viernes, 28 de abril de 2023

Maruja Mallo


Sinopsis

No cabe duda que Maruja Mallo fue, en palabras de la profesora Shirley Manghini: “La mujer más excepcional del mundo vanguardista español de su época y hasta años recientes, la más desconocida”. Nacida en Galicia, su familia se estableció en Madrid en 1922 y ese mismo año comenzó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, junto a su hermano Cristino. A través de otro hermano, Justo, conoció a sus compañeros de la Residencia de Estudiantes, entre otros: Dalí y Moreno Villa. Apunta Manghini que la incorporación de Maruja al trío Buñuel-Lorca-Dalí “convirtió al grupo en cuadrangular”, generándose entre los cuatro una intensa colaboración personal e intelectual. Abundando en ello, la historiadora del arte Estrella de Diego describe en clave de polisexualidad la dinámica del grupo.

La Guerra Civil la empujó fuera de España. En 1937, vía Lisboa, se instaló en Buenos Aires. Ese mismo año se edita su monografía: Lo popular en la plástica española a través de mi obra. Allí estrechó lazos de amistad con Ramón Gómez de la Serna, también exiliado, y casado con la argentina Luisa Sofovich, a quien dedicó el libro Maruja Mallo, publicado en edición bilingüe por Losada (Buenos Aires) en 1942. En 1939 pronunció varias conferencias en la Universidad de Santiago de Chile. En la capital bonaerense decora Maruja el cine “Los Ángeles” y expone en Viña del Mar (Chile) en 1945. La política del populista Perón la empujó de nuevo, esta vez en sentido contrario. En 1946 expuso en Río de Janeiro, en Nueva York y en Bolivia. En 1957 expone en Buenos Aires de nuevo y en 1961, en Madrid, en la Galería Mediterráneo. Ese año, el Museo de Arte Contemporáneo adquiere su cuadro Estrella de Mar. A partir de 1962 viaja a España, por primera vez desde su exilio, instalándose definitivamente en 1965.



ROSA MARÍA BALLESTEROS GARCIA es Doctora en Historia y Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena.


jueves, 27 de abril de 2023

Tertulia del 26 de abril de 2023

                                                            LOS ATENEOS DEL  SIGLO XXI


El presidente de la Federación Andaluza de Ateneos, Juan Gaitán, durante su exposición sobre la situación actual de los Ateneos en el siglo XXI que fue atentamente seguida por una veintena de asistentes


domingo, 23 de abril de 2023

El infante D. Luis de Borbón.

                                           EL INFANTE D. LUIS DE BORBÓN

Felipe de Borbón y Baviera, duque de Anjou, nació en Francia, en 1683, segundo hijo del Gran Delfín de Francia, con escasas posibilidades de heredar el trono francés, pero era sobrino nieto del Carlos II, último rey de la Casa de Austria en España, que le designó como heredero a su muerte sin descendencia en 1700. Felipe fue proclamado rey de España en el Palacio de Versalles, en Paris, título que ratificó ante las Cortes Castellanas en 1701 como Felipe V.

De su primer matrimonio con María Luisa de Saboya tuvo 4 hijos de los que solo viviría el cuarto que reinaría como Fernando VI. De su segundo matrimonio con Isabel de Farnesio hubo siete hijos. Carlos III que reinaría hasta 1788, Francisco que murió al mes de nacer, María Ana futura reina de Portugal, Felipe futuro rey de Nápoles, María Teresa futura esposa del Delfín de Francia, nuestro protagonista Luis Antonio Jaime para el que no hubo posibilidades ni reino que adjudicarle, y María Antonia futura reina consorte de Cerdeña.

Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio nació en 1727, último hijo varón de Felipe V y hermano menor de Carlos III, sin posibilidades de acceso al poder, es calificado como hombre de escaso carácter que estuvo dominado por su madre y por sus hermanos reyes, aunque se concede que era campechano, afable y algo extravagante. Su formación fue descuidada y laxa, notable su afición a la caza, y múltiples sus aventuras amorosas, de forma que algunos historiadores no dudan en clasificarlo como un “bon vivant”.

La falta de medios, y quizás de capacidad, para nombrarlo rey de alguna posesión descuidada, indujeron a sus padres a dedicarlo a las labores eclesiásticas a fin de que pudiera mediar y mejorar en las relaciones con el Estado Vaticano. La labor diplomática de los prelados españoles fue rápida y fructífera. En 1741, con solo 14 años, el infante, sin necesidad de ser sacerdote, había obtenido varias encomiendas de órdenes militares, el hábito de Santiago, el arzobispado de Sevilla, el cardenalato y el arzobispado de Toledo, que le reportaban una renta anual de 160.635.454 maravedíes equivalentes a 160 millones de euros.

Sin embargo su escasa atracción por la vida religiosa y su agitada vida amorosa con las secuelas consecuentes de comentarios y escándalos, le indujeron a renunciar a sus dignidades eclesiásticas, con los beneficios que incluían, al cumplir los 27 años en 1754, para comprarle poco después en 1761 a su hermano Felipe el Condado de Chinchón por casi 14 millones de reales, es decir, algo más de 36 millones de euros, convirtiéndose en el XIII Conde de Chinchón.

A estas alturas su vida se había disipado por completo, era un empedernido cazador, no tenía ningún tipo de cometido en la corte, pero cultivaba las artes, las ciencias y todo tipo de relaciones, especialmente señaladas con varias mujeres del pueblo llano y no tan llano, de las que se sabe que hubo al menos tres hijos conocidos, y del destierro de alguna amante y sobre todo de un pintor amigo, acusado de alcahuete, que debió continuar su vida en América. Lo peor es que adquirió una enfermedad venérea, posiblemente sífilis, que le obligó a suspender sus actividades palaciegas lo que despertó las sospechas de su hermano el rey dando lugar a una investigación que llevaron adelante los confesores reales.

La solución a este desorden notorio devino en conseguir para él un matrimonio que amoldara sus andanzas a un ámbito familiar, hecho no deseado por su hermano el rey  que temía que su descendencia pudiera competir con la suya propia en la pugna por la corona ya que  sus hijos eran nacidos y criados en Italia. Para ello Carlos III dilató el permiso real para la boda todo lo que pudo y posiblemente manipuló para impedir que se casara con alguien de la nobleza real, y no satisfecho aplica aún a su hermano la Pragmática de 1776 mediante la que le prohíbe vivir a menos de 50 leguas de la corte y el uso del apellido Borbón y de sus armas, que tampoco podrán usar sus herederos, es decir, lo destierra y lo expulsa de la corte.

El infante D. Luis contrae, al fin, matrimonio morganático en 1776 a la edad de 49 años con María Teresa Vallabriga y Rozas, una jovencita de 17, perteneciente a la nobleza aragonesa, de segunda fila, en Olías del Rey, en la capilla del castillo de la Duquesa de Fernandina y Marquesa de Villafranca, con la mayor discreción, escaso cortejo y la presencia del arzobispo de Toledo. Imposibilitados para vivir en su Palacio de Boadilla, la pareja deambula por Velada (Toledo), Cadalso de los Vidrios (Madrid) para asentarse definitivamente en Arenas de San Pedro (Ávila) donde se hicieron construir un Palacio en 1780 que quedó inconcluso por falta de liquidez.

Tuvieron 4 hijos, el mayor, Luis María, nació en Cadalso en 1777 y llegaría a ser Cardenal Arzobispo de Toledo, el segundo (1779) murió sin cumplir el primer año de edad, la tercera (1780) fue una hija María Teresa, futura Condesa de Chinchón y esposa del favorito Godoy, a la que Goya inmortalizaría con un extraordinario retrato, y la cuarta (1783) también fue hija María Luisa nombrada Dama de la Orden de las Damas Nobles de la Reina María Luisa.

Además de la caza y de las escasas visitas que podían tener en Arenas de San Pedro, el infante D. Luis creó una pequeña corte a su alrededor favoreciendo artes como la música acogiendo a Bocherini y de la pintura en donde destaca su relación con Goya, que le pintó un total de 14 cuadros, entre los que destacan el ya mencionado de su hija María Teresa y “La familia del Infante D. Luis”, otro gran retrato que representa la presencia de 14 figuras, ampliamente discutidas por los expertos, y que en la actualidad se muestra en la Fondazione Magnani-Roca de Parma.

El infante falleció en 1785 siendo enterrado en el Convento de San Pedro de Arenas. En 1788 al morir Carlos III, su hijo Carlos IV levantó las sanciones que pesaban sobre su descendencia. En 1800  sus restos se trasladaron al Panteón de Infantes del Monasterio de San Lorenzo de el  Escorial, por orden del Rey.

 

                                                              Jesús Lobillo Ríos

                                            Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                         “benaltertulias.blogspot.com”

 

Bibliografía.-

Juan Manuel López Marina. Investigador “.El Infante D. Luis de Borbón”

Francisco Vázquez García. U. C.  “Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio”