domingo, 8 de junio de 2025

Drama y Comedia.

Drama VS Comedia: Una extraña desigualad

 

La escritora Irene Vallejo, en el extraordinario ensayo (que todo el mundo debería leer) titulado: El infinito en un junco, publicado al inicio de la pandemia, viene a decir, refiriéndose a las películas más premiadas en los grandes festivales, que las comedias están menos valoradas que los dramas (de ello nos ocuparemos más adelante). Esto, al parecer, parece ser una constante desde nuestros clásicos griegos, hace dos mil quinientos años, enfrentando estilos, modos de ver la vida, la historia o la sociedad desde dos perspectivas bien distintas: el drama y la comedia. Un dato: los antiguos mesopotámicos utilizaban el humor como herramienta pedagógica y Aristóteles señaló que «el hombre es el único ser viviente que ríe».

Retomando a nuestros clásicos griegos, Aristófanes fue el maestro de la llamada comedia antigua, y sus obras se caracterizan por utilizar el humor satírico para poner en solfa a la sociedad de su tiempo en obras como Las aves, Las nubes o Lisístrata, por citar algunas de las once obras suyas que se han conservado. De otros colegas como Cratino, Ferécrates o Eupolis, maestros también de la sátira, apenas se conservan algunos de los títulos de sus obras. En pocas palabras, parece evidente que las obras humorísticas han tenido menor consideración para su conservación que las obras dramáticas de Esquilo Sófocles o Eurípides y es que, la comedia y su hija, la risa, parece, como escribe Vallejo, que «no asciende en la escala de la cultura y queda en los últimos puestos como un sainete sin importancia que solo sirve para entretener». Comedia y drama son los géneros por antonomasia, pero hay uno que está mejor visto, en general y, sin embargo, y parece una contradicción, la risa, como le ocurre al llanto, son reacciones ante ciertos estímulos, ya sean pensamientos negativos o recuerdos festivos, pero también se pueden asociar a mecanismos que liberan o expresan, a su manera, sentimientos humanos.

El drama, la tragedia, ha tenido la fortuna de conservarse en mayor número, como ya apuntamos (33 obras, la mayoría de Eurípides) un género que se puede considerar una anticipación de nuestras series actuales, ya que se agrupaban en trilogías, como es el caso de Las bacantes, Ifigenia en Áulide y Alcmeón en Corinto) siguiendo una trama con los mismos protagonistas (como las series).

            De sobra sabemos que es más complicado hacer reír que hacer llorar. Esto último, es decir, los mecanismos que producen la pena, la tristeza o el duelo por los seres queridos, por poner algunos ejemplos, son universales, aunque sus ritos sean tan distintos como son sus sociedades y, por ello, el drama se considera algo serio, profundo y que merece la pena, en oposición a la comedia, que suele asociarse con lo superfluo, lo innecesario; es decir, con el escapismo, la evasión o el mero entretenimiento que se supone más del gusto popular. Sin embargo, como ya dijimos, la risa es más difícil de conseguir. En el caso que nos ocupa, el cine, es fácil de comprobar al hacer una relación de las películas más galardonadas, y para ello vamos a detenernos en los premios Óscar (norteamericano), el más veterano, creado en 1929, y el Goya español, cuya primera entrega fue en 1987. El estudio comparativo será entre los años de 1987 y 2024; es decir, casi cuatro décadas.

Si se hace una revisión rápida de las películas que han sido premiadas en los Goya y los Óscar (por tener un referente nacional y otro internacional), la inmensa mayoría, salvo algunas excepciones, son dramas. En el caso de los Óscar ocurre un tanto de lo mismo, siendo aún menor el porcentaje de comedias premiadas. Curiosamente, el año 2019 coinciden ambos en premiar a dos comedias: Campeones, de Javier Fesser y Green Book, de Peter Ferrelly, ambas pertenecientes a un género híbrido, entre la risa y el llanto: la «dramedia», que combina elementos típicos de la comedia con elementos típicos del drama. Al parecer, según los expertos, este género suele dar buen juego en taquilla, a pesar de que la comedia, la sátira, en opinión de los expertos, «se suele asociar con lo subversivo, lo rebelde y lo políticamente incorrecto».  

Si se hace una revisión rápida de las películas que han sido premiadas en los Goya y los Oscar (por tener un referente nacional y otro internacional), la inmensa mayoría, salvo algunas excepciones, son dramas, en ambos casos. Entre 1986 y 2024 los premios a la mejor película en nuestro país, de un total de 39 películas premiadas, 12 han sido para comedias: El bosque animado, 1987 de José Luís Cuerda fue la primera y El buen patrón, 2021 de Fernando León de Aranoa la última. La primera es una comedia que mezcla la fantasía y la segunda una comedia romántica. Un par de veces se han visto premiadas dos comedias en años consecutivos; en 1987, la ya citada, y en 1988 Mujeres al borde de un ataque de nervios de Almodóvar. La segunda ocasión fue en 1992 y 1993 con Belle Époque de Fernando Trueba y ¡Todos a la cárcel! de Luis García Berlanga, respectivamente. De las doce películas, citadas, la mitad tienen protagonistas femeninas: Maribel Verdú, Ariadna Gil, Carmen Maura y Penélope Cruz, ambas premiadas como mejor actriz en dos ocasiones. La otra mitad la componen actores como Alfredo Landa, José Sazatornil, Javier Cámara, Ricardo Darín, Javier Gutiérrez y Javier Bardem.

En el caso de los Óscar de Hollywood, son aún más escasos los premios otorgados a las comedias. Del mismo total de 39 títulos, sólo aparecen 8 comedias; es decir, 4 m4nos que en el cine español. Quizás en esas latitudes el sentido del humor sea diferente. El primer premio fue para Paseando a Miss Daisy, 1989 de Bruce Beresford y el último para Anora, 2024 de Sean Baker, ambas con protagonistas femeninas: Jessica Tandy y Mikey Madison. Los 6 títulos restantes: Shakeaspeare in love, 1993 de Jhon Madden; El Artista, 2011 de Michel Hazanavicius; Birdman, 2014 de Alejandro González; Green Book, 2018 de Peter Farrelly; Coda, 2021 de Siân Héder; Todo a la vez en todas partes, 2022 de Daniel Kwan. En este caso las comedias fueron protagonizadas por Gwyneth Paltrow. Marlee Matlin, Michelle Yeoh y Jean Dujardin, Michael Keaton, Viggo Mortensen. En total cinco actrices y tres actores. 

            Por todo ello podemos comprobar que, aunque la risa puede romper barreras culturales y sociales, a la vez que abona un campo común para la interacción y la comprensión, además de romper barreras y tender puentes entre culturas, además de otros beneficios asociados con la salud, ya que está comprobado que alivia el estrés y mejora, en general, la salud de quienes la practican con asiduidad, es el drama, en sus distintos géneros quien lidera este ranking. Quizás es que, como se ha escrito, la risa es una fuerza revolucionaria y además puede generar «un sentido de comunidad y conexión entre las personas, promoviendo la empatía y la comprensión mutua». Muchos pensadores y escritores como nuestro clásico Quevedo, o el francés Rabelais, por ejemplo, la han utilizado como herramienta crítica para desafiar las normas sociales y las estructuras de poder. Y esto no gusta a los poderes que, además, son los que tienen el dinero para producir las películas.

            Finalmente, ningún género, per se, es mejor que otro, sin embargo, debe hacer reflexionar el por qué la desigualdad existente al premiar las películas, ya sean dramas o comedias, porque en esta vida, nada es inocente, y todo tiene un trasfondo, casi siempre inconfeso.

 

                                           Rosa M. Ballesteros García

                          Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                          “benaltertulias.blogspot.com”