Periodistas de investigación a Reporteras de guerra: Las
pioneras (II)
Rosa M. Ballesteros García
rosaballesterosgarcia@gmail.com
En
nuestro pasado artículo sobre las reporteras en España citábamos a la
norteamericana Nellie Bly (1864-1922)
como una de las pioneras del periodismo de investigación. Antes de meterse a
corresponsal de guerra escribió para el New
York World, propiedad del judío polaco Joseph Pulitzer (famoso por su
prestigioso premio). Dos reportajes hicieron célebre a esta mujer: el record
que batió en dar la vuelta al mundo, como ya anticipamos, y la investigación
para denunciar las condiciones deplorables de un psiquiátrico de Nueva York, haciéndose
pasar por una enferma, en un ejercicio de periodismo de investigación, como también
lo hicieron en su momento reporteras españolas como Josefina Carabias o Magda
Donato durante la 2ª República. Otro caso particular fue el de la también
española Francisca de Aculodi, que
en pleno siglo XVII fue capaz de dirigir un periódico, siendo por ello el caso
más antiguo en ejercer esta profesión a nivel internacional comenzando a romper
espacios asociados al ámbito de lo “femenino”.
En
esta ocasión vamos a dar a conocer a una serie de reporteras a nivel
internacional, poniendo el acento en las reporteras, en el estricto sentido del
término, mujeres intrépidas que no dudaron en ponerse en primera línea de fuego
poniendo en peligro sus vidas, como es el caso de Gerda Taro (1910-1937) que tiene el trágico honor de ser la primera
fotoperiodista en morir en combate. Lo hizo cubriendo la batalla de Brunete, en
plena guerra civil española. Fue la compañera (y creadora) del mítico Robert
Capa, aunque fuese él quien se llevase el mérito. Se especula que “Muerte de un
miliciano”, una de sus fotos más icónicas, fue en realidad inmortalizada por
Taro. Otra víctima de la profesión fue Dickey
Chapelle (1918-1965). Su nombre era Georgette Louise, estudiante de
aeronáutica que acabo como fotógrafa acreditada por la marina, haciendo famosas
sus fotografías sobre Iwo Jima durante la Segunda Guerra Mundial y
posteriormente en Argelia, Vietnam y Cuba. Murió al ser alcanzada por metralla,
en 1965. Otro caso más reciente es el de la estadounidense Marie Catherine Colvin (1956-2012), reportera de guerra que trabajó
para el diario Sunday Times y cubrió conflictos
como los de Sierra Leona, Timor Oriental, Kosovo, Zimbabue, Chechenia y también
la Primavera Árabe. Mientras cubría la Guerra Civil de Sri Lanka, perdió el ojo
izquierdo a causa de una granada. Desde entonces, llevaba siempre un parche
negro. Fue galardonada en numerosas ocasiones[1].
Murió en la ciudad siria de Homs mientras cubría la masacre provocada por la
Guerra Civil Siria. Otra víctima de la profesión fue Anna Politkóvskaya (1958-2006), una de las voces más críticas con
el régimen de Putin y el conflicto checheno, y especialmente los abusos
perpetrados sobre la población civil femenina, lo que le costó varias amenazas
de muerte. Finalmente, resultó asesinada en su propia casa.
Por otro lado, son varias las reporteras que
informan sobre los problemas y los peligros que surgen tras las líneas de
fuego, en la retaguardia, especialmente en lo que respecta a los menores y los
abusos sexuales que sufrían las mujeres. Es el caso de la reportera
norteamericana corresponsal del Chicago
Tribune. Fruto de sus experiencias cubriendo la guerra en Afganistán es el
libro The Taliban Shuffle: Strange Days
in Afganistán y Pakistán, adaptado para el cine bajo el título de Whisky Tango Foxtrot (2016). Dirigido
por Glenn Ficarra y John Requa y protagonizada por Tina Frey y Margot Rabbie,
se estrenó en España con el título de Reporteras
en guerra. Cubrió también el tsunami en Asia y un terremoto en Cachemira y
escribió sobre los problemas de acoso sexual que enfrentaba como corresponsal. Su
historia fue encarnada por la actriz Rosamund Pike en la película dirigida por Matthew
Heineman La corresponsal (2019). No
ha sido la única reportera que ha denunciado los crímenes y abusos sobre la
población civil, como es el caso de Thérèse
Bonney (1894-1978). Doctorada en Artes se trasladó a París para convertirse
en fotógrafa. Allí la sorprendió la Segunda Guerra Mundial y entonces decidió plasmar
la terrible realidad de la ciudadanía. Escribió que, con sus fotografías (que
publicó en varios foto-ensayos), intentaba “conseguir la verdad y traerla de
vuelta para intentar que otros la enfrenten y decidan hacer algo al respecto”.
Por sus trabajos fue condecorada con la Legión de Honor y la Cruz de Guerra Francesa.
Otro
caso paradigmático es el de Elizabeth
(Lee) Miller (1907-1977), una estadounidense que dejó su carrera como
modelo para ponerse detrás de la cámara: “prefiero tomar una foto antes de ser
una”, escribió, si bien ella fue portada de la revista Vogue para informar sobre los acontecimientos de la Segunda Guerra
Mundial[2]. Otro
caso similar fue Françoise Demulder
(1947-2008) quien dejó su carrera como modelo en París para trabajar como
foto-reportera durante las guerras de Vietnam y Camboya. En 1977 se convirtió
en la primera mujer en ganar el premio a foto del año del World Press Photo por
una fotografía de la expulsión de los palestinos del barrio de Karantina
(Beirut) durante la guerra civil libanesa. También cubrió conflictos en Cuba,
Pakistán y Etiopía.
La
norteamericana Mary Welsh (1908-1986)
es otra de las reporteras que inmortalizó los efectos de la Segunda Guerra
Mundial. Comenzó su carrera en 1932 para el Chicago
Daily News y ejerció como corresponsal para las revistas Time y Life cubriendo, por ejemplo, los bombardeos de los nazis que, entre
1940 y 1941 sufrió Londres, y otros aspectos del conflicto. En París conoció a
su tercer marido, el escritor Ernest Hemingway, quien también había estado
casado con su colega, Martha Gellhorm
(1908-1998), considerada como una de las más importantes reporteras del siglo
XX. Con apenas 20 años, trabajaba como reportera en París. Sus primeros
reportajes de guerra los realizó durante nuestra Guerra Civil. Le siguieron 60
años de carrera que incluyeron la Segunda Guerra Mundial, Vietnam o los
conflictos árabe-israelíes. Su último fue trabajo fue a los 81 años, cubriendo
la invasión estadounidense de Panamá de 1989. Coincidente en España como corresponsal
de guerra fue Virginia Cowles
(1910-1983) quien comenzó como periodista de moda. Llegó a entrevistar a
Mussolini, cubrió la liberación de París y la invasión aliada de Alemania a
finales de la Segunda Guerra Mundial. Junto a Gellhorn, escribió una comedia
teatral sobre sus experiencias como corresponsales: Love goes to war.
La
periodista norteamericana Helen
Kirkpatrick (1909-1997) fue a solicitar un puesto como reportera en el Chicago Daily News, y su editor Peter
Knox le dijo que no tenía mujeres trabajando en su periódico: “no puedo cambiar
mi sexo, pero podéis cambiar vuestra política”, le contestó Helen. El caso es
que fue contratada y cubrió toda la Segunda Guerra Mundial como reportera:
desde los terribles bombardeos a Londres a los juicios de Nuremberg contra los
nazis pasando por la derrota de la flota italiana en Malta. Fue una de las
primeras reporteras que entrevistó a Nehru, primer ministro de la recién
independizada India para el New York Post.
Clare
Hollingworth (1911-2017) fue la reportera que tuvo el honor de ser quien
diera la exclusiva de la invasión alemana de Polonia (1 de septiembre de 1939) que
provocó el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Cubrió conflictos durante la
guerra de Argelia, en Vietnam y Oriente Próximo. Trabajó para los diarios Telegraph y The Guardian. Murió con 105 años en Hong Kong.
Marguerite Higgins (1920-1966) fue tan valiente y
arriesgada, que el editor del New York
Herald Tribune, para el que trabajaba, la amenazó con despedirla si no
abandonaba Corea. Por su trabajo se convirtió en 1951 en la primera mujer que
ganó el premio Pulitzer en la categoría de Periodismo de Asuntos
Internacionales. Cubrió también la guerra de Vietnam, pero antes ya lo había
hecho durante la Segunda Guerra Mundial y la de Vietnam. Valiente y arriesgada
fue también Brigitte Friang (1924-2011),
una francesa que vivió los horrores de la Segunda Guerra Mundial y se unió a la
resistencia con apenas 19 año. La Gestapo la capturó y fue internada en el
campo de concentración de Ravënsbruck. Superviviente, se convertiría en
reportera cubriendo varias guerras: Indochina, Vietnam y la de los Seis Días
israelí en 1967. Y en Vietnam también estuvo como reportera (considerada como
una de las más intrépidas) Kate Webb (1943-2007).
Natural de Nueva Zelanda, fue dada por muerta, pero reapareció 23 días después
junto a otros periodistas que también habían sido secuestrados por las tropas
vietnamitas en Camboya. Intervino también en conflictos internacionales como la
guerra del Golfo o la ocupación soviética de Afganistán. Trabajó para United Press International y la Agence France-Presse Se retiró de la
profesión activa en 2001. La actriz Carey Mulligan se metió en su piel en la
película On the other side (2016). Y
también Vietnam fue el escenario en el que desarrolló su trabajo como reportera
la francesa Catherine Leroy
(1944-2006). Con 21 años aparcó sus estudios de piano y marchó a Saigón para
captar con su cámara y contar los horrores de la guerra de Vietnam, especialmente
de la población civil. Sus imágenes dieron la vuelta al mundo en las portadas
de la revista Life. También intervino
en el Líbano.
Y
así podríamos seguir esta recopilación de estas representantes del reporterismo
finalizando esta somera lista con dos corresponsales aún en funciones: Kate Adie (1945-actualidad), ex-corresponsal
jefe de la BBC, recordada por su retransmisión en directo de la operación para
liberar a 26 rehenes secuestrados en la embajada iraní en Londres o en las
protestas de la plaza de Tiananmen (China) en 1989. Como reportera de guerra ha
cubierto las guerras del Golfo, Yugoslavia, Bosnia, Albania o Ruanda. Christiane Amanpour (1958-actualidad),
corresponsal jefe de la sección internacional de la CNN, ha cubierto la
información “in situ” desde Iraq a la Guerra del Golfo. Ha entrevistado a
líderes mundiales como Gadafi[3], Hosni
Mubarak[4], Dilma
Rousseff, Nicolás Maduro, Mohammad Jataní, Dimitri Medvedev o Malala Yousafzai,
entre otros.
Para finalizar este
artículo, como homenaje a la profesión, sin discriminar sexos, aunque en este
caso nos hemos centrado en las mujeres reporteras, reproducimos unas palabras
del también periodista, historiador, escritor y poeta polaco Ryszard
Kapuściński (1932-2007) que afirmaba: “Para ejercer el periodismo, ante todo,
hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos
periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás,
sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”.[5]
EL ATENEO LIBRE DE
BENALMADENA
“benaltertulias.blogspot.com”
[1] Ganó dos veces el premio a la
Valentía en el Periodismo, de la Fundación Internacional de Mujeres en los
Medios.
[2]Una de sus fotos más icónicas fue
hecha en la bañera de Hitler el mismo día que el Führer se suicidó.
[3] Fue la última en hablar con el
general libio.
[4] Justo antes de su destitución.
[5] Fue maestro de la Fundación
Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada y presidida por Gabriel García Márquez.
Miembro del Partido Obrero Unificado Polaco, fue corresponsal en el extranjero
hasta 1981. Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, 2003 y
Doctor Honoris Causa por varias universidades, entre ellas las de Barcelona y Ramón
Llull.
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