miércoles, 24 de mayo de 2023

Tertulia del 24/05/2023

                                                LOS COCHES QUE SE CONDUCEN SOLOS


D. Juan Rafael Fernández García, durante su amena exposición sobre la moderna tecnología automovilística, los coches que se conducen solos, que fue animadamente seguida por una veintena de asistentes

domingo, 21 de mayo de 2023

Vidas indignas de ser vividas

 

                                                                    

 

                                                  VIDAS INDIGNAS DE SER VIVIDAS

                                                        

                                              

Este año en Octubre se octubre se cumplen más de 80 años que Adolf  Hitler autorizó la eliminación de seres indignos dando inicio al programa de eutanasia nazi bajo el nombre en clave de Aktion T4.

 Por difícil que nos pueda resultar creer, la eliminación de discapacitados físicos y psíquicos considerados «incurables» fue un programa secreto, concebido y ejecutado por médicos, convirtiéndose en la adulteración en su más alto grado del Juramento Hipocrático: “Primun non noceré”.

 Entre 1933 y 1945, el régimen nacionalsocialista auspició el asesinato de cientos de miles de personas cuyas vidas fueron etiquetadas como «indignas de ser vividas».

 Esta fue la Operación AktionT4, quizás poco conocida en la bibliografía dedicada al Tercer Reich.

 La malévola obsesión de Hitler fue devolver la pureza a la mítica raza aria de hombres y mujeres: alt@s, rubi@s y de ojos azules; a los que consideraba los únicos verdaderamente humanos, que habrían ido degenerando a lo largo de los siglos debido a un proceso de mestizaje. Si recordamos acontecimientos recientes, esta forma de pensar la tienen otros gobernantes, y por suerte sin los medios necesarios para aplicarla.

 La idea era purificar la sangre aria de toda clase de impurezas, de razas «inferiores» como los eslavos o gitanos, «peligrosas» como los judíos ó de la de los discapacitados, aunque fueran de la propia raza. Porque además de no ser autosuficientes, consumían recursos sanitarios.

 El racismo nazi se apoyaba en tres pilares: el darwinismo social,  antisemitismo, y la creencia en el “mito ario”.

 El principal ideólogo de la política racista durante el gobierno de Adolf Hitler fue el estonio Alfred Rosenberg, gran defensor de la pureza de la raza y cuando conoce a Hitler en 1919, inicia su carrera política trabajando como redactor en el periódico Volkischer Beobachter. Pronto se convirtió en una gran líder mediático. Su pensamiento estaba influido por Houston S. Chamberlain, las doctrinas del superhombre de Nietzsche y la obra de Gobineau (fundador del racismo moderno).

 Rosenberg, al escribir su obra en 1930, “El mito del siglo XX”, expone su concepción de la “pureza racial de Alemania”, convirtiéndose así en el principal teórico de las premisas racistas del régimen nacionalsocialista.

 Este programa de Eugenesia se camuflo como Eutanasia, cuando la palabra más adecuada sería la de asesinato a discapacitados, enfermos y miembros de minorías que fueron víctimas del racismo nazi. Esta biopolítica fue muy anterior al Führer, fundada por sir Francis Galton en 1883, y fue en los Estados Unidos, el primer país donde se promulgaron y aplicaron leyes en las que se articulaba la esterilización eugenésica como medio de evitar la reproducción de los socialmente indeseables y genéticamente inferiores y de preservar la pureza de la raza. Desde comienzos del siglo XX, el movimiento eugenésico norteamericano contó con el apoyo tanto de instituciones oficiales como de las grandes fortunas, lo que condujo a la aprobación por parte de 32 estados de leyes de esterilización forzada. En Alemania se conoció como Rassenhygiene (higiene racial), y desde comienzos del siglo XX era impartida como asignatura en numerosas facultades de Medicina. La mayor parte de los miembros de la Sociedad de Higiene Racial, cofundada en 1905 por los psiquiatras Alfred Ploetz y Ernst Rüdin, estaban convencidos del origen hereditario de las enfermedades mentales, aceptaban la imposibilidad de curación de los 340.000 enfermos ingresados en las instituciones y hospitales alemanes y la acumulación de estas taras en su progresiva descendencia generacional.

 El 1 de enero de 1934 entró en vigor la Ley para la Prevención de la Descendencia Genéticamente Enferma, tomando como referente la Ley Modelo de Esterilización Eugenésica Estadounidense, que obligaba a esterilizar a los discapacitados físicos y psíquicos recluidos en instituciones. Los médicos notificaban estos casos para su examen al correspondiente Tribunal de Salud Hereditaria, compuesto por un jurista y dos médicos, que si consideraba que su dolencia estaba dentro de las contempladas por la ley, ordenaba su esterilización.

 La experiencia alcanzada en la T4 Aktion fue clave para la posterior puesta en marcha de los asesinatos masivos con gas en los campos de exterminio.

 Estos asesinatos se interrumpieron temporalmente en 1941 por las homilías del obispo de Münster, von Galen.

 En el Programa de Eutanasia fueron asesinados 70.000 personas de los cuales 5000 eran niños.

 En los juicios de Nuremberg, solamente veinte médicos y tres colaboradores fueron juzgados por crímenes de lesa humanidad. A partir de entonces, a nivel mundial las instituciones médicas sostuvieron la teoría de que las violaciones que habían ocurrido dentro de la profesión fueron actos aislados de algunos profesionales que trabajaban en determinados lugares tristemente célebres, como los campos de concentración. Los juicios de Nuremberg y el código que se promulgó a partir de ellos, no recibieron demasiada atención hasta mediados de la década de 1960. Lo que la medicina había hecho durante el régimen nazi parecía no tener mayor relevancia para los médicos del resto del mundo.

 El papel desempeñado por ciertos profesionales en el Holocausto y en el nazismo debería, en consonancia con la Declaración de Estocolmo, año 2000 y el libro “De esto contaréis a vuestros hijos…”, ser incluido como objeto de estudio en los sistemas educativos y dentro de las profesiones sanitarias y no sanitarias.

 El estudio y análisis del Holocausto nos permite aprender lo que debemos evitar y adquirir y transmitir valores como tolerancia, no discriminación, lucha contra la xenofobia, racismo y antisemitismo, respeto, uso adecuado de la tecnología médica e investigación beneficiosa para la Humanidad.

 

                                             RAFAEL RECIO BARBA

                      Ldo. Medicina. Especializado en Traumatología y Ortopedia.

                                             “benaltertulias.blogspot.com”