pueda resultar increíble, las
sirenas, esos seres mitológicos que aparecen en obras como La Odisea,
existen en la realidad y atienden por distintos nombres ̶ «amas»,
japonesas o «haenyeo» coreanas ̶, ambas, con un mismo significado: buceadoras o
mujeres del agua. Por descontado que estas mujeres no cantan (que se sepa) para
atraer y enamorar funestamente a intrépidos navegantes.
La tradición milenaria de
estas «sirenas» contemporáneas se remonta en algunos casos, como el de las
buceadoras de la isla coreana de Jeju, al año 434. En origen fue una profesión
de hombres, con algunas excepciones cuando las esposas acompañaban al marido,
si bien no se tiene noticia escrita del hecho hasta el siglo XVII (ergo…lo
que no se nombra, no existe). Un siglo después se sabía que ya eran mayoría en
ejercer esta difícil y peligrosa profesión para la que, científicamente, las
mujeres están más dotadas por su condición fisiológica, ya que poseen una mayor
grasa subcutánea, lo que les hace más aptas para soportar las frías aguas del
profundo mar de Corea en las que se sumergen. De esos mismos años existe un
documento en el que se registra la imposición de un tributo (en especie)
consistente en una especie de molusco de nombre haliotis, tributo que se
pagaba una vez seco. Algunos expertos aventuran que es quizás la imposición de
este tributo lo que determinaría la especialización femenina, aprovechando la
ya citada condición fisiológica. Este tributo desaparecería con la anexión por
parte de Japón de la isla.
Desde 1903 las «haenyeo»
empezaron a ser contratadas para trabajar en Japón, donde coexistieron con las «amas»
niponas que extendían sus capturas a las no comestibles perlas. Según datos
obtenidos del libro La isla de las mujeres del mar, escrito por Lisa
See, una de estas sirenas puede bucear “desde el amanecer hasta el almuerzo
recolectando erizos de mar y luego pasar el resto del día abriéndolos”.
Siguiendo a esta autora, por una jornada completa se suele ganar unos 17.000
yuanes (unos 17 dólares). Estas buceadoras, algunas octogenarias, se sumergían
hasta diez metros de profundidad, sin máscaras de oxígeno, para conseguir sus
presas: mariscos o erizos de mar- Para llegar a conseguirlo, entrenaban desde
los diez años, e incluso menos, para bucear a profundidades de hasta 20 metros
y aguantar la respiración hasta dos minutos bajo el agua. Su entrenamiento era
de unos siete años, y hasta entonces no es considerada una «haenyeo» de pleno
derecho.
Un par de datos al
respecto de estas buceadoras. Como es
natural, sus atuendos, a la hora de sumergirse, han ido evolucionando. A
principios del siglo pasado se incorporaron las gafas de buceos y las
ancestrales prendas de algodón se cambiaron, a partir de los años 70, por el
uso de trajes acuáticos. Visto desde un punto de vista crítico, era una forma
de mantener la industria más próspera no matando a la “gallina de los huevos de
oro”. En este sentido, la utilización de los trajes de neopreno se tradujo en
que las buceadoras podían alargar sus jornadas, permaneciendo en el agua de
cinco a seis horas en una sola inmersión, “incluso durante el invierno”. El
cambio llegó más lejos. En un estudio publicado este mismo año con una muestra
de treinta buceadoras (con una media de edad de 65 años) se observaron algunas
adaptaciones fisiológicas y genéticas, determinadas por la práctica, durante
generaciones, del buceo en apnea y aguas gélidas, traducidas en bradicardias
pronunciadas durante el buceo, así como una variación con selección positiva en
un gen asociado a la tolerancia al frío.
Estas mujeres-sirena
coreanas son conocidas por su espíritu independiente, lo que puede
representarse como una estructura familiar semi-matriarcal si tenemos en
cuenta, especialmente, que, a comienzos de la década de 1960, representaban el
60 % de los ingresos pesqueros de Jeju, mientras entre los maridos existía importantes
tasas de desempleo.
Sobre estas peculiares
sirenas la televisión surcoreana, estrenaría una serie dramática, dirigida por
Kim Won-seok, titulada Si la vida te da mandarinas, estrenada en nuestro
país en marzo de este año[i],
en la que se rinde homenaje y se narra la vida de Hong Kyung-ja, una luchadora
que, huérfana desde niña, tuvo que compaginar su trabajo como buceadora con sus
estudios. La serie resalta su inteligencia y su capacidad de liderazgo que la
llevaría hasta la jefatura de pesca en la ciudad de Hansu. Hong ganó el premio
al Nuevo Líder Pesquero, convirtiéndose en la primera mujer en recibir este
reconocimiento y clave para mejorar las condiciones del gremio. Gracias a su
tesón la UNESCO reconociera en 2016 a las mujeres «hanyeo» como parte del
Patrimonio de la Humanidad.
En la serie, la actriz
coreana Lee Ji-eun da vida a nuestra mítica sirena.
María R.
Ballesteros García
Vicepresidenta del Ateneo Libre
de Benalmádena.
“benaltertulias.blogspot.com”
[i] Se estrenó en la plataforma
Netflix entre el 7 y el 28 de marzo de 2025, dividida en cuatro partes de
cuatro capítulos cada una, correspondientes a las cuatro estaciones del año