domingo, 15 de junio de 2025

La ilíada

                                                                  LA ILÍADA

                                               UNA EPOPEYA SIN PRECEDENTES

La fuerza de las ideas expresadas, escritas o no, constituyen un acicate imprescindible que impulsa el comportamiento de los seres humanos como si fueran un espejo en el que reflejar sus propias aspiraciones. Así personajes y pautas de comportamiento, como objetivos y metas a alcanzar, se extraen de los anaqueles literarios en los que quedan fijados los ideales de conducta de cualquier humano que se educa para vivir.

En la Ilíada, una epopeya de quince mil versos en hexámetros griegos, en la que se relatan cincuenta y dos días de una guerra sin cuartel entre griegos y asiáticos, están fijados para toda la posteridad las causas o excusas para semejante atrocidad, los modelos de comportamiento, elevados o rastreros, los pretextos y las nimiedades que originan y finalizan las grandes tragedias.  

Podemos decir que desde mucho antes de que comenzara la existencia, desde muchísimo antes de que se comenzara a escribir, allá por los albores de los siglos XIII-XII a. C., en pleno predominio de la civilización micénica de ciudades-estado, situamos esta utópica guerra, supuestamente entre los hititas y los ahhiyawa o griegos, en Wilusa o Ilión (Turquía), aún indemostrada arqueológicamente, que sienta el relato de lo que sería la humanística conocida y comprobada hasta nuestros días.

Como en la vida misma las acciones humanas están dominadas por los dioses Zeus y Tetis, es decir, por el destino que controla y maneja las virtudes, el sentido y la libertad humanas. Aquiles, “pies ligeros”, es el prototipo del héroe, imbatible, seguro de sí mismo aunque sabe que morirá joven, y advenedizo cuyas diferencias con su jefe, Agamenón, a causa de la esclava-sacerdotisa Briseida, aleja su imprescindible presencia en el combate permitiendo la inclinación de la balanza guerrera hacia el enemigo.

Agamenón, el rey de reyes, es el prototipo del jefe, orgulloso, arrogante, tiránico, ineficaz e irresoluto. Odiseo el astuto e inteligente navegante que instiga y propone las acciones a llevar a cabo.

Helena la bella princesa griega que aparece como causa principal de la guerra, esposa de Menelao, hermano de Agamenón, raptada por Paris el veleidoso príncipe troyano que demuestra su cobardía huyendo del duelo decisorio.

Patroclo el querido de Aquiles cuya muerte, desata los deseos de venganza de éste que termina acudiendo a la batalla para matar a Héctor el príncipe troyano por excelencia y ultrajar su cadáver arrastrándolo en su carro de guerra, alrededor de las murallas troyanas ante la desolada mirada de su padre el rey Príamo que humilde solicita y obtiene su devolución.

Todo este elenco de virtudes y perversidades reflejadas en la inmortal obra de Homero con la que podemos afirmar que se inicia la cultura griega, que ha enseñado a toda la humanidad pautas de comportamiento con las que identificarse, se plasmaron en un tiempo en el que no existía la escritura. Posiblemente su autor Homero, vocablo que significa “el que no ve”, era un “aedo”, juglar, ciego y analfabeto, que no sabía leer ni escribir, pero que se dedicaba a recitar o a cantar componiendo sobre la marcha los momentos épicos emocionales que transmitía a sus oyentes, por lo que sus actuaciones nunca eran iguales sino que diferían forzosamente, gracias a que en el hexámetro griego se distinguen las cantidades o duraciones  en las vocales y las sílabas.

Hasta el año 500 antes de cristo la Ilíada no fue puesta por escrito, puede que dictada por el propio Homero a algún escriba, detectándose entonces que el desconocimiento del poeta sobre lo que escribe es manifiesto. De forma evidente el escritor, o el que dictó, ni vivieron ni conocían los hechos que relataban, sencillamente se sirvieron del conjunto de aseveraciones acumuladas y deformadas desde antes describiendo un mundo “sui generis” en el que, aunque nadie supiera leer ni escribir, la lealtad, la entrega, la gloria, etc. tienen su asiento para ejemplo y enseñanza de sus oyentes.

Por todo ello la datación histórica de Homero como autor es muy compleja aunque no cabe duda que creó todo un mundo, una época que denominamos homérica, en la que su estrella dominaba todos los ambientes culturales de la época y se extendió por el ancho mundo griego, no solo copiándose, también representándose en todo tipo de cerámicas, tumbas y relieves. Alejandro Magno se veía a sí mismo como un nuevo Aquiles. Aristarco de Samotracia, “el mejor de los gramáticos” del siglo I, dedicó toda su vida a la obra, fijando su extensión y comentarios que fueron estudiados y admirados por todo el Imperio Romano.

La gloria, el heroísmo, la lealtad, la entrega, la traición, la humillación, la venganza, la barbarie, son los elementos, entre otros, que conforman la Ilíada que es una historia de guerra, un monumento a la guerra, narrada por los vencedores, como un testimonio universal de la relación entre los hombres a la que no le falta belleza, en su bárbara entrega y su pasión, porque en la Ilíada todo es bello y recordable, las batallas, las armaduras, los caballos, los carros de guerra, los héroes, los duelos, las batallas, etc. escenarios desde los que se llega a la muerte como una única forma de glorificación.

Momento es ya de que toda esta grandiosa escenificación sea enmarcada quedando como recuerdo para la humanidad de una forma de vivir agotada y extinguida, una forma arcaica, porque en nuestro tiempo la gloria se busca por los caminos de la ciencia y el arte que solo producen beneficios a la humanidad.

                                                                          Jesús Lobillo Ríos

                                                   Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                             “benaltertulias.blogspot.com”       

 

Bibliografía.

Homero: “La Ilíada”. Melsa 1975

McCullough C. :”La Canción de Troya”. Planeta 2007

Baricco A ”Homero, Ilíada”. Anagrama 2005

Lane Fox R:“Homero y su Ilíada”. Crítica 2024

Vallejo I.:”El infinito en un junco”. Siruela 2021