viernes, 29 de diciembre de 2023

El Putero Real

Alonso Yáñez Fajardo: ‹‹El putero real››

Los estudios de las mancebías, casas de putas, burdeles, lupanares o cualquier otro nombre (¡qué rica es nuestra lengua!) con que son conocidos estos lugares es, donde, a cambio de un pago, se obtiene gratificación sexual (entonces y ahora). Gracias a estos estudios se ha demostrado que son tan antiguos como la humanidad desde Sumer, pasando por Babilonia, Israel antiguo, la antigua Grecia o el Egipto faraónico. Sin embargo, en el caso que nos ocupa vamos a dar un salto en el tiempo para situarnos en la Andalucía medieval, de la que se tienen numerosos estudios al respecto.

            Se sabe que desde mediados del siglo XIV hasta los primeros años del siglo XVI se inició el proceso de su creación y organización. Según un estudio publicado en 2007 por Andrés Moreno Mengíbar y Francisco Vázquez García en la revista Norma. Revista de Historia, era la Comunidad andaluza quien presentaba la red más densa de mancebías (unas cuarenta y cuatro) donde se ejercía la prostitución: ‹‹desde pequeños mesones hasta las más afamadas puterías del país››. Las mancebías las dirigía un ‹‹Padre››, quien vigilaba horarios, comidas, limpieza y todo lo relacionado con el buen funcionamiento de la casa, incluida la revisión médica periódica, efectuada por un físico del Cabildo. En el siglo XIX estos ‹‹Padres›› perdieron su función y las mujeres se organizaron bajo el mando de una prostituta madura y en ocasiones con un protector varón. En general, la sociedad medieval y renacentista clasificaba a las mujeres, atendiendo a su comportamiento moral, en tres bloques: las buenas, las putas y ‹‹las otras mulleres››, es decir, las concubinas, amigadas, etc.

La siguiente cuestión es situarnos en el contexto social que, según los estudiosos, era bastante violento por varios motivos, destacando al grupo de los señores feudales que andaban a la greña por hacerse con el control de las mejores tierras y también por controlar los cargos más lucrativos de las ciudades (eran tiempos de reconquista). Según algunos autores, se vivía en un clima que podíamos describir de ‹‹guerra civil›› ya que los bandos de los grandes prohombres como los Ponce de León, los Guzmán o Carvajal, con sus propios ejércitos, hacían la guerra entre ellos para hacerse con el control de villas y ciudades. En estos ejércitos se encontraba enrolada ‹‹la flor y nata›› del hampa: ‹‹la canalla andaluza››, la definen los historiadores ya citados y, entre esa canalla, destacaban los rufianes que controlaban a las prostitutas. En definitiva, y como se deduce por los testimonios de la época recogidos en los documentos conservados, el triunvirato entre prostitutas callejeras, rufianes y bandas señoriales era el enemigo al que se enfrentaban las autoridades, y al que había que vencer para acabar con este terrible estado de cosas.

            Y llegaron entonces los católicos reyes, los pacificadores del reino. Fueron ellos Isabel y Fernando los que implantaron, como instrumento de control social, la creación de mancebías. En ciertas ciudades como Écija, Carmona o Cádiz, fueron los propios monarcas los que instaron a las autoridades de estas plazas para que crearan las suyas. En general el monopolio y el control lo ejercían los concejos (ayuntamientos), si bien en los casos de Málaga y Granada este monopolio, que daba grandes beneficios, fue concedido al murciano Alfonso Yáñez Fajardo[1], quien había prestado grandes servicios a los reyes poniendo a su disposición sus propias tropas, reclutadas en sus tierras, con las que jugó un importante papel en las tomas de Málaga, Loja o Ronda (de las que fue alcalde), además de tomar parte en la toma de otras ciudades del entonces Reino de Granada (que comprendía las actuales provincias de Granada, Málaga, Almería y parte de Jaén, Murcia y Cádiz). Tuvo una intervención protagonista en la toma de Ronda, acción inmortalizada en la sillería del coro de la catedral de Toledo. Entre otros títulos, fue Señor de la localidad malagueña de Cuevas del Becerro.

Sin embargo, Alfonso no se conformó con estas regalías y pidió algo especial a los monarcas: las rentas señoriales de todas las mancebías del reino nazarí de Granada, las de las ciudades conquistadas y las se pudieran conquistar en el futuro. Esa concesión le fue extendida en el año 1486. A partir de aquel momento, Yáñez Fajardo fue conocido por toda la soldadesca como ‹‹Fajardo putero››. Había nacido en la ciudad murciana de Lorca y era hijo natural del alcaide de esta ciudad, quien le inició en las artes de la guerra al servicio de los Reyes Católicos. Al finalizar la Guerra de Granada le nombraron corregidor de Loja y Alhama. Muere hacia 1497.

            Finalizada la conquista en 1492 su principal negocio y fuente de ingresos fue el gobierno de todas las mancebías, negocio que se mantuvo hasta 1539, con un interregno de 1495 a 1514 que pasó a las manos de Francisco Núñez de Toledo, otro fiel servidor de la Corona. Tras un largo pleito, la familia Fajardo recuperó la explotación pasando a las manos de Gómez Fajardo, su hermanastro y, posteriormente, hasta 1539 al nieto de este último. Finalmente, Felipe IV a través de una pragmática de 1623 intentó abolir la prostitución en un intento de ‹‹reformación de las costumbres››, vano intento porque este mercado se ha mantenido en el tiempo. Un ejemplo: la Casa de la Mancebía en Granada, situada hacia las calles Cobas y Moras, permaneció como tal desde 1492 hasta 1939 y se especula que allí debió estar ya en época musulmana.

En el caso de Málaga, cuando ésta fue rescatada en agosto de 1487, las mancebías fueron adjudicadas al ya citado Alonso Yáñez, como ya anticipamos, siendo ubicadas en la calle Muro de las Catalinas, una estrecha calle que sigue el perímetro de la antigua muralla nazarí que rodeaba la ciudad por el norte, paralela a calle Carretería y que enlaza con la calle Muro de San Julián. Es una zona habitada ya desde el siglo V (con restos de la época romana). Según recientes excavaciones, las casas habían mantenido durante siglos su estructura, edificándose sobre los mismos muros árabes. Lo que si cambió fue el uso, que de ser viviendas familiares pasaron a ser la mancebía de la ciudad. Otras casas de su propiedad estaban en la actual calle Calderería (por entonces calle Salada).

Las mancebías eran un conjunto de calles y casas, donde estaban las habitaciones que se alquilaban a las mujeres, llamadas boticas, rodeadas por un muro con una puerta como control de acceso (en definitiva, un gueto), si bien se conoce que esos muros tenían huecos por los que entraban los delincuentes y por donde se escapaban las mujeres para ejercer ocasionalmente la prostitución en el exterior (la eterna picaresca). Por otro lado, y aunque en principio la prostitución se ejercía en los arrabales heredados de la época andalusí o cerca de las puertas de entrada a la ciudad, en abril de 1490 se trasladó a una zona cercana a la Plaza de la Constitución, cuyas callejuelas recibían el nombre de las Doce Revueltas porque en total eran doce esquinas que comunicaban por un callejón con esta plaza. Más tarde pasó a llamarse calle de las Siete Revueltas, reduciendo el número de callejuelas y abriéndose hacia calle Larios.

La zona de calle Camas también era un lugar de referencia de la época, y hasta hace pocos años, donde las casas de putas se mezclaban con posadas y tabernas. El mismo nombre de la calle proviene, de hecho, de estos negocios. Una de las casas de prostitución más famosas, el Mesón La Victoria (por cierto, propiedad de los frailes Mínimos), se encontraba en lo que hoy es el Museo de Artes Populares. Para las prostitutas arrepentidas, se creó la primera Casa de Arrepentidas en la calle de las Cinco Bolas, junto a la Iglesia de San Juan, bajo protección y mecenazgo de una de las nueras de Alonso Yáñez Fajardo. En Andalucía durante la Edad Moderna llegó a haber 43 mancebías, tanto en las ciudades y puertos como en las villas de cierto tamaño, siendo las más importantes las de Sevilla, Granada y Málaga.

Finalmente, es necesario remarcarlo, la infidelidad y maltrato masculino sobre las mujeres eran tolerados y muy vagamente censurados, mientras la infidelidad femenina era reprobada y duramente denostada. Si una mujer cometía adulterio, la ley castellana le daba la facultad al marido para asesinarla a ella y a su amante. En España, el Código Penal de 1977 aún contemplaba la infidelidad femenina como delito, penándola hasta con seis meses de cárcel. Se despenalizó en mayo de 1978.

 

                                       Rosa M. Ballesteros García

                        Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                       “benaltertulias.blogspot.com”



[1] El nombramiento oficial se guarda en el Archivo Municipal malagueño.

viernes, 22 de diciembre de 2023

Cuento de Navidad

                                         CUENTO DE NAVIDAD

               Como tantas hipótesis científicas que parecen imposibles y luego se resuelven con facilidad al comprender los fundamentos, los agujeros de gusano acabaron siendo un juego de niños cuando se dio con la tecla. Para atravesar el puente de Einstein-Rosen no se necesitaron aceleradores de partículas ni telescopios espaciales. Galimatías, investigador independiente, lo consiguió resolviendo ecuaciones matemáticas en el modesto laboratorio que le cedía el Centro de Altas Tecnologías en Churriana Valley ubicado cerca de su casa. Hechas las pruebas pertinentes que demostraban su viabilidad decidió ponerlas en práctica trasladándose a la época de las cavernas. De acuerdo con su condición de desapriscado, que es como llamaban en las primeras universidades españolas a los aspirantes a cátedra que se atrevían a presentarse sin el amparo de una escuela, se embarcó en el proyecto sin encomendarse a nadie y no tan ligero de equipaje como debía, ya que se llevó la cama articulada recién adquirida para mitigar dolores de espalda en la que se sentía muy cómodo. Temiendo que la vuelta se demorara más de lo previsto le adosó una placa fotovoltaica con la que pensaba alimentar también una pequeña nevera y el ordenador que generaba el holograma humano que se llevó de ayudante. El tránsito fue más brusco de lo esperado ya que el salto al pretérito tuvo que salvar energías del orden de las que marcan el horizonte de sucesos de un agujero negro, pero una vez sobre el terreno que resultó ser el mismo que ocupaba en la actualidad, pero de hace 60.000 años, la normalidad se apoderó de la escena. Lo primero que comprobó es que el clima se mostraba benigno y como conocía unas cuevas cercanas al barranco del Lobo se dirigió a ellas acompañado del holograma al que cargó con el equipo.

            No le extrañó la soledad de los campos a pesar de reconocer deshechos metabólicos porque pensó que la vida tanto animal como humana huiría de su presencia y supuso que miles de ojos lo observaban desde el espesor de la selva. Este supuesto se veía reforzado por la existencia de claros y caminos que conducían a las cuevas. Llegados a las cuales encontró un paisaje muy distinto al que tenía en sus días. El agua corría en abundancia por arroyos que ahora están secos. En una hondonada pedregosa llena de basura en la actualidad, había una laguna de varios centenares de metros de diámetro donde se notaba abundante vida. Animales menos temerosos como mamuts e hipopótamos descansaban a la sombra mostrando total indiferencia hacia el futuro. Cerca del hábitat de sus ancestros encontró jauría de perros a los que sometió con golosinas inesperadas, lo que le permitió acercarse a unos corrales donde había cabras, gallinas, conejos y vacas, separadas de otros donde gruñían jabalíes tan peludos como los de ahora. En cuanto fue aceptado por los animales aparecieron trogloditas asustados y asombrados que guardaban las distancias con más signos de miedo que de agresividad. En menos de media hora la IA que llevaba instalada en un anillo desentrañó el lenguaje de los pobladores de su pueblo con los que se comunicó tranquilizándolos como mejor pudo. Como era gente sencilla pronto lo invitaron a pasar a las cuevas que tenían una profundidad de la que carecen ahora mostrando una distribución que le recordó un hotel con habitaciones distribuidas en pisos y apartamentos de temperatura confortable. A pesar de la mansedumbre de la tropa que lo seguía eligió instalarse en la boca de la Cueva Grande cerca del rio para evitar humos y no dar pie a una encerrona como la que Polifemo le preparó a Ulises y aunque él no pensaba provocar como el de Ítaca se sintió más tranquilo en el atrio que en el templo.

            Galimatías ganó con facilidad la confianza del grupo. Aquella gente no tenía historia de la que ufanarse, patria por la que verter su sangre, valores que defender ni identidad territorial por la que pelear. Había venido a parar al sueño de Don Quijote cuando añoraba “la dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío”. Ocupaban un espacio que consideraban suficiente porque se extendía desde el mar a la montaña pasando por valles pantanosos donde pescaban con facilidad y huertas naturales con árboles frutales a cuya sombra dormías siestas largas y tranquilas. Antes de salir a dar un paseo por los alrededores instaló la cama rodeado de general admiración. Sobre una bazareta colocó la nevera con píldoras y jugos que asustaban a los antiguos. Cuando decidió acostarse ya entrada la noche fue acompañado en silencio por un grupo de curiosos. Era bastante más alto que los más altos de la tribu, aunque estos mostraban una fuerza de la que carecía el visitante. Para no entrar en comparaciones se metió vestido en la cama tras quitarse los zapatos ante el espanto del auditorio que pensó que se arrancaba los pies. Una vez acomodado accionó el mando que eleva el tronco lo que provocó una estampida acompañada de ladridos de perros. Serenada la comunidad acudieron de nuevo a rodear el lecho desde el que les explicó que el artilugio estaba gobernado por el alma de los rayos que enciende la tormenta lo que hizo que adoptaran una postura de adoración al considerarlo un ser superior sin sospechar que compartían el mismo genoma. Durante la noche notó un trasiego de gente entrando y saliendo de la cueva. Al parecer se había extendido la noticia por todo el asentamiento y nadie se quería perder el fenómeno al que en su lengua empezaron a llamar Fisitrasto que quiere decir portador del rayo. Entraban en actitud reverente, mostraban su respeto y salían iluminados.

Al día siguiente acompañó a un grupo de cazadores a recorrer las trampas y a recolectar frutos silvestres por bosques espesos que hoy son canteras y escombreras. Al volver a la cueva notó que la cama había sido utilizada porque aparte de hundida estaba llena de pelos. Al preguntar se enteró que había habido peleas entre las mujeres por utilizarla para amamantar a sus hijos sobre el rayo con el que crecerían fuertes. Para evitar incidentes rectificó el propósito que tenía de dejar la cama de recuerdo antes de volver al presente. Al verificar el programa comprobó que le quedaban poco menos de ocho horas para la activación automática del viaje de vuelta, así que decidió pasar la noche conversando con sus antepasados. Como era verano y lucía una espléndida luna llena convocó a los oyentes en la ladera a la que daba la cueva grande en la que se colocó la muchedumbre para oírlo como sucedió en el Sermón de la Montaña. Pero en lugar de cantarles las cuarenta aprovechó la ocasión para transmitirles algunas nociones elementales de higiene y alimentación. Al llegar la hora, desapareció de pronto sin poder apreciar el efecto que causaba su ausencia ni las muestras de dolor si es que las hubo. Por su parte apareció en su cuarto acostado en la cama articulada, algo cansado y con la sensación de vestir ropa de calle. Como ese pensamiento le provocó angustia se quedó inmóvil sin atreverse a comprobar si llevaba puesto el pijama.

 

                                            

                                                              Salvador Peran Mesa

                                                    El Ateneo Libre de Benalmádena

                                                       “benaltertulias.blogspot.com”

domingo, 17 de diciembre de 2023

Kenzaburo Oé

                                            KENZABURO OÉ

                   UN  NOBEL ESCONDIDO EN EL SILENCIO

 

El término “englobamiento”, no forma parte del léxico español; lo utiliza Antonella Romano como subtitulo de un ensayo sobre la empresa historiográfica que investiga la llegada a China de los misionarios europeos en la segunda mitad del siglo XVI[1],pero también podría aplicarse a la obra de Kenzaburo Oé, como englobamiento o abrazo total de cuantos aspectos abarca el hecho cultural, sus manifestaciones y los instrumentos con los que se visibiliza. Oé desarrolla de forma extraordinaria, las conexiones entre aquellas manifestaciones ya sean occidentales o netamente japonesas, construyendo textos de alta intensidad intelectual cuyo soporte  es la sensibilidad no exenta de erotismo, delicadeza y en ocasiones   crudeza; aspectos que encajan en la tradición narrativa japonesa  y que son, a la vez , comprensibles en la occidental sin mayor dificultad ; hay en ellos  algo más que una cuestión de equilibrios, se trata de la  interiorización de la pertenencia al conjunto sin dejar en absoluto la parte.

El Japón contemporáneo se encuentra de forma clara reflejado en su obra, leerle es mirar al país en el último viaje ya   incorporado  en lo occidental a expensas de su localización geográfica en el noreste asiático , aunque diferenciado  con claridad debido a la insularidad que le ha venido protegiendo , si no de las influencias, China 1.500 años, occidente más de 200, si de las ocupaciones  por terceros  hasta agosto de 1945  que lo hizo EEUU  y que duró hasta 1951 cuando se firmó el Tratado de San Francisco . Los tratados con EE. UU., fuente de permanente controversias siempre  han formado parte de las preocupaciones de Kenzaburo, manifestándolas en público  y en paralelo con el resto del país.

La aplicación del término englobamiento a la vida y obra de Kenzaburo nos puede servir para interpretar un mapa de instrumentos culturales, cada conjunto de ellos localizado en su propia  capa  de identidades socio-geográficas, incluyendo en ellas el vector del tiempo. Incorporar la relación entre instrumentos y estructuras diferenciadas de pertenencia con resultados coherentes es, sin lugar a duda, algo que aparentemente ocurre en el Japón contemporáneo, pero que puede interpretarse como impostación cuando se escarba un poco. Sin embargo, en Oé es una realidad sólida, algo que se percibe como natural, porque él abraza el mundo en todas sus geografías y manifestaciones. Hablar de influencias, en su caso, es minimizar el impacto; hay algo más profundo que la mera influencia, hay aprendizaje, orientación, entrañamiento

La visión ideal del Japón actual asociada a un  intelectual , podríamos , entre otros, vincularla con Kenzaburo Oé. Su pensamiento representa ese frágil puente de la ambivalencia actual. Su obra, repleta de influencias occidentales, refleja por un lado el compromiso con un espacio global y la certeza de la pertenencia a otro más limitado que en  general circunscribe a los bosques de la isla de Shisoku , lugar donde nació y que viene a representar el vínculo de pertenencia a una comunidad y cultura originaria; todo lo anterior anclado a la férrea compañía de su propio hijo Hikari ,  discapacitado, pero Hikari no solo forma parte de su obra fundacional (“Una cuestión personal” / 1964 ) sino que nos lo vamos a encontrar a lo largo de su obra como recordatorio de su vínculo con la más elemental de las realidades. Hikari sobrevuela la cosmovisión de Oé, marcando el camino de  retorno a lo primordial ( “Un amor especial, vivir en familia con un hijo disminuido” /1998).

                Ferviente admirador de Proust (realizó su tesis sobre su obra), de los poetas Yeat y William Blake; la lista de narradores occidentales que influyeron en su pensamiento es larga : Faulkner, Cervantes, Dostoievski…., entre los que habría  que destacar a Malcom Lowry por el impacto que tuvo en él la lectura de “Bajo el volcán”,  junto con su etapa en México.  En sus novelas realiza con notable éxito el enlace entre esa realidad occidental japonesa que él vive en primera persona con sus colaboraciones en universidades en el extranjero y sus orígenes que refleja en los bosques , su familia, amigos de infancia, adolescencia y formación académica. Sus textos responden a lo que el mismo opina  con respecto al papel de la narrativa;  por citar un ejemplo, en “Cartas a los años de la nostalgia” nos dice a través de su interlocutor:

                Hasta ahora, cuando escribías en primera persona, para evocar tus recuerdos de infancia                durante la guerra, o para reflejar la angustia de un joven que vive en una gran ciudad                 inhospitalaria (Tokio), veía en ello una fuerza persuasiva. Ese “yo”, era ciertamente , en muchos    aspectos el propio escritor , pero este era a la vez un narrador que reflejaba la realidad social de    su época. Una obra literaria es un fenómeno social.

Oé, responde de alguna manera, a la observación de Ruth Benedict ( “El crisantemo y la espada” ) [2]sobre los japoneses y su afición a hablar de si mismos;  utiliza de forma casi constante su propia vida como hilo conductor de su narrativa. La vida como objeto de reflexión, como representación de un Japón transformado, incluido en el mundo occidental o como receptor de un legado de características universales. Su pensamiento, transmitido a través de su obra, parece circular en paralelo con el resto del país, pero siempre encontrando  el entronque con el pasado contándonos  sus vivencias, a veces, las más, con nostalgia, otras como sucesos irremediables formadores de  su personalidad.

No cabe duda de que cuando le otorgaron el premio Nobel en 1994, se tuvo en cuenta, no solo su compromiso con los valores que se iban consolidando en occidente, tales como la ecología o las cuestiones relacionadas con la energía nuclear, sino con su posicionamiento inequívoco con el resto del mundo, la pertenencia a esa globalidad que se iba conformando y la renuncia al aislamiento y a la concepción de imperio en la que se educó.  La interiorización de los valores democráticos le llegó de golpe, inmediatamente después de escuchar la voz del emperador y su renuncia a la divinidad en enero de 1946 ( nos dice). Oé , profundo defensor del artículo 9 de su Constitución en el que se renuncia a la guerra[3]  , opositor militante del tratado de seguridad  con los EE. UU., no escatimó su presencia en las manifestaciones. De la misma forma denunció la corrupción política de su país e incluso se llegó a preguntar , cómo las fuerzas de autodefensa no han intentado un golpe de estado (“Adiós Libros míos”).

Leer a Oé requiere un esfuerzo de reflexión, acercamiento a los contextos por  los que se mueve y, desde luego, reconocer a los autores que cita y transcribe en múltiples ocasiones. No caba duda que ese mosaico de influencias occidentales, representen mejor que otros autores, la universalidad que ha deseado alcanzar su país. Fue  un intelectual comprometido con su tiempo y su espacio , pero demasiado olvidado de los lectores y las bibliotecas.

 

                                                           Manuel del Castillo Molina

                                           Secretario del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                        “benaltertulias.blogspot.com”



[1] Antonella Romano- “Impresiones de China, Europa y el englobamiento del mundo (siglos XV-XVII)”: Editorial Ambos Mundos ,2018

[2] Ruth Benedict; “El crisantemo y la espada”; Alianza editorial, El libro de bolsillo; 1974

[3] Aspirando sinceramente a una paz internacional basada en la justicia y el orden, el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho soberano de la nación y a la amenaza o al uso de la fuerza como medio de solución en disputas internacionales.

domingo, 10 de diciembre de 2023

Los años de Barbate

                                 “LOS AÑOS DE BARBATE”

                El cambio climático que precipitó la caída del reino visigodo.

 

 

Un reciente estudio publicado en la revista Nature Communications, liderado por la Universidad de Granada y el CSIC, revela que la Hispania visigoda sufría periodos de aridez extrema y hambrunas cuando los musulmanes del califato Omeya la conquistaron.

Hasta hace relativamente pocos años, la historiografía se mostraba escéptica con las noticias recogidas en textos de finales del siglo VII y del VIII. Un ejemplo de ello lo describe el Liber Iudiciorum (segunda mitad del siglo VII) en una ley promulgada por el rey visigodo Recesvinto titulada: “De los que roben las aguas de los riegos” en la que se dice: “Muchas tierras que por su situación se ven faltas de lluvias hay que estudiar que sean favorecidas por aguas de riego. La experiencia de estas tierras demuestra que, si falta el uso acostumbrado de las aguas, desaparece el esperado fruto de la cosecha”. Finaliza el texto con penas durísimas, tanto físicas como económicas a sus infractores. En el estudio ya citado, aparecen los datos aportados por más de cien registros polínicos (que incluyen toda la Península Ibérica y Marruecos) en los que se constata que el pico máximo de la señal polínica de plantas adaptadas a la escasez de agua se dio precisamente en los años que giran en torno al desembarco de Tàriq.

También los historiadores tildaban de exageradas las palabras del rey Ervigio en el XII Concilio de 681 que definía el panorama general como “Un mundo que se derrumba”. Y tenía razón porque en un país, fundamentalmente agrario, las terribles sequías y el intenso frío fueron caldo de cultivo para las hambrunas, las epidemias de peste y, como consecuencia, los generalizados conflictos sociales. Abundando en lo que venimos diciendo, la Crónica mozárabe de 754 abunda en noticias de este tipo. En una de estas crónicas, relacionada con el reinado de Ervigio (680-687) se dice: “Fue consagrado Ervigio en el Reino de los godos. Gobierna siete años, asolando a Hispania un hambre terrible”. Otra, sacada del mismo texto, afirma que: “Unos ángeles, enviados por Dios, causaron estragos entre todos los habitantes de Hispania con un hambre insoportable.” Algo más reciente, aunque abundando en lo mismo, es la Crónica de Alfonso III (s. IX) que afirma: “Los godos perecieron parte por hambre, parte por la espada”.

Este era, a grandes rasgos, el panorama al que se enfrentaban los hispano-visigodos cuando, en el año 711, un ejército de bereberes africanos, comandados por el general Táriq ibn Ziyad, entonces gobernador de Tánger, se dispuso a la conquista de la península. En aquellos momentos, sumándose a todo este conglomerado de desastres climáticos, la monarquía visigoda se encontraba dividida en una guerra civil fratricida entre los partidarios de Rodrigo y los de Agila II (hijo de Witiza). Todo este conjunto de factores haría posible el éxito de la empresa, comandada por Táriq, que partía desde Gibraltar, facilitándole la empresa el conde Olbán (conocido también como don Julián), gobernador de Ceuta y partidario de Agila. Las fuentes no se ponen de acuerdo sobre si su origen era godo, bizantino o bereber y tradiciones posteriores, según fuentes musulmanas y cristianas, señalan que era el padre de Florinda la Cava, ultrajada por el rey visigodo Don Rodrigo que, como venganza, facilitaría el paso a las huestes musulmanas. Si bien esto se considera como una leyenda para justificar la derrota cristiana en Guadalete. “De la pérdida de España //fue aquí funesto principio”, reza la leyenda.

Como ya anticipamos, todos estos desastres que se alargan hasta mediados del siglo VIII estuvieron, además, detrás de la rebelión bereber del año 740 y la caída del emirato dependiente de Damasco. Como alusión al título del artículo, el Ajbar Machmua (Colección de tradiciones andalusí), datada de mediados del siglo XI y conservada en la biblioteca de París, recoge los años acontecidos: ”Los años de Barbate” a partir de 747, relatando como las gentes del recién estrenado al-Andalus lo abandonaban, desesperados, buscando alimento en las costas de Tánger y el Rif: “Siguió apretando el hambre y la gente de Hispania salió en busca de víveres para Tánger, Arcila y el Rif, partiendo desde un río que hay en el distrito de Sidonia, llamado río Barbate, por lo cual los años referidos son llamados “Años de Barbate”. Los habitantes de al-Andalus disminuyeron de tal suerte, que hubieran sido vencidos por los cristianos de no haber estado estos preocupados también por el hambre.” (pp. 66-67).

Como último dato científico que apoya este cambio climático, el análisis de los datos polínicos evidencia varios picos de aridez entre los años 450 y 950, alcanzándose el peor de esos momentos, entre los años 695-725. Esto es, en los años inmediatamente anteriores y posteriores a la conquista de la Hispania visigoda, sus habitantes se morían de hambre cuando Tariq tomó tierra en Gibraltar a pesar de que, como ya hemos apuntado, los visigodos trataron de reaccionar adoptando soluciones como construir acequias de careo para rellenar los acuíferos o ensayos de nuevos sistemas de explotación agraria que trataban de sortear la falta de lluvia, cambios en los cultivos y muchos asentamientos se mudaron a las sierras en busca de agua.

 

                        Rosa Maria Ballesteros García

              Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                           “benaltertulias.blogspot.com”

 

Textos recomendados:

Los visigodos. Hijos de un dios furioso, Desperta Ferro Ediciones, 2020.

“La sequía como posible factor que contribuyó a la crisis del reino visigodo y la expansión islámica en la Península Ibérica””, Nature Comunications, 15 sep, 2023.

domingo, 3 de diciembre de 2023

Concepción Arenal

                                              CONCEPCIÓN ARENAL

                               UNA MIJJER ADELANTADA A SU TIEMPO

Pensadora, periodista, poetisa y autora dramática, experta en Derecho Penitenciario, activista social y preconizadora del feminismo. Reunió para todo ello las condiciones necesarias y pudo explotarlas. Es conocida por ser una de las primeras mujeres que consiguieron estudiar en la Universidad de Madrid aunque para ello debiera disfrazarse de hombre.

Nació en El Ferrol en 1820 y murió en Vigo en 1893. Sus padres eran miembros de ilustres familias santanderinas y gallegas  y sus vidas discurren en los momentos en que el país se debate entre el absolutismo de Fernando VII y el constitucionalismo de 1812. Ángel del Arenal,  su padre, de linaje noble santanderino, fue un militar ilustrado  y liberal, licenciado en  Derecho y Filosofía, y Teniente Coronel de Infantería destacado en su actuación contra los franceses, fue perseguido por constitucionalista y encarcelado,  provocando su muerte prematura cuando Concepción tenía 9 años. Su madre Concepción Ponte era hija de Joaquin Tenreiro y Montenegro,  Conde Vigo, condado concedido por Fernando VII en 1818 por su actuación en la guerra de la Independencia,  y hermana de Antonio Tenreiro, II Conde de Vigo al heredar el título. Son monárquicos y absolutistas.

A la muerte del padre (1829) se trasladan a vivir a Armaño (Santander) a la casa solariega de la abuela paterna, dotada de una buena biblioteca, en donde recibe su primera instrucción y una fuerte educación religiosa, para trasladarse  a Madrid (1835) a casa de su tío el conde para estudiar en un colegio de señoritas que enseña a comportarse en sociedad.

Vuelve a Armaño en 1840 para atender a su abuela en sus últimos días que al morir le lega su herencia familiar, hecho que se repetirá al año siguiente al fallecer su madre en 1841, lo que permite a Concepción disponer de los medios necesarios para dar rienda suelta a sus proyectos de estudiar Derecho, empeño difícil pues los estudios universitarios están vedados a las mujeres, razón por la que se viste de hombre para poder asistir a las clases durante los años 1842-43, 43-44, y 44-45 y aunque no pudo inscribirse, ni realizar exámenes ni obtener el título, se enriqueció en las cuestiones penales y jurídicas. Allí conoció también a Fernando García Carrasco, abogado extremeño, quince años mayor que ella, con quién contrae matrimonio en 1848, teniendo tres hijos: Concepción (1849, que moriría a los dos años), Fernando (1850), y Ramón (1852).

En los  primeros años de su matrimonio, inicia su etapa literaria, dedicándose sobre todo a la literatura, destacando sus, deliciosas y formativas, “Fábulas en verso” que serán declaradas de lectura obligatoria en enseñanza primaria. Comienza a colaborar en “La iberia” periódico liberal en donde su marido firma los editoriales, con una serie de siete artículos titulados “Watt, su vida y sus inventos”, biografía del ingeniero escocés James Watt que perfeccionó la máquina de vapor. Al fallecer su esposo, víctima de la tuberculosis, en 1857 continúa publicando, sin firma, sus editoriales hasta que una orden ministerial obliga a firmarlos y pierde su trabajo como redactora fija.

Abatida se traslada a Potes en donde hace amistad con el violinista y compositor Jesús Monasterio, hombre de fuertes convicciones religiosas con el que mantiene una relación platónica, y que la pone en relación con otro músico, Santiago Marzanau, un entusiasta de las recientemente fundadas  (1830)“ Conferencias de San Vicente de Paúl” organización por completo dedicada a los pobres, y la decide a fundar la rama femenina de estas Conferencias en Potes, iniciando su etapa de preocupaciones sociales y humanitarias, cuyo fruto inmediato es su ensayo, de fuerte influencia cristiana, sobre “La beneficencia, la filantropía y la caridad” (1860), en donde define la beneficencia como las ayudas del Estado a los necesitados, la filantropía como una preocupación filosófica por la dignidad del hombre y la caridad como compasión cristiana. Este ensayo será premiado por la Academia de Ciencias Morales y Políticas que lo reconoce por primera vez a una mujer. Le sigue “El visitador del pobre” (1863) en donde trata de mejorar la preparación de los personas que se dedican a estos menesteres.

En 1864 es nombrada Visitadora de Prisiones de Mujeres, a instancia de Isabel II, de cuya experiencia surgen sus “Cartas a los delincuentes” (1865) en las que aborda la necesidad de reformar el código penal por lo que fue cesada en su cargo. En 1865 se crea la Sociedad Abolicionista de la Esclavitud, escribiendo un poema “Oda a la esclavitud” que obtiene el primer premio del concurso convocado para ello. Tras la Revolución del 68 es nombrada Inspectora de Casas de Corrección de Mujeres. En 1870 funda el periódico “La voz de la caridad” que durante 14 años es la plataforma que denuncia los abusos e inmoralidades de los hospicios y cárceles de la época.

En 1869 se involucra en la organización de la rama femenina de la Cruz Roja llegando a dirigir personalmente el Hospital de Sangre de Miranda de Ebro que atendió a heridos de la tercera guerra carlista, que reflejaría después en sus “Cuadros de guerra” (1880).

En la que podemos considerar su etapa docente, colabora con los krausistas en la Conferencias Dominicales para la Mujer que se ofertan en la Universidad de Madrid, y en la creación de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, y la Escuela de Institutrices (1871), escribiendo varias obras sobre la educación de la mujer, entre las que destaca “La mujer del porvenir” (1869).

A partir de 1875 se aleja de la vida pública  y se traslada  a vivir a Gijón con su hijo Fernando, que ha enviudado, y luego a Vigo en donde éste es destinado como ingeniero director de las obras del puerto.  En esta última etapa de dedicación puramente jurídica, redacta importantes obras de carácter legal como “La pena de deportación”, “La cárcel llamada Modelo”, ”Estudios penitenciarios” (1877). En 1878 publica su ensayo sobre “La instrucción del pueblo”,  premiada de nuevo por la Academia de Ciencias Morales y Políticas, y en 1879 el  “Ensayo histórico sobre el derecho de gentes”,  su mayor aporte jurídico al derecho internacional.

Sigue colaborando en muchas revistas y publicaciones, aunque su producción decae por el deterioro de su salud y por la atención que presta a la edición de sus obras completas de las que incomprensiblemente se excluyen sus obras literarias. Viviendo en Vigo fallece en 1893 a la edad de 73 años.

 

                                                                Jesús Lobillo Ríos

                                         Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                    “benaltertulias.blogspot.com”

 

Bibliografía:

Fernández Tomás y Tamaro Elena. Biografía de Concepción Arenal. Biografías y Vidas. 2023.

Ayala Aracil, Ángeles. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Universidad de Alicante.

Lacalzada de Mateo, Maria José. Real Academia de la Historia. 

domingo, 26 de noviembre de 2023

De educación y deseducación

                               DE EDUCACION Y DE DESEDUCACION

 

Más o menos, más temprano o más tarde, todos hemos oído hablar de educación. El hablar, también de educación, corre a través del tiempo y como lo hace el tiempo, porque el tiempo no se detiene y la educación, tampoco, a pesar de tantos intentos de detener los procesos e, incluso, de entregarlos y arrojarlos a los tiempos pretéritos, por así decirlo con educación.

Hemos podido oír que se habla de extender la educación obligatoria, ampliándola a la atención de estudiantes de más edad de la establecida hasta ahora para la enseñanza secundaria.

Dada la experiencia que tenemos de la consabida enajenación por parte del alumnado que, tal como están las cosas, abandonan la educación obligatoria, no mejorará la educación del personal haciéndola más larga, más cansina y hasta un tanto más odiosa, si cabe.

Podemos pensar que todos los esfuerzos para mejorar la educación deben ir en la dirección de atender en mejores condiciones la actual educación obligatoria y no en un dispendio que puede aumentar el rechazo actual que sufre la Educación Obligatoria.

Una vez puestos, podemos hacer consideraciones totalmente educativas del porqué entendemos la necesidad de mejorar la Educación Obligatoria y no en ampliarla temporalmente. Podemos pensar que no son los tiempos, ¡O tempora!, sino las costumbres, ¡O mores!, las que hay que cambiar.

Podemos considerar también que se mejoró la educación básica, aprovechando el momento democrático para poder acoger a todo el alumnado, concediendo los conciertos educativos para, así, paliar temporalmente la acogida de toda la población estudiantil de Primaria y Secundaria, haciéndola obligatoria. No queremos pensar en que pudiera ser por cuestiones electoralistas.

Ahora que presenciamos que se ha reducido la población escolar por la bajada de la natalidad, lo que no se puede hacer es reducir aulas en los Centros Públicos y mantenerlas en los concertados.

No podemos olvidar que la Constitución no dice absolutamente nada sobre la libertad de elegir Centros, sino solamente de crear centros y allá cada uno con su mercado.

Hablando de mercado, hace más de treinta años que ya vemos publicidad de centros concertados, que, muchas veces, están alejados de la población y que no favorece la integración por la proximidad. Hasta hemos podido observar cómo se cruzan en la calle el alumnado que va a cada tipo de centro, público o concertado. Si hay plazas libres en la Educación Pública, no hay que subvencionar plazas concertadas, ni por capricho, ya que los conciertos, como hemos dicho, se crearon para paliar una situación y no para despilfarrar, haciendo de los conciertos un negocio que dilapida recursos en propaganda. De las cuotas que cobran, algunas desorbitadas, ni hablamos. Pueden ser centros de educación privados con todos sus derechos, sin más contemplaciones. Incluso pueden ser centros de adoctrinamiento determinados, sin más problemas.

Si, en las actuales circunstancias, algunos centros concertados quieren o necesitan seguir con los conciertos educativos, no deberían elegir a dedo a su profesorado para que no se conviertan en centros de adoctrinamiento y, por tanto, todas las plazas del profesorado deberían estar afectas y abiertas al Concurso General de Traslados de maestros y profesores, para que la Democracia y la Educación en la diversidad sean efectivas. Los afectos por la democracia no deben ser cuestionados,

No nos parece, por tanto, buena idea ampliar la Educación obligatoria a más años, porque sería, tal como estamos, otro submarino que va a completar el abordaje de los conciertos y hacer de la Educación Pública una hermanita pobre, la subsidiaria, la que no pueda recuperarse, tras el avance de las privatizaciones, aunque sea corto recorrido como pasa con los conciertos.

La modernidad, la puesta a punto de la democracia nos exige una Educación Pública de calidad para todas y todos, con libertad que facilite el respeto debido a todas las personas, piensen como piensen y para que, desde ya, en el Parlamento, que debe ser modélico, no se permitan insultos, pataleos ni manotazos en las bancadas, que no dejan de manifestar los frutos de una enseñanza, que no educación, supremacista, intolerante y excluyente. No nos podemos permitir esta “ejemplaridad”. Mucho cuidado tiene que tener el próximo gobierno con dar pasos en falso en la Educación Obligatoria, dejándose llevar de cantos de sirenas que lo pueden cautivar para que la Educación de este país no pueda seguir navegando democráticamente.

 

                                                    José María Barrionuevo Gil

                                                 El Ateneo Libre de Benalmádena

                                                    “benaltertulias.blogspot.com”

domingo, 19 de noviembre de 2023

Claude Monet

                                                             CLAUDE  MONET 

                          PINTOR, IMPRESIONISTA EN LA VANGUARDIA DEL SIGLO XX

El paso del siglo XIX al XX supone un cambio profundo de las concepciones artísticas. La rigidez de las nuevas reglas aportadas, dada la exactitud de los recién adquiridos conocimientos científicos, pretenden mantener encerradas y constreñidas las tendencias  del arte, que para zafarse huye de las formas estables, sólidas y pasivas, para pasar de ver la naturaleza “a expresarla”(en palabras de Delacroix), descubriendo el mar, el agua, el humo y todo lo intangible. Claude Monet es el indiscutible representante de esta transformación.

Nace en París en 1840 pero pasa enseguida a vivir en El Havre en donde su padre tenía una tienda de comestibles. Haciendo el bachillerato comenzó ya a realizar caricaturas con las que se hizo un nombre (cobraba hasta 20 francos por cada una) que le permitieron conocer a Eugene Boudin, quien le animó a ampliar sus posibilidades en París a donde llegó con 19 años (1859) pero en lugar de asistir a un taller oficial, como le habían recomendado, se inscribe en la Academia Suiza, privada, en donde los alumnos trabajan a su aire, visitando simultáneamente la cercana escuela de Barbizon en la que los discípulos prefieren el paisajismo y la luz. Todo ello le conllevó trastornos económicos al enfrentarse a su familia, además de ser llamado para su servicio militar obligatorio, que evitó en su mayor parte al contraer fiebres tifoideas en Argelia, de forma que un par de años más tarde está dedicado al paisajismo con el neerlandés J. B. Jondking.

La tendencia a pintar al aire libre (“plein air” en francés), se inicia un par de siglos antes cuando se constituye como una fase preparatoria para el aprendizaje de la realización de paisajes completos, que terminan convirtiéndose en un “motivo” de la pintura, costumbre que lleva a los pintores a visitar Italia, hasta que este motivo se traslada al Sena y a la región de Normandía en donde años más tarde confluirían Monet, Corot, Jongkind, y Boudin que convierten a esta forma de pintar en todo un estilo propio, algo que fue facilitado por la aparición en el mercado de los caballetes plegables, marcos y materiales más ligeros y sobre todo la aparición del tubito de metal con tapón de rosca para llevar nuevos colores más luminosos y estables. 

En la década de los sesenta Monet comienza a introducir figuras en sus cuadros, es decir, comienza a alejarse  del realismo. Pinta “El Desayuno” y “el Almuerzo sobre la hierba” utilizando como modelo a Camille Doncieux con la que termina casándose y teniendo dos hijos. Más tarde, a la muerte de Camille en un parto, se uniría a Alice Hochedé, viuda de un marchante, que tenía seis hijos. Cautivado por la costa normanda pintó repetidamente los acantilados de Étretat. Realiza diversas exposiciones con pintores amigos aunque no tiene éxito económico hasta que el mercado de sus cuadros se abre a los EEUU de la mano de su marchante Duran-Ruel con el que también tuvo diferencias.

En la década de los setenta está totalmente dedicado al “impresionismo” con un grupo de amigos, Cezanne, Colin, Debras, Degas, Latouche, etc., realizando su primera exposición en 1874 en el atelier del fotógrafo Nadar  en el Boulevard de Capucines en París donde destaca su cuadro “Impresión: el sol naciente” que da nombre al conjunto, y que había pintado dos años antes en El Havre.

Monet trata de pintar la instantaneidad, la  envoltura, la luz y el aire  y se lanza en cuerpo y alma a pintar las series como la de los almiares, que permiten estudiar el contraluz a distintas horas del día. Y después los álamos en los que encuentra una composición más dinámica. Y la serie de la Catedral de Ruan, treinta cuadros en los que apreciamos la luz a distintas horas del día y en los que lo menos importante es la catedral.

Viaja a Londres donde descubre la niebla del Támesis que reflejará en un centenar de cuadros, hasta que en la década de los noventa adquiere la propiedad de Giverny en la que prepara su propio jardín y sus motivos. De aquí surgen la maravillosa e interminable serie de los nenúfares, las ninfeas, las glicinias, los agapantos, iris etc., y el inmortalizado puente japonés que mandó construir. Todavía en 1908 viajó a Venecia que dio lugar a otra serie de cuadros.

En 1908 comienza sentir que pierde la vista a causa de unas cataratas que no se operaria hasta 1923 (y de un solo ojo), y comienza de nuevo a pintar aunque fuertemente deprimido por la muerte de su segunda esposa y de su hijo, mayor, hasta que fallece en Giverny en 1926.

La obra de Monet es considerada como la máxima expresión del impresionismo elevado a sus más alta consideraciones, siempre pinta al aire libre, sin huellas de taller alguno, bajo la luz directa del sol, plasmó sus efectos sobre los objetos, sus vibraciones, por lo que su pintura resulta vital y llena de armonía. Como afirmó el propio pintor: “el motivo es para mí absolutamente secundario, lo que quiero representar es lo que existe entre el motivo y yo”.

Las obras de Claude Monet pueden verse y admirarse habitualmente en el Museo Marmottan Monet de Paris, y ocasionalmente en las exposiciones monográficas exhibidas en otras capitales.

                                                                Jesús Lobillo Ríos

                                           Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                        “benaltertulias.blogspot.com”

Bibliografía.

I.F. Walther.-“El impresionismo”. Taschen 1997

Sarah Belmont.-“El plein aire. La pintura en movimiento” Catálogo Exp. Monet. Madrid 2023.

Pierre  Pinchon.-“Luchar con la luz. Monet ante el fotómetro”. Idem.

Paul Hayes Tucker.-“Monet en la década de 1870”. Catálogo Exposición Monet Madrid 1986

F. Calvo Serraller.-“La novela de Monet”. Idem.

domingo, 12 de noviembre de 2023

Dido

La astuta Dido

Son muchas las teorías que existen para definir la inteligencia, aunque lo más común es asociarla con las habilidades para adaptarse al entorno. Comprender las cosas y obtener provecho, mediante la astucia, es el ejemplo del caso extraordinario de la princesa Elisia de Tiro (Fenicia) que las fuentes clásicas griega y romana han recogido con el nombre de Dido.

Siguiendo la cronología, destacamos a los historiadores Timeo de Taormina, un griego (c. 350-260 a.C.), Josefo, un judío del siglo I a.C., o Virgilio, escritor romano del siglo I a.C. del que se ha conservado la versión más famosa de la historia de Dido en su obra Eneida, una epopeya que tiene como protagonista a Eneas, héroe de la guerra de Troya, progenitor del pueblo romano y futuro marido de Dido.

En esta última versión Dido era la hija del legendario Belus, rey de Tiro, la más importante ciudad fortificada (su nombre significa “roca”) de Fenicia, situada al sur del Líbano. En aquellos momentos, el territorio fenicio abarcaba áreas de los actuales Israel, Siria, Líbano y Palestina y el nombre fenicio de nuestra protagonista era Elisa, aunque los libios le dieron el nuevo nombre de Dido que significa “vagabunda”. Cuenta Virgilio que Dido tenía un hermano, Pigmalión, que con malas artes la despojó de su herencia y también, para apropiarse del trono de Tiro, y apropiarse del tesoro real mató a Siqueo, el marido de Dido. Viuda, y despojada de su herencia, esta tuvo que huir acompañada de un grupo de colonos fieles y huir por mar hacia el oeste buscando una nueva vida.

La primera escala de su periplo hasta arribar al norte de África (donde fundaron una ciudad) fue en un lugar de Chipre: Citio, situado al sur de la isla. Desde allí partieron, incorporando al grupo un sacerdote de la diosa Astarté, al que habían convencido con la promesa de hacerle Sumo Sacerdote de la futura colonia que iban a formar, además de unas cuantas decenas de prostitutas sagradas que ejercían en el templo de esta diosa.

Los fenicios destacaron por ser unos magníficos mercaderes y también expertos navegantes, de forma que estas habilidades les fueron muy útiles al grupo para conseguir su fin: establecer su colonia y fundar una nueva ciudad: Cartago.  La habilidad de Dido y su capacidad diplomática hicieron posible negociar con Hiarbas, rey de la colonia fenicia de Útica, y llegar a convencerle de que les cediera un terreno adecuado para establecerse. Hiarbas se mostró dispuesto a concedérselo a condición de que sólo podían disponer de la superficie de tierra que podía cubrir la piel de un buey. Lógicamente era misión imposible realizar tal hazaña, pero lo que no contaba el rey fenicio era con la astucia de Dido, quien dispuso que la piel de buey se cortara en tiras muy finas y se unieran formando una cuerda larguísima con la que rodeó una colina que se convertiría en la ciudadela o acrópolis de la que sería Cartago. Esta ciudadela fue conocida como la colina de Birsa, que en griego significa piel de buey (Birsa, en la actualidad, es un límite del área metropolitana de la ciudad de Túnez).

            Esta ingeniosa acción de Dido, que sucedió en 814 a.C., es el origen de un famoso problema matemático que consiste en​ hallar la forma de la mayor superficie que se puede delimitar con un perímetro de longitud. En honor a su fundadora, Cartago acuñó monedas a partir del siglo V a.C., y la efigie que aparece en dichas monedas: una cabeza femenina con gorro frigio se ha identificado con esta inteligentísima mujer.

Lo que no hemos contado aún es que, para financiar su viaje, tuvo que engañar al hermano asesino dándole pistas falsas de donde había escondido el asesinado (marido de Dido) el tesoro real. El hermano picó el anzuelo y mientras lo buscaba infructuosamente, la pícara Dido huía con sus fieles.

Siguiendo de nuevo a Virgilio y su Eneida, volvemos a encontrar de nuevo a Dido cuando los troyanos, huyendo de su ciudad destruida, llegan a Cartago tras desviarles una gran tempestad de su primitivo destino, que era Italia. Allí los recibe Dido, a quien el caudillo Eneas (hijo de Anquises y Afrodita) solicita hospitalidad y, aunque ella había prometido serle fiel a su viudo, y por mágica intervención de Cupido se enamora perdidamente de Eneas, aunque es posteriormente abandonada por éste. La historia finaliza en tragedia cuando, al verlo partir en su nave, se lanza a una pira funeraria tras hundirse en el pecho la espada de Eneas.

No es la última referencia a la reina Dido, porque cuando Eneas desciende al inframundo griego con ayuda de la Sibila de Cumas, en busca de su padre Anquises, encuentra a Dido vagando por los Prados Asfódelos, la región del inframundo donde iban a parar los muertos por amor, pero esta ya es otra historia y lo que destacamos de ella es la inteligencia y la astucia de una mujer y las consecuencias que propiciaron, siguiendo a Ovidio, el odio que enfrentó a Roma con Cartago y que desembocó en las guerras púnicas. 

 

                                       Rosa M. Ballesteros García

                        Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                        “benaltertulias.blogspot.com”

domingo, 5 de noviembre de 2023

Miguel Prados

                                                 MIGUEL PRADOS SUCH

MÉDICO,  PSICOANALISTA,  MODERNIZADOR DE LA PSIQUIATRIA MALAGUEÑA Y EXILIADO

 

Entre las figuras que contribuyeron a la eclosión de la Psiquiatría en España, sobre todo en el ámbito local, figura el invisibilizado Miguel Prados, en parte por la sombra de su hermano menor Emilio que destacó como poeta.

Miguel Prados nació en Málaga en Octubre de 1894 hijo de un comerciante granadino “hecho a sí  mismo” que llegó a ser propietario de una fábrica de muebles, su madre era malagueña de familia adinerada y liberal. Se completó la familia con dos hermanos, Inés y Emilio que llegaría a ser un famoso poeta de salud frágil al que Miguel tuteló siempre tanto material como intelectualmente. Un tío, Miguel Such, fue arqueólogo.

Ambos hermanos fueron enviados a Madrid a estudiar en la Residencia de Estudiantes donde se encontraba la élite intelectual del momento: Juan Ramón Jiménez, Alberti, Dalí, Buñuel, García Lorca, etc. Miguel estudió Medicina, hablaba y leía en inglés, alemán y francés por lo que tuvo acceso a las obras de Freud antes de que fueran traducidas y cuya influencia pasó a su hermano y se extendió a los miembros de la generación del 27.

Entre 1918 y 1920 trabajó en el laboratorio de fisiología cerebral de Ramón y Cajal con Rodríguez Lafora, y en el laboratorio de histopatología con Pio del Rio Ortega. En 1920 fue becado por la JAE para seguir estudiando en Oxford y Londres con el profesor Mott. Trabaja en Múnich con el profesor Spielmeyer y asiste a las conferencias de Kraepelin (todo ello mientras atiende a su hermano que está en un sanatorio en Davoz).

Comienza a preocuparse por la asistencia real a los enfermos y crea junto con Rodríguez Lafora, Sanchíz Banús y Sacristán una especie de asociacionismo que sería el germen de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Vuelve pues a Málaga en donde acepta la dirección del Sanatorio Psiquiátrico de San José en marzo de 1923, y dos años más tarde consigue el nombramiento de profesor supernumerario por oposición del Cuerpo Médico de la Beneficencia y en 1929 le encargan la dirección del Instituto Social de Psicología Aplicada y de la Escuela de Niños Anormales, ambos de nueva creación. A estas actividades se suman Ortiz Ramos y Linares Maza.

En 1926 asiste a la reunión de la Asociación de Neuropsiquiatras en Barcelona y elabora un informe en el que denuncia la situación de los enfermos mentales y se adhiere a la creación de la Liga de Higiene Mental, así como cambiar el nombre de Manicomios por el de Hospital Psiquiátrico, preconizando un servicio de atención más abierto para los enfermos y una simplificación de la situación legal de los ingresos, así como de las necesidades de mejorar la capacitación del personal y las necesidades materiales de las instituciones. Tratar de poner en marcha todos estos cambios le produce un sinfín de frentes adversos que lo llevan incluso a juicio.

Miguel Prado vuelve a Madrid en  1933, opositando a la primera cátedra de Psiquiatría de la Universidad Central de Madrid que quedó desierta por falta de unanimidad del tribunal y vuelve a presentarse al ser convocada de nuevo en 1935 con el mismo resultado. Volvió a convocarse en septiembre de 1936 pero la guerra impidió su celebración. Se convoca de nuevo posteriormente en 1945 en donde los dos principales opositores, Vallejo Nájera (que acudió vestido de coronel del ejército) y López Ibor testificaron la lucha entre franquistas y monárquicos que según los vientos del momento se decantó a favor del primero.

Con la Guerra Civil y sus consecuencias, Miguel Prado Such fue cesado en los cargos que tenía en Málaga por la depuración franquista, y paralizada su labor de investigación, y tras ocupar brevemente una plaza de profesor de Histología en la Universidad de Barcelona pasa a Francia para terminar viajando a Canadá donde rehace su carrera ingresando como Carnegie Fellow en el Instituto Neurológico de Montreal en 1942 y dos años más tarde es profesor asistente en el Allan Memorial Institute y a continuación profesor asociado y posteriormente Profesor de Psicología en la Universidad de Notre Dame en Montreal.

Se dedica a estudiar el psicoanálisis fundando el Club de Psicoanálisis de Montreal que poco después pasaría a ser la Asociación Psicoanalítica Canadiense. En 1950 participa en el Primer Congreso Mundial de Psiquiatría en Paris. Fue nombrado así mismo experto de la OMS y fue fundador y miembro del comité asesor de la Revista “Ciencia”, órgano de expresión de los científicos españoles exiliados en América que se editó en 1940 y se mantuvo hasta 1974, y que fue prohibida en España a partir de su tercer número en Mayo de 1940.

Miguel Prados Such falleció en Montreal en enero de 1969, olvidado en su país y sobre todo de sus paisanos malagueños para los que resulta un perfecto desconocido.

                                                            

                                                                       Jesús Lobillo Ríos

                                             Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                           “benaltertulias.blogspot.com”

 

Bibliografia.

C. Garcia Diaz. “Miguel Prados Such: Un Psiquiatra Reformista en el Exilio”. UMA.