VOLVER A
LA PACHAMAMA
Parece haber consenso en los círculos de poder acerca de
que los proyectos para salvar la especie de la extinción debida al cambio
climático deben enfocarse hacia el exterior. Los sabios hablan de colonizar
planetas a donde escapar del desastre que se avecina, pero hay razones para
pensar que ya es demasiado tarde. La tecnología necesaria para salir del
sistema solar avanza más despacio que la destrucción del medio y es seguro que
el tiempo se ha agotado. La salvación no está afuera sino aquí. La crecida
exponencial del calentamiento presagia alcanzar la temperatura crítica antes de
lo deseable y como pasa en las situaciones de emergencia lo práctico no es
buscar culpables sino encontrar soluciones. Los cálculos más optimistas prevén
un plazo máximo de cien años antes de que las condiciones ambientales empiecen
a ser incompatibles con sistemas esenciales para la supervivencia de la especie
humana. Es hora de volver a la Pachamama. Habrá que habilitar un ecosistema
subterráneo en el que refugiarse para mantener la vida durante el tiempo de
recuperación que pueden ser siglos e incluso milenios. Prepararse para un
periodo largo, cavar pasadizos, construir habitáculos con sistemas de
depuración de basura que eviten que se repita el bucle de contaminación que ha
llevado al inminente colapso.
Una primera consecuencia será la desaparición natural de
una franja amplia de población. Ancianos, personas débiles y enfermos
sucumbirán sin poder ser enterrados sembrando de carroña la caliente superficie
terrestre. Se producirán grandes catástrofes en ciudades saturadas siendo la
esperanza las zonas de selva, sobre todo, en África como al principio. Bajo las
raíces se podrá construir un hábitat húmedo para el cultivo de vegetales que no
necesiten luz como setas, trufas y el cereal marino que acompañarán en la dieta
a lombrices e insectos. La energía no será problema porque se dejarán encendidas
centrales térmicas, eólicas y fotovoltaicas antes del retiro. Será
imprescindible utilizar sólo material biológico que vertido al exterior junto a
los excrementos proporcionará el abono necesario para la recuperación de una
flora adaptada a nuevos ciclos. La larga permanencia en el subsuelo borrará las
diferencias que los distintos grados de exposición a la luz solar ha causado en
la piel de los humanos confluyendo en un timbre albino y lampiño.
Con el
tiempo se llegarán a construir grandes ciudades subterráneas con medios de
transporte, locales de ocio, estadios y parque temáticos como ocurre en la vida
al aire libre. A la segunda generación les parecerán fabulosas las historias
del pasado celeste como ocurre hoy al evocar leyendas cavernarias. Cuando el
sol cueza los plásticos, aceros y pesticidas con los que la civilización ha
envenenado la Naturaleza y se suavice el clima, la gente empezará a salir para
conquistar de nuevo la faz de la Tierra, advertida de que colaborar rinde más
que confrontar.
Salvador Peran Mesa
Ex
Profesor Titular de Bioquímica
“benaltertulias.blogspot.com”