LA EDAD
DE ORO DEL CINE MEXICANO
DIRECTORES Y PRODUCTORAS
La llegada del cine a México se produjo
casi desde sus inicios a final del siglo XIX, siendo sus introductores Gabriel
Veyre y Ferdinand Von Bernard, operadores enviados por los hermanos Lumière,
inventores franceses de este nuevo entretenimiento. El primer documental allí
producido fue el titulado Riña de hombres en el Zócalo en 1897 y el
primer largometraje no hablado, el drama histórico: Los libertadores de
México, dirigido en 1916 por Carlos Martínez Arredondo. Hasta 1929 no se
produce la transición del cine mudo al hablado con la película de Miguel
Contreras Torres El águila y el nopal, en la que intervino la actriz
madrileña Eugenia Galindo (1867-1978), conocida artísticamente como «La Negra
Galindo››. En ella se relata la leyenda de la fundación de la Ciudad de
Mexico-Tenochtitlan por los antiguos mexicanos, y el origen del emblema que
lleva su actual bandera nacional que sirve para dar título a la película.
La
etapa dorada del cine azteca se inicia en 1936 con la película Allá en el
Rancho Grande, un drama romántico de Fernando de Fuentes (donde interviene
el actor español Manuel Noriega) y culmina dos décadas después, en 1956-57 con
el estreno de La escondida de Roberto Gavaldón, con la famosa María
Félix (en el reparto, el español Carlos Agostí). Otros títulos de esta época: Escuela
de vagabundos, 1955 de Rogelio A. González; Si Adelita se fuera con otro,1948
de Chano Urueta o Gitana tenías que ser, 1953 de Rafael Baledón, con Carmen
Sevilla y Estrellita Castro, protagonistas femeninas, y unos cuantos actores
españoles más: Àngel Garasa, Florencio Castelló y José Pidal, además de los autores
del argumento: Luis y Janet Alcoriza.
Como dato añadido,
durante este par de décadas encontramos numerosos nombres de actores y actrice
españolas, además de los citados, como Emilia Guiú (exiliada en aquel país),
Amparo Rivelles o Lola Flores, protagonista en varias producciones como: Pena
penita pena (1953), Reportaje (1953), Los tres amores de Lola
(1955), Limosna de amores (1955), La Faraona (1956), El gran
espectáculo (1957), Sueños de oro (1957) o Maricruz (1957).
En años posteriores: Échame la culpa (1958), María de la O
(1958), La gitana y el charro (1963), De color moreno (1963). En
total rodaría 11 películas en aquel país.
Durante el período que
destacamos en el título, la industria del cine azteca imitaría el Star
System de Hollywood, es decir, el «culto al actor/actriz››, al mismo tiempo
que algunas directoras irrumpen con sus películas, si bien ese «techo de
cristal›› ya lo habían superado, durante el periodo mudo, cineastas como
Cándida Beltrán (El secreto de la abuela, 1928), Mimí Derba (La
Tigresa, 1917) o las documentalistas hermanas Elhers. Con el apoyo
estadounidense de la posguerra, se generó un auge sin precedentes del cine
nacional, y los grandes estudios cinematográficos mexicanos apoyaron unánimemente
el desarrollo de su cine. No fue una ayuda altruista y gratuita, por parte de
la industria de Hollywood, cuestiones estratégicas, especialmente las
relacionadas con mantener un control sobre México en una época en la que la
influencia comunista de la Unión Soviética se cernía sobre la posición
estratégica mexicana (y en general en todo el hemisferio latinoamericano). En
este contexto surgen profesionales como Matilde Landeta, (1910-1999), Adela Sequeyro
(1901-1992) o Mimí Derba.
La primera, guionista y
directora, dirigió su primera película en 1948: Lola Casanova, un drama
protagonizado por Meche Barba, en el que intervienen varios actores españoles
(varios de ellos exiliados tras nuestra Guerra Civil), como José Baviera,
Ernesto Vilches o Carlos Villarías. Siendo adolescente se aficionó al cine y en
1932 se inició en esta industria con la ayuda de su hermano, el actor Eduardo
Landeta. Autodidacta, aprendió el oficio con directores como Emilio Fernández,
Julio Bracho, Roberto Gavaldón, Agustín Delgado o Fernando de Fuentes. En un
contexto tan masculinizado, experimentó la desigualdad de género y tuvo que
luchar para demostrar sus aptitudes para el cine. Su segunda película La
negra Angustias (1949), también sufrió un boicot similar al primero y Trotacalles
(1951) su tercera película, le generó numerosos problemas sindicales que le
imposibilitó volver a filmar hasta 40 años después. En 1957 recibió el premio
Ariel en la categoría de mejor argumento por El camino de la vida. Fue
dos veces presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias
Cinematográficas entre 1983-1994 y entre 1985 a 1986. En 1991 a los 78 dirigió
su último largometraje, Nocturno a Rosario. En 1999 falleció en Ciudad
de México a los 88 años de edad. Había intervenido como directora o guionista
en varias decenas de películas.
Adela
Sequeyro se inició como actriz durante la etapa del cine mudo, alternando toda
su carrera con el periodismo. En 1923 protagoniza El hijo de la loca, de
José S. Ortiz. Ya durante la etapa dorada aparece en películas como Más allá
de la muerte (1936); La mujer de nadie (1937); Los misterios del
Hampa (1945) del español Juan Orol (junto actores españoles como Francisco
Jambrina, Antonio Bravo o Raúl Lechuga); La posesión (1950) de Julio
Bracho (con actores españoles como Julio Villarreal, José Baviera, Francisco
Jambrina, Jesús Valero o Rafael Icardo).
Fundó con su marido la
cooperativa «Carola›› produciendo en 1937 la película La mujer de nadie de
la que fue actriz, guionista y directora y en la que intervino el actor catalán
Joaquín Coss. En este drama trata de las desventuras de las que era víctima una
joven y atractiva mujer que huye del maltrato de su padrastro. El gran crítico
de cine Emilio García Riera (exiliado, de origen español) destaca la parte
artística de la cinta en su libro Historia documental del cine mexicano.
Entre 1923 y 1950 Adela Sequeyro participó en 16 películas entre 1923 a 1950.
Dirigió tres cintas de las cuales también fue su guionista y productora (La
mujer de nadie, Más allá de la muerte (1935) y Diablillos de arrabal (1940).
Estuvo casada con Mario Tenorio y Fernando Rodríguez Prado y falleció en la
ciudad de México a la edad de 91 años.
Se
llamaba María Herminia Pérez de León, artísticamente Mimí Derba. Fue actriz,
guionista, productora y directora de cine. Se inició como actriz de teatro en
Cuba en una compañía de zarzuela y continuó con su carrera en México. En 1915
era ya una figura de primera fila, viajando a España con diversas compañías. En
1917, junto a Enrique Rosas, fundó la compañía Azteca Films, firma que produjo
cinco largometrajes, entre ellos La tigresa, su primer trabajo como
directora, con guion de la escritora y feminista mexicana Teresa Farias de
Isasi. Trabajó también en radio y como periodista en varias publicaciones.
Durante la Época de Oro intervino en más de 70 películas. Entre otras: Flor
silvestre (1943), La mujer sin alma (1944), Cuando lloran los
valientes (1947), Ustedes los ricos (1948), La malquerida
(1949), Rosauro Castro (1950), La ausente (1951), Dos tipos de
cuidado (1952) o Tú y mis hijos (1954). Trabajó con varios actores y
actrices españolas que se habían exiliado tras la guerra como Conchita Gentil,
Julio Villarreal, Raúl Lechuga, Manuel Fábregas, entre otros. Estuvo casada con
Raúl de Alba Luna y murió en 1953 en Ciudad de México.
Rosa M
Ballesteros García
Vicepresidenta del
Ateneo Libre de Benalmádena
“benaltertulias.blogspot.com”