domingo, 14 de febrero de 2021

ROBESON, EL NEGRO AL QUE CANTÓ NERUDA

EL ATENEO LIBRE DE BENALMADENA

 “Paul Robeson: el negro al que cantó Neruda”

Rosa M. Ballesteros García. Historiadora

 

Hijo de un esclavo fugitivo convertido en predicador y de una madre cuáquera y activista antiesclavista, fue amigo de personajes tan influyentes como el director de cine soviético Sergéi Eisenstein, Jomo Kenyatta, presidente de Kenya, del primer ministro indio Nehru o de artistas o pensadores como Albert Einstein, Ernest Hemingway, Emma Goldman, James Joyce o pablo Neruda. Se llamaba Paul Robeson y había nacido en Princeton (USA) en 1898. Fue un atleta en su juventud (medía 1.91): jugador de rugby, de baloncesto, de béisbol y el primer afroamericano jugador de fútbol americano. Extraordinariamente polifacético, fue actor de teatro y cine, escritor, abogado, cantante, activista de los derechos civiles y políglota (hablaba 20 idiomas). Sin embargo, a pesar de este extraordinario currículo, no fue ciudadano de pleno derecho hasta 1965, año en que se promulgó la ley que otorgaba el sufragio a los negros americanos. Murió en Filadelfia en 1976.

Robeson estudió derecho en la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, donde se había trasladado la familia. Fue el tercer estudiante negro, en esa universidad, si bien no pudo ejercer su profesión a causa del racismo: una secretaria blanca se negó a trabajar para él. Este incidente fue la primera piedra de toque que le sirvió para reconducir y dar un giro a su vida; de ese modo inició su carrera de actor en Londres en 1922 animado por su mujer, una antropóloga escritora y actriz, también activista como Paul, de nombre Eslanda Cardozo Goode (1895-1965), colombiana de nacimiento, y descendiente de judíos sefarditas portugueses. De hecho, en varias ocasiones, Robeson afirmaría que fue ella quien le insistió para que se convirtiera en actor, a pesar de que él no lo tenía en sus planes. En 1927 la pareja tuvo un hijo, Paul L. Robeson (1917-2014), al que enviaron a estudiar a una universidad soviética para que no padeciera los mismos prejuicios raciales que sus padres.

Con su inconfundible voz de bajo (otra faceta más) comenzó a cantar espirituales y otras canciones sobre la salvaje explotación de los negros del sur de los Estados Unidos y también blues, himnos de los presidiarios, de los remeros del Volga, de los maquis, de las Brigadas Internacionales; marchas de los obreros rusos y fragmentos del Porgy and Bess, de George Gershwin[1], y su pieza emblemática, Old Man River, una canción popular que narra el duro trabajo de los trabajadores negros en los barcos del río Mississippi. También tradujo el Himno de la Unión Soviética al inglés, en 1943.

Como ya adelantamos, Robeson trabajó como actor en obras del dramaturgo y Premio Nobel Eugene O´Neill (suegro de Charles Chaplin), destacando su papel en la obra El Emperador Jones, estrenada en Nueva York en 1924 y un año después en Londres[2]. En Estados Unidos debutó en películas mudas como Body and Soul, dirigida por el afroamericano Óscar Micheaux[3] en 1925 y en varias películas, ya en sonoro, durante los años 30, entre ellas Las minas del rey Salomón (1937).

Muy interesante la historia del matrimonio, ambos universitarios (ella era química y renunció a estudiar medicina para apoyar al marido en su trabajo). A pesar de las varias infidelidades de Paul nunca se divorciaron: tenían un vínculo común muy fuerte que era su lucha por los derechos civiles y el antifascismo; prueba de ello es que en 1937 el matrimonio colaboró con las Brigadas Internacionales (concretamente con la Lincoln) en nuestra Guerra Civil. Cuando le preguntaron a Robeson el porqué de esta «inexplicable» decisión, contesto que: «El artista debe tomar partido. Debe elegir la lucha por la libertad o la esclavitud. He hecho mi elección. No tenía otra alternativa». La decisión condicionó, negativamente, su vida profesional. Su claro izquierdismo le llevó, como a tantos otros, a enfrentarse con el macartismo y su «lista negra» en la que figuraban un buen número de estadounidenses, especialmente del mundo del cine. Robeson tuvo que vérselas con lo que el profesor Román Gubern define como «tiempos de desmesura» en lo que todo lo que oliera a «rojo» era susceptible de acoso y derribo. El mismo se vio ante uno de sus terribles tribunales acusado de antipatriota y comunista. Es célebre la contestación que dio a uno de sus acusadores que le exhortaba a salir de los EE.UU. invitándole a exiliarse en alguno de los países “amigos” comunistas que tanto frecuentaba. Nos lo imaginamos con su potente voz de bajo respondiendo a tan inicua invitación: «…porque mi padre era esclavo, y mi gente murió para construir este país […] voy a permanecer aquí y a tener una parte de él, exactamente igual que usted. Y ningún fascista importado me sacará de él. ¿Se entera?»

Está constatado que durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial (1950-1956) fue una de las víctimas de la «caza de brujas» iniciada por el senador McCarthy. Su brillante carrera cinematográfica concluyó de súbito e incluso le fue retirado el pasaporte durante una época, en la que tuvo que exiliarse en Europa (al no poder trabajar en Estados Unidos). Ya mayor y muy enfermo regresó a su país en 1963. Fue así como Robeson, el afroamericano culto y popular que defendía la igualdad de derechos, fue presentado ante el gran público como un peligroso izquierdista.

Robeson, junto a otros 2.500 compatriotas, formó parte del Batallón Lincoln, una unidad de tropas que conformó la XV Brigada Internacional comandada, en sus primeros momentos, por Oliver Law (1900-1937), primer afroamericano en  comandar  una  unidad de  tropas  norteamericanas  blancas (murió en el frente) a pesar de que en su país no era considerado ciudadano de pleno derecho ya que no podía votar[4], como tampoco lo podía hacer Robeson, ni tampoco la enfermera Salaria Kea (1913-1991), una afroamericana que llegó con la Lincoln y que había sido rechazada como voluntaria por la Cruz Roja de su país. Fueron una parte de los hombres y mujeres de más de cincuenta países que acudieron a defender la democracia. Se estima que llegaron alrededor de 40.000 voluntarios[5]. Esta decisión acabó con su carrera. La mayoría de sus conciertos fueron cancelados a su regreso a Estados Unidos y en alguno de los que consiguió actuar fueron atacados por grupos racistas sin que la Policía estatal hiciera nada para impedirlo. A pesar de ello Robeson no se intimidó: «Voy a cantar donde quiera que la gente quiera que cante... y no me asustan las cruces que arden (en alusión al Ku Klux Klan), ni en Peekskill[6] ni en cualquier otro lugar».

Han tenido que pasar muchos años después de su muerte para que su figura se reconociera. En 2004 apareció en un sello de correos de los Estados Unidos. Se dice que era uno de los cantantes preferidos de Pablo Neruda, quien le reservó un espacio en su Canto General, del que extraemos un fragmento que dice:

 

«…y en Georgia matan a palos/ cada semana a un joven negro/ mientras Paul Robeson canta como la tierra/ como el comienzo del mar y de la vida/ canta sobre la crueldad y los avisos/ de Coca-Cola canta para hermanos/ de mundo a mundo entre los castigos/ canta para los nuevos hijos para/ que el hombre oiga y detenga su látigo/ la mano cruel la mano que Lincoln abatiera…»

 

 

                 “benaltertulias.blogspot.com”



[1] Sobre el estilo de vida de los estadounidenses negros en Charleston, Carolina del Sur, a principios de la década de 1930.

[2] Dirigida por Dudley Murphy, se llevó después al cine en 1933 protagonizada por Robeson.

[3] Oscar Micheaux (1884-1951), un pionero del llamado cine independiente que, sin dinero, logró producir más de 40 películas, entre 1919 y 1948, e involucró temas y actores afroamericanos, como Evelyn Preer o Alma Sevell.

[4] Robeson quiso hacer una película sobre Law pero nunca consiguió la financiación necesaria.

[5] Mayoritariamente franceses, aunque se cuentan de países tan lejanos como Nueva Zelanda y China. Un importante número de brigadistas fue de origen judío, colectivo que mayoritariamente entendió la lucha contra el franquismo en el contexto de la lucha contra el ascenso del antisemitismo que se estaba dando en Europa.

[6] Ciudad del Estado de Nueva York, donde se produjeron los hechos.