domingo, 18 de agosto de 2024

Poder y contrapoderes

                                                       PODER Y CONTRAPODERES

 

Opinaba Salvador de Madariaga que el español es individualista, y a diferencia del francés, no se siente miembro de un estado igualitario, ni socio de una sociedad nacional como el inglés, ni súbdito de un imperio como el alemán o el italiano. Cada español se siente único, es rey en sí mismo y emperador por encima de cualquier otro. Su egoísmo le hace sentir su patriotismo como una pasión absorbente en la que el país le pertenece antes que pertenecer  a su país. Esto se reproduce de manera espectacular en las instituciones que conforman nuestro entramado social,  político, religioso y militar.

Frente al Gobierno, emanado de las Cortes Generales, que es lo único que votamos los ciudadanos de a pié, se erigen una ingente cantidad de  asociaciones, de diversa influencia, que ejercen de auténticos contrapoderes que controlan o pretenden controlar las aspiraciones de los votantes en su propio beneficio.

Para empezar, la Monarquía es una Institución a la que el Gobierno está obligado por su superioridad jerárquica, que no electiva, pero que, por el contrario no tiene, al parecer, ninguna obligación para con el Gobierno ni por tanto con el país, hasta el punto de afirmar públicamente que lo que hacen los reyes no nos compete para nada, es decir, que es autónoma e independiente.

Otro gran contrapoder es la Iglesia que constituye un dominio autónomo dentro del poder, que además depende de un estado extranjero ya que la Santa Sede es un estado independiente con sus propias leyes y sus propios intereses que presiona a través de sus acuerdos y sobre todo de la infiltración que suponen sus fieles, sus sectas y sus adeptos.

Algo parecido ocurre con el Ejército que siente su país como propio, con un poder real, efectivo y vigilante de unas ideas celosamente guardadas y cuidadas en sus centros y academias.

Y por supuesto los poderes de las Comunidades Autónomas que pueden estar a favor o en contra dependiendo del color de su partido. Partidos políticos que solo entienden claramente de sus ideales, coincidan o no con aquellos que los han votado, incluso aunque sean los propios.

Pero hay otras muchas instituciones que  ejercen una  pasión descontrolada por su país  como es el Poder Judicial, en sus variadas manifestaciones, que suponen un garante de costumbres que solo a ellos les atañe. Y otras muchas  que costeadas por el gobierno ejercen un eficaz contrapoder.

Estos poderes, antes que complementarse, como sería lógico suponer, compiten entre sí, conformando un país tensionado  que se asemeja a  las colecciones de muñecas rusas, las matrioshkas,  inscribiéndose unos dentro de otros asfixiando siempre al de debajo y sobre todo en el tramo más inferior, a los votantes.

Estas muñecas rusas, las matrioshkas, se crearon en 1890, posiblemente inspiradas en una antigua tradición japonesa. Los tallistas, que entienden su elaboración, las prefieren  de madera de tilo que es la más ligera y de más fina textura. Todas las muñecas de la misma matrioshka, deben de ser del mismo bloque a fin de que las condiciones físicas de humedad, contracción y expansión sean similares, porque estas condiciones varían de un bloque a otro, y porque no hay peor cuña que la de la misma madera. Pero todas  tienen una originalidad común: que son huecas.

 

                                                                        Jesús Lobillo Ríos

                                               Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                           “benaltertulias.blogspot.com”

 

Bibliografia.-

Dimiter Inkiow. Matrioska. Ediciones SM 2005.

Salvador de Madariaga. España. Ensayo de Historia Contemporánea. Espasa Calpe. 1989.

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