miércoles, 20 de diciembre de 2017

IV CENTENARIO DE MURILLO

20/12/17

IV CENTENARIO DE MURILLO  
Lola Recio Barba. Graduada en Artes. Pintora.
Aforo: 28 asistentes

   
Nace en Sevilla 1618 /1682 S. XVII  Reinando Felipe III  (edad moderna)
Sus padres;  Gaspar Esteban y María Pérez Murillo
El padre, barbero cirujano,  tiene rentas  y otros negocios .Dispone de esclavos. Son familia de plateros y dueños de inmuebles. Tienen 14 hijos
Murillo, huérfano a los diez años, es adoptado por su hermana mayor que él 28 años.
En 1.628 comienza la guerra de los 30 a. entre católicos y protestantes
En el arte desaparece el idealismo del Renacimiento.
 En  contraposición, el  naturalismo,   da paso al Barroco y a los tenebristas (Caravaggio, Ribera, etc.)
Temas favoritos del barroco;  los éxtasis de los místicos.  

Murillo,  entra en la Escuela de Castillo en Sevilla a los 14.a,
Castillo, se ausenta a menudo y es Alonso Cano alumno aventajado, quién se hace cargo de su instrucción.
Alonso Cano conocido más tarde, como un magnifico escultor, además de pintor y arquitecto. Maestro, de Juan de Mesa, Montañés, etc., fue iniciador de La Escuela Granadina.

Murillo con 20 años, ya está capacitado como pintor de ferias, pintó una gran partida para Indias y se marchó a Madrid bajo la tutela de Velázquez.
Allí conoce a Rubens, quién influye en el tratamiento que Murillo da a sus obras, en donde todo se retuerce,   cuerpos telas y cabellos.
La influencia del taller de Castillo, se refleja en las obras siguientes de Murillo pintadas en Madrid;
La Virgen entregando un rosario a S. domingo
Pintado, para el palacio arzobispal de Sevilla en 1.638, junto a la Visión  de S. Eleuterio.  Aquí representa Murillo, uno de los episodios más importantes en la vida de Sto. Domingo de Guzmán.
La Virgen, se aparece en una capilla con un rosario en las manos. Y encomienda al santo su difusión.
Obra dividida en dos planos;
En el plano inferior, el santo  alza las manos para recibir el rosario   
 Los símbolos;  la azucena y la biblia,  la regla de los dominicos.
Domingo de Guzmán, afirmó una visión donde la Virgen le entregaba un rosario y le encargaba su rezo y difusión.  Se le atribuyeron a la Virgen del rosario diferentes victorias guerreras;  En 1.571, Pio V.  Instauró su fecha onomástica el 7 de Octubre, como aniversario de la victoria de Lepanto contra los turcos, la llamaron la Virgen de las Victorias. Más tarde Gregorio XIII, cambió su nombre a Nuestra Sra. del Rosario.     


Con 25a. se casa con Beatriz de Cabrera
1.647/ España es derrotada por Francia .Termina el Imperio Español.     Reina el Austria menor Felipe IV.
En ésta época Murillo trabaja mucho y negocia con inmuebles.
Tienen 5 hijos.

La Magdalena Penitente.
Murillo, toma el boceto de una mujer de la calle (Catalina). Etapa tenebrista, existen siete versiones de la magdalena
La peste, declarada en Sevilla en 1.649, deja el lugar con 65000 habitantes. Murillo pierde a tres de sus hijos. Niños que él había pintado como angelotes entre los rompimientos de gloria.   Es su hijo José Felipe quién posa como el Bautista y el primero en morir.
Murillo, está un tiempo sin pintar piensa que dios le ha castigado por sus devaneos. Vuelve al trabajo pintando al hijo de una esclava.
 El hijo de su esclava con un cántaro al hombro.  Aparece pidiendo comida a otros niños. Influencia de las pinturas flamencas.  
Ante la enorme mortandad se calcula unos 1000 muertos diarios, tuvieron que habilitar unos carneros o fosas comunes donde arrojaban a los muertos. Se cree que fueron instalados en El Prado de S. Sebastián junto a La Puerta de La Carne.  Allí Murillo presenció cómo tiraban a sus hijos entre todos los demás.
Parroquias semidesiertas, casas en ruinas.  Sevilla entra en una fuerte depresión de la que tardará años en salir.   En 1652 se produce un motín por hambre.
Niño Jesús y San Juanito.
Simbolismo.  San Juanito, aparece vestido con ropajes toscos. Con piel de cordero alusivo al sacrificio. Una concha, al bautismo.  Una cruz, la muerte de Cristo y su triunfo sobre la muerte.  Los tonos de la carnación son suaves
Pese a la crisis,  Murillo disfruta de numerosos encargos;  11 lienzos para el claustro de S. Francisco (Sevilla ) en los que refleja las tendencias del momento. Es seguidor de Zurbarán  en naturalismo y tenebrismo. Pinta en  planos paralelos recortados en fondo negro.   Y también de  Velázquez y Alonso Cano, adopta el claroscuro  que éstos,  ya habían abandonado.
  Niños comiendo fruta
Se inspira en pinturas flamencas, a los golfillos, los contempla en las calles y los traslada al lienzo. De la etapa tenebrista 1º plano recortado en negro
La colosal.  436X297 cm.
Los franciscanos le encargan que pinte La Colosal”.  La Virgen contempla la tierra desde arriba, mientras su manto flota.
El estilo,  característico del barroco que recuerda a Zurbarán en el naturalismo y en los celajes dorados a Roelas. Monumentalidad y  ropas envolventes,  túnica blanca,  manto azul y ángeles que revolotean en su entorno.  Obra temprana 1.656  
Procede del desaparecido convento de S. Francisco de Sevilla
Sitio donde se encuentra Museo de Bellas Artes de Sevilla
 
Tiene cuatro hijos más y otros dos mueren. Niños,  que también sirvieron de modelos a Murillo.
En 1.655 pinta a S. Ana dando lección a la Virgen. Son  su esposa e hija. Murillo, tiene a estos modelos en secreto, no estaba bien visto que se copiase para lo sagrado, nada terrenal, ni siquiera sencillos utensilios. En ese tiempo, Sevilla tiene un arzobispo y más de 70 conventos.
Murillo, destaca con sus Inmaculadas.  Es el pintor de la Contrarreforma católica,  verdadero definidor del dogma de fé de la Inmaculada Concepción,  que pinta, con la intención de  provocar el amor fervoroso del que la contempla.
En 1656 realiza sus dos obras cumbres;  la Inmaculada del Escorial y  S. Antonio de Padua.  El Cabildo le pagó 10.000 reales.
  S. Antonio de Padua        Estilo barroco  560X330 cm.
Esta obra, realizada para la capilla de S. Antonio dedicada a bautizos donde pinta un cuadro descomunal para un sitio reducido.
 Obra,  que está influenciada por la pintura que Herrera el Mozo realizó,  para la Catedral de Sevilla (El triunfo del Sacramento) igualmente de grandes proporciones
S. Antonio lo pinta un año después de conocer la obra de Herrera el Mozo.
Análisis de la obra. El santo  recibe la visita del niño Jesús rodeado de ángeles como símbolo de pureza.
Composición, en  separación de espacios celestes y terrenales  
Potencia, la diagonal barroca con los brazos, que describe una línea de separación entre el santo y el niño.
A la derecha, se encuentra el santo arrodillado con los brazos extendidos.
La fig. en escorzo, acentúa la teatralidad barroca al estilo de Rubens, Herrera y Van Dyck.
Sitúa  el rompimiento de gloria, a la izquierda y al santo a la derecha.
La luz, unifica la composición.  El santo situado  en una penumbra interior que se abre a una galería, crea, un segundo foco luminoso, que consigue, la profundidad espacial al estilo de Velázquez en Las Hilanderas.
Análisis del tema;
El santo,  recibe la visita del niño rodeado de ángeles y envuelto en un rompimiento de gloria. San Antonio de rodillas, extiende los brazos hacia la visión.
La luz,  que emana del niño, envuelve toda la estancia. La puerta del fondo, permite ver detalles arquitectónicos, consiguiendo el efecto atmosférico al estilo de). La fig. en escorzo, acentúa la teatralidad barroca.
La distancia que los separa, subraya los sentimientos del santo, que tiende sus brazos expectantes.
Hª de la obra;  durante la ocupación francesa fue expoliada. Más tarde, en 1.874 un ladrón, recortó la fig. del santo que la vendió a un coleccionista de Nueva York,  éste a su vez, la vendió a la embajada de España.  Fue restaurada y vuelta a su lugar.               


    La inmaculada del Escorial.
Composición;  abierta hacia los extremos, con estructura dinámica y vertical.  La forma de las masas  de canon estilizado y ángeles formando curvas envolventes.
La Virgen,  con los ojos alzados al cielo y con los brazos cruzados al pecho en plegaria.  Con túnica blanca y manto azul.  Es una joven que flota entre nubes.  Ángeles y telas se enroscan dinámicamente.
La fig. central  en contraposto,   cabeza hacia arriba y manos en dirección contraria.  El cuerpo en curva, evita la frontalidad con las telas también en curva, y se ayuda,  con el escorzo de los ángeles. 
Sobre fondo dorado recorta la fig., envuelta en luz,  para indicar la presencia divina.  Rostro y vestido emanan luz propia.
La pincelada es suelta y fluida con colores cálidos y dorados en contraste con los fríos azules.  La expresión,  es dulce y en plegaria  Tema,  religioso,  propagandista de la fe católica y contra la reforma luterana.
Técnica;  óleo sobre lienzo 206X144 cm. 1.665
Sitio; Museo del Prado Madrid  
Hª de la fuente iconográfica. Aparición de la virgen a Beatriz de Silva fundadora en Toledo de la Orden de La Concepción Purísima.
Aquí nos detenemos, para entrar en la Escuela Sevillana.
LA ESCUELA SEVILLANA
En el S. XVII.  El barroco,  triunfa con el naturalismo frente  al idealismo manierista, al estilo de Miguel Ángel,  con sus personajes en equilibrio.   La sociedad, necesita la expresión natural y las sombras del tenebrismo.
El estilo barroco,   es naturalismo con efectividad teatral,
La expresión;   risa plena,  grito,  terror,  odio,  dolor.
La composición, efectista, teatral   En la parte superior, las glorias
 y  en la inferior, miserias y sombras.
Al triángulo equilátero rafaelesco,  le suceden  líneas diagonales y oblicuas que cruzan violentamente  cortando los planos entre sí
La luz,  en planos simplistas de luces y sombras,  las formas con precisión escultórica y el aire  iluminado
La perspectiva,  aérea
Representaban,  los temas condenados por los protestantes, Inmaculadas  y alegorías  del santo sacramento

Introductores del barroco Español,  Antonio Mohedano  que fue pintor de frescos manieristas
De Francisco de Herrera el Viejo,  del manierismo,  al barroco Introdujo el tenebrismo en La Escuela Sevillana
De Juan de Roelas, aportó el color veneciano  de contrastes fuertes y alegres. 
La plenitud del tenebrismo,  viene de la mano de Francisco de Zurbarán,   Juan Zurbarán (hijo )   Alonso Cano,  Velázquez  y  Valdés Leal. 

Murillo, crea su propia escuela,  de la que forman parte los principales pintores de Sevilla.  Personalidad central de ésta escuela, con elevado número de seguidores, hasta bien entrado el S. XVIII.   Fue el pintor español más conocido y apreciado fuera de España.
Mientras tanto, sigue la G. entre Francia y España.
España  perdedora.
Murillo se define  como pintor católico en sus inmaculadas, a las que pinta en visiones celestiales, con grandes espacios de nubes y ángeles en reposada contemplación.
Describe,  el mundo infantil con inmensa ternura cargada de humanidad
Años de plenitud;
1658 (siglo de Oro)
Su trabajo, es exitoso. Tiene como discípulos buenos pintores y una clientela selecta.
Iglesias y cofradías,  Virreyes de Nápoles,  europeos y clases sociales bajas,  le  hacen encargos de todo tipo
En ese tiempo, la pintura era considerada trabajo artesanal con exclusión de honores.  Lucharon,  por un reconocimiento como arte liberal.  Los pintores modestos, tenían tienda abierta como los artesanos.  Su pronta iniciación en el oficio, les impedía su desarrollo intelectual.  Sólo algunos disponían de libros.
Tras el Concilio de Trento,  la Iglesia, prohibió los desnudos lascivos en pinturas y esculturas.   En la corte cubrían los desnudos cuando había damas delante.  Sólo se podía pintar del natural, cabezas y manos.

Muerte de Felipe IV /1.665.   Reina Carlos II (Austria menor)
Regente  Mariana de Austria.

Murillo con 56 a. es un pintor consagrado y famoso en todo el mundo
Carlos II, le ofrece el puesto de pintor de cámara a la muerte de Velázquez,  que Murillo rechaza,  quedando en su lugar Carreño.

1675. Las obras de Murillo toman un sesgo diferente y se recrea pintando a los niños de la calle cubiertos de harapos;
 En los  niños jugando a dados. El niño que nos mira es un recurso típico del estilo barroco
En niños comiendo pastel. Realismo enfatizado en la expresividad de los sentimientos de los gestos de los niños y del perro que atento, espera que caiga algún trozo. Naturalidad, en harapos y suciedad en los pies del niño en primer plano
En  niñas contando monedas
Una única fuente de luz ilumina toda la escena.  Se aprecia la corriente de Caravaggio.
Murillo conoce a Miguel de Mañara, que en su juventud, fue una
Suerte de tenorio, un crápula que a la vejez se convierte en devoto que socorre a los pobres,  llegando incluso  a fundar un hospital en donde acogerlos.  Mañara,  pertenece a La Cofradía Sevillana de la Caridad que asisten a condenados a muerte,  recogen a ahogados, amortajan y sepultan.
En 1.674  pinta, para el hospital de La Caridad de Sevilla, once telas, con temas, como  S. Juan de Dios salvando a un enfermo y  S. Isabel curando a tiñosos.

  Inmaculada de Soult.  1.678
Pintada para el convento de los Venerables de Sevilla.
La composición,  barroca,  la fig. de la virgen en el centro iluminado,  en donde junta dos tradiciones iconográficas (inmaculada, sin pecado original  y  asunción,  elevada al cielo ).
La Virgen, cruza las manos al pecho, mientras  pisa la luna mirando al cielo,  las fig. angélicas, en pincelada suelta y fundidas en la atmósfera celestial.   Se aprecia, el dominio del claroscuro
Tema;  La Inmaculada que ya ha sobrepasado a la Tierra,  tiene su pie sobre la Luna   mientras mira al cielo al ser ascendida.

Expoliada, durante la G. de La Independencia por el Mariscal Soult en 1.813, estuvo en El Louvre, hasta que, en 1.941 fue devuelta a Franco. Parciamente restaurada en 1.981, hasta que en 2.009,  quedó totalmente terminada.
 Murillo, personalidad central de la Escuela Sevillana, con elevado número de seguidores hasta bien entrado el S. XVIII.  Fue el pintor español más conocido y apreciado fuera de España.  El único del que Sandrart (editor) incluyó, una breve y fabulada biografía en su Academia Picturae Eruditas de 1683,  con el retrato del pintor en su portada ejecutado por Richard Collin.
Estuvo, muy condicionado, por el gusto de su clientela y por el mecenazgo que disfrutaba, de Iglesias y conventos. Su obra más conocida, son los temas religiosos, aunque, tiene una importante colección de pintura de género, que cultivó de forma   continuada e independiente.

 El Sueño del Patricio  1.662
El Sueño del Patricio,  fue pintado para la Iglesia de Sta. Mª. La Blanca de Sevilla,  antigua sinagoga. Que se remodeló en templo barroco.
Los cuadros,  representaban la Hª de la fundación de Sta. Mª la Mayor de Roma.
Los obras, fueron expoliadas durante la G. de la Independencia.  Dos de ellas fueron devueltas en 1.816 y fueron incorporados al Prado. Los dos restantes,  se encuentran en el Louvre,  una Inmaculada y el Triunfo de la Eucaristía
El sueño del patricio
La Virgen, aparece sobre el Monte Esquilino (los esposos duermen),  El Patricio,   sobre una mesa con tapete rojo y papeles.  La esposa,  adormecida sobre una labor de costura.
La escena, en penumbra,  rota por la gloria que envuelve a la Virgen.  Matizada,  con contornos fluidos y borrosos.  La Virgen, señala con un dedo al monte cubierto de nieve donde quiere que se le construya un templo.
 En Patricio ante Liberio
La escena, dividida,  a la izq.   El Patricio y su esposa ante el Papa, que ha tenido el mismo sueño
A la derecha, en lejanía la procesión que se dirige al monte para verificar el contenido de los sueños.  (Liberio bajo palio).
La escena principal,   en un amplio escenario arquitectónico clásico,   iluminada desde la izq.
 La luz incide  directamente sobre la mujer y el religioso que la acompaña  creando un contraluz para destacar la fig. del Papa
La procesión,  pintada con contraluces y pinceladas rápidas, hace efecto de boceto borroso. Las fig. del primer plano, aparecen como bultos sumidos en las sombras,  destacando así, la luz en la procesión.
S. Diego de Alcalá dando de comer a los pobres. (1646).
Esta obra, refleja el amor al prójimo
De estilo, naturalista dentro del tenebrismo de Zurbarán, con repertorio de tipos populares retratados en apacible dignidad.
Composición,   ordenada en planos paralelos y recortados sobre fondo negro.
En el centro,  destaca un grupo de niños mendigos, con colores vivos y alegres donde se aprecia,  su tendencia hacía el claroscuro.
Murillo, ingresó en la cofradía del Rosario y en la Hermandad de la Caridad en 1.665.  Repartía pan entre los pobres.   

Felipe IV  y la crisis fiscal;  venta de títulos y cargos públicos, aumento de los impuestos indirectos,   el impuesto de la sal  Alteraciones y manipulación de la moneda   la acuñación de la moneda de vellón,    Inflación galopante

  1.660.- El Nacimiento de La V. Pintado para la sobrepuerta de la capilla de la Catedral de Sevilla.
Museo del Louvre.
Composición;  en el centro,  bajo rompimiento de gloria de forma triangular,  el grupo de matronas y ángeles se arremolinan en torno a la recién nacida.
De la niña emana una luz,  que ilumina el primer plano y se degrada hacia el fondo.  De éste modo crea efectos atmosféricos en las escenas laterales con focos de luz autónomos.  Recuerdan los efectos tenebristas.
Sta. Ana a la izquierda  en cama con dosel.    Contrastando su tenue iluminación,  con una silla a contraluz  en primer término y dos doncellas a la derecha  secando los pañales al fuego de la chimenea.  (se cree que Murillo recreó el parto de su primera hija )

El Triunfo de la Eucaristía    1.662   196x250 cm.
Fue  ubicado, en el testero de la nave de la epístola en S. Mª la Blanca Sevilla.
Formaba pareja con la Inmaculada Concepción robada por Soutl
De estilo,   barroco español.
Formaba parte además de la Inmaculada.  Con seis fig. más, de temática relacionada con su ubicación (el comulgatorio).
Composición;   El cáliz situado en la parte central,  sobrevolado por el Espíritu Santo.
La fig. central que  representa  la Iglesia,   es la verdadera protagonista del tema.  Atributos, las llaves de S. Agustín de Hipona
A la derecha,   un grupo que representa la fe popular.
La luz dorada que procede de la Eucaristía,  domina el conjunto organizado  a través de un triángulo  con vértice en la ostia.  A la vez  que la misma luz  resbala por los ropajes,  crea una sensación atmosférica similar  a la que Velázquez da en sus composiciones.

 Muerte de Murillo 3 / Abril de 1.682
        Cae del andamio cuando pintaba el retablo mayor, para la Iglesia         
        de Capuchinos de Cádiz.   Los Desposorios de S. Catalina.

BIBLIOGRAFÍA.
“El color de los angeles”. Eva Díaz Perez. Edt. Planeta 2017.
“Historia del Arte”. Diego Angulo Iñiguez. EISA 1969.
“Murillo”. Pierre Lafon. 2017  

miércoles, 13 de diciembre de 2017

GLORIA FUERTES

13/12/17                               GLORIA  FUERTES
(Concepción Torres Leiva. Maestra. Aforo: 55 asistentes)

   “Llevo seis semanas mirando al mar./ Leo, escribo algo,/ -paz, silencio-/ Mi habitación sobre el mar/ parece un barco./ Voy sin nadie./ Navego a la nada”.

   Desde la luminosa y tranquila habitación 410 del Hotel Rinconsol, en Rincón de la Victoria, Gloria Fuertes miraba al mar; se levantaba bien entrada la mañana, desayunaba en el cuarto o bajaba al restaurante. Luego un baño en el mar, almuerzo, sobremesa y de vuelta a la habitación por la tarde para escribir los artículos que publicaba en prensa o rematar algún poema. Al caer la noche volvía a la vida social con alguna cena, casi siempre alargada hasta la madrugada en la terraza del Hotel donde Gloria Fuertes disfrutó de sus últimos veranos. Y donde se la recuerda con muchísimo cariño, como una persona directa y muy campechana porque se hacía querer y dejaba huella allá por donde pasaba.
   Amiga antigua de Manuel Alcántara, cómplice de aquellas jornadas estivales frente al mar (se habían conocido en el Café Varela de Madrid en 1953). Gloria era una persona muy cariñosa y muy valiente, sostiene Alcántara.
   Porque Gloria Fuertes, con su vida y con su obra, nadó contra las convenciones de la época. Cuesta inscribir sus versos en grupos como la Generación del 50 o el Postismo, de los que participó siempre desde una forma muy personal. Y en el territorio de la intimidad, por su homosexualidad sin esconder ni declarar, en buena medida por su vinculación en el tramo final de su vida con la poesía infantil, una faceta que acabó fagocitando el conjunto de una obra con muchas más vertientes.
   Hasta Málaga llegó huyendo de la tristeza. Su compañera durante casi 20 años, la norteamericana Phyllis Turnbull acababa de fallecer y la tristeza sumió a Gloria Fuertes en una profunda depresión. Había venido a Málaga invitada por el profesor Alvar para los cursos de filología clásica que se celebraban en la ciudad. Gloria estaba triste, daba clases, pero tenía tiempo libre, acababan de abrir El Pimpi y le propusieron reunirse allí con un grupo de jóvenes poetas y pintores de la ciudad. Crearon una tertulia fija los viernes a la que llamaron “Viernes de Gloria”. A partir de ahí su relación con Málaga fue bastante intensa y venía todos los años a veranear y a participar en las tertulias. Su experiencia en Málaga fue importante, fue una inyección de vida, sobre todo durante los primeros años, porque la desaparición de su compañera fue muy dura para ella. La ciudad, su carácter abierto, le gustó mucho, porque a ella le gustaba el contacto directo con las personas.
   Gloria es un faro encendido en una noche cerrada. Habla del amor, de la guerra, de la soledad, de la fiesta, del suicidio, de los monos y de las monas, del cemento, de una foca que te guiña un ojo. Defiende el amor libre, el pacifismo, el feminismo, el ecologismo, el surrealismo. Todo lo suyo es tan bonito…
   Apenas existen referencias biográficas que no hayan sido extraídas de sus poemas confesionales, los cuales son a menudo medias mentiras o mentiras por completo.                 Gloria disfrazaba la realidad en sus poemas cambiando caras, lugares, y emociones para ofrecer una verdad muy por encima de la verdad, porque Gloria era poeta (que no poetisa) y su vida y su obra eran lo mismo y como lo mismo contaba las dos.                 Su forma de ver la historia no era lineal. Para Gloria los muertos convivían con los vivos, sus amores perdidos de hace décadas permanecían a su lado y en el cielo tenía un Dios propio, de andar por casa y diferente cada día, con el que regañaba, y alrededor del cual sobrevolaban unos cuantos ovnis de colores.
   Gloria Fuertes, además de tener su propio Dios (el aire, los besos, la naturaleza), tenía su propia ortografía. Sus poemas están plagados de laísmos, leísmos, signos de puntuación que faltan o que sobran y localismos. Hay, además, versos que se repiten en distintos poemas, como una suerte de autocita que Gloria practicaba tanto en su obra como en su habla cotidiana. Pueden parecer errores, pero son aciertos. Sobrevivió a tres años de Guerra Civil, a treinta y seis de dictadura y a cuarenta de presentar programas infantiles en televisión haciendo siempre lo que quiso. Vestida con pantalón y corbata, con el pelo cortado al tazón, boina y bici. Leyendo sus poemas con voz de osa buena fruto no de la bondad sino de la noche y del whisky. Se la coló por  completo a la España más rancia. Y su poesía fue una de las cosas más increíbles y bellas que sucedieron aquí durante todo el siglo veinte.
   Gloria Fuertes nace en el barrio de Lavapiés, en Madrid, el 28 de julio de 1917. Su padre es conserje y su madre costurera y mujer de la limpieza. “ Nací en la calle de La Espada y viví en Dos Hermanas, Tres Peces y Cuatro Caminos. Barrios de gente obrera, mucha necesidad, mucha puta y algún convento”, recuerda Gloria. Tiene tres hermanos y una hermana, todos bastante mayores que ella menos uno, su hermano Angelín que le da una cierta envidia. “Casi le odiaba, porque le querían un poco y a mí nada”. Angelín muere atropellado sin haber cumplido los siete años, y deja a Gloria en tierra de nadie y si compañero de juegos.
   A los tres años empieza a ir a un colegio de monjas en el que aprende a escribir y a leer. A los cinco años ya escribe e ilustra sus propios cuentos. Sus primeras lecturas son el TBO y los cuentos de Pinocho. No soporta los cuentos de hadas.                                                Pasa por distintos colegios, la expulsan de tres porque replica siempre a sus profesores. Suele sacar malas notas. A los catorce años deja la escuela y empieza a interesarse por la poesía. “Empecé a escribir poemas cuando descubrí que se podía querer a una persona que no era de tu familia, menuda sorpresa me llevé”.

   De adolescente ayuda a su madre en su labor nocturna de limpiadora en la redacción de la revista Lecturas. Una de esas noches deja en la mesa del director un poema titulado “Niñez, juventud, vejez” que escribe para la ocasión. Aparece la semana siguiente impreso en la revista (Lecturas, en ese tiempo, era una revista cultural, de escritores). “Me alegré mucho cuando vi mi poema en los papeles, pero a la vez me dio rabia que no me pagasen ni un duro”. Es su primer poema publicado.
   Uno de sus pocos amigos de aquellos años es Miguel Gila. Es vecino suyo de la calle Zurbano, y pasan mucho tiempo juntos. “Yo estaba medio enamorada de Gila, pero era muy chulito”.
   A los dieciséis años su madre la matricula en la Escuela de Educación Profesional de la Mujer. “Allí me diplomaron, pero bien diplomada, en Cocina, Bordados a mano y a máquina, Higiene y Filosofía, Puericultura, Corte y Confección (¡qué corte!)… y por si  fallaba –que falló- lo del casamiento, la que me parió me apuntó también a Gramática y Literatura, ya que estaba harta de mis mosqueantes aficiones, impropias de la hija de un obrero, tales como el atletismo y la poesía. Además, en aquellos tiempos de antes de la guerra, pocas chicas practicaban hockey, baloncesto y muchas menos escribían poemas”.
   En octubre de 1934 muere su madre y ella deja los estudios por obligación. Entra a trabajar como contable en la empresa Talleres Iglesias, una fábrica de armamento militar que abastece de obuses al ejército popular y que durante la guerra sufre varios bombardeos por parte de aviones franquistas. Gloria odia su trabajo. “A mí me gustan los cuentos, no las cuentas”. Ese mismo año escribe la primera versión del que será su primer poemario: “Isla ignorada”, que no verá la luz hasta dieciséis años más tarde.
   Durante la Guerra Civil –Incivil según sus palabras- conoce de primera mano el hambre y la muerte. A sus dos primeros novios, cada uno de un bando, los pierde durante la guerra. Uno es dado por desaparecido, y el otro muere en la cárcel. Gloria empieza a ver clara la necesidad de escribir y la necesidad de creer en algo, aunque sea de una forma muy particular. “Hoy no me hablo con Dios porque ha caído una bomba en mi barrio”.  La guerra marca su vida entera, se dedica a escribir por ella, se preocupa de los demás por ella y a la vez ajusta su idea de la humanidad por ella. “Qué mal género es el género humano”.
   La guerra deja además una profunda huella en Gloria. Sin la tragedia de la guerra quizá nunca hubiera escrito poesía. Llegan años de penuria económica. “No tenía más que un traje, un cuaderno y mucho miedo a que se gastara el lápiz”. Durante los primeros años de la posguerra vive sola y acude con mucha frecuencia a la Taberna Antonio Sánchez para leer concentrada mientras se bebe su vino blanco y se come el mollete de pan que lleva siempre de casa. Poco a poco se convierte en una figura habitual de la escena poética y nocturna madrileña, una aparición única en el panorama, primero por ser mujer y segundo por su personalidad, tan moderna. Empieza a salir con su primera novia: Chelo Sánchez Serrano.” ¡Qué suerte si esto que siento fuera sed y se me quitara bebiendo un vaso de agua!”.  El intenso romance dura poco, pero Chelo permanece como una figura indispensable en su vida de forma constante hasta su muerte.
   Conoce al poeta Carlos Edmundo de Ory en 1942 cuando este manda un soneto a la revista Maravillas (donde ella trabaja y se lo publica). Se hacen amigos primero y novios más tarde, y él la introduce en el postismo, un movimiento literario que surge como rama del surrealismo y cuyos miembros acotan como “un culto al disparate”. Gloria causa sensación entre ellos, era una mujer nueva, que se enfrentaba con ternura a los hombres, tan brutos ellos, no era una maestrita repipi, era un compañero perteneciente a un tercer sexo divino que rompía con todo en aquella España de hierros y caspa. Aunque ella se define como autodidacta y poéticamente desescolarizada, su nombre queda ligado de por vida al postismo, el cual graba para siempre en su punto de vista una actitud poética desmitificadora por la vía del humor. “Iba para modista y me quedé en postista”.
   Obtiene el primer premio de Letras para Canciones de Radio Nacional de España en 1947 y comienza a recitar poemas a través de las ondas de forma habitual. Su popularidad no para de crecer.  En paralelo a su dedicación a la literatura infantil en las revistas funda, en 1951, el grupo poético femenino Versos con Faldas, que organiza recitales y lecturas de poesía semanales en Madrid sólo para mujeres. Estrena su primera obra de teatro en verso, Prometeo, en el Teatro del Instituto de Cultura Hispánica y ve publicado uno de sus primeros libros infantiles: Canciones para niños. Ese mismo año funda la revista poética Arquero junto a Antonio Gala.
   Aprende a combinar las dos facetas de su poesía: la infantil y la social. A la hora de centrarse en una u otra, analiza su estado de ánimo y actúa en consecuencia. Para escribir poesía infantil se hace niña, tiene que estar contenta y divertida, en buen momento. En cambio, si tiene algún problema, la poesía que le sale es la de adultos. “El problema era que tenía problemas siempre”.
   A mediados de los cincuenta publica en la editorial venezolana Lírica Hispana su poemario Antología y poemas del suburbio, y pocos años después Todo asusta, libros que por su temática social y espíritu crítico no puede ver editados en la España de la dictadura. “Yo era del bando de los vencidos, era imposible que me dejasen hacer”. Ambos libros son recibidos con elogios por la crítica más selecta del momento.
   Al darse cuenta de que lo de escribir no va a darle de comer de forma inmediata, estudia biblioteconomía e inglés en el Instituto Internacional de la calle Miguel Angel de Madrid. Empieza a trabajar en el propio Instituto Internacional como bibliotecaria, puesto en el que permanece tres años. Al acabar sus estudios la nombran encargada de una biblioteca pública de Madrid. “Dios me hizo poeta y yo me hice bibliotecaria”.
   Además de empezar sus estudios, en 1955 conoce al amor de su vida: la norteamericana Phyllis Turnbull, directora del Instituto Internacional y tutora de inglés de Gloria, además de hispanista y profesora de la Universidad de Bryn Mawr (Pennsylvania). Gracias a ella, aparte de interesarse por la obra de escritores americanos e ingleses, amplía su círculo social y hace amistad con figuras del mundo académico, como el profesor Enrique Tierno Galván.
   Crea junto a Phyllis la primera Biblioteca Infantil Ambulante de España, con sede en una casa de granito que mandan construir en Chozas de la Sierra (hoy Soto del Real), a unos 40 km de Madrid. Recorre pequeños pueblos para acercar la poesía a sus habitantes, que quedan encantados ante los libros y las actuaciones que hace Gloria en sus plazas. Sus visitas son un evento popular.
   Vive con Phyllis y con su amiga Chelo, las tres juntas, entre el centro de la ciudad y las afueras, y su vida social se dispara. Su círculo de amigos lo completan otros escritores, personas cercanas en sensibilidad e intereses, y sobre todo gente divertida.
   En 1961 obtiene –con importante mediación de Phyllis- una beca Fulbright en Estados Unidos para impartir clases de literatura española en la Universidad Bucknell, en Pennsylvania. Esta experiencia termina de dar forma a la mejor época de su vida. Son años que coinciden con la presidencia de Kennedy y el principio de la guerra de Vietnam. Allí conoce el movimiento hippie, y lo entiende a la perfección “…pienso que soy un poco hippie porque soy poeta…”   …”a los hippies los dan de lado desde la izquierda y desde la derecha . Igual que a mí”.
   Viaja mucho por Estados Unidos y procura leer su poesía a todo aquel que se interesa por ella. Ofrece lecturas de sus poemas en el campus de Burcknell y en otras universidades estadounidenses a las que va como invitada, y también en salas de conciertos y bares. Dirige la Casa Española de Burcknell, una residencia femenina en la que viven varias alumnas becadas, y sus clases so siempre comentadas en el campus. “Todos estaban encantados conmigo, yo les cantaba chotis y pasodobles a mis alumnos y nombraron Profesora Más Popular del Año, dos años seguidos. Pasaron de preguntarse el primer día ¿De dónde han sacado a ésta? A quererme y a pedirme que me quedase”.
   A su vuelta de Estados Unidos, en 1964, Gloria trae consigo el manuscrito de su libro Ni tiro, ni veneno, ni navaja, que ha redactado durante su último año en Burcknell. En Madrid se dedica a impartir clases de español para americanos en el Instituto Internacional y logra con ello una independencia económica que nunca había conocido.  Al poco se muda con Phyllis al que será su domicilio definitivo, un piso en la calle Alberto Alcocer. Las dos pasan cada vez más tiempo juntas en la casa de Chozas de la Sierra, donde organizan numerosas reuniones con poetas, pintores y otros artistas. Además, viajan de forma constante por España haciendo turismo, buscando muebles antiguos – que Phyllis coleccionaba- y comiendo en los mejores restaurantes. Su buen humor y sus ocurrencias triunfan del todo entre sus colegas escritores, que comentan entre sí las brillanteces de Gloria y su forma de entender la poesía como algo total, no limitado al papel. “El humor es lo más importante. Si la literatura está en decadencia es porque los escritores están demasiado tristes. Se ponen tristes, serios. Hacen falta más risas”.
   La mejor época de la vida de Gloria toca a su fin. Después de veinte años de relación entre ellas y una breve lucha contra el cáncer, fallece Phyllis Turnbull a principio de 1971. Su inesperada muerte sume a Gloria en una depresión de la que tardará años en salir. “Fui al metro decidida a matarme, pero al ir a sacar el billete ligué, y en vez de tirarme al tren me tiré a la taquillera”. A menudo sale a caminar sin rumbo de noche y entra en los bares que se encuentra para recitar sus poemas a quien quiera escucharla, como un fantasma que pulula por la ciudad. Lee sus poemas en antros oscuros frente a parejas, taxistas, jóvenes bohemios y, a veces, en vez de presentarse diciendo que es poeta, se presenta diciendo que es torero. También llama a programas de radio para camioneros, para que escuchen algo de poesía mientras conducen. Durante aquellos años se define como “superviviente de desgracias gordas y penas finas”. Fuma  (Bisontes) y bebe (whisky) más que nunca.
   Le conceden el Diploma de Honor del Premio Internacional de Literatura Infantil Hans Christian Andersen por su libro Cangura para todo, un premio (algo cercano a lo que sería un Nobel de literatura infantil) que hace que su nombre resuene más que nunca en esa escena. En 1972, obtiene la beca de la Fundación March para Literatura Infantil, que le permite dedicarse por completo a la creación literaria si necesidad de trabajos paralelos.
   Edita en 1973 su poemario Sola en la sala como testimonio de su soledad, de su insatisfacción amorosa y de sus sentimientos tras la pérdida de Phyllis. Rota por el dolor, su poesía se hace cada vez más confesional. “A veces no salgo bien en los poemas, pero se parecen mucho a mí. ¿A que se nota que soy yo?
   A mediados de los años setenta empieza a colaborar en diversos programas infantiles de la televisión pública (la única que entonces había en España). Escribe guiones para los popularísimos Chiripitifláuticos.  Los programas de televisión Un globo, dos globos, tres globos, cuya sintonía compone, y La cometa blanca son los que la convierten de forma definitiva en la poeta de los niños. A partir de esos años la actividad de Gloria es imparable: lecturas, recitales, homenajes… siempre cerca de los niños. Publica de seguido, tanto poesía infantil como de adultos. Gloria siempre fue una feminista radical, llena de candor y de fuerza, y desde su feminismo quiso cambiar el mundo empezando por los niños, enseñándoles, con un discurso siempre sencillo y siempre profundo. Los niños son sabios locos que aciertan siempre a definir las líneas esenciales de la vida, de los sueños y de los anhelos. Y ella los conocía.
   Pasa a ser uno de los rostros más reconocidos de todo el país. “Lo de ser popular lo llevo como puedo, me gusta más estar tranquila que con esto. Por suerte lo único que se me sube a la cabeza es la ginebra”. Siente la necesidad de guardar su intimidad, en parte para que no se la invadan y en parte para no alarmar a los padres de los niños que compran sus libros. A los datos confusos –o inventados- que incluye desde siempre en sus poemas autobiográficos, empieza a añadir declaraciones y respuestas a entrevistas en las que dibuja una realidad paralela llena de buenos sentimientos, inofensiva, de señora mayor apacible. “A veces miento por no hacer daño, o por contar una verdad, porque hay muchas verdades que sólo se pueden contar mintiendo, porque son demasiado grandes. Por lo demás yo no miento nunca”.
   Se vuelve habitual en eventos de literatura infantil, en galas por los derechos del niño, incluso retransmite la cabalgata de Reyes, muchas veces. Adapta cuentos para la televisión. Multitud de cantantes ponen música a sus poemas. Escribe en las revistas La Codorniz y Discóbolo… Durante los años ochenta Gloria sigue apareciendo en televisión de forma constante y consolida su imagen de poeta y amiga de los niños mientras su otra poesía, la de adultos, va cayendo cada vez más en el olvido. Y ella, instalada en la inercia de un devenir cómodo y tranquilo, tiene cada vez menos ganas de luchar por cambiar la situación. Aunque la llena de pena.
   Durante sus últimos años sale menos de casa. “Miradme aquí, clavada en una silla, escribiendo una carta a las palomas”. Se le van muriendo los amigos y las amigas.  Mantiene una relación más o menos secreta con una mujer llamada Marisa, casada y con hijos, a la que dedica su libro Mujer de verso en pecho. Escribe hasta el final poemas cada vez más cortos que apunta en cualquier sitio: servilletas, cuadernos, talonarios. Pasa los días entre los platós de televisión, cada vez más cansada, y su casa de Alberto Alcocer, junto a su inseparable asistenta.
   Víctima de un cáncer de pulmón que le habían detectado pocos meses antes, Gloria Fuertes muere en Madrid el 27 de noviembre de 1998.

BIBLIOGRAFÍA
Diario Sur.
Cascante, Jorge: El libro de GLORIA FUERTES.

Internet. 

miércoles, 29 de noviembre de 2017

40 ANIVERSARIO DE LA MATANZA DE ATOCHA

29/11/17

40 ANIVERSARIO DE LA MATANZA DE ATOCHA

Lola Lobillo Recio. Licenciada en Derecho. Abogada. Aforo:35 asistentes



La matanza de Atocha de 1977 fue un atentado terrorista cometido por terroristas de extrema derecha en el centro de Madrid la noche del 24 de enero de 1977, en el marco del llamado terrorismo tardofranquista. Cinco abogados fueron asesinados, lo que marcó la Transición Española iniciada tras la muerte del dictador Francisco Franco.

Un comando ultraderechista penetró en un despacho de abogados laboralistas de Comisiones Obreras (CC. OO.) y militantes del Partido Comunista de España (PCE), situado en el número 55 de la calle de Atocha y abrió fuego contra los allí presentes, matando a cinco personas y dejando heridas a cuatro. El tribunal que dictó sentencia el 4 de marzo de 1980 consideró que los procesados Francisco Albadalejo (secretario del Sindicato Vertical del Transporte Privado de Madrid y vinculado a FET de las JONS), José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Leocadio Jiménez Caravaca constituían un «grupo activista e ideológico, defensor de una ideología política radicalizada y totalitaria, disconforme con el cambio institucional que se estaba operando en España». El fallo condenó a José Fernández Cerrá y Carlos García Juliá a un total de 193 años a cada uno de ellos, y a Francisco Albadalejo, a un total de 73 años.
El periódico italiano Il Messaggero publicó en marzo de 1984 que neofascistas italianos habían participado en la matanza,1​ tesis que fue respaldada en 1990, cuando un informe oficial italiano relató que Carlo Cicuttini, un neofascista italiano próximo a la organización Gladio (una red clandestina anticomunista dirigida por la CIA), había participado en la matanza. Cicuttini había escapado a España, donde adquirió la nacionalidad española, después del atentado de Peteano de 1972, hecho con Vincenzo Vinciguerra.2

En la actualidad, existen calles y plazas en 23 ciudades de la Comunidad de Madrid que recuerdan a las víctimas del atentado. ​

miércoles, 22 de noviembre de 2017

SALVADOR RUEDA. RETRATO VITAL DE UN ESCRITOR ANDALUZ

22/11/17

SALVADOR RUEDA. RETRATO VITAL DE UN ESCRITOR ANDALUZ

Dra. Amparo Quiles Faz. Profesora de Literatura de la Universidad de Málaga. Aforo:31 asistentes.


            El poeta y novelista malagueño nació en el pueblecito de la Axarquía malagueña de Benaque el 2 de diciembre de 1857, hijo mayor del matrimonio formado por Salvador Rueda Ruiz y María Santos Gallardo, y tuvo dos hermanos José y Ubalda -aunque el matrimonio tuvo siete hijos, cuatro murieron prematuramente- con los que siempre se mantuvo muy unido1.

            Su infancia discurrió entre las montañas y los paseros de los campos malagueños, más entregado a los juegos y a las excursiones de chiquillos que a los trabajos que su padre le intentó enseñar. El niño Rueda fue, sin duda, un aprendiz poco aventajado de unos cuantos oficios, tales como labrador, carpintero, panadero, pirocténico y acólito. Poco o casi nada sabemos de su educación, ya que él se declaraba casi autodidacta. Sin embargo, el profesor C. Cuevas señala la presencia del padre Robles quien subía desde Benajarafe a enseñarle latín y le aficionó a la lectura de los clásicos españoles, afición que mantuvo toda su vida.

            Salvador Rueda tuvo desde muy temprana edad conciencia de su ser poético; se sentía y se asumía poeta y su fuente de inspiración era fundamentalmente la naturaleza que observaba y bebía como una nueva realidad. Sus primeros versos proceden de esa primera juventud en contacto con la naturaleza de Benaque o ante el descubrimiento del mar Mediterráneo que se extendía ante los ojos del joven arriero. El incipiente poeta se trasladó a la capital malagueña hacia 1870 y allí comenzó a publicar sus primeros poemas en los periódicos locales. En esta su primera etapa malagueña nació la amistad con el abogado y escritor Narciso Díaz de Escovar, amistad perduró hasta el fallecimiento del poeta benaqueño. Decidido Rueda a triunfar en el mundo de las letras, comenzó a publicar sus primeros sonetos y charadas bajo el seudónimo de "Dos y medio", nombre que escondía a su amigo Gálvez, al propio Rueda y al muchacho que entregaba las charadas en la redacción del periódico malagueño El Mediodía donde fue protegido por Díaz de Escovar.

            Hacia 1880 Rueda se trasladó a Madrid en busca de la fama y el reconocimiento literario y allí obtuvo el mecenazgo del escritor Gaspar Núñez de Arce, quien le consiguió un empleo público y se convirtió en su maestro y mentor. Además de las reuniones con Núñez de Arce, donde el joven malagueño iba corrigiendo sus ensayos literarios, el maestro le consiguió varios trabajos en las redacciones de los periódicos madrileños, caso de la Gaceta de Madrid con un sueldo de 5.000 reales al año–, así como destinos y ascensos en diversos ministerios.
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1 La biografía más completa del escritor malagueño ha de verse en: Cuevas García, C., “Ensayo introductorio”, a Salvador Rueda. Canciones y poemas, Madrid, Ceura, 1986, pp. XIX-CLI y en Quiles Faz, A., y Jiménez Morales, Mª I., Salvador Rueda. Portal de autor, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes


            En Madrid alternó su trabajo de oficinista y archivero en organismos públicos con sus trabajos literarios, aunque por su carácter mediterráneo y sensible, su destino en la capital se iba convirtiendo en una situación asfixiante. Por ello, y pese a sus triunfos, reconocimientos y coronaciones Rueda siempre evocó en sus escritos la presencia tanto de Benaque como de Málaga. El sur mediterráneo fue siempre el lugar de retorno frente al frío madrileño, adonde regresaba todos los veranos. La mirada al sur era el pensamiento que reaparecía siempre en sus cartas y poemas.

            A su vez, la evocación a su madre aparecía unida a la tierra natal en los escritos de Rueda. Ella fue una reiterada y obligada referencia, la ligazón a la tierra y a la naturaleza, así como la causa de sus viajes estivales a Benaque. Rueda sentía por ella una profunda y casi religiosa devoción, llegando a idolatrarla en grado sumo. Atento siempre tanto a la salud física como material de su madre, en 1891 anunciaba a Díaz de Escovar que se trasladaba a Málaga para una operación de
cataratas de su madre -afección que años después sufriría el hijo-. Todos los veranos viajaba a Benaque para cuidarla y en agosto de 1906, un mes antes del fallecimiento de su madre, el poeta aseguraba que ella quería trasladarse a Madrid, aunque el viaje finalmente no pudo realizarse. La pasión de Rueda por su madre quedó patente en El libro de mi madre, en cuyos versos se aúnan el cariño filial y la palabra poética. Además de su madre, el desvelo por su familia fue otra constante en sus escritos. A sus hermanos José y Ubalda se refería siempre con especial cariño y cuidó sentimental y económicamente tanto de sus hermanos como de sus descendientes. Igualmente recomendó a los hijos de su hermano José, así como a primos segundos y a parientes lejanos, tal y como vemos en sus cartas conservadas.

            Todos estos elementos conforman la personalidad del poeta, al que se le podría definir como un hombre profundamente tímido, un tanto desmañado en su trato social, y para quien el amor a la familia, la honestidad humana y artística, la intensa fidelidad a los amigos y su espíritu agradecido fueron sus claves personales.

            Su extrema timidez, ese palpable "aire de inferioridad" frente a los literatos y académicos madrileños hizo que, a veces, algunos no le tomaran en serio, y de ahí la irónica frase de Juan Ramón Jiménez: "Era un bendito de la mejor buena fe"2. Fue un hombre discreto en grado sumo, que odiaba parecer rico y que evitaba toda ostentación tal y como anotó Alfonso Canales: "Hasta el fin de sus días tuvo hacia la moneda el respeto de los que jamás la conocieron a fondo"3.

            Efectivamente, Rueda fue un hombre muy preocupado por el peculio y puntilloso en extremo con sus deudas y pagos. Sabía lo que costaba ganar el sustento para él y para su familia y era muy consciente de los asuntos editoriales, de los derechos de autor y la venta de ediciones. En sus cartas conservadas el tema económico fue una constante. Sabía que tenía que escribir para subsistir, y pese a la fama alcanzada, en julio de 1929 aseguraba que vivía "con necesidades".
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2 Vid. Cano, J. L., "Salvador Rueda y Juan Ramón Jiménez", cit. por C. Cuevas García, op. cit., p. XLVII.
3 Canales, A., "El tesoro de Salvador Rueda", Sur, Málaga, 1-4-1983.



            Su vida fue siempre parca, modesta, ahorrativa y su lema fue "Ganar el pan noble, de todo redime"; solía comer en restaurantes populares como en la Casa Laureano de la malagueña calle Camas o tomarse una copa en la malacitana Casa del Guardia.

            En contraste con este carácter puntilloso para los asuntos económicos, apreciamos la escasa o nula preocupación por conservar ejemplares de sus obras. Tal vez los envíos y regalos editoriales a los amigos y su afán por ser conocido por las figuras consagradas hicieron que el poeta no conservara ediciones de sus obras. Habrían de ser sus amigos, Hermenegildo Montes en Madrid y Eduardo de Ory en Cádiz quienes conservaran la obra completa del amigo malagueño.

            Los viajes fueron otra constante en la dilatada biografía de Rueda, ya que fue un viajero impenitente tanto por España como por los Estados Americanos. A lo largo de su vida realizó un total de seis viajes a América y Filipinas desde 1909 a 1917, más uno que no llegó a culminar y que tenía como destino Chile en 1918. Los destinos fueron Puerto Rico, Cuba, Argentina, Brasil, Méjico, Estados Unidos y Filipinas. En todos ellos, el escritor enarboló la bandera de la unificación y el hermanamiento de la metrópoli española con América y Filipinas. Para él, el español era la base de dicha unión, una lengua que era el elemento configurador de la literatura y la cultura. Por su ideario hispanista, en pro de la Hispanidad, fue aclamado como el "Poeta de la Raza" y como tal coronado en el Gran Teatro Nacional de la Habana el 4 de agosto de 1910. Estaba convencido del poder y de la singularidad del mensaje hispánico, por lo que sus viajes fueron un mensaje de hermanamiento entre los pueblos:

            Fruto de sus viajes por América y de su idea de exaltación de los Estados Unidos Castellanos son sus libros Cantando por ambos mundos (1914) y El milagro de América (terminado en 1918 y editado en 1929), además de multitud de poemas publicados en la prensa española y americana y artículos y cartas tanto en los periódicos americanos, El Demócrata, El Universal, El Excelsior de Méjico; como en los españoles, El Liberal y El Heraldo de Madrid. Sus poemas son una reivindicación del concepto de Hispanidad, que se constituye sobre la base de la sangre, la religión, la cultura y, sobre todo, la lengua.

            Aunque y pese a sus triunfos, el poeta se sentía abatido y solo en Madrid. Se había hecho viejo con sesenta y dos años y buscaba ansiosamente su traslado al sur, lo que consiguió con fecha 31 de enero de 1919. Y así, el 1 de marzo volvió a Málaga como jefe de Primer Grado de la Biblioteca Provincial de Málaga con un sueldo de 10.000 pesetas anuales. En su ciudad natal disfrutó de una existencia tranquila, viviendo en su modesta casa de Haza de la Alcazaba, recibiendo la visita de los poetas locales –Hinojosa, Souvirón, Altolaguirre–, e intentando recuperarse de una bronquitis crónica.

Cuando nos acercamos a 1928, su salud decayó terriblemente, llegando a afirmar en una carta que su máquina se deshacía. Apenas podía andar y la vista y los bronquios le impedían llevar una vida normal, por lo que se fue aislando en su casa de Haza de la Alcazaba bajo el cuidado de sus sobrinos, los vecinos y unos pocos amigos. El patetismo de la vejez se moldeaba en sus textos donde expresaba sus deseos de descansar eternamente. Pese al tono de sus palabras y la letra deformada de sus cartas y poemas finales, también nos encontramos a un Rueda capaz de seguir interesándose por el monumento a él erigido en el Parque de Málaga en enero de 1931 4, por sus pedidos de libros y por multitud de asuntos cotidianos. Resultado lógico de su personalidad vitalista-pesimista eran las frases en las que deseaba descansar en el sueño eterno de la muerte:



"Desde hace unos cuatro meses, estoy recluido en mi casa, ya con renunciación de la vida. Ayer que tuve necesidad forzosa de salir un momento, tuve que volver acompañado de un amigo. Este cuerpo se disgrega: mis átomos se vuelven un revoloteo de pájaros que emigran a lo desconocido. A mi corazón se le acaba la cuerda; a mi lámpara cerebral, se le acaba el óleo sagrado. Mi pulso es una guitarra loca. Mis manos y mi boca están ya para enterrarlos en las raíces de un rosal"5.

Se acercaba el final. El sábado 1 de abril de 1933, rebasados ampliamente los 77 años, la muerte vino a llamar a su puerta. Fue enterrado en el Cementerio de San Miguel de Málaga el domingo 2 de abril.




 4Carta de S. Rueda a N. Díaz de Escovar fechada en Málaga el 20-1-1931, en Quiles Faz, A., Epistolario de Salvador Rueda, Málaga, Arguval, 1996, p. 166 y Carta de S. Rueda a José Estrada y Estrada publicada en Vida Gráfica, el 26-1-1931, en Quiles Faz, A., Salvador Rueda en sus cartas, Málaga, Aedile, 2004, pp. 209-211.


5 Cfr. Quiles Faz, A., Epistolario de Salvador Rueda, op. cit., p. 165.