LA “DESBANDÁ”
Y EL DR. BETHUNE
El Dr. Bethune es conocido entre
nosotros por su azarosa coincidencia con uno de los episodios más ominosos de
nuestra guerra civil como lo fue “la desbandá”, la cruentísima fuga de la
población malagueña aterrorizada por la toma de la ciudad en 8 de febrero de
1937 por las tropas insurrectas secundadas por italianos y alemanes, y que en
número de unas ciento cincuenta mil personas sufrieron la hostilidad
inmisericorde de una guerra fratricida.
La ilusión que había traído al
Dr. Bethune a España no estaba pensada para este tipo de ayudas aunque su
altruismo personal lo asimiló sin problemas como asimiló también el desarrollo
de un servicio móvil de transfusiones de sangre en los frentes de guerra aunque
no se basara en ello su preparación profesional.
Henry Norman Bethune había nacido
en Ontario (Canadá) en 1890 en una familia de origen escocés (su tatarabuelo
creó la primera Iglesia presbiteriana en Montreal) y en 1907, nada más terminar
el bachillerato, se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad de
Toronto cuyo germen inicial había sido sembrado por su abuelo como Escuela
Superior de Medicina. Ya, en estos primeros momentos su afán filantrópico le
llevó a interrumpir sus estudios durante un año para realizar una labor
educativa en los remotos campamentos madereros y mineros del norte de Ontario
para enseñar a leer y escribir en inglés a los inmigrantes. Al estallar la
primera guerra mundial (1914) volvió a suspender sus estudios para servir como
camillero, labor en la que resultó herido obligándole a permanecer tres meses
de recuperación en un hospital inglés.
Por fin regresó a Toronto graduándose como médico en 1916, para unirse
de inmediato a la Royal Navy como teniente cirujano, y posteriormente (al
acabar la guerra) se especializó en enfermedades infantiles en el Graet Ormond
Street Hospital de Londres. Más tarde en Edimburgo obtuvo la cualificación
profesional del prestigioso Royal College of Surgeons. En 1929, con 39 años,
tras superar una tuberculosis se especializó en cirugía torácica con el Dr.
Edward Archibal en el Hospital Royal Victoria de Montreal, donde perfeccionó
una docena de instrumentos quirúrgicos (como las tijeras de costilla Bethune).
Ejerció la Medicina en Montreal
prestando especial atención a los más desfavorecidos, preocupándose
crecientemente por los aspectos socioeconómicos profesionales, formando parte
del Grupo de Montreal, pionero de la medicina socializada que presionó al
gobierno para realizar reformas de atención médica y sanitaria.
En 1935 (con 45 años) viajó a la
Unión Soviética para estudiar sus servicios de salud y se convirtió en un
comunista comprometido afiliándose al Partido Comunista de Canadá.
Con este bagaje llega a España en
Noviembre de 1936, poco después de estallar la guerra civil española al recibir
una invitación de la Comisión de Ayuda a la Democracia Española para encabezar
la Unidad Médica de Canadá en Madrid. Previamente hizo una escala en Barcelona donde conoció al Dr. Frederic Duran
i Jordá, el auténtico precursor de la hemoterapia en nuestro país, del que
aprendió el método de conservación y transporte de la sangre para el
tratamiento de los heridos en los frentes de guerra, labor que se propuso llevar
a cabo a través del desarrollo de un servicio móvil de transfusiones que
evitara la muerte in situ de los
combatientes por hemorragia.
Los comienzos de la hemoterapia
como terapéutica médica van unidos al descubrimiento en 1914 de un método para
conservar la sangre mediante su tratamiento con citrato sódico, hecho que fue
utilizado casi simultáneamente por el médico argentino Luis Agote y por el
belga Albert Hustin, y más tarde por el ruso Sergei Yudin para conservar sangre
de cadáveres a 4º, consiguiendo transfusiones con éxito en 1930.
En Barcelona se realizaban
transfusiones directas (de brazo a brazo) en el Hospital de San Pablo, hasta
que el Dr. Grifols (1885-1976) con una flébula de su invención (una ampolla de
cristal citratada a la que había hecho el vacío) recogía sangre para
transfundirla posteriormente a escala individual.
Pero, como ya he adelantado
antes, el verdadero instaurador de la utilización de la sangre como recurso
terapéutico médico en España fue el Dr. Frederic Duran i Jordá nacido en “la Barceloneta”
en 1905, licenciándose en medicina en la Universidad de Barcelona en 1928, a
los 23 años, y que dada su desmesurada afición a la química se especializó en
análisis clínicos.
Al comenzar la guerra civil, con
la ayuda de los servicios sanitarios de la República empieza a realizar
extracciones a gran escala con un estudio y clasificación previos de los
enfermos (para descartar la sífilis) y reuniendo en matraces de hasta 2 litros
de capacidad, la sangre de varios enfermos, que conservaba a 2º. Más adelante
con modificaciones de los recipientes y mejoras de las técnicas, la extracción
se hizo más cómoda y rápida realizando ya a finales de Agosto de 1936 un
transporte de sangre para transfusión a 300 kilómetros de distancia, es decir, en el mismo frente. Para repartir la sangre
utilizó camiones de pescado debidamente higienizados y adaptados.
Durante los 30 meses que funcionó el Servicio
de Transfusión de Barcelona registró casi 30.000 donantes y procesó y preparó
para transfundir 9.000 litros de sangre, superando las 20.000 donaciones.
A esta organización ya en marcha
se sumó el Dr. Bethune que organizó su propio
servicio de extracción y transporte refrigerado en Madrid, en la calle Príncipe
de Vergara 36, contando como valiosos colaboradores, al biólogo y genetista
norteamericano Herman Joseph Miller que en 1946 obtendría el Premio Nobel de
Fisiología por sus estudios sobre las mutaciones genéticas en la rata por la
acción de los rayos X, y con Reginald
Saxton, médico inglés, nacido en Ciudad del Cabo en 1911, y fallecido en
Brighton en 2004, formado en la Universidad de Cambridge, miembro del partido
comunista británico y al que el Comité de Ayuda Médica para España incorporó
como médico al “batallón británico” y que trabajaba con la sangre de cadáveres.
También fueron colaboradores de
esta medicina de guerra en campaña los médicos ingleses Alexander Tudor-Hart y
Len Crome, así como el cirujano barcelonés Moisés Broggi i Vallés (1908-2012)
que implantó la utilización de los quirófanos móviles en el frente.
Para el manejo del camión
refrigerado en el que trasladaba la sangre, Norman Bethune se auxiliaba como
ayudante de Hazen Size (Montreal 1906-1974) graduado como arquitecto en
Cambridge (USA) en 1929 y que fue el autor de las conocidas fotografías
difundidas de la masacre ocurrida en la “desbandá”, y como conductor actuaba
T.C.Worsley (Thomas Curthbert Worsley, Durham 1907-Brighton 1977) profesor,
escritor y crítico británico, que dejó su desgarrador testimonio en su libro
“Los ecos de la batalla” (“Behind the battle”-1939). El propio Bethune dejaría
publicados sus diarios personales en Ediciones Iberia en 1937.
Norman Bethune regresó a Canadá
en Junio de 1937, es decir, solo estuvo
en España seis meses, ante la falta de acuerdo sobre sus planes sanitarios con
las autoridades españolas. En 1938 marchó a China en donde se unió a los
comunistas chinos de Mao Zedong en su lucha contra los japoneses. En Noviembre
de 1939 se produjo una herida en un dedo durante una operación que dio lugar a
una septicemia que le produjo la muerte. Está enterrado en el Cementerio de los
Mártires Revolucionarios, en la provincia de Hebei.
Por último el Dr. Duran i Jordá
fue invitado al final de la guerra por la Cruz Roja inglesa a desarrollar en
Inglaterra su experiencia adquirida a donde llegó en enero de 1939 y en donde
permaneció trabajando en Manchester llegando a ser director del departamento de
patología del Hall Children`s Hospital y del Monsall Hospital, hasta el momento
de su prematura muerte por leucemia ocurrida en 1957 a los 51 años.
Curiosamente los medios profesionales anglosajones le suelen clasificar como un
médico británico de origen español.
Jesús Lobillo Ríos
Presidente
del Ateneo Libre de Benalmádena
“benaltertulias.blogspot.com”
“ateneolibredebenalmadena.com”
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