NUESTROS CLÁSICOS
EN EL CINE MUDO
«Paréceme, Sancho, que no hay
refrán que no sea verdadero,
porque
todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia,
madre
de las ciencias todas»
(Don Quijote de la mancha. Parte I, Cap. XXI)
La idea de capturar, crear y reproducir
el movimiento por medios mecánicos es muy antigua, pero el paso definitivo lo consiguieron
los hermanos Lumière en 1895 con su primera proyección pública en París. Había
nacido el cinematógrafo, si bien ya existían antecedentes como la cámara
oscura, la linterna mágica, el fusil fotográfico o el taumatropo o («maravilla
giratoria»)[1].
La técnica para captar la realidad por medios luminosos había sido ya
desarrollada por los inventores del daguerrotipo y la fotografía, a mediados
del siglo XIX.
Las primeras
proyecciones fueron documentales como la salida de los trabajadores de una fábrica
(propiedad de los Lumière), o la salida de un tren que parecía abalanzarse
sobre los espectadores, lo que provocó un general pavor de los asistentes,
creyendo que el tren los atropellaría, ambas de 1895. Muy pronto los
documentales dieron paso a las primeras películas con argumento y hasta hace
relativamente poco los manuales asignaban al corto El regador regado, la primacía de ser el primer film de humor, de
un minuto de duración[2],
pero investigaciones posteriores sacaron a la luz La Fée des choux (El hada de
las coles), otro corto realizado el mismo año del anterior (1895-1896) que
relata una historia basada en un cuento popular. La cuestión es que este había
sido escrito, dirigido e interpretado por una mujer: Alice Guy Blaché, algo
insólito, pero esta es una más de las ocultaciones de la historia cuando se
trata de dar protagonismo a la obra de una mujer. En España, ese mismo año,
Eduardo Jimeno rodaba la que es considerada (hasta la fecha) la primera
película (documental) rodada en nuestro país: Salida de misa de doce de la Iglesia del Pilar de Zaragoza. La
primera película totalmente sonorizada de producción española es Carceleras, estrenada en 1932, basada en
la zarzuela homónima[3], dirigida
por José Buchs, con Raquel Rodrigo y Pedro Terol.
Por otro lado, desde
sus primeros pasos, la industria del cine ha contado sus historias bebiendo de
las fuentes literarias que llegarían al público. Desde entonces, son incontables
las obras que se han llevado a la gran pantalla: desde los clásicos griegos a
los grandes novelistas franceses y rusos; desde las obras de Shakespeare a
nuestros grandes clásicos: Cervantes, Calderón, Tirso o Zorrilla, dramaturgos en
los que ponemos el foco con algunas de las obras que se produjeron, dentro y
fuera de España, durante la época del cine mudo (1898 y 1929) cuando ya se
comenzaban a realizar películas habladas[4].
De los autores citados,
uno de los autores más representados, dentro y fuera de España, es Miguel de
Cervantes, padre de una de las obras inmortales de la literatura universal: Don Quijote de la Mancha, obra que ha sido
versionado en géneros de terror, fantástico, musicales, de comedias, de
animación, western, e incluso existe un Don Quijote erótico, una humorada
producida en USA en los años 70 titulada
The amorous advenures of Don Quixote and
Sancho Panza dirigida por Raphael Nussbaum, con los actores Corey John
Fisher (Quijote) y Hy Pike (Sancho).
La primera proyección basada
en el de la triste figura se produjo en 1898 en Francia por la productora
Gaumont. En años posteriores se seguirían produciendo películas basadas en el
mismo personaje en producciones francesas, hollywoodenses, del Reino Unido,
italianas, danesas y varias españolas. Y la saga sigue con ingentes
producciones internacionales y nacionales en el cine hablado y televisión, pero
esto ya rebasa la relación que proponemos y que haría interminable el artículo.
Fueron muy importantes
los directores que abordaron las aventuras de nuestro Quijano: los italianos Ferdinand
Zecca, Amleto Palermi, Aldo Molinari, Ubaldo Maria del Colle; los
norteamericanos George Marshall, Travers Wale, Lewin Fitzhamon, Edward Dillon, Harley
Knooles; los franceses Lucien Nonguet, Émile Cohl, Camille de Morlhon, André
Hugón; el británico Maurice Elvey; el danés Lau Lauritzen y finalmente los
españoles Narciso Cuyás, Adrià Gual y Armando Pou.
Vemos, pues, que desde
la primera producción francesa en 1898 y la española de 1927 de Armando Pou son
muchas las películas que tienen como inspiración las obras de Miguel de
Cervantes, especialmente de su personaje más carismático, Alonso Quijada, más
conocido como Don Quijote. Estrellas del cine mudo, como Maurice Vinot, Claude
Garry, DeWolff, Carl Schenstrøm le dieron vida en la pantalla. De sus Novelas Ejemplares
llevadas al cine se cuentan La gitanilla,
con producciones de 1914 y otra de 1922 con las actrices Elisa Beltrán, Gladys
Cooper y Ginette Maddie; La ilustre
fregona (1927) con María Muniain y El
curioso impertinente, dirigida en 1908 por Narciso Cuyás.
Otro
de nuestros clásicos, Pedro Calderón de la Barca, ha inspirado con sus obras a
varios realizadores españoles y extranjeros. Entre sus obras: El alcalde de Zalamea, estrenada en 1914
y dirigida por Adriá Gual; en 1920 el alemán Ludwig Berger dirigió Der Richter von Zalamea. De otra de sus
obras, Venganza gitana, el
norteamericano George Fitzmaurice dirigió una película con guion de la
escritora Leonore J. Coffe con Ronald Colman y Vilma Banky, dos estrellas del
momento. También de otro clásico Lope de Vega: La moza del cántaro se hizo una producción USA en 1924.
De Tirso de Molina y
José Zorrilla se produjeron varias películas mudas. Del primero, el austriaco
Paul Czinner dirigió el drama Doña Juana
(1928) con la actriz Elisabeth Berger y su productora: Elisabeth Bergner Poetic
Film Co. De José Zorrilla se han llevado durante la época del cine mudo varias
versiones, siendo la primera de ellas la producción mexicana Don Juan Tenorio (1900) dirigida por Salvador
Toscano y el actor Paco Gavilanes como Don Juan. Producciones españolas de
1908, 1922 (con Fortunio Bonanova e Inocencia Alcubierre) y 1927 (con José
Benítez y Carmen Navarro). Fueron dirigidas, respectivamente, por Ricardo de
Baños, de Baños/ Fortunio Bonanova y Juan Andreu.
Como
en el caso de las obras de Cervantes, especialmente en el caso de Don Juan Tenorio,
son numerosas las producciones tanto nacionales como internacionales que han
revisado el mito a través de varios géneros en películas habladas. Grandes
estrellas como René Cardona, Douglas Fairbanks o Errol Flynn no supieron
resistirse al
Rosa M.
Ballesteros García
Vicepresidenta del Ateneo Libre
de Benalmádena
EL ATENEO LIBRE DE BENALMADENA
“benaltertulia.blogspot.com”
“anteneolibredebenalmadena.com”
[1] Se trata de un juguete que
reproduce el movimiento mediante dos imágenes, de forma que al girar
rápidamente se obtiene la ilusión óptica de que ambas están juntas. Su invento
fue en 1824.
[2] Realmente lo que escenifica una
escena cómica, sin argumento.
[3] Esta versión es un remake de la muda de 1922.
[4] La primera película totalmente
hablada se estrenó en julio de 1928, titulada Lights of New York, dirigida por Bryan Foy. La primera película
sonora (muda con intertítulos) se remontaba a un par de años antes, 1926: Don Juan, dirigida por Alan Crosland. La
acción se desarrollaba en Roma, en la época de los Borgia
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