domingo, 25 de abril de 2021

LA INCOMUNICACIÓN

                                                 LA INCOMUNICACIÓN

 

 Sí, es cierto  que el teléfono nos ha dado una libertad de movimientos impensable hace apenas unos años.  Ahora las distancias no existen, todos nos podemos ver en cualquier momento y lugar a través de su ventana mágica. Familias y amigos formamos un coro de conversaciones y todo eso al momento sin tener que desplazarnos.

Ahora bien, esta maravilla trae consigo un peaje. Ya no se hace necesaria la cercanía pero desaparece el lenguaje de los gestos,  la mirada, la entonación de la voz, nos vamos acostumbrando a unas cortas frases en el whatsapp o unos minutos por video. Incluso el personal se relaciona por móviles estando sentados en una misma terraza (a los jóvenes les chifla). El teléfono desinhibe y es más atractivo

Los adelantos informáticos van dejando por el camino los trastos viejos. La pandemia nos ha empujado definitivamente a todos a ésta nueva realidad, los escolares en institutos o también universitarios realizan telemáticamente los trabajos. Incluso realizan reuniones de amigos en internet. La adición que ha creado es un problema en todos los ámbitos de la sociedad.

Todo esto  empezó con alevosía incluso mucho antes de la aparición de los móviles. Cuando se pusieron de moda las discotecas, los chicos dejaron de comunicarse, el alto voltaje de la música se lo impedía. Ya no hablaban de su futuro o de cómo funcionaban las universidades, si se sentían manipulados o no por el sistema.

En los bares se instalaron grandes televisores que daban a todas horas partidos de futbol a todo volumen con lo cual se acabaron las tertulias entre vecinos. Todas las conversaciones han cesado solo se oyen gritos y gruñidos al compás de la voz del locutor que les va diciendo lo que está bien o mal y con el que hacen piña.  

En la actualidad a los individuos les ha crecido un nuevo apéndice ¡un móvil! ,  con la necesidad creada de no apartar los ojos de su pantalla, da igual si cruzan una calle o embisten a otra persona cuando no a una farola.

Y en estos momentos que hasta los bebés están enganchados al móvil de mamá o a la tablet. Es muy socorrido les das el artilugio  en el restaurante o durante unas horas en casa y ya no hay niños. ¡Que felicidad! Pero, ¡ah! cuando comprobamos con horror cómo los niños prefieren la tablet a salir a jugar con la bici, o reunirse con amigos, ya es tarde

Los niños se comunican con los demás mediante el juego. Es importante que se reúnan y que aprendan por sí mismos la analítica de la vida con  la observación de lo que hacen los demás, aprendizaje que tan  valioso ha sido para la humanidad  durante nuestra vida en el planeta tierra.

Se ha creado la incomunicación entre el personal. Ya nadie se reúne para cuestionar lo que nos pasa al colectivo   y esto es grave, así la manipulación está servida. Los medios campan a sus anchas y entre bulos y futbol ¡nadie se entera de nada! Y todos tan contentos con las cuestiones ya deglutidas por otros y sin tener que molestarnos en pensar por sí mismos ni cuestionar nada

Hoy día todo lo recibimos procesado así es más cómodo y podemos seguir el pensamiento de otros sin pararnos a analizar toda la desinformación que nos entra a través del móvil. Se ha convertido en un instrumento muy eficaz, capaz de mover a las masas que como rebaño obediente se desplazan al sitio que las convoquen muchas veces sin plantearse las consecuencias, tanto da si para un botellón o para hacer bulto en una manifestación. El móvil manda y ordena. Se ha creado todo un sistema de control que además es aplaudido y amado.

Si analizamos el resultado nos damos cuenta que la comunicación que nos han vendido no es tal, incluso en los hogares cada sujeto está con la nariz pegada al móvil o al PC.

Han logrado sin violencia ninguna la total incomunicación, es decir, la anulación de la personalidad.

 

                Lola Recio Barba. Diplomada en Artes. Pintora.

                           El Ateneo Libre de Benalmádena

                              “benaltertulias.blogspot.com”