miércoles, 30 de enero de 2019

"CARMEN DE BURGOS, COLOMBINE"

Tertulia del 30 de Enero de 2019

                                             "CARMEN DE BURGOS, COLOMBINE"

Rosa Ballesteros García. Doctora en Historia. Aforo: 38 asistentes




Carmen de Burgos Seguí “Colombine” (La primera periodista)

Declaración de principios
Antonio Tabucchi en su magnífica novela: Sostiene Pereira, pone en boca de uno de los protagonistas, el joven Monteiro Rossi, la siguiente frase: “Escribo siguiendo las razones del corazón”. Con ello quiero resaltar que para hablar de un tema concreto hay que estar implicado con él. En pocas palabras: opino que es imprescindible la empatía y el creer en lo que intentas trasladar al auditorio. Mi implicación (académica) se remonta a 1988, en la Universidad de Málaga, al especializarme en una línea de investigación que entonces se estaba creando: los estudios de género y la historia de las mujeres. Porque la Historia, con mayúscula, es tan importante para conservar hechos y personajes que a los bardos de la mitología celta, considerados como auténticos almacenes de la historia comunitaria, transmisores de noticias, se les consideraban casi sagrados e inviolables, estando exentos de contribuciones y del servicio de las armas.
Colombine:
Nuestro personaje hace dos años habría cumplido 150 años. Carmen de Burgos, más conocida por su alias literario más utilizado: “Colombine”, escribía desde lo que hoy se llamaría “perspectiva de género” mucho antes de que existiera ese concepto. Era consciente del poder que le daba el llegar a los lectores. Uno de sus primeros reportajes trataba sobre la situación de los niños en las cárceles, una de las principales reivindicaciones del feminismo (un movimiento social, seguramente el más importante de la historia porque engloba a toda la humanidad, conformando eso que la sociología ha denominado “Humanismo integral”). Sólo fue el principio de una prolija carrera: más de cien novelas cortas, una docena de largas, ensayos, traducciones y cerca de 10.000 artículos en prensa.
Carmen, la futura “Colombine”, nació en Almería en 1867 y murió en Madrid en 1932. Era hija de doña Nicasia Seguí (Níjar, 1852) y de don José de Burgos Cañizares (Almería, 1841), que era 11 años más que su futura mujer. Se casaron en 1867, cuando ella tenía 14 años de edad y tuvo a su hija Carmen apenas cumplidos los 15 años. Este dato tiene su importancia porque Carmen de Burgos iba a repetir la actitud de su progenitora casándose a los 16 años con un hombre 14 años mayor que ella. Los padres de Carmen tuvieron 10 hijos y cuando murió don José de Burgos en 1922 con 81 años, sólo vivían seis. Sin duda las dolorosas pérdidas de los cuatro hijos no fueron recibidas como un hecho especial, sino como un fenómeno natural y constante en el entorno social de la época. También “Colombine” sufrió la pérdida de 3 hijos.  

Carmen, durante su infancia y adolescencia tuvo la suerte de que José de Burgos, su padre, le dio la mejor educación que se podía ofrecer en ese momento. Le abrió su biblioteca y le cedió sus periódicos, de igual forma que el padre de la también escritora, Emilia Pardo Bazán (1851-1921), otra de las pioneras, algo mayor que nuestra escritora, al que la hija no duda en referirse a él como un «feminista” que decía a su niña: «Mira, hija mía, los hombres somos muy egoístas, y si te dicen alguna vez que hay cosas que pueden hacer los hombres y las mujeres no, di que es mentira, porque no puede haber dos morales para los dos sexos».  Carmen, una  adelantada a su tiempo en todos los aspectos, llegó a ser tildaba despectivamente como “La dama roja” o “La divorciadora” y su descrédito llegó al punto de ponerle su nombre a un prostíbulo de Almería (durante la dictadura).
Sin embargo, Carmen, fue algo más. Se casó en 1883, con dieciséis años, y en contra del consejo paterno, con Arturo Álvarez Bustos, un bohemio pintor y periodista, doce años mayor que ella. Era periodista como su padre, pero no heredó sus nobles cualidades con la pluma. Siguió un modelo de señorito calavera y ocioso, de moral poco escrupulosa; pero, a pesar de ello, Carmen se sintió fascinada por su atractivo personal y por el prestigio de su oficio de escritor, como confesaría “Colombine” a su amigo el escritor Rafael Cansinos-Assens: “Un señorito juerguista, un tenorio que me fascinó (…) Era escritor (…) me dedicaba versos (…), se pasaba la vida en tabernas y garitos (…) yo lo soportaba todo porque lo quería… lo creía un genio”.
El matrimonio, desigual en edad, fue mal desde el principio. Tuvieron cuatro hijos, de los cuales solo sobrevivió su hija María, que la acompañó siempre, y que nació en 1895. En este aspecto nos recuerda a la escritora británica Mary Shelley (autora del famoso personaje Fankenstein) a la que también se le murieron los tres primeros hijos. Mary sólo tenía 19 años y la obra se publicó, sin su firma, con un prólogo firmado por su marido. Mary fue hija del escritor William Godwin y de la también filósofa y activista feminista Mary Wollstonecraft, autora de una de las obras más importantes del feminismo: Vindicación de los derechos de la mujer (1792).
Carmen, en agosto de 1901, decide abandonar a su marido para comenzar una nueva vida sin él en Madrid, llevándose consigo a su única hija superviviente. Ramón Gómez de la Serna escribe en su bigrafía: "Esas largas noches de madre admirable y rebelde que ha salvado de la muerte varias veces a esa hija única, desahuciada al nacer. Su hija se lo debe todo sólo a su madre”. Llegó pues a Madrid con su hija y un título de maestra que había sacado, estudiando por las noches, a escondidas de su esposo. Tenía 33 años y una plaza en un colegio de Guadalajara, pero lo que de verdad quería era vivir en Madrid, porque su ambición ya no era formar una familia numerosa. Ansiaba trabajar en periódicos y entrar en los círculos intelectuales y de escritores de la época. Probablemente, igual que la protagonista de su novela La que se casó muy niña (1923): «experimentaba repugnancia por el marido» y decidió: —«Yo no quiero tener más hijos». En 1909 falleció su esposo, quedó viuda e inició una larga relación amorosa y literaria con Ramón Gómez de la Serna y na tertulia que se mantuvo varios años y estuvo en el origen de la Revista Crítica (1908-1909), donde se defendía al sefardismo (los judíos españoles condenados al exilio).
Carmen escribió bajo los pseudónimos de: «Colombine», «Perico el de los palotes», «Gabriel Luna», «Honorine», «Raquel», «Marianela» o «Condesa Laureana» en muchas de sus variopintas publicaciones que van desde manuales de belleza hasta los temas más controvertidos (y comprometidos) como el feminismo, el adulterio, el divorcio, el espiritismo, la defensa del sefardismo, la malversación, la corrupción política y la malversación de obras de arte.
A partir de 1902 colaboró con el periódico El Globo en el que escribía una columna titulada “Notas femeninas” que analizaba asuntos como ‘La mujer y el sufragio’ o ‘La inspección de las fábricas obreras’. En 1903, Augusto Suárez de Figueroa fundó el Diario Universal y la contrató para llevar una columna diaria titulada “Lecturas para la mujer”, bajo el seudónimo de "Colombine", sugerido por el propio editor. Era la primera vez en España que una mujer fuera reconocida como periodista profesional.
Hizo campaña para que se legalizara el divorcio, lo que le valió la admiración de Giner de los Ríos y Blasco Ibáñez, pero ataques por parte de la Iglesia y de los sectores conservadores que buscaron desacreditarla.
A su regreso de Francia, uno de los países que había visitado, gracias a una beca, para estudiar los sistemas educativos más modernos, creó una reunión semanal denominada ‘La tertulia modernista’, a la que acudían escritores, periodistas, músicos, artistas plásticos, poetas y artistas extranjeros de paso por Madrid. Allí conoció a Ramón Gómez de la Serna, entonces un desconocido estudiante de diecinueve años, veinte años menor que ella, que se convierte en su admirador. Se relacionó con Galdós, Blasco Ibáñez, Cansinos Assens, Juan Ramón Jiménez, Tomás Morales, Alonso Quesada, Julio Antonio, Julio Romero de Torres, Sorolla, etc. Desarrolló además una estrecha amistad con la escritora portuguesa Ana de Castro Osório. En 1905 fue admitida como socia del Ateneo de Madrid, y en 1907 en la Asociación de la Prensa de Madrid, junto con la también escritora Consuelo Álvarez Pool, “Violeta”. Trabajó entre otras, en publicaciones como El Universal, El Globo, La Correspondencia de España, El Heraldo de Madrid o ABC. Además de su intensa obra periodística son destacables sus conferencias en el ámbito del movimiento feminista; por ejemplo: “La misión social de la mujer” (1911) y “La mujer en España”.
Entre sus publicaciones:
Muchas de ellas autobiográficas como: La malcasada (1923, 2016); Quiero vivir mi vida (con un prólogo del Dr. Marañón sobre el sentido de los celos), Los anticuarios, 1926; 1931, El último contrabandista, 1918. En otras, toca temas como el espiritismo: El retorno (basada en hechos reales), 1922; Los espirituados, 1923 o temas varios como: Alucinación, 1905, Los inadaptados, 1909, El balcón. Valencia, 1909; La rampa, 1917; Ellas y ellos ó ellos y ellas, 1917 (sobre la homosexualidad); La hora del amor, 1922; La mujer fantástica, 1924; El tío de todos, 1925 o Puñal de claveles, 1931, basada en el mismo argumento de García Lorca utilizó para su novela Bodas de sangre, publicada algo después.
Hizo también numerosas traducciones de autores extranjeros, entre otros: Helen Keller, León Tolstoi, Paul Julius Moebius (La inferioridad mental de la mujer, 1904); Ernesto Renan, León Deutsch; Roberto Bracco (En el mundo de las mujeres: Conversaciones feministas), Georges de Bouhelier, Longo, Emilio Salgari, Pablo Mantegazza, Fisiología del placer, John Ruskin, Max Nordau, Marcel Tynaire, J. H. Rosni o Anatole France.
Otra de sus intervenciones, esta vez como corresponsal de su periódico, se produce tras el desastre del Barranco del Lobo en el Rif en 1909. Carmen de Burgos decide acercarse a las tropas españolas que luchaban alrededor de Melilla. Allí ejerció de corresponsal de guerra del diario El Heraldo de Málaga. Una vez de vuelta a Madrid, publicó el artículo “¡Guerra a la guerra!” en el que defendía a los pioneros de la objeción de conciencia. No hay en todo este relato de Carmen de Burgos la más leve crítica a la intervención armada en Marruecos, si no es lamentar el dolor de las madres y esposas ante el peligro que corren sus hijos y maridos. Es muy cierto que la entonces vigente Ley de Jurisdicciones, promulgada el 23 de marzo de 1906, castigaba duramente todo lo que pudiera considerarse como “injurias u ofensas claras y encubiertas al Ejército”, lo que, en tiempos de guerra, podría aplicarse a cualquier crítica a la actuación de los mandos militares en aquella contienda. Además de la Ley de Jurisdicciones, otras leyes ya existentes en el ámbito de la jurisdicción civil ordinaria limitaban la libertad de expresión cuando se trataba de determinados temas. La “señá Anastasia”, como le llamaban jocosamente a la censura, no se andaba con bromas cuando sacaba las tijeras.
En 1929, tras el fracaso de su matrimonio, su hija regresa con ella a Madrid, donde Carmen consigue para su hija, una actriz sin éxito y con problemas de adicción, un papel menor en la obra de Gómez de la Serna Los medios seres, que fracasaría en taquilla. El autor y su hija iniciaron un romance durante los ensayos, que duró menos de un mes y que terminó con una escapada a París de Gómez de la Serna. La longeva relación de Carmen y Gómez de la Serna se rompió irremediablemente, y si bien se distanciaron, esta no dejó de considerarle un amigo.
Con la proclamación de la Segunda República en 1931, la nueva constitución reconoció el matrimonio civil, el divorcio y el voto femenino, colmando así las aspiraciones de Carmen de Burgos. Se afilió al Partido Republicano Radical Socialista y fue nombrada "presidente" de la “Cruzada de Mujeres Españolas” y de la “Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas”. Fue también elegida ‘vicepresidente primero’ de Izquierda Republicana Anticlerical, y en noviembre de 1931 fundó la logia “Amor” de la que era Gran Maestre.
El 8 de octubre de 1932, mientras participaba en una mesa redonda sobre educación sexual en el Círculo Radical Socialista, Carmen de Burgos empezó a sentirse mal y fue trasladada a su domicilio donde le atendieron tres médicos, entre los cuales estaba su amigo Gregorio Marañón, pero sin éxito. Falleció a los sesenta y cuatro años de edad, a las dos de la madrugada del día 9, y fue enterrada en el cementerio civil de Madrid en presencia de los principales políticos e intelectuales de la época. Clara Campoamor, junto con varios intelectuales, pidió que se diera su nombre a una calle de Madrid. Su hija falleció en 1939, con cuarenta y un años.
Tras la Guerra Civil y la victoria del régimen franquista, su nombre fue incluido en la lista de autores prohibidos y sus libros desaparecieron de las bibliotecas y las librerías. Curiosamente, sólo se publicaría a final de los años 40 uno de sus tratados de cocina: ¿Quiere usted comer bien?

Comenzaba la presentación con una declaración de principios y la finalizo con una de intenciones (didáctica) con la que intento reflexionar sobre el papel de las mujeres a lo largo de la historia y su posición ante la ley, y para ello remito al Código legal más antiguo que conocemos que es del babilonio Hammurabi (unos 2.000 años a.C.) en el que se afirma que el orden social se basaba en principios universales y eternos de justicia dictados por los dioses. Según él las personas se dividen en dos géneros y tres clases sociales: personas superiores, plebeyos y esclavos.
Atendiendo al tema que nos ocupa destacamos las sentencias (209-214):
Si un hombre superior golpea y hace abortar a una mujer de su clase pagará por el feto 10 siclos de plata. Si la mujer muere, se matará a la hija del homicida.
Si es entre plebeyos, los castigos serán de 5 siclos y 30 siclos si la mujer muere.
Si es entre esclavos, los castigos serán de 2 siclos y 20 si la mujer muere.
Para quienes quieran saber más sobre “Colombine”
Publicaciones propias sobre Carmen de Burgos “Colombine”.
Capítulos de libros:
“Cartas a una amiga portuguesa (Carmen de Burgos a Ana de Castro Osório)” en La Mujer (II). Actas III Congreso de Andalucía, Córdoba, Publicaciones Obra Social Cultural Cajasur, 2002, pp. 21-39.
“Carmen de Burgos Seguí” en SÁNCHEZ SANCHEZ, Isidro (coord.), Educación, Ciencia y Cultura en España: Auge y colapso (1907-1940), Almud, Ediciones de Castilla-La Mancha, 2012.                                                     
”El feminismo “ben comportado” de Ana de Castro Osório” en Mujeres Iberoamerianas y Derechos Humanos, 2017.
Artículos en revistas especializadas:
“El krausismo y la educación femenina en España: Carmen de Burgos y Dolores Cebrián, maestras de la Normal de Toledo” en Docencia e Investigación. Revista de la Escuela Universitaria de Magisterio de Toledo, año XXVII (enero-diciembre), 2ª época, nº 13, 2003, pp. 7-38.
“Las “distracciones misteriosas”: Colombine y la masonería portuguesa” en          Aposta digital. Revista de Ciencias Sociales, nº 15, febrero 2005, pp.1-21.
Artículos en prensa:
“Carmen de Burgos, una mujer fuera de “orden”: Una maestra llamada Colombine (I)” en La Tribuna de Toledo (4-5-2004), pp. 14-15.                             
“Carmen de Burgos, una mujer fuera de “orden”: Un viaje pedagógico (II)” en La Tribuna de Toledo (18-5-2004), pp. 14-15.                       
“Carmen de Burgos, una mujer fuera de “orden”: La ciudad de los Cristos (III)” en La Tribuna de Toledo (1-6-2004), pp. 20-21.                             
“Las heroínas noveladas de Colombine (XI)” en La Tribuna de Cuenca (12-10-2004), pp. 12-13.                       
“Colombine y las “distracciones misteriosas” como masona” en La Tribuna de Cuenca (12-11-2004), pp. 12-13.           
CARMEN DE BURGOS en la Biblioteca Virtual de Andalucía.
Publicaciones de otras autorías sobre “Colombine”
STARCEVIC, Elizabeth (1976): Carmen de Burgos. Defensora de la mujer.
NÚÑEZ REY, Concepción (1992): Carmen de Burgos, Colombine (1867-1932).
ESTABLIER PÉREZ, Helena (1997): Mujer y Feminismo en la narrativa de “Colombine”.
UTRERA, Federico (1998): Memorias de Colombine, la primera periodista.
RAMÍREZ GÓMEZ, Carmen (2000):  Mujeres escritoras en la prensa andaluza del siglo XX (1900-1950).
BRAVO CELA, Blanca (2003): Carmen de Burgos
SEVILLANO, A.; SEGURA, A. (2009): Carmen de Burgos “Colombine” (Almería, 1867-Madrid, 1932).