domingo, 30 de abril de 2023

Mitos 4

                                     REFLEXIONES SOBRE LOS MITOS FEMENINOS (IV)

 

Ariadna en el laberinto: «Chicas buenas» VS «Chicas malas»

 

Los mitos femeninos y el cine

Finalmente, no podemos resistirnos a sacar a la luz nombres y obras de tantas profesionales olvidadas o ninguneadas, numerosas investigadoras que se han involucrado en desarrollar la teoría fílmica feminista, definida como el marco teórico y metodológico que, desde los años setenta del pasado siglo, se han especializado en el análisis de la representación femenina en el audiovisual. A partir de los ochenta su acción se intensificó poniendo el acento en el análisis de los géneros cinematográficos que ponen a la mujer en el centro de la narración. Como alguien ha escrito, la teoría fílmica feminista «tiene una historia marcada por enfrentamientos, pactos y cuestionamientos», en similar medida, como pensamos, como la ha tenido y tiene el propio movimiento feminista.

Como se ha escrito a propósito de la relación entre las actrices y el cine «…las jerarquías, los valores y los roles dominantes de la sociedad de la época se refleja y se reproduce en el mundo del cine» (Ballesteros, 2017: 8). Este aserto se puede extrapolar al cine de cualquier país, pues el cine no es más que un espejo en el que se refleja la realidad de una época y de una sociedad determinada que tan acertadamente el cineasta español Julián Ajuria definiría gráficamente como «espejo del mundo», un espejo donde las mujeres han estado excluidas de asomarse a los espacios públicos. Documentales como The Silent Feminists: America's First Women Directors (1993) dirigido por el estadounidense Jeffrey Goodman y el británico Anthony Slide; Le jardin oublié: La vie et l'oeuvre d'Alice Guy-Blaché (1995) de la canadiense Marquise Lepage; Film Ist (1988) del austriaco Gustav Deutsch; The Pervert's Guide to Cinema (2006) dirigido y producido por la británica Sophie Fiennes, además del ya clásico e imprescindible Histoires du Cinéma (1988) de Godard o The Story of Film: An Odyssey (Serie de 15 episodios televisivos de 2011) de Mark Cousin, vienen a paliar en parte las lagunas existentes relacionadas con la participación femenina en el ámbito de la industria del cine, especialmente en sus comienzos.

Una participación muy significativa si nos remitimos al trabajo de Cari Beauchamp (Berkeley, California, 1951): historiadora, escritora, periodista y directora de un documental estrenado en 2000 sobre la pionera Frances Marion y el poder de la mujer en Hollywood: Without Lying Down: Frances Marion and the Power of Women in Hollywood. La investigadora afirma que durante las décadas de 1920 y principio de 1930 «casi una cuarta parte de los guionistas de Hollywood eran mujeres. La mitad de todas las películas con derechos de autor entre 1911 y 1925 fueron elaborados por mujeres». Entre estas pioneras destacamos nombres como los de las norteamericanas Leonore J. Coffee (1896-1984), Adele S. Buffington (1900-1973), Elinor Glyn (1864-1943), Jane Murfin (1892-1955) o Frederica Sagor Maas (1900-2011), una estudiante de periodismo, de ascendencia judía, que entró a trabajar en Universal Estudios como asistente de edición. Entre las primeras producciones que apareció su nombre en títulos de crédito como Días de colegial, La mujer de los gansos o La secretaria, todas de 1925. En 1950, al borde del suicidio abandonó Hollywood ante el ninguneo y la infravaloración por ser mujer. En 1999 publicó sus memorias: La escandalosa señorita Pilgrim donde da cuenta, entre otros asuntos relacionados con su paso por los estudios de cine, que tuvo que firmar bajo pseudónimo masculino, como le ocurrió a Giovanna Cecchi (Suso Cecchi D´Amico) para que la tomaran en serio, por no mencionar las ocasiones en que su autoría fue descaradamente suplantada, como fue, entre otros, su guión de His secretary (La secretaria, 1925), comedia dirigida por Hobart Henley, y protagonizada por Norma Shearer. Veamos lo que la autora escribe al respecto:

Trabajé duro en el estudio y en casa, hasta la madrugada. Cuando le entregué el guion terminado a Carey Wilson, la primera página decía «La secretaria, Adaptación y guión de Frederica Sagor». Carey Wilson dijo: «Estupendo trabajo, Frederica. Estoy seguro de que a Harry le encantará. Es divertido. Es inteligente. Se lo leeré yo mismo. Harry odia leer guiones». El guion, que tenía cien páginas, fue enviado al departamento de guiones para que volvieran a mecanografiarlo. Cuando llegó, lo cogí con impaciencia. La primera página decía: «La secretaria. Adaptación y guion de Carey Wilson» (SAGOR, 20113: 123).

 

Incidiendo en el desconocimiento o más bien ninguneo de las profesionales del cine mudo, y como ejemplo de lo manifestado, el libro The American Cinema, del crítico estadounidense Andrew Sarris, un texto que pretende ser una compilación y una puesta al día de la historia del cine en el que sólo se da cabida a dos mujeres, la directora, actriz y escritora británica Ida Lupino (en el apartado de «rarezas») y la actriz, guionista y escritora norteamericana Mae West (en el apartado dedicado a los «payasos», aunque no informa a quien lo lee que fue la primera actriz en imponer a su pareja); no deja de lado, sin embargo, nombres de directores masculinos de poca relevancia y no hace referencia a una directora tan importante (considerada en los años 30 como uno de los 10 mejores directores de Hollywood) como lo fue Dorothy Arzner, directora de The Wild Party (La loca orgía, 1929), primera película sonora de la Paramount, protagonizada por Clara Bow; o Craig’s Wife (La mujer sin alma, 1936), película nominada al Oscar con Rosalind Russell. Arzner dirigió Blood and sand (Sangre y Arena, 1922), basada en la obra homónima del escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez, con Nita Naldi, Lila Lee y el italiano Rodolfo Valentino en los principales papeles. El tema ya había sido llevado al cine en 1916 dirigido por el mismo Blasco y Ricardo de Baños en una producción española, también muda, con Matilde Domenec. En 1941 Rouben Mamoulian dirigió una nueva adaptación con los actores Tyrone Power, Linda Darnell y Rita Hayworth y de nuevo en 1989 el director Javier Elorrieta dirigirá otra adaptación española con Sharon Stone, Ana Torrent y Christopher Rydell.

Y la investigación sobre la relación entre el cine y las actrices sigue dando sus frutos. Google y el Geena Davis Institute han llevado a cabo un estudio sobre las películas estrenadas en Estados Unidos entre 2014 y 2016 llegando a la conclusión de que las actrices tienen una presencia de más de un 50% en las películas de terror, y no sólo presencia, sino tiempos de diálogo, muy por encima de cualquiera de los otros géneros. Habrá que estudiar el fenómeno. Y los mitos siguen presentes: en el lago Constanza (en la frontera entre Alemania, Austria y Suiza) se encuentra la estatua de la cortesana Imperia, claramente inspirada en la iconografía de las sacerdotisas cretenses. Por otro lado, la industria del cine sigue produciendo películas que recogen y revisan, actualizándolo, mitos ancestrales en series televisivas como El descubrimiento de las brujas, rodada en escenarios de Oxford, Cardiff y Venecia, con argumento basado en el libro de Deborah Harkness, publicado en 2011. La serie se estrenó en 2018. Y la investigación feminista sigue en marcha con grupos tan determinantes como la Women Film Pioneers Project de la Universidad norteamericana de Columbia, capitaneadas por las investigadoras Jane Gaines, Radha Vatsal y Monica Dall’Asta.

Finalmente, queremos despedir estas páginas con las siempre acertadas y comprometidas palabras de la profesora Mary Beard, Premio Princesa de Asturias (2017) quien afirma: «En realidad no puedo entender lo que sería ser una mujer sin ser una feminista».

 

                                 Rosa María Ballesteros García

                  Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                  “benaltertulias.blogspot.com”

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