Raff Vallone: La otra cara de Jano
Hace unos meses, entre los artículos que
publiqué dedicados a personajes del cine: Conchita Montenegro, Betsy Blair, Mae
West, Theda Bara, Jeanne Roques, Josephine Baker o Maureen O´Hara, todas ellas
actrices, es verdad, añadí a dos actores: el norteamericano Paul Robeson:
universitario, políglota, activista y negro en una época en que el pigmento de
la piel era socialmente determinante en todos los aspectos, y a un ingeniosísimo
judío ucraniano llamado Kaspar Brandhofer que consiguió burlar el acoso de los
nazis. Con estas pocas frases, lo que quiero destacar es que tanto las actrices
citadas, como Paul o Kaspar, no solo fueron actores y actrices de éxito, y que
sus biografías descubren aspectos que nada tienen que ver con su faceta
profesional: compromiso social o político, personalidad, carácter
reivindicativo, inteligencia, empatía, humanidad… En definitiva, lo que intentaba
transmitir con estas pequeñas reseñas era destacar y poner en valor otras
facetas (esa doble cara de Jano)[1] que
casi siempre quedan a la sombra del brillo de focos y candilejas.
Por
otro lado, cuando intento definir el feminismo siempre me refiero a un
movimiento social que lucha por los derechos y las libertades de toda la
humanidad, mujeres y hombres, conciliador y no excluyente, lo que me llevó a
reflexionar que entre todas estas pequeñas biografías sólo había destacado, a
título individual, dos dedicadas a varones (actores), así que entonando un “mea
culpa”, para nivelar la asimetría[2],
me dispongo a sacar a la luz a otro actor extraordinario: el italiano Raffaello
Vallone, conocido con el nombre artístico de Raf Vallone.
Raf,
nacido en Calabria en 1916, era hijo de un abogado y de una dama de la
aristocracia calabresa. Como su colega, el norteamericano Robeson, fue
deportista profesional[3],
universitario (estudió Filosofía y
Letras), políglota y activista como miembro de la resistencia durante la
Segunda Guerra Mundial. Al estallar la guerra, abandonó el futbol para trabajar
como periodista y crítico de cine y teatro del diario turinés La Stampa y editor de la sección
cultural de L'Unità, publicación del
partido comunista del Piamonte italiano, a pesar de que él nunca militó por su
rechazo al estalinismo.
Vallone
llegó al cine por casualidad mientras realizaba un reportaje para su periódico.
Su primera película como actor fue en 1942 en la película dirigida por Goffredo
Alessandri Los que vivimos, con
argumento basado en la obra homónima de 1936 de la filósofa y escritora de
origen ruso Alissa Zinovievna Rosenbaum (Ayn Rand), nacionalizada
estadounidense y muy controvertida ―fue tildada como reaccionaria, por los
liberales, revolucionaria por los conservadores, pro-capitalista por los
comunistas y atea por la Iglesia―. La película, protagonizada por estrellas del
momento como Alida Valli y Rossano Brazzi, es un retrato del impacto que tuvo
la Revolución rusa para un grupo de seres humanos en clave de drama romántico.
Raf intervino con un pequeño papel secundario. Sin embargo, su fama como actor
le llegó en 1949 con la película Arroz
amargo, un clásico del neorrealismo italiano dirigido por Giuseppe de
Santis, junto a Vittorio Gassman y Silvana Mangano. El argumento: una mezcla de
mensaje político, melodrama, cine negro y documental antropológico. Vallone da
vida a Marco Galli, un militar licenciado de carácter pacificador. Otra de las películas
en las que intervino durante la época neorrealista fue Roma ore 11 (1952) de Mario Camerini, un drama urbano que pone en
el centro de la historia a un grupo de mujeres desempleadas. Otras películas de
la época fueron El camino de la esperanza
(1950) de Pietro Fermi, Los héroes del
domingo (1952), de nuevo con Camerini,
y La playa (1953) de Alberto
Lattuada, que también lo dirigió en Ana
(1951), junto a Silvana Mangano y Vitorio Gassman y Guendalina (1956), en la que tuvo como pareja a Sylvia Koscina.
Como
ya apuntaba, su poliglotismo le sirvió para no ser doblado (él lo impuso) en
películas francesas, entre otras, Thérèse
Raquin (1953), una adaptación de la novela homónima de Zola, como el prota
masculino “Laurent” y Simone Signoret como su oponente femenina. También en
inglés y como actor de teatro (quienes lo conocieron aseguran que este fue su
verdadera pasión), intervino en obras como La
Duchesse d'Amalfi de John Webster. En teatro encarnó a Woyzeck, de Georg Büchner o Bodas
de sangre, de Federico García Lorca y llegó a ser un divo de Hollywood donde
intervino en películas como El Cardenal
(1963), La carte del Kremlin (1970) o
El gran duelo (1971), entre otras, o
en coproducciones como Fedra (1962)
dirigida por el francés Jules Dassin y coprotagonizada por la actriz griega
Melina Mercouri, esposa de Dassin.
También es España
intervino en producciones como Los ojos
dejan huella (1952) una joya del cine negro dirigida por Sáez de Heredia,
con Elena Varzi, su mujer en la vida
real, a quien conoció durante el rodaje de Il
Cristo proibito (1951) de Curzio Malaparte; La venganza (1957), de Juan Antonio Bardem (una película realizada
contra la censura que quería impedir su mensaje de “reconciliación nacional”
implícito); La violetera (1958), de
Luis Cesar Amadori, todo un éxito, al lado de Sara Montiel o El Cid
(1961) de Anthony Mann, con Sofía Loren, que no fue su único personaje español:
Goya, Cristóbal Colón o el Greco (de origen griego, como se sabe, pero que
vivió y murió en Toledo) fueron algunos de estos. También dio vida a personajes
históricos como el Papa Alejandro VI, que por cierto era valenciano, de Játiva,
Giuseppe Garibaldi, Tomás Moro o el Cardenal Lamberto en El
Padrino.
En 1953 ganó el Oso de
Plata del Festival de Berlín, fue nominado al Oscar y ganó el Premio David di
Donatello al mejor actor por Panorama
desde el puente (1961) de Sidney Lumet. Fue condecorado Cavaliere di Gran
Croce Ordine al Mérito della Repubblica Italiana en 1994. Asimismo trabajó como
director de ópera, en Turín (“Norma”, de Bellini), en el Metropolitan Opera de
Nueva York y la Opera de San Francisco (“Adriana Lecouvreur”), junto a Plácido
Domingo, en 1983, entre otras.
Raf Vallone estuvo
casado desde 1952 hasta su muerte con la actriz italiana Elena Varzi con quien
tuvo tres hijos, dos de ellos actores. Se retiró de la actividad en 1995 y
murió en 2002 Un año antes, en 2001, publicó sus memorias: El alfabeto de la memoria.
Vallone, un verdadero
intelectual, fue traductor de los versos latinos de Catulo de Verona, además de
un artista polifacético y un profesional serio que, como otros de nuestros
biografiados Fritz Lang, André de Thot, Raoul Walsh, John Ford, Nicholas Ray o
Sam Fuller, todos ellos directores, perdió un ojo en un accidente ocurrido
sobre el escenario.
Como ciudadano,
socialmente comprometido, criticó el “individualismo ciego y agresivo en la
vida política y en la social”. Nunca llegó a encarnar el latin lover como Rossano Brazzi o Marcello Mastroianni. Todos los
biografiados citados rompieron los estereotipos que de ellos hemos fabricado,
cegados, seguramente, por su aura de estrellas.
Rosa M.
Ballesteros Garcia
Vicepresidenta del Ateneo
Libre de Benalmádena
“benaltertulias.blogspot.com”
“ateneolibredebenalmadena.com”
[1]
Un héroe cultural de la mitología romana, en línea con el Prometeo griego.
[2]
No obstante, y en mi descargo, se publicó hace tiempo un artículo mío en el que
trato el caso de varios directores de cine que también perdieron un ojo durante
algunos de sus rodajes.
[3]
Jugó en el equipo de fútbol del Torino Club en la primera división (1938-39).