domingo, 25 de agosto de 2024

Tres malagueñas pioneras

Tres malagueñas pioneras:

Isabel Oyarzabal, Victoria Kent y María Zambrano

Con este artículo pretendemos sacar a la luz tres malagueñas extraordinarias que tienen entre ellas muchas cosas en común: su pionerismo en un mundo gobernado por los hombres, su compromiso social y político y, por último, y muy importante, el exilio que sufrieron al finalizar la Guerra (In-Civil). Su lucha estuvo centrada, especialmente, en su compromiso por mejorar la situación de las españolas, sacarlas de siglos de atraso y acercarlas a los nuevos tiempos.

            En primer lugar, para situarnos cronológicamente, todas ellas nacieron durante el último tercio del siglo XIX, siendo la más veterana Isabel y la más joven María. Isabel y Victoria nacieron en la capital y María en Vélez.  

En aquel último tercio de siglo Málaga, que había tenido el honor de ser pionera de la Revolución Industrial (llegó a ser la primera del país y se mantuvo muchos años como la segunda, tras Barcelona) comenzó a decaer a partir de 1880 por varias razones fundamentales: la plaga de filoxera que acabó con la producción vinícola, el derrumbe de la industria azucarera y también el cierre de las fundiciones (Málaga, durante muchos años fue conocida como «La ciudad de las chimeneas››).   

Por otra parte, el particular atraso de nuestro país, con referencia a la situación social y política de más del 50% de su población, es decir, de las mujeres, condicionaría, en gran medida, la articulación y el desarrollo de un movimiento feminista en el que se habían involucrado nuestras biografiadas. Muy distanciado de otros países que concentraban sus luchas en la obtención del voto, nuestras primeras feministas se volcaron, como un primer paso, en la educación. En esta estrategia no se pueden dejar de lado las iniciativas de los krausistas y las voces progresistas que hicieron que este tema cobrara nuevas dimensiones en el último tercio del siglo. Los Congresos Pedagógicos de finales del siglo XIX fueron una fuente importante para medir el estado de opinión respecto a la educación de las mujeres en esta época. Sin embargo, hasta después de la Primera Guerra Mundial, el movimiento feminista a nivel internacional no experimentaría un gran impulso. En estos momentos, aparecen en España las primeras organizaciones de género como la ANME, en 1918, fundada por otra malagueña: María Espinosa de los Monteros (1875-1946); la Juventud Universitaria Femenina (JUF), a la que Victoria Kent representó en el Congreso Internacional de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias (celebrado en Praga en 1921) y en 1926 el Lyceum Club, presidido por María de Maeztu (1881-1948) con Victoria Kent e Isabel Oyarzabal como vicepresidentas.

            Este es, a grandes rasgos, el escenario que vio nacer y crecer a estas mujeres. La primera de ellas, por orden cronológico es Isabel Oyarzabal Smith (1878-1974), miembro de una de las familias más destacadas de la burguesía industrial malagueña. Sus padres, fueron Juan Oyarzabal, malagueño de origen vasco, y Ana Smith-Guitry, escocesa, lo que le facilitó un bilingüismo que le sería de gran utilidad como traductora, periodista, escritora, actriz y diplomática.​ En 1910 se casó con Ceferino Palencia y Álvarez-Tubau, abogado, pintor y diplomático, hijo de actores, a quien conoció durante una representación de la compañía Palencia-Álvarez, celebrada en el teatro Cervantes de la capital. La pareja tuvo dos hijos: Ceferino e Isabel.

En sus artículos como periodista (bajo los pseudónimos de «Beatriz Galindo›› o Isabel de Palencia), los más recurrentes fueron los relacionados con el papel de la mujer en la sociedad, la reivindicación de sus derechos (especialmente, el derecho al sufragio). También se ocupó de cuestiones sociales, la infancia, la sanidad o la educación. Como ya adelantamos, fue una de las fundadoras del Lyceum Club, socia de la ANME, del Consejo Supremo Feminista de España y de la Liga Femenina Española por la Paz y la Libertad. Formó parte de la Agrupación Femenina Socialista y, durante la guerra, del Comité Nacional de la Asociación de Mujeres Antifascistas (AMA). En 1930 se convirtió en la única mujer de la Comisión Permanente sobre Esclavitud de las Naciones Unidas. Acudió al congreso de la Alianza por el Sufragio Universal en Ginebra.

En 1931 se afilió a la UGT y el PSOE y, al estallar la Guerra, fue nombrada embajadora de la República en Finlandia y Suecia, cargos que desempeñó entre 1937 y 1939. Fue la primera mujer española en ostentar ese cargo. Se exilió junto a su familia en México, donde falleció en 1974, país donde siguió vinculada a España a través del Ateneo Español de México, y otras organizaciones. A esta malagueña se le dedicó un espacio con su nombre (La sala Isabel Oyarzabal) en el antiguo salón de plenos del edificio de Diputación (Plaza de la Marina). Murió a la avanzada edad de 96 años en México. Publicó en 1940 una autobiografía: I must have liberty.

            La segunda dama se llamaba Victoria Kent Siano (1898-1987). Estudió magisterio en Málaga (con profesoras feministas como Suceso Luengo y Teresa Aspiazu) y Derecho en Madrid. Fue la segunda mujer española en colegiarse para ejercer como abogada y la primera en hacerlo en el Colegio de Abogados de Madrid, en 1925, durante la dictadura de Primo de Rivera.​ Se convirtió, además, en la primera mujer del mundo que ejerció como abogada ante un tribunal militar o consejo de guerra (1931) tras haberse negado a colaborar con el dictador Primo de Rivera. Fue una de las tres primeras diputadas de la Segunda República (junto a Margarita Nelken y Clara Campoamor). Estuvo afiliada a la ANME y la Juventud Universitaria Femenina, representando a dicha entidad en un congreso en Praga en 1921. En 1931 resultó diputada con el Partido Republicano Radical Socialista (PRRS) y en 1933 con Izquierda Republicana (IR). Fue vicepresidenta desde 1926 del Lyceum Club Femenino. Durante la IIª República fue nombrada directora general de Prisiones en abril de 1931. Desde este cargo introdujo reformas con la intención de humanizar el sistema penitenciario, siguiendo la labor de Concepción Arenal en el siglo XIX. Entre sus medidas, instituir por vez primera en el mundo los permisos de salida de fin de semana, la retirada de grilletes y cadenas (con cuyo metal mandó modelar una estatua en honor a Concepción Arenal) y la creación de un cuerpo femenino de funcionarias de prisiones. Al finalizar la guerra se exilió, primero en París, perseguida por la Gestapo y luego en Nueva York, donde murió a la avanzada edad de 89 años.

            En Málaga, la estación tren Victoria Kent tiene un apeadero subterráneo situado junto a la barriada de Nuevo San Andrés que lleva su nombre. En 2016 se publicó el libro Victoria Kent y Louise Crane en Nueva York. Un exilio compartido.

            La más joven del terceto es María Zambrano (1904-1991). Nació en Vélez-Málaga. De muy niña se trasladó a Segovia, donde su padre fue profesor en su instituto, el mismo en el que enseñaba Antonio Machado, otro exiliado. En Madrid se doctoró en filosofía con una tesis sobre el judío sefardita Baruch Spinoza (dirigida por José Ortega y Gasset), por lo que es la única escritora feminista del periodo anterior a la Guerra Civil. Empezó a escribir artículos en el periódico El Liberal a favor de la mujer.

Tras la Guerra Civil se exilió a México, Cuba y Puerto Rico. Allí escribió sus obras feministas más importantes: Delirio de Antígona y Eloísa o la existencia de la mujer. En su obra como filósofa abordó temas poco abordados como el sueño, la poesía y el saber femenino en los que denuncia y reflexión, sobre el nulo papel de las mujeres en la sociedad. En México dio clases en la Universidad de Morelia. De aquellos años son sus obras Pensamiento y poesía en la vida española y Filosofía y poesía.   Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, doctora honoris causa por la Universidad de Málaga, en 1986 regresó del exilio y en 1988 se convirtió en la primera mujer en ganar el Premio Miguel de Cervantes, siendo así la figura femenina del pensamiento español más importante del Siglo XX. Falleció en Madrid, a los 87 años, y enterrada en su ciudad natal Vélez-Málaga. Málaga le ha dado su nombre a la estación de tren.

 

                                         Rosa Ballesteros García

                        Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                     “benaltertulias.blogspot.com”

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