Mujeres Extraordinarias
(en los márgenes) de nuestra historia
El
historiador Julián Casanova decía que cualquier hombre de sexta o séptima fila
consigue entrar en las páginas de historia, pero que una mujer tiene que ser de
primera fila y excepcional para conseguirlo. Otra historiadora, Mirta Núñez,
exdirectora de la Cátedra de Memoria Histórica afirmaba en una entrevista que
si no se incluye a las mujeres sólo estaremos contando y recuperando la mitad
de nuestra historia.
Para paliar este déficit vamos a
recuperar los nombre de varias de estas mujeres, mujeres que construyeron la
vanguardia de este país y, por ello, perseguidas tras la victoria franquista. Políticas,
maestras, escritoras, actrices, pensadoras, milicianas, muchas de ellas tuvieron que exiliarse y, lo
que es peor, fueron penalizadas doblemente, una especie de segundo exilio, porque
su voz o sus obras fueron silenciadas y una capa de olvido cubrió durante
muchos años sus nombres. Ahora, con motivo de este Marzo que las vuelve a la
vida, aprovechamos para rescatarlas de ese injusto olvido. Como apuntamos en el
título del artículo, ellas no fueron una simple nota al pie de página.
El primer nombre es el de María Luz
Morales (1889-1980), la primera mujer periodista que dirigió un periódico
en España: La Vanguardia. Actualmente, ya ha pasado casi un siglo, no hemos
avanzado mucho en este aspecto, sólo la extremeña Pepa Bueno tiene el honor de
ser la directora de uno de los periódicos impresos más leído: El País,
si bien hay unas cuantas mujeres que dirigen prensa digital, como Angélica
Rubio (El plural), Ana Pardo (Público) o Encarna Samitier (20
Minutos). Mª Luz Morales se inició en la revista El Hogar y la Moda en
1924 bajo el pseudónimo de “Felipe Centeno” (uno de los personajes de Galdós)
en su sección cinematográfica, por lo que la productora Paramount, la contrató
para escribir los diálogos para adaptación de las películas norteamericanas a
nuestro idioma. En agosto de 1936, iniciada la Guerra Civil, el Comité Obrero
de La Vanguardia la eligió como directora. Tras la guerra, fue
encarcelada y depurada. Fue rehabilitada como periodista en 1978.
María Casares
(1922-1996), la segunda mujer biografiada, fue una actriz española, que vivió
toda su vida en Francia, país en el que se exilió siendo una adolescente al
finalizar la guerra. Otro talento perdido por la maldita guerra. Había sido
hija de Santiago Casares, Ministro y Jefe de Gobierno de la República. En
Francia inicia sus estudios de interpretación y con apenas veinte años se convirtió
en una gran actriz, una de las actrices trágicas más célebres que llegó a ser
condecorada con la Legión de honor de la República francesa. Regresó a España
en 1976, tras la muerte de Franco, para representar la obra de Alberti El
adefesio. En 1981 publicó su libro de memorias: Residente privilegiada.
No renunció nunca a la nacionalidad española, aunque afirmaba: "Mi única
patria es el teatro".
Enriqueta Otero (1910-1989)
fue una maestra y miliciana gallega que se alistó como miliciana de cultura en
la Brigada Móvil de Choque de la 46ª División y llegó a obtener el grado de comandante.
Fue secretaria de Dolores Ibárruri durante la Guerra Civil. Fue encarcelada en
la prisión de mujeres de Las Ventas, una cárcel, de novísima construcción del
año 1932, siendo la malagueña Victoria Kent directora General de Prisiones.
Pensada para 500 reclusas, en ella llegaron a convivir hasta 3.500. Protagonizó
una fuga masiva y se enroló en la guerrilla gallega con el apodo de “María
Dolores”. En 1946 fue detenida por las autoridades franquistas y condenada a
muerte por un tribunal militar, pena que no se cumplió gracias a una gran campaña
internacional, aunque estuvo presa durante 19 años en diversas cárceles españolas.
Fue liberada en 1966 y rehabilitada como maestra en 1974, tan sólo un año antes
de su jubilación. Aún así, le dio tiempo para poner en marcha proyecto cultural
denominado “O carriño·, que imitaba a las universidades populares de la
República. En 1977 fue candidata al Parlamento español en las listas del PCE.
Falleció en 1989.
María Teresa León Goyri
(1903-1988) fue una escritora, actriz y dramaturga. Fue también una mujer
transgresora, vanguardista y comprometida. Como suele ocurrir, la historia,
casi siempre traidora, la recuerda como la mujer de Rafael Alberti. De adolescente
comenzó a publicar artículos con enfoque feminista en el Diario de Burgos.
Fue una de las primeras mujeres que pudo divorciarse en España y una de las
pocas que pudo acudir a la Universidad a principios del siglo XX. Durante la
guerra, fue una de las responsables de la salvación de numerosas obras que hoy
son consideradas Patrimonio Nacional. Fue fundadora del grupo de teatro
conocido como las “Guerrillas de Teatro” y también de la revista Octubre
y de la publicación El Mono Azul. Fue secretaria de la Alianza de
Escritores Antifascistas. Al finalizar la guerra se exilió, junto a Rafael
Alberti en Francia, Argentina e Italia. Regresó a España junto a Alberti en
abril de 1977. Ya le acompañaban los primeros signos del Alzheimer. Moriría en
1988 en Madrid, prácticamente en el olvido.
Maruja Mallo (1902-1995) fue
una pintora gallega, probablemente la “moderna” y vanguardista más destacada de
los años 20 y 30. Mito vivo y musa de poetas como Rafael Alberti, quien le
dedicó alguno de sus versos, y de Miguel Hernández. Con ambos mantuvo una
relación sentimental. Amiga también de Lorca, de Dalí, de Buñuel y de otros
compañeros de la Residencia de Estudiantes de la Generación del 27. Mantuvo
también una gran amistad con mujeres tan vanguardistas como ella (el grupo
apodado “Las sin sombrero”) como Margarita Manso o Concha Méndez. En 1932
expuso su obra en París, que le dió la oportunidad de entrar en contacto con
todo el Parnaso artístico e intelectual:
André Breton, Picasso, Miró, Péret, Aragon, Arp o Magritte. Comprometida
también con el ideario republicano participó en las Misiones Pedagógicas y
ejerció de profesora en el Instituto de Arévalo, en el Instituto Escuela y en
la Escuela de Cerámica de Madrid. Cuando estalla la guerra Maruja está en
Galicia, en una de las Misiones Pedagógicas. De ahí huye a Portugal y después a
Argentina continuando con exposiciones en Buenos Aires, Nueva York o Londres,
entre otros lugares. Regresó a España en los años 60. Hasta pocos años antes de
su muerte no obtuvo el reconocimiento en España que sí había recibido
internacionalmente por su talento.
Clara Campoamor (1888-1972)
fue una abogada y política madrileña. Fue la responsable de que hoy todas las
mujeres españolas podamos llamarnos “ciudadanas” de pleno derecho al haber
logrado que se nos reconociese el voto. Aquello fue al principio de proclamarse
la República, si bien el voto se hizo efectivo en 1933. Fue ella y su lucha
quien consiguió que el Sufragio Universal fuera posible (hombres y mujeres sin
distinción de raza o clase) en España. Sin embargo, a pesar de este éxito, su
osadía le cerró puertas dentro de la propia República. En 1934, durante el
llamado “trienio negro” abandonó el Partido Radical subordinado a la CEDA (la
coalición de derechas que había ganado las segundas elecciones) y también por
la represión de la insurrección de los mineros de Asturias. Fue también
rechazada por la Izquierda Republicana liderada por Azaña, a pesar del apoyo de
Santiago Casares, el padre de la biografiada María Casares, publicando entonces
su obra más conocida: Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, su
testimonio personal de las luchas parlamentarias. Fue amiga de las activistas
feministas Eva Nelken y Carmen de Burgos. Mantuvo una gran actividad como
conferenciante en la Asociación Española de Mujeres Universitarias y en la
Academia de Jurisprudencia. Estuvo exiliada en Suiza y Buenos Aires. Murió en
el exilio, en Lausana.
Son unos pocos nombres, solo un pequeño
ejemplo de tantas y tantas mujeres que forman nuestra historia colectiva. Como
se ha escrito: “Que su nombre no se borre de la Historia”.
Rosa María
Ballesteros García
Vicepresidenta del Ateneo Libre
de Benalmádena
“benaltertulias.blogspot.com”
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