domingo, 24 de noviembre de 2024

Agresión versus violencia

                                             AGRESION VERSUS VIOLENCIA

 

La agresión es un tipo de comportamiento definido y estudiado por los psicólogos, que conlleva un daño  o intención de daño hacia la persona agredida por parte de la agresora, daño que será reparable o irreparable, lo que determinará su gravedad. La agresión sexual restringe este comportamiento al ámbito de las relaciones sexuales de pareja en relación a la obtención de una satisfacción no concedida deliberadamente.

La agresión sexual al no ser permitida libremente lleva en sí el daño necesario para obtenerla cuya escala de valores es casi ilimitado teniendo su pico más alto en la muerte de la portadora o portador del bien deseado. Mientras mayor sea el daño ocasionado más fácil será para la justicia determinar la causa-efecto agresiva a fin de imponer las sanciones previstas por la ley al efecto.

Los límites de la agresión sexual son, por tanto, la violencia simple que no llega a obtener satisfacción sexual porque se queda en la intención de alcanzar su objetivo bien sea por falta de oportunidad o por falta de capacidad ante la más que probable acción defensiva. Muchos intentos de agresión sexual no pasarán de ser constitutivos de una violencia sin más, y tampoco podemos saber cuánta violencia ejercida en nuestras relaciones habituales responden solo a intentos de agresiones sexuales abortadas o fallidas.

La violencia de género, y más concretamente la violencia machista, puede declararse así, como un pródromo de una violencia sexual inconclusa que entiende que la posesión sexual es el punto más alto del poder material que se puede obtener de una mujer haciendo caso omiso de los valores morales de aquella persona que quizás pretenda incorporarse más adelante como compañera vital, o no, en cuyo caso el respeto  se configura como premisa básica de entendimiento.

La ascensión biológica de la atracción sexual ha ido superando todos los escalones físicos que imponían la necesidad de la preservación de la especie pura y simple, para dotarla de todas aquellas circunstancias personales que adornan una evolucionada personalidad única en sus compromisos y objetivos cuyas aspiraciones deberá asumir  y animar la pareja competente en su caso.

La violencia machista, la prepotencia del macho ineducado, es un  ente arraigado en nuestra cultura social, en cuyos usos y costumbres no se contempla la consideración de la mujer como persona intelectualmente dotada y capacitada a todos los niveles, y nos lleva a la pérdida de todos aquellos valores que sí fueron capaces de cultivar nuestras mujeres con la pretensión de mejorar nuestra sociedad aportando unos valores tanto o más valiosos que los masculinos.

La violencia machista en general transmutada en falta de capacidad para las relaciones ordinarias, tanto sean familiares, laborales o políticas ponen de manifiesto una falta de educación que no se obtuvo en los años iniciales de la vida por falta de recursos, por orientación desviada o por intereses culturales impuestos. La educación desde sus pasos iniciales debe de ser mixta en igualdad para ambos sexos, desarrollando así el conocimiento y el respeto mutuos, y debe de ser laica, porque si no es laica no es educación.

Mientras no alcancemos el convencimiento de la necesidad de estos parámetros nuestra sociedad seguirá inmersa en la violencia de género rechazando todas las leyes que pretendan equiparar el empoderamiento desigual que propicia nuestra marcha claudicante, no reconociendo las potestades y la libertad de elección de la mitad de ese género.

 

                                                                     Jesús Lobillo Ríos

                                            Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                        “benaltertulias.blogspot.com”