jueves, 24 de febrero de 2022

tertulia del 2 de marzo de 2022


 

 





Nadie piensa que pueda tener un infarto, que el corazón, ese órgano tan magnífico, pueda dejar de funcionar de repente. Pero sucede así, en el momento más inoportuno y con el pie cambiado.

El infarto de miocardio es cada vez más frecuente. Las causas pueden ser genéticas y también ambientales, las cuales contribuyen a padecer un infarto a lo largo de la vida. El estilo de vida actual con su sedentarismo, malos hábitos alimenticios, stress, contribuye.

Pero, también es cierto que hoy en día, las personas que superan una crisis cardíaca pueden rediseñar su estilo de vida controlando los factores de riesgo, pueden volver a sentir su cuerpo, cuidarlo, acotar lo importante de la vida y así prevenir un segundo infarto.

La rehabilitación ayuda enseñando el camino, pero es necesario “querer de verdad” un cambio de vida para superar con éxito la crisis.



  Francisco Marín Urrutia es Ldo. en Medicina y especializado en Medicina Física y Rehabilitación        

Tertulia del 23 de febrero de 2022

                                REFELEXIONES ESCÉPTICAS SOBRE  EL DÍA DE ANDALUCIA

Juan Rafael Fernández García expuso  sus ideas sobre Andalucía ante un auditorio de 26 asistentes 

















domingo, 20 de febrero de 2022

Llorona

Antropología de “La Llorona”

 

Hace unos días, en el grupo de whatsapp que mantenemos, una de las socias nos envió una versión conmovedora de la famosa canción de origen mexicano “La Llorona”. Digo que es una versión porque el tema se hizo tan “viral”, en términos actuales, que es prácticamente imposible contabilizarlas; según la investigadora Flora Botton-Burlá llegó a recopilar hasta 121 coplas (Coplas de “La Llorona”)[1] relacionadas con este mito, recogido en el folklore hispano hablante y que al parecer se introdujo con la conquista colonial.

Para explicar el origen de la leyenda de la Llorona, los estudios han propuesto tres hipótesis principales: un enfoque literalista (los hechos ocurrieron realmente)[2]; un abordaje evemerista[3], o un enfoque parabólico con intención de dar voz a sectores silenciados, es este caso, los indígenas durante la Conquista y la colonización.

Todo esto, aunque resulte extraño, nos lleva a la antigua Grecia y a los mitos, que no son sino narraciones que expresan ideas ancestrales de un pueblo “acerca del mundo en el cual vive”, y que encierran en si una función pragmática. En otras palabras, que son la base de ciertas estructuras sociales y acciones, y que bien pueden explicar el ejemplo que se propone con “La Llorona”, objeto de reelaboración literaria de un mito ancestral que no ha desaparecido, y que forma parte de los mitos morales que han sido objeto de estudios de antropólogos y mitólogos.

Decíamos que este mito habría sido introducido por los conquistadores españoles que llegaron en el siglo XV, y de ello podríamos poner algunos ejemplos de cómo se mezclan en el crisol las diversas culturas. En uno de los versos que componen la famosa canción dice:

Ay de mí, Llorona,

Llorona de ayer y hoy;

ayer maravilla fui, ay Llorona,

y ahora ni mi sombra soy.

 

Si lo comparamos con unas letrillas de Luis de Góngora podremos comprobar cuál puede ser el resultado de esta mezcla:

Aprended, flores, en mí

lo que va de ayer a hoy,

que ayer maravilla fui,

y hoy sombra mía aun no soy.

 

Estiman los estudiosos del Estructuralismo que bajo una aparente narración el mito revela significados en su estructura profunda. Unas estructuras que ya estaban vigentes en la antigua Grecia a través de mitos como son los casos de Medea, quien asesinó a sus propios hijos en venganza por el abandono de su esposo, Jasón, por otra mujer; o el de Lamia, madre de varios hijos de Zeus, asesinados por la esposa de este, la vengativa Hera, hastiada de las constantes infidelidades de su marido. Lamia vagaba desde entonces lamentándose por la pérdida de sus hijos y devorando a los niños de otras madres.

Pero como apuntaba, todo remite a unos principios generales de la historia y por ello otras mitologías, como la celta, recoge a un espíritu femenino llamado “banshee”, (o alma en pena) o la “Ploranera” del folklore catalán. También en África existen varias culturas yorubas que asocian el viento como una mujer que recorre los ríos lanzando pavorosos lamentos y buscando a sus hijos asesinados. Al parecer este mito fue introducido en los Estados Unidos por los esclavos africanos.

Y el mito rueda y se esparce por China con la aparición de una mujer vestida de blanco ―como todas las féminas lloronas de las distintas mitologías―que llora y se lamenta. También en las leyendas de los países orientales, como Japón, existen las “onryo”, ataviadas con kimono, naturalmente blanco, espíritus vengativos, generalmente víctimas de los caprichos masculinos; en las Filipinas existen dos leyendas similares a la de la Llorona: el fantasma de una sirena aúlla en el mar por las noches lamentando el asesinato de sus hijos por un pescado o la conocida como “Mujer blanca” que sale entre la niebla entre grandes alaridos En la mitología malaya e indonesa, existe la “Pontianak”, el fantasma de una mujer que murió al dar a luz y que se venga de los hombres y roba a las madres sus bebés recién nacidos.

La historia tiene varias interpretaciones. Desde el punto de vista literal, el mito de la Llorona es la condena unánime a la mujer desnaturalizada que, desobedeciendo los consejos de su madre, hace pagar a su hijo el engaño del que ha sido víctima por parte de su verdugo. La Llorona es la mujer que, por renunciar a su función maternal, es escarmentada con un castigo terrible que debe sufrir para toda la eternidad, como ejemplo para las mujeres y madres futuras. En la historia de este personaje se ha querido ver el comportamiento que la sociedad masculina de la época colonial exigía de la mujer en general y de las indígenas en particular, que involucra un castigo por el incumplimiento del rol exigido de la maternidad asignado por su condición de mujeres. No cumplir con esta tarea sociocultural solamente podía significar la locura, la muerte y la pena. La Llorona es un espíritu errante y sufriente por haber cometido el pecado más grave de una madre: matar a su hijo.

De las distintas variaciones, en México, por ejemplo, el mito es asociado con la diosa prehispánica Tenpecutli, que purgaba una pena por haber ahogado sus hijos en un río; Mictlancíhuatl, que seducía y perdía a los hombres mujeriegos y borrachos llevándolos al suicidio, o la conjunción de tres diosas: Cihuacóatl, Teoyaominqui y Quilaztli, representada como una mujer vestida de blanco que lloraba por sus hijos extraviados. Escucharla era un mal presagio. La presencia de seres fantasmales que lloran en los ríos por motivos diversos es una característica recurrente de la mitología de los pueblos mesoamericanos. En el caso particular de México, el personaje de la Llorona es signo de identidad nacional y Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México. Junto con “La Adelita” y “La cucaracha”, se convirtió en un canto popular muy utilizado, pero a diferencia de las demás, existen muchas versiones, cada una con letra distinta, como ya apuntamos.

La canción ha sido interpretada por decenas de cantantes, si bien fue Chavela Vargas, quien hizo de la pieza su canción insignia proyectándola a nivel internacional. Entre los intérpretes no mexicanos se encuentran Joan Báez, Nana Mouskouri, Raphael, Lhasa de Sela y Rosalía.

Salías de un templo un día, Llorona

Cuando al pasar yo te vi

Hermoso huipil llevabas, Llorona

Que la virgen te creí

Ay, de mí Llorona, Llorona, Llorona

De un campo lirio

El que no sabe de amores, Llorona

No sabe lo que es martirio

No sé qué tienen las flores, Llorona

Las flores de un campo santo

Que cuando las mueve el viento, Llorona

Parece que están llorando

Ay, de mí Llorona, Llorona, Llorona

Llévame al río

Tápame con tu rebozo, Llorona

Porque me muero de frío

Dos besos llevo en el alma, Llorona

Que no se apartan de mí

El último de mi madre, Llorona

Y el primero que te di

El último de mi madre, Llorona

Y el primero que te di, ay

Yo te di

Tápame con tu rebozo, Llorona

Porque me muero de frío

 

 

Rosa M Ballesteros Garcia

                             Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                            “benaltertulias.blogspot.com”

                                        “ateneolibredebenalmadena.com”



[1]Publicadas en 1992 por el Colegio de México en el libro Estudios de folklore y literatura dedicados a Dolores Roig.

[2] Una mujer mató a sus hijos y a partir de allí, la historia se fue transmitiendo hasta convertir a la mujer en fantasma y a la historia en leyenda.

[3] En este caso, el mito se superpone sobre una historia real con referentes concretos (es el caso, por ejemplo, en el que el mito de la diosa Cihuacóatl se superpone con la historia de la Malinche);