domingo, 15 de junio de 2025

La ilíada

                                                                  LA ILÍADA

                                               UNA EPOPEYA SIN PRECEDENTES

La fuerza de las ideas expresadas, escritas o no, constituyen un acicate imprescindible que impulsa el comportamiento de los seres humanos como si fueran un espejo en el que reflejar sus propias aspiraciones. Así personajes y pautas de comportamiento, como objetivos y metas a alcanzar, se extraen de los anaqueles literarios en los que quedan fijados los ideales de conducta de cualquier humano que se educa para vivir.

En la Ilíada, una epopeya de quince mil versos en hexámetros griegos, en la que se relatan cincuenta y dos días de una guerra sin cuartel entre griegos y asiáticos, están fijados para toda la posteridad las causas o excusas para semejante atrocidad, los modelos de comportamiento, elevados o rastreros, los pretextos y las nimiedades que originan y finalizan las grandes tragedias.  

Podemos decir que desde mucho antes de que comenzara la existencia, desde muchísimo antes de que se comenzara a escribir, allá por los albores de los siglos XIII-XII a. C., en pleno predominio de la civilización micénica de ciudades-estado, situamos esta utópica guerra, supuestamente entre los hititas y los ahhiyawa o griegos, en Wilusa o Ilión (Turquía), aún indemostrada arqueológicamente, que sienta el relato de lo que sería la humanística conocida y comprobada hasta nuestros días.

Como en la vida misma las acciones humanas están dominadas por los dioses Zeus y Tetis, es decir, por el destino que controla y maneja las virtudes, el sentido y la libertad humanas. Aquiles, “pies ligeros”, es el prototipo del héroe, imbatible, seguro de sí mismo aunque sabe que morirá joven, y advenedizo cuyas diferencias con su jefe, Agamenón, a causa de la esclava-sacerdotisa Briseida, aleja su imprescindible presencia en el combate permitiendo la inclinación de la balanza guerrera hacia el enemigo.

Agamenón, el rey de reyes, es el prototipo del jefe, orgulloso, arrogante, tiránico, ineficaz e irresoluto. Odiseo el astuto e inteligente navegante que instiga y propone las acciones a llevar a cabo.

Helena la bella princesa griega que aparece como causa principal de la guerra, esposa de Menelao, hermano de Agamenón, raptada por Paris el veleidoso príncipe troyano que demuestra su cobardía huyendo del duelo decisorio.

Patroclo el querido de Aquiles cuya muerte, desata los deseos de venganza de éste que termina acudiendo a la batalla para matar a Héctor el príncipe troyano por excelencia y ultrajar su cadáver arrastrándolo en su carro de guerra, alrededor de las murallas troyanas ante la desolada mirada de su padre el rey Príamo que humilde solicita y obtiene su devolución.

Todo este elenco de virtudes y perversidades reflejadas en la inmortal obra de Homero con la que podemos afirmar que se inicia la cultura griega, que ha enseñado a toda la humanidad pautas de comportamiento con las que identificarse, se plasmaron en un tiempo en el que no existía la escritura. Posiblemente su autor Homero, vocablo que significa “el que no ve”, era un “aedo”, juglar, ciego y analfabeto, que no sabía leer ni escribir, pero que se dedicaba a recitar o a cantar componiendo sobre la marcha los momentos épicos emocionales que transmitía a sus oyentes, por lo que sus actuaciones nunca eran iguales sino que diferían forzosamente, gracias a que en el hexámetro griego se distinguen las cantidades o duraciones  en las vocales y las sílabas.

Hasta el año 500 antes de cristo la Ilíada no fue puesta por escrito, puede que dictada por el propio Homero a algún escriba, detectándose entonces que el desconocimiento del poeta sobre lo que escribe es manifiesto. De forma evidente el escritor, o el que dictó, ni vivieron ni conocían los hechos que relataban, sencillamente se sirvieron del conjunto de aseveraciones acumuladas y deformadas desde antes describiendo un mundo “sui generis” en el que, aunque nadie supiera leer ni escribir, la lealtad, la entrega, la gloria, etc. tienen su asiento para ejemplo y enseñanza de sus oyentes.

Por todo ello la datación histórica de Homero como autor es muy compleja aunque no cabe duda que creó todo un mundo, una época que denominamos homérica, en la que su estrella dominaba todos los ambientes culturales de la época y se extendió por el ancho mundo griego, no solo copiándose, también representándose en todo tipo de cerámicas, tumbas y relieves. Alejandro Magno se veía a sí mismo como un nuevo Aquiles. Aristarco de Samotracia, “el mejor de los gramáticos” del siglo I, dedicó toda su vida a la obra, fijando su extensión y comentarios que fueron estudiados y admirados por todo el Imperio Romano.

La gloria, el heroísmo, la lealtad, la entrega, la traición, la humillación, la venganza, la barbarie, son los elementos, entre otros, que conforman la Ilíada que es una historia de guerra, un monumento a la guerra, narrada por los vencedores, como un testimonio universal de la relación entre los hombres a la que no le falta belleza, en su bárbara entrega y su pasión, porque en la Ilíada todo es bello y recordable, las batallas, las armaduras, los caballos, los carros de guerra, los héroes, los duelos, las batallas, etc. escenarios desde los que se llega a la muerte como una única forma de glorificación.

Momento es ya de que toda esta grandiosa escenificación sea enmarcada quedando como recuerdo para la humanidad de una forma de vivir agotada y extinguida, una forma arcaica, porque en nuestro tiempo la gloria se busca por los caminos de la ciencia y el arte que solo producen beneficios a la humanidad.

                                                                          Jesús Lobillo Ríos

                                                   Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                             “benaltertulias.blogspot.com”       

 

Bibliografía.

Homero: “La Ilíada”. Melsa 1975

McCullough C. :”La Canción de Troya”. Planeta 2007

Baricco A ”Homero, Ilíada”. Anagrama 2005

Lane Fox R:“Homero y su Ilíada”. Crítica 2024

Vallejo I.:”El infinito en un junco”. Siruela 2021


domingo, 8 de junio de 2025

Drama y Comedia.

Drama VS Comedia: Una extraña desigualad

 

La escritora Irene Vallejo, en el extraordinario ensayo (que todo el mundo debería leer) titulado: El infinito en un junco, publicado al inicio de la pandemia, viene a decir, refiriéndose a las películas más premiadas en los grandes festivales, que las comedias están menos valoradas que los dramas (de ello nos ocuparemos más adelante). Esto, al parecer, parece ser una constante desde nuestros clásicos griegos, hace dos mil quinientos años, enfrentando estilos, modos de ver la vida, la historia o la sociedad desde dos perspectivas bien distintas: el drama y la comedia. Un dato: los antiguos mesopotámicos utilizaban el humor como herramienta pedagógica y Aristóteles señaló que «el hombre es el único ser viviente que ríe».

Retomando a nuestros clásicos griegos, Aristófanes fue el maestro de la llamada comedia antigua, y sus obras se caracterizan por utilizar el humor satírico para poner en solfa a la sociedad de su tiempo en obras como Las aves, Las nubes o Lisístrata, por citar algunas de las once obras suyas que se han conservado. De otros colegas como Cratino, Ferécrates o Eupolis, maestros también de la sátira, apenas se conservan algunos de los títulos de sus obras. En pocas palabras, parece evidente que las obras humorísticas han tenido menor consideración para su conservación que las obras dramáticas de Esquilo Sófocles o Eurípides y es que, la comedia y su hija, la risa, parece, como escribe Vallejo, que «no asciende en la escala de la cultura y queda en los últimos puestos como un sainete sin importancia que solo sirve para entretener». Comedia y drama son los géneros por antonomasia, pero hay uno que está mejor visto, en general y, sin embargo, y parece una contradicción, la risa, como le ocurre al llanto, son reacciones ante ciertos estímulos, ya sean pensamientos negativos o recuerdos festivos, pero también se pueden asociar a mecanismos que liberan o expresan, a su manera, sentimientos humanos.

El drama, la tragedia, ha tenido la fortuna de conservarse en mayor número, como ya apuntamos (33 obras, la mayoría de Eurípides) un género que se puede considerar una anticipación de nuestras series actuales, ya que se agrupaban en trilogías, como es el caso de Las bacantes, Ifigenia en Áulide y Alcmeón en Corinto) siguiendo una trama con los mismos protagonistas (como las series).

            De sobra sabemos que es más complicado hacer reír que hacer llorar. Esto último, es decir, los mecanismos que producen la pena, la tristeza o el duelo por los seres queridos, por poner algunos ejemplos, son universales, aunque sus ritos sean tan distintos como son sus sociedades y, por ello, el drama se considera algo serio, profundo y que merece la pena, en oposición a la comedia, que suele asociarse con lo superfluo, lo innecesario; es decir, con el escapismo, la evasión o el mero entretenimiento que se supone más del gusto popular. Sin embargo, como ya dijimos, la risa es más difícil de conseguir. En el caso que nos ocupa, el cine, es fácil de comprobar al hacer una relación de las películas más galardonadas, y para ello vamos a detenernos en los premios Óscar (norteamericano), el más veterano, creado en 1929, y el Goya español, cuya primera entrega fue en 1987. El estudio comparativo será entre los años de 1987 y 2024; es decir, casi cuatro décadas.

Si se hace una revisión rápida de las películas que han sido premiadas en los Goya y los Óscar (por tener un referente nacional y otro internacional), la inmensa mayoría, salvo algunas excepciones, son dramas. En el caso de los Óscar ocurre un tanto de lo mismo, siendo aún menor el porcentaje de comedias premiadas. Curiosamente, el año 2019 coinciden ambos en premiar a dos comedias: Campeones, de Javier Fesser y Green Book, de Peter Ferrelly, ambas pertenecientes a un género híbrido, entre la risa y el llanto: la «dramedia», que combina elementos típicos de la comedia con elementos típicos del drama. Al parecer, según los expertos, este género suele dar buen juego en taquilla, a pesar de que la comedia, la sátira, en opinión de los expertos, «se suele asociar con lo subversivo, lo rebelde y lo políticamente incorrecto».  

Si se hace una revisión rápida de las películas que han sido premiadas en los Goya y los Oscar (por tener un referente nacional y otro internacional), la inmensa mayoría, salvo algunas excepciones, son dramas, en ambos casos. Entre 1986 y 2024 los premios a la mejor película en nuestro país, de un total de 39 películas premiadas, 12 han sido para comedias: El bosque animado, 1987 de José Luís Cuerda fue la primera y El buen patrón, 2021 de Fernando León de Aranoa la última. La primera es una comedia que mezcla la fantasía y la segunda una comedia romántica. Un par de veces se han visto premiadas dos comedias en años consecutivos; en 1987, la ya citada, y en 1988 Mujeres al borde de un ataque de nervios de Almodóvar. La segunda ocasión fue en 1992 y 1993 con Belle Époque de Fernando Trueba y ¡Todos a la cárcel! de Luis García Berlanga, respectivamente. De las doce películas, citadas, la mitad tienen protagonistas femeninas: Maribel Verdú, Ariadna Gil, Carmen Maura y Penélope Cruz, ambas premiadas como mejor actriz en dos ocasiones. La otra mitad la componen actores como Alfredo Landa, José Sazatornil, Javier Cámara, Ricardo Darín, Javier Gutiérrez y Javier Bardem.

En el caso de los Óscar de Hollywood, son aún más escasos los premios otorgados a las comedias. Del mismo total de 39 títulos, sólo aparecen 8 comedias; es decir, 4 m4nos que en el cine español. Quizás en esas latitudes el sentido del humor sea diferente. El primer premio fue para Paseando a Miss Daisy, 1989 de Bruce Beresford y el último para Anora, 2024 de Sean Baker, ambas con protagonistas femeninas: Jessica Tandy y Mikey Madison. Los 6 títulos restantes: Shakeaspeare in love, 1993 de Jhon Madden; El Artista, 2011 de Michel Hazanavicius; Birdman, 2014 de Alejandro González; Green Book, 2018 de Peter Farrelly; Coda, 2021 de Siân Héder; Todo a la vez en todas partes, 2022 de Daniel Kwan. En este caso las comedias fueron protagonizadas por Gwyneth Paltrow. Marlee Matlin, Michelle Yeoh y Jean Dujardin, Michael Keaton, Viggo Mortensen. En total cinco actrices y tres actores. 

            Por todo ello podemos comprobar que, aunque la risa puede romper barreras culturales y sociales, a la vez que abona un campo común para la interacción y la comprensión, además de romper barreras y tender puentes entre culturas, además de otros beneficios asociados con la salud, ya que está comprobado que alivia el estrés y mejora, en general, la salud de quienes la practican con asiduidad, es el drama, en sus distintos géneros quien lidera este ranking. Quizás es que, como se ha escrito, la risa es una fuerza revolucionaria y además puede generar «un sentido de comunidad y conexión entre las personas, promoviendo la empatía y la comprensión mutua». Muchos pensadores y escritores como nuestro clásico Quevedo, o el francés Rabelais, por ejemplo, la han utilizado como herramienta crítica para desafiar las normas sociales y las estructuras de poder. Y esto no gusta a los poderes que, además, son los que tienen el dinero para producir las películas.

            Finalmente, ningún género, per se, es mejor que otro, sin embargo, debe hacer reflexionar el por qué la desigualdad existente al premiar las películas, ya sean dramas o comedias, porque en esta vida, nada es inocente, y todo tiene un trasfondo, casi siempre inconfeso.

 

                                           Rosa M. Ballesteros García

                          Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                          “benaltertulias.blogspot.com”


domingo, 1 de junio de 2025

Las enfermedades imginarias

                                                LAS ENFERMEDADES IMAGINARIAS

 “La medicina ha avanzado tanto, que ya no hay nadie sano”. Aldous Huxley (1894-1963)

Ya en el siglo XVII, Molière (Jean-Baptiste Poquelin 1622-1673) criticaba en su obra “El enfermo imaginario”, la despiadada actuación  de los médicos ignorantes aprovechando los temores imaginarios de un paciente que hoy no dudaríamos en calificarlo de hipocondriaco, y cuya existencia y actitud han influido sin duda alguna en la evolución de la medicina clínica.

Los hipocondriacos desarrollan un temor exagerado e infundado a tener algún tipo de padecimiento grave  que les hace observarse minuciosamente y acudir de forma continua al médico que nunca consigue encontrar ningún padecimiento fiable o probado. Esta insistencia figurada, pero real, ha dado lugar por su magnitud, y necesidad de atención, al desarrollo de amplias capas de la asistencia sanitaria que hemos denominado como “medicinas marginales” en tanto que mantienen una distancia calculada de la Medicina Oficial.

La Naturopatía, Herboristería, Homeopatía, Osteopatía, Acupuntura, Fisioterapia, Fitoterapia, Psicoterapia, Hipnotismo e incluso la Ciencia Cristiana o creencia en los milagros, desarrollan procedimientos terapéuticos no académicos que benefician a un número importante de personas que creen en su eficacia  y que no deben de ser desdeñados. Hemos de tener en cuenta que algunos de estos métodos, como la Fisioterapia o la Psicoterapia, fueron aceptados e incorporados a las prácticas oficiales, así como del estudio de los principios fundamentales en la Herboristería se sintetizaron muchos fármacos.

La relación entre el paciente y su enfermedad, de la que el médico es un mediador válido, tiene mucho de personal e intransferible y posee infinitas interpretaciones que el acto médico, es decir, la entrevista médico-paciente, no siempre es capaz de controlar. Pese a ello la actuación del médico permite mediatizar la respuesta del paciente ante su problema llevándolo por caminos manejables, y ello depende casi exclusivamente de la capacidad del galeno en influenciar benéficamente a su paciente.

Pero aquí también es aplicable la conocida sátira que hiciera Juvenal en el siglo II, ¿quién vigila a los vigilantes? Porque si bien Molière fustiga la incompetente actuación médica como base necesaria del engaño, el éxito generado por ello, ha dado lugar a un movimiento fundamentalmente farmacéutico y periodístico que intenta aprovechar a su vez la ignorancia de médicos y enfermos para aumentar el consumo de fármacos innecesarios e incrementar las ganancias crematísticas.

Se trata pues de inducir la toma de fármacos en la población aceptados por la tutela del médico, o sea, primero hay que convencer al médico de la necesidad de estar atentos y prevenir la aparición de algún tipo de afección o dolencia que supuestamente pudiera llegar a ser grave. El esfuerzo de la industria farmacéutica en desarrollar protocolos que demuestren la insostenible gravedad de determinados síndromes no para en gastos, tratando de desarrollar un nuevo campo de posibles enfermedades como promoción comercial de nuevas dolencias y creación de nuevas necesidades, algo bastante común en el comercio general, que exijan el consumo de nuevos fármacos.

Hay que convencer a gente sana de que está enferma, inventando para ello enfermedades inexistentes a fin de incrementar la venta de productos sanitarios y con ello las ganancias perseguidas. La creación de este mundo ilusorio de nuevas necesidades se ayuda de la búsqueda del confort en una sociedad más sensibilizada por la salud que por la enfermedad  y que cifra en el bienestar su triunfo social.

Procesos normales de la evolución y desgaste de la estructura humana pasan a estudiarse como problemas graves que hay que atajar. Ejemplo de ello son la calvicie, la fobia social, la osteoporosis o la declinación sexual tanto en el hombre como en la mujer. Para todo ello se han creado mercados fantasmas de artículos sanitarios que han proporcionado ingentes ganancias a las casas farmacéuticas.

El control farmacéutico de la investigación médica facilita la creación de este comercio o tráfico de enfermedades denominado “desease mongerin” (mercantilización de enfermedades), en donde el médico se asimila más a un técnico que aplica las instrucciones facilitadas por el fabricante que a un investigador. Se pagan ensayos clínicos ficticios y se costean artículos en donde se defiende la eficacia del producto. Los controles de mercado demuestran que el consumo de medicamentos está relacionado con el poder adquisitivo de los consumidores más que con sus necesidades sanitarias.

Muchas de las personas con las que convivimos están chequeándose inútilmente buscando afecciones que no existen o que son falsas para a continuación tomar los productos absurdamente recomendados en base a esos diagnósticos o avances falsos. La industria del chequeo premonitorio es una de las bases más importantes del desarrollo de esta patología imaginaria porque curar enfermedades no es rentable pero buscarlas inútilmente sí que los es, y buscarlas abusando de la ignorancia de los médicos y el temor de los pacientes debiera de ser una práctica punible.

La involucración estatal a través de los sistemas concertados de salud magnifican crematísticamente este problema dándole dimensiones exorbitantes a sus costes y a sus ganancias y comisiones, haciendo peligrar la capacidad para sostener una asistencia sanitaria necesaria y universal por lo que urge replantearse el problema para reducirlo a sus límites profesionales y sociales.

                                                                Jesús Lobillo Ríos

                                           Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                        “benaltertulias.blogspot.com”

Bibliografía

Andreasik D.: “Desease mongering: el arte de fabricar enfermedades”.Hosp. Italiano. UBA.

Varios: “Desease mongering:¿estamos cada vez más enfermos? HUPA. Alcalá de Henares.

Guerra F.: “Las medicinas marginales” Alianza Editorial 1976.

Valtueña J.A.: “Contra la medicina del médico” Barral. 1976.


domingo, 25 de mayo de 2025

México

                                        LA EDAD DE ORO DEL CINE MEXICANO

                                                     DIRECTORES Y PRODUCTORAS

 

La llegada del cine a México se produjo casi desde sus inicios a final del siglo XIX, siendo sus introductores Gabriel Veyre y Ferdinand Von Bernard, operadores enviados por los hermanos Lumière, inventores franceses de este nuevo entretenimiento. El primer documental allí producido fue el titulado Riña de hombres en el Zócalo en 1897 y el primer largometraje no hablado, el drama histórico: Los libertadores de México, dirigido en 1916 por Carlos Martínez Arredondo. Hasta 1929 no se produce la transición del cine mudo al hablado con la película de Miguel Contreras Torres El águila y el nopal, en la que intervino la actriz madrileña Eugenia Galindo (1867-1978), conocida artísticamente como «La Negra Galindo››. En ella se relata la leyenda de la fundación de la Ciudad de Mexico-Tenochtitlan por los antiguos mexicanos, y el origen del emblema que lleva su actual bandera nacional que sirve para dar título a la película.

            La etapa dorada del cine azteca se inicia en 1936 con la película Allá en el Rancho Grande, un drama romántico de Fernando de Fuentes (donde interviene el actor español Manuel Noriega) y culmina dos décadas después, en 1956-57 con el estreno de La escondida de Roberto Gavaldón, con la famosa María Félix (en el reparto, el español Carlos Agostí). Otros títulos de esta época: Escuela de vagabundos, 1955 de Rogelio A. González; Si Adelita se fuera con otro,1948 de Chano Urueta o Gitana tenías que ser, 1953 de Rafael Baledón, con Carmen Sevilla y Estrellita Castro, protagonistas femeninas, y unos cuantos actores españoles más: Àngel Garasa, Florencio Castelló y José Pidal, además de los autores del argumento: Luis y Janet Alcoriza.

Como dato añadido, durante este par de décadas encontramos numerosos nombres de actores y actrice españolas, además de los citados, como Emilia Guiú (exiliada en aquel país), Amparo Rivelles o Lola Flores, protagonista en varias producciones como: Pena penita pena (1953), Reportaje (1953), Los tres amores de Lola (1955), Limosna de amores (1955), La Faraona (1956), El gran espectáculo (1957), Sueños de oro (1957) o Maricruz (1957). En años posteriores: Échame la culpa (1958), María de la O (1958), La gitana y el charro (1963), De color moreno (1963). En total rodaría 11 películas en aquel país.

Durante el período que destacamos en el título, la industria del cine azteca imitaría el Star System de Hollywood, es decir, el «culto al actor/actriz››, al mismo tiempo que algunas directoras irrumpen con sus películas, si bien ese «techo de cristal›› ya lo habían superado, durante el periodo mudo, cineastas como Cándida Beltrán (El secreto de la abuela, 1928), Mimí Derba (La Tigresa, 1917) o las documentalistas hermanas Elhers. Con el apoyo estadounidense de la posguerra, se generó un auge sin precedentes del cine nacional, y los grandes estudios cinematográficos mexicanos apoyaron unánimemente el desarrollo de su cine. No fue una ayuda altruista y gratuita, por parte de la industria de Hollywood, cuestiones estratégicas, especialmente las relacionadas con mantener un control sobre México en una época en la que la influencia comunista de la Unión Soviética se cernía sobre la posición estratégica mexicana (y en general en todo el hemisferio latinoamericano). En este contexto surgen profesionales como Matilde Landeta, (1910-1999), Adela Sequeyro (1901-1992) o Mimí Derba.

La primera, guionista y directora, dirigió su primera película en 1948: Lola Casanova, un drama protagonizado por Meche Barba, en el que intervienen varios actores españoles (varios de ellos exiliados tras nuestra Guerra Civil), como José Baviera, Ernesto Vilches o Carlos Villarías. Siendo adolescente se aficionó al cine y en 1932 se inició en esta industria con la ayuda de su hermano, el actor Eduardo Landeta. Autodidacta, aprendió el oficio con directores como Emilio Fernández, Julio Bracho, Roberto Gavaldón, Agustín Delgado o Fernando de Fuentes. En un contexto tan masculinizado, experimentó la desigualdad de género y tuvo que luchar para demostrar sus aptitudes para el cine. Su segunda película La negra Angustias (1949), también sufrió un boicot similar al primero y Trotacalles (1951) su tercera película, le generó numerosos problemas sindicales que le imposibilitó volver a filmar hasta 40 años después. En 1957 recibió el premio Ariel en la categoría de mejor argumento por El camino de la vida. Fue dos veces presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas entre 1983-1994 y entre 1985 a 1986. En 1991 a los 78 dirigió su último largometraje, Nocturno a Rosario. En 1999 falleció en Ciudad de México a los 88 años de edad. Había intervenido como directora o guionista en varias decenas de películas.

Adela Sequeyro se inició como actriz durante la etapa del cine mudo, alternando toda su carrera con el periodismo. En 1923 protagoniza El hijo de la loca, de José S. Ortiz. Ya durante la etapa dorada aparece en películas como Más allá de la muerte (1936); La mujer de nadie (1937); Los misterios del Hampa (1945) del español Juan Orol (junto actores españoles como Francisco Jambrina, Antonio Bravo o Raúl Lechuga); La posesión (1950) de Julio Bracho (con actores españoles como Julio Villarreal, José Baviera, Francisco Jambrina, Jesús Valero o Rafael Icardo).

Fundó con su marido la cooperativa «Carola›› produciendo en 1937 la película La mujer de nadie de la que fue actriz, guionista y directora y en la que intervino el actor catalán Joaquín Coss. En este drama trata de las desventuras de las que era víctima una joven y atractiva mujer que huye del maltrato de su padrastro. El gran crítico de cine Emilio García Riera (exiliado, de origen español) destaca la parte artística de la cinta en su libro Historia documental del cine mexicano. Entre 1923 y 1950 Adela Sequeyro participó en 16 películas entre 1923 a 1950. Dirigió tres cintas de las cuales también fue su guionista y productora (La mujer de nadie, Más allá de la muerte (1935) y Diablillos de arrabal (1940). Estuvo casada con Mario Tenorio y Fernando Rodríguez Prado y falleció en la ciudad de México a la edad de 91 años.

Se llamaba María Herminia Pérez de León, artísticamente Mimí Derba. Fue actriz, guionista, productora y directora de cine. Se inició como actriz de teatro en Cuba en una compañía de zarzuela y continuó con su carrera en México. En 1915 era ya una figura de primera fila, viajando a España con diversas compañías. En 1917, junto a Enrique Rosas, fundó la compañía Azteca Films, firma que produjo cinco largometrajes, entre ellos La tigresa, su primer trabajo como directora, con guion de la escritora y feminista mexicana Teresa Farias de Isasi. Trabajó también en radio y como periodista en varias publicaciones. Durante la Época de Oro​ intervino en más de 70 películas. Entre otras: Flor silvestre (1943), La mujer sin alma (1944), Cuando lloran los valientes (1947), Ustedes los ricos (1948), La malquerida (1949), Rosauro Castro (1950), La ausente (1951), Dos tipos de cuidado (1952) o Tú y mis hijos (1954). Trabajó con varios actores y actrices españolas que se habían exiliado tras la guerra como Conchita Gentil, Julio Villarreal, Raúl Lechuga, Manuel Fábregas, entre otros. Estuvo casada con Raúl de Alba Luna y murió en 1953 en Ciudad de México.

 

                                         Rosa M Ballesteros García

                         Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                       “benaltertulias.blogspot.com”


domingo, 18 de mayo de 2025

Alfonso Rodriguez Castelao

             ALFONSO RODRIGUEZ CASTELAO, PADRE DEL NACIONALISMO GALLEGO

                          MÉDICO, DIBUJANTE, LITERATO, POLÍTICO Y  REPUBLICANO

Fue un auténtico polifacético, al que se le considera creador del nacionalismo gallego, ejerció como narrador, ensayista, escritor, dramaturgo, pintor, político e incluso médico, actividad profesional a la que prestó escasa atención aunque constituyera la base de su formación personal y humanística.

Nació en Rianxo en 1886 y falleció en Buenos Aires en 1950. Con tres meses, su padre, Manuel Rodríguez Dios, emigró a Argentina, y con 9 años junto con su madre Joaquina Castelao Genme, emigraría él, retornando cinco años más tarde, en 1900 para iniciar sus estudios primarios en el Instituto General Técnico en Bachiller de Artes y luego de 1903 a 1909 estudió la Carrera de Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela.

Interesado ya en el dibujo por la lectura del semanario argentino “Caras y Caretas”, publica sus primeras caricaturas en Santiago y en Vigo, y en el Segundo y Tercer Salón de los Humoristas en Madrid, recibiendo en 1909 una medalla de oro por su tríptico “Unha festa na aldea” en la Exposición Nacional Gallega celebrada en Santiago. Incluso ilustra una novela de Sofía Casanova “La princesa del amor hermoso”, la primera mujer española periodista corresponsal de guerra.

Durante su estancia de doctorado en Madrid colaboró como ilustrador en la publicación ”El cuento semanal” y al volver a Santiago se especializa en Obstetricia, que ejerce brevemente en su pueblo natal, e ingresa en el partido conservador local y colabora en la fundación del semanario “El Barbero Municipal” donde vierte sus primeras críticas al régimen de caciques gallego. Continua haciendo exposiciones y dando conferencias sobre las caricaturas en varias ciudades gallegas y colaborando con múltiples publicaciones. Obtiene una medalla en la Exposición de Bellas Artes de Madrid y pierde la visión a causa de un desprendimiento de retina del que se recupera aunque le supone un duro lastre el resto de su vida.

En 1916 obtiene por oposición un puesto en el Instituto Geográfico Estadístico en su delegación de Pontevedra y una plaza de profesor de dibujo en el Instituto local de 2ª Enseñanza. En esta capital vivió durante 20 años siendo uno de los fundadores de las Irmandades da Fala y comienza a colaborar con el periódico madrileño “El sol”, y consigue la dirección artística de la revista “Nos” (nosotros) centro de la vida cultural y política de Galicia hasta 1936. Con una beca de la Junta de Ampliación de Estudios viajó para estudiar arte a Francia, Bélgica y Alemania. En 1926 fue nombrado académico de número de la Real Academia Gallega.

En 1928 sufre la muerte de su hijo de 14 años, habido de su matrimonio con Virxinia Pereira. Marcha con otra beca de la JAE a Bretaña a estudiar los cruceros bretones que trasladaría a un libro (“Los cruceros de piedra en la Bretaña”) y al volver forma parte del primer patronato del Museo de Pontevedra. En 1931 es elegido diputado galleguista para las Cortes Constituyentes de la II República y contribuye a formar el partido galleguista. En 1934 es desterrado por el Gobierno Lerroux trasladándolo a Badajoz, lugar que siempre aborrecería hasta 1936 en que pudo volver para ser elegido de nuevo diputado por el Frente Popular, luchando por el sí al Estatuto de Autonomía de Galicia que fue aprobado en Junio de 1936.

Toda su obra tanto literaria, como ensayística y de dibujos está llena de una crítica mordaz, humor ácido o humor gallego, cuya expresividad pone de manifiesto a un gallego europeizante que busca una cultura propia gallega pero sin ser localista. Entre sus obras destacan “Cousas” (1926), “Os dous de sempre” (1934), “Retrincos” (1934), “Las cruces de piedra en Galicia” (1949), “Sempre en Galicia” (1944), “Os vellos no deben enamorarse” (1941).

Estallada la guerra civil se instala primero en Valencia y luego en Barcelona, y se exilia en Nueva York en 1938 y en la Habana en 1940. Fue presidente del Consejo de Galicia en Montevideo y Ministro sin Cartera en el Gobierno de Giral en el exilio en Paris, en donde vivió hasta 1947. Nunca abandonó su actividad artística, como lo que prueba su álbum “Debuxos negros”) dedicado a resaltar la cultura de la gente de color.

Falleció en 1950 a los 64 años de edad en el Sanatorio del Centro Gallego de Buenos Aires, siendo enterrado en el Cementerio de la Chacarita. Con este motivo el Gobierno franquista hizo saber que la noticia de su muerte solo podría darse en páginas interiores y a una columna. Caso de insertar fotografía no será de ningún acto político. Se elogiaran únicamente sus características de humorista, literato y caricaturista. Se podrá destacar su personalidad política siempre que se diga que fue errada y que se espera de la misericordia de Dios el perdón de sus pecados. No se mencionará su libro “Sempre en Galicia” ni ningún dibujo de la guerra civil.

Fue homenajeado por primera vez en 1964 en el segundo “Día de las letras  Gallegas” y en 1983 se inauguró el primer monumento en su honor. En 1984 sus restos fueron trasladados a Galicia donde descansan en el Panteón de Gallegos Ilustres en el monasterio de Santo Domingo de Bonaval. En 2011, la Junta de Galicia declaró su obra como “Bien de Interés Cultural”. Y en 2016 la Real Academia Gallega de Bellas Artes le dedicó el Día de las Artes Gallegas por los extraordinarios méritos artísticos de su obra.

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                                                                     Jesús Lobillo Ríos

                                              Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                            “benaltertulias.blogspot.com”

 

Bibliografía

Fernández T., Tamaro E.-“Biografía de A. R. Castelao”. Biografías y Vidas. 2004.

Moreno V, Ramírez M, Oliva C, Moreno E.-“Castelao”. Buscabiografias.com. 2025

Guerra F.-“La medicina en el exilio republicano”. Universidad de Alcalá 2003 

domingo, 11 de mayo de 2025

Anacronismos en el cine

Anacronismos en el cine: ¿Dónde está el gazapo?

 

¿Qué espectador no se ha sorprendido al ver un anuncio de Coca Cola en una película del oeste; o un reloj de pulsera en la muñeca de un guerrero medieval? Ambo son deslices de producción, no voluntarios, que se conocen como ANACRONISMOS, una inconsistencia temporal en la que algo (un objeto, una persona, un libro, un tiempo…), perteneciente a una época posterior, no se corresponde con el que le es propio. Derivado del griego “anachronismos” la palabra significa literalmente “contra el tiempo” y puede ser “paracronismo” cuando los hechos, personajes, etc., del pasado se sitúan en una época posterior. Por ejemplo: una cuadriga romana circulando por una autovía. El caso contrario se conoce como “procronismo” es decir, situar hechos u objetos de una época posterior en una anterior. Sirva el ejemplo ya expuesto: un reloj digital en la muñeca de un caballero templario. Muchos de ellos son errores no deseados de producción que se pueden detectar, especialmente, en películas históricas, con ejemplos muy conocidos que señalamos más adelante. Otros, por el contrario, son anacronismos intencionados, utilizados especialmente en comedias con el objeto de producir un efecto humorístico. Una de las primeras películas en usar anacronismos fue Tres edades (1923) de Buster Keaton (incluye un partido de béisbol de la Edad de Piedra y problemas de tráfico modernos en la Roma clásica).

                Por otro lado, es interesante destacar que estos anacronismos a los que nos venimos refiriendo, que aparecen concretamente en el cine, y especialmente en los filmes históricos, sorprenden y caracterizan a las generaciones que hemos crecido y nacido con el “Séptimo Arte”. Esto es algo lógico, ya que el progreso de la arqueología y de las ciencias han contribuido a que los espectadores consideren los anacronismos como algo ofensivo o erróneo. Sin embargo, esto no ha sido así siempre. Hasta el siglo XVIII los anacronismos eran habituales en las obras de pintores o escritores porque los artistas plásticos o los dramaturgos asimilaban sus personajes a su propio tiempo. Rafael, por ejemplo, representaba a sus vírgenes con atavíos renacentistas y los artistas flamencos hacían lo propio con características de Flandes, y no es que estos artistas desconocieran los trajes de época, se trataba de una elección propia, ya que sus intereses estaban más preocupados por la composición, y el hecho de que los acontecimientos que narraban ocurrieran en otro tiempo era algo secundario para ellos. En cierto modo, las producciones de ahora utilizan el[R1]  anacronismo para provocar un efecto. Las representaciones actuales de obras clásicas de Shakespeare (Titus, Romeo y Julieta), Lope de Vega (La moza del cántaro) o alguna versión de Jesucristo Superstar pueden usar caracterizaciones tanto de su época como actuales o incluso futuristas.

            Entre los ejemplos más llamativos al respecto rescatamos Braveheart (1995), dirigida por Mel Gibson (rodada en Irlanda), considerada una de las películas más inexactas de la historia del cine. Una de los anacronismos más vistosos es la famosa falda escocesa (Kilt) que se popularizaría 400 años después. La acción transcurre en el siglo XIII (el héroe escocés William Wallace murió en 1305). A pesar de ello, le darían un Oscar por el vestuario. Otro detalle es la pintura azul que lucen los guerreros y que habían sido utilizadas por los guerreros celtas y pictos en tiempos pasados.

            Otro ejemplo (esta vez rodado en España) es El Cid (1961), película dirigida por Anthony Mann (exmarido de Sara Montiel). Entre otros anacronismos se pueden observar

guerreros musulmanes con zapatillas deportivas (el Cid murió allá por 1099), o la manía machacona de repetir hasta la saciedad la palabra “España”, cuando la idea de nación no aparecerá hasta mucho más tarde, con los Reyes Católicos, o el detalle chusco de entrar victorioso en Valencia (era realmente Peñíscola) a ritmo de pasodoble roza lo extravagante. Otras escenas se rodaron en Belmonte (Cuenca) y Manzanares (Madrid).

Otro de los ejemplos más llamativos es Troya (2004) dirigida por Wolfgang Petersen y rodada en Malta, México e Inglaterra. Para empezar, nunca hubo una batalla en Troya (actual Turquía) de grandes ejércitos por una simple razón demográfica: no había población para juntar 10.000 hombres. Son innumerables los anacronismos, incluyendo que se desarrolla en la Edad del Bronce, cuando no existía el hierro o no se sabía curtir el cuero para hacer armaduras o las apariciones de llamas, cuando este animal es autóctono de Perú.

Para finalizar, en 2000 se estrenaría Gladiator dirigida por Ridley Scott. Ambientada en la Antigua Roma, fue rodada en Inglaterra, Marruecos y Malta. Por citar algunos uno de sus muchos anacronismos, en una de las escenas aparece un perro pastor alemán, cuando se sabe que esta raza no aparece hasta finales de 1800 o algún desliz como algunas gafas de sol entre el público del circo. Son solo unos pocos ejemplos de inexactitudes o anacronismos del inmenso material existente en películas que se han rodado y, que en esta ocasión hemos querido ver con otra mirada.

 

                        Rosa M. Ballesteros García

         Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                       “benaltertulias.blogspot.com”


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domingo, 4 de mayo de 2025

Pilar Sarasola Llanas

                                                       PILAR  SARASOLA  LLANAS

                                                               VDA. DE LUQUE

Es una persona que constituye un hito en la evolución empresarial y política de nuestro país, no solo por ser mujer, que ya entrañaba una enorme dificultad, también por las circunstancias sociales, económicas y políticas en las que tuvo que desenvolverse con valentía y éxito, y pese a todo continúa siendo una gran desconocida en la Córdoba que le tocó vivir.

Nació en Gijón en el año 1905, hija de un vasco Ramón Sarasola Iribarren y de una aragonesa Victoria Llanas Aguilaniedo, realizando sus primeros estudios en Gijón y diplomándose en la Escuela de Comercio local, años en los que conoce por una relación epistolar a un librero cordobés llamado Rogelio Luque Díaz que recién llegado a Córdoba procedente de Priego, en donde había nacido en 1898, fundó, junto con su hermano Rafael, una librería en 1919 en un pequeño portal de la céntrica calle de La Plata que al año siguiente trasladaría, ya en solitario, a la contigua calle Diego León, y dos años más tarde, en 1923, a la aledaña calle del Conde de Gondomar. En ese mismo año de  1923 con 25 años se casa con Pilar que acaba de cumplir los 18 y amplían su librería que se va convirtiendo en un centro editorial y cultural cordobés. Tuvieron dos hijos Antonio y Rogelio.

La capacidad emprendedora de Rogelio sitúa la librería como centro de la vida intelectual cordobesa, colaborando desde el año 1925 en la revista “Popular”, de carácter quincenal, y editando la primera guía turística de Córdoba en 1929, llevada a cabo por el profesor Vicente Ortí Belmonte. Colaboró también en revistas como “La pluma”, “Los quijotes” y “Biblis”.

Paralelamente desarrolló  una tertulia de intelectuales que se reunían en el café “La Perla” en el que se integraban maestros, músicos, literatos, artistas y médicos que seguían una línea de pensamiento moderno, laico y naturista. Muchos de ellos participaron en el desarrollo del “esperanto”, un idioma esperanzador para facilitar la comprensión universal. En el año 1931 representó al partido socialista en su Congreso extraordinario.

Ni las actividades de la librería, ni la tertulia eran bien vistas por la clase conservadora cordobesa que tras el estallido de la sublevación militar del 18 de julio, aprovechando la crueldad del nombrado responsable de Orden Público, comandante de la Guardia Civil,  Luis Zurdo, hizo eliminar, sin ningún tipo de justificación legal, a la mayoría de sus componentes.

Un bando del Gobierno civil de principios de agosto insta a los libreros a entregar todas las publicaciones marxistas. Rogelio  Luque fue fusilado el 16 de agosto, con 39 años, por tener en su librería libros marxistas. Y poco después en la próxima Plaza de las Tendillas, centro neurálgico cordobés, ardían más de cinco mil libros, la mayoría procedentes de su librería.

Pilar Sarasola tenía en estos momentos 31 años, dos hijos y un negocio de libros cerrado. Pero su carácter y su entereza pudieron con todo, demostrando una valía excepcional en un país que postergaba a la mujer y que menospreciaba la inteligencia. Pasadas las furias iniciales comienza a escribir su extraordinaria historia. Volvió a abrir la librería con el retador nombre de “Viuda de Luque” y presidida por el busto en piedra que de su marido había hecho el escultor Enrique Moreno “el fenómeno”, otra de las víctimas de la tertulia y hombre también muy conocido en Córdoba.

Se entregó por completo al cuidado de sus hijos y a luchar por su librería. Nunca se quitó el luto. Su condición de mujer no menoscabó en ningún momento su capacidad de trabajo. A  falta de agentes editoriales y viajantes, viajó de continuo ella misma, en los deplorables ferrocarriles de la época a buscar material para su  negocio a Sevilla. Almorzaba casi habitualmente en la librería. Los domingos practicaba una afición muy cordobesa como era y es subir andando a las Ermitas en la sierra, y no faltaba anualmente más que en las vacaciones estivales que iba a la casa familiar en Gijón.

Poco a poco la librería Luque volvió a convertirse en un lugar de encuentro de intelectuales como los del grupo “Cántico” a finales de los cuarenta y en los cincuenta. Contaba incluso con su lugar recóndito donde conocer a los autores odiados por el régimen franquista y por tanto impublicables.

Los hijos, Rogelio desde 1947, y Antonio desde 1960,  comenzaron a ayudar a su madre  y con ellos consiguió salvar el bache importante que supuso el derrame cerebral que sufrió en 1961 del que consiguió recuperarse pese a que perdió por completo la capacidad de escribir. Pero, totalmente recuperada y con una sucursal abierta, veinte años más tarde, Pilar fallecería en 1981 y la librería seguiría abierta una década más y cambiando de emplazamiento, adaptándose a las circunstancias, sigue abierta en Córdoba dirigida por un nieto de Rogelio Luque, es decir, una tercera generación que ha conseguido superar el siglo de existencia.

Pilar Sarasola, una mujer excepcional, un empuje en la sombra, que lo dio todo en los momentos más difíciles imaginables, que hizo posible el proyecto familiar manteniendo un centro intelectual para los cordobeses, la gijonesa que abandonó su tierra por la de su marido, y que hoy día descansa junto a él en el Cementerio de San Rafael, contemplará con satisfacción la librería de su nieto en donde el rincón del abuelo mantiene con su busto el recuerdo de su marido  Rogelio Luque, pero ella no tiene busto, unos premios literarios la recuerdan puntualmente.   

                                                                         Jesús Lobillo Ríos

                                                 Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                             “benaltertulias.blogspot.com”

 

Bibliografía.

Guerra F.: “La medicina en el exilio republicano”. Universidad de Alcalá de Henares 2003

Moreno Gómez F.: “1936: el genocidio franquista en Córdoba”. Crítica 2008.

Moreno Gómez F: “La guerra civil en Córdoba (1936-1939). E. Alpuerto 1985.

Diario ABC. : “Pilar Sarasola y la Librería Luque”. 2009.


domingo, 27 de abril de 2025

Haties McDaniels

Hattie McDaniel: Lo que el viento no se llevó

 

Corría el mes de febrero de 1940, pocos meses  antes había estallado la Segunda Guerra Mundial en Europa y en los Estados Unidos, al otro lado del Atlántico, la Academia del cine inauguraba la 12ª edición de sus premios Óscar, una edición que iba a sorprender a los medios con la noticia inédita de que una actriz negra había logrado uno de los preciados premios: Se llamaba Hattie McDaniel y lo había ganado como mejor actriz de reparto en la exitosa película Lo que el viento se llevó, estrenada el año anterior.

Desde que se inaugurara la 1ª edición de los premios Óscar en 1929[1] (los más antiguos de la historia del cine), las actrices y actores negros habían estado siempre relegados a papeles secundarios, basados en tópicos humorísticos como el cómico ladrón, el esclavo inocente, leal y fiel o la obesa criada, rol al que dio vida Hattie en el premiadísimo largometraje ya citado (ganó 11 estatuillas ese año). Hattie fue la inolvidable Mammy, la fiel doncella de Escarlata O´Hara (Vivien Leigh), protagonista principal del film y ganadora, a su vez, del Óscar a la mejor actriz.

Como es de sobras conocido, la comunidad afro-estadounidense tardaría muchas décadas en tener una representación justa en el mundo del cine, aunque, si nos remontamos a las primeras representaciones en los que aparecen, encontramos actores y actrices secundarios de poca relevancia, en papeles estereotipados, como ya apuntamos, una tradición, por otra parte, heredada del mundo del vodevil y del minstrel show[2]. Ejemplo de ello son los cortometrajes Watermelon Eating Contest (1896) o Watermelon Contest (1900), ambos dirigidos por el canadiense James H. Wither (1872-1944). Como sus títulos sugieren, en el primero dos negros compiten por ver quién es el primero en comerse una gran tajada de sandía; en el siguiente, cuatro hombres negros comen sandía de manera compulsiva.

Por otro lado, en los primeros cortometrajes de ficción los principales personajes negros solían interpretarlos blancos pintados de negro (algo también heredado de la tradición vodevilesca). Ejemplo clásico del estereotipo de criado leal lo tenemos en el corto de D.W. Griffith His Trust (1911). El primer negro que produjo y distribuyó sus películas sería William D. Foster (1860-1940) en 1910; actor, director y productor de varias comedias (que aspiraban a evitar los típicos estereotipos) como: The Fall Guy (1912) o A Woman's Worst Enemy (1918). Son dos ejemplos. Otro afro-estadounidense, Hunter C. Haynes (1867-1918), hijo de esclavos, también intentó distribuir sus cortometrajes cómicos a través de compañías como Afro-American Film Company, Vitagraph Motion Picture Company o Haynes Photoplay Company, si bien la primera persona que obtuvo un gran éxito con la Lincoln Motion Picture Company fue el actor y director Noble Johnson (1881-1978) con Realization of a Negro’s Ambition (1916), la primera película con reparto integral que no se servía de estereotipos. El primer cineasta negro en hacer películas de calidad y sin estereotipos fue el autor y director Óscar Micheaux (1884-1951), quien merecería un artículo especial. A modo de anécdota, y que no se suele mencionar, es que los actores y actrices que tenían un tono de piel menos oscura tenían más oportunidades de actuar en películas. La creación de un cine afro-estadounidense, con personajes creíbles y no estereotipados, tendría que posponerse durante unas décadas. Entre las estrellas negras de la época: Abbie Mitchell, Tom Brown, Billy Harper, Wesley Jones, Paul Robeson o Allie Gilliam, por citar algunos nombres.

Nuestra protagonista, Hattie McDaniel (Wichita, 1893-Woodland Hills, 1952), fue la menor de una familia numerosa de antiguos esclavos liberados. Nadie llegaría a sospechar que una niñita, de poco más de un kilo de peso al nacer, llegaría a ser una de las actrices más queridas de Hollywood. Fue también cantante y actuó en radio y, en su última etapa, en la televisión. Hattie, que había comenzado su carrera en el vodevil, junto a su padre y dos hermanos, fue la primera afro-estadounidense en ganar el Óscar en 1940, premio que legó a la Universidad de Howard. En el año 2006 se le dedicó un sello postal del gobierno de los Estados Unidos, diseñado por Tim O´Bryan en base a una fotografía de la actriz tomada en 1941. Mujer comprometida, fue también pionera del movimiento en favor de los negros de su país. Además de todo lo dicho, fue también una mujer pragmática que no dudó en rebatir a quienes le criticaban por trabajar en papeles de criada doméstica: «Prefiero actuar de sirvienta y ganar 700 dólares semanales que ser una sirvienta y ganar 7». Sabía muy bien de lo que hablaba pues había trabajado como criada muchos años hasta conseguir un pequeño papel en 1932. Su salario semanal en Lo que el viento se llevó era de 450 dólares semanales, frente a Vivian Leigth que recibía la cantidad de 20.000 dólares.

En el año 1932, fecha de su debut como actriz de cine, trabajó en varias películas; entre otras: La voz del aire o El horror al matrimonio. Trabajó con todas las grandes estrellas como Humphrey Bogart, Henry Fonda, Bette Davis, Olivia de Havilland, Errol Flynn, John Garfield, Ida Lupino, Vivian Leigth. Clark Gable, Ann Sheridan o Marlene Dietrich, por citar sólo una muestra de su larga carrera. Entre 1932 y 1949 actuó en 300 películas, aunque sólo se le dio crédito en 80, en todas ellos como actriz de reparto.

El día de la entrega de los Óscar, ceremonia realizada en un hotel con normas de segregación racial, en la que no se permitía la entrada a los negros, McDaniel fue relegada a un lugar discreto, lejos de sus compañeros de reparto. En 1947 se le detectó un cáncer de mama mientras protagonizaba un show televisivo (The Behula Show). Murió con 59 años, aunque no pudo ser enterrada en el cementerio principal porque no se permitía que fueran enterrados en él las personas negras (la segregación finalizó en 1965). En 1999, el mismo cementerio erigió un cenotafio en su honor.

. Tendrían que pasar casi quince años para que otra actriz negra, Dorothy Dandridge, fuera nominada al Óscar de mejor actriz principal por su papel en Carmen Jones. Otra actriz negra, Halle Berry, encarnó a Hattie en una película biográfica televisiva, Presenting Dorothy, trabajo por lo que sería premiada con el Premio Primetime Emmy y el Globo de Oro a mejor actriz. Este techo de cristal se rompió en el año 2001 por su papel en Monster´s Ball, con el Óscar a mejor actriz, siete décadas después de la creación de dicho premio. Berry fue la primera actriz negra en recibirlo.

Como recoge Jill Watts, biógrafa de Hattie, en su libro Hattie McDaniel: Ambición negra, Hollywood blanco, la vida de la actriz se mantuvo en una perpetua lucha, una especie de malabarismo para intentar complacer a todo el mundo: jefes, comunidad negra e, incluso, ella misma. Como diría en cierta ocasión: «Siempre estoy actuando. Supongo que es la histrionisa que hay en mí››. Herencia familiar, se puede concluir, pues su familia, pese a las dificultades y la discriminación, fue pionera del entretenimiento, preparando obras de teatro para los miembros de la comunidad negra. Hatti, con una de sus hermanas montaron en 1914 un minstrel show (Compañía de las Hermanas McDaniel). Hasta su incorporación a la industria del cine, explica su biógrafa, compaginó sus trabajos como cantante y escritora de blues con trabajos como empleada doméstica o cocinera para llegar a fin de mes.

Empujada, por la depresión causada por el Crack de 1929, desempleada, Hattie haría sus maletas y «con 20 dólares en el bolso››, se subió a un autobús rumbo a Hollywood. La gran ocasión fue representar a Mammy, a pesar de que cierto sector de la comunidad negra rechazaba, como ya indicamos, que se prestara a perpetuar estereotipos. Se dice que el estudio utilizó a McDaniel para calmar a los líderes negros que luchaban por los derechos civiles. El productor de Lo que el viento se llevó, el poderosísimo David O. Selznick, fue consciente de que McDaniel destacaba en la película, pero no fue capaz de resistirse a la petición de la ciudad de Atlanta, que le impuso la no asistencia de ningún actor negro a su estreno en diciembre de 1939. En su lugar, McDaniel recibió un telegrama de la autora de la novela, Margaret Mitchell, que decía: «Ojalá hubieras podido oír los aplausos››.

Fue la primera actriz negra ingresar en la Motion Picture Country Home, la organización benéfica que ofrece asistencia y cuidados a los trabajadores de la industria y su familia. En broma, decía que quería que su epitafio rezara: «Bueno, lo he tocado todo menos el arpa››. En uno de sus poemas afirmaba: «Entrenada en el dolor y el castigo, / me he abierto camino a tientas a través de la noche, / pero la bandera aún ondea en mi tienda, / y solo he empezado a luchar››.

 

                                         Rosa M. Ballesteros García

                          Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                       “benaltertulias.blogspot.com”



[1] En su primera edición en 1929, la ganadora del Óscar a la mejor actriz fue para Janet Gaynor, dando vida a Diane, una prostituta, en el film El Séptimo cielo, estrenada en 1927.

[2] El Minstrel (fue un género teatral musical típicamente estadounidense (1840 y 1900). Aunaba la ópera inglesa con la música de origen negro, procedente de las plantaciones del Sur. Con connotaciones racistas, siempre con actores blancos, que pintaban sus caras de negro para interpretar canciones y bailes donde imitaban a los negros de forma cómica.


domingo, 20 de abril de 2025

Manuel Ruiz Maya

                                                    MANUEL  RUIZ  MAYA

                                        CREADOR DE LA PSIQUIATRIA PENAL

Fue un médico eminente que contribuyó de forma espectacular a la creación de la Psiquiatría Moderna, dotando de bases científicas a los manicomios o “casas de locos” y deslindando la cobertura legal de la enfermedad, de la penal, en los procesos judiciales. Nacional e internacionalmente reconocido por sus aportaciones científicas, más de doscientos trabajos escritos, entre las que destacan el tratado de “Psiquiatría  penal y civil” editado en 1931, notable literato, autor de novelas, practicó el periodismo médico y fue miembro de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. Como representante del republicanismo cordobés fue asesinado sin ningún tipo de apariencia legal en los inicios de la guerra civil.

Había nacido en Espiel en abril de 1888, cuarto hijo de Fabián Ruiz Briceño, hombre de gran cultura y espíritu liberal, que ejerció de abogado, Juez, Magistrado y Presidente de la Audiencia de Jaén,  y de Adelaida Maya Arévalo. Realizó los estudios de bachiller en el Instituto de Cabra, y desde 1903 a 1910 los universitarios en la Facultad de Medicina de Granada obteniendo 19 sobresalientes y 13 matrículas de honor. En esta época se adhiere a la “Asociación Española para el Progreso de las Ciencias”, cuyo órgano de difusión “El ideal médico” mantuvo editando hasta 1931.

Comienza de inmediato su ejercicio profesional en la Compañía Minera de Cerro Muriano en las minas próximas a Córdoba en donde tropieza con las condiciones deplorables que sufrían los trabajadores y cuyo empeño por favorecerlos le obliga a dejar el puesto en apenas un año.

Vuelve a Madrid, en 1913, a realizar su tesis doctoral que titula “Lesión no incluida en la ley de accidentes de trabajo” en la que comienza a manifestar su vocación médico-legal que acrecienta en  la publicación de un trabajo en junio de 1915 titulado “Un imbécil condenado a muerte” en el que analiza el resultado condenatorio del juicio, en el que había actuado como perito, ante la deficiencia intelectual del reo, autor de un doble parricidio, criticando las imperfecciones de la justicia penal y de los peritajes, desencadenando una gran campaña social involucrando a las academias científicas e instituciones oficiales.

En 1916 obtiene el título de Maestro Nacional en la Escuela de Magisterio de Jaén, actividad que desarrolla en la Escuela Superior de Maestros de Córdoba en donde  ejerce como profesor especial de Fisiología e Higiene y de Legislación. También ejerció de Inspector Médico Escolar. Así mismo en este mismo año, con 28 años de edad, ingresa en la “Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba” con un discurso titulado “La ideación fenómeno físico químico”.

En 1919 es nombrado médico de guardia del Hospital Provincial de Agudos de Córdoba, y al año siguiente obtiene por oposición la plaza de numerario de la sección de Psiquiatría, ubicada en el Hospital San Pedro de Alcántara, y publica en “Ideal Médico”, su concepto de la Especialidad y los requerimientos necesarios para llevar a cabo una reforma de la Institución Psiquiátrica Hospitalaria y la creación de un nuevo hospital en Córdoba. Ejerció como Médico de Atención Domiciliaria de la Beneficencia Municipal de Córdoba y como Tocólogo organizando el popular servicio de puericultura “La gota de leche” en el barrio de San pedro que funcionó hasta los años sesenta. También fue Inspector Municipal de Sanidad.

En 1921, al fundarse la “Academia de Ciencias Médicas de Córdoba”  elaboró sus estatutos y su reglamento, siendo nombrado secretario general. En 1929 se funda “El Ateneo Médico de Córdoba” cuyo instigador  es de nuevo Ruiz Maya que es nombrado director tras redactar sus estatutos y reglamento como una institución de tipo práctico. Ejerció de forma abundante el periodismo médico.

Pero su auténtica dedicación fue siempre la Psiquiatría llevando la organización y desarrollo del Nuevo Hospital Psiquiátrico que se ubicó en el antiguo de la Misericordia, y donde fue su promotor y único director. Su obra médica alcanza más de doscientos artículos científicos en los que preconiza el carácter terapéutico de la hospitalización y confía siempre en la curación de los enfermos y en su reeducación. Era miembro de las Sociedades de Psiquiatría y Neuropsiquiatría desde su fundación.

En 1931 publica su obra magna, el tratado de “Psiquiatría penal y civil”, obra de referencia en Medicina Legal y texto básico en América Hispana, que fue reimpresa en Córdoba por CajaSur en 1999 y en la que desarrolla sus conceptos de irresponsabilidad y de inimputabilidad de los enfermos mentales. Pero su compromiso cívico queda manifiesto en sus obras literarias como “Yo y los demás” (1914) “La ciudad del deber” (1917), “Los libertadores del campo” y “Los incultos” (1920). Incluso dejó pergeñada una obra de teatro, “De espaldas”, que no llegó a estrenarse por causa de la guerra civil.      

Como activista político sindical son conocidas sus actuaciones en pro de los mineros de Cerro Muriano y como político se integró en 1929 en la formación del Partido Radical Socialista de su colega y amigo Marcelino Pascua, que organizó y presidió en Córdoba formando el “Bloque de intelectuales cordobeses”, cuyos estatutos y reglamento redactó, en su apoyo y en la preparación de la llegada de la II República cuya instauración proclamó el 14 de abril de 1931 en la Plaza de las Tendillas.

En ese mismo año es nombrado Gobernador Civil de Almería y en 1933 designado “Director General de Prisiones” cargo que ejerció en el tercer gobierno de Azaña desde el 7 de mayo hasta el 14 de septiembre, una designación que fue bien acogida por los funcionarios. El  gobierno siguiente le encarga la redacción del Reglamento Orgánico de los Servicios de Prisiones junto a Victoria Kent y Luis Jiménez de Asúa. 

En 1934 se retira de la política y de la medicina permaneciendo en su casa dedicado a actividades profesionales. Estaba enfermo, padecía de una doble insuficiencia cardiaca y era consciente de su debilidad vital. Estallada la guerra civil en 1936 se sabe perseguido y el propio general Cascajo, gobernador militar de Córdoba, con el que tenía cierta amistad, le propone que se retracte y que se marche para evitar la presión de influyentes personajes de la derecha cordobesa que exigían su eliminación. El día 13 de Agosto fue detenido en su casa y tras dos días en los que fue interrogado por el Comandante Luis Zurdo, el día 15 fue eliminado de dos pistoletazos en la nuca en la Cuesta de los Visos en uno de los crímenes más execrables cometidos en la guerra civil española. Tenía 48 años.

En 1945 se inició un expediente contra él por las autoridades franquistas y otro en 1950  por el Tribunal para la  Represión de la Masonería

En 1970 el Colegio de Médicos de Córdoba elegía presidente a su hijo Manuel Ruiz Maya Chinchilla, que a su vez era director del nuevo Hospital Psiquiátrico.

El Ayuntamiento de Córdoba le dedicó una calle en el barrio de Vista Alegre, apenas una pequeña muestra de agradecimiento hacia este prócer de la Medicina que sigue esperando el reconocimiento que merece.

                                                                      Jesús Lobillo Ríos

                                                Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                             “benaltertulias.blogspot.com”

 

Bibliografía

Colegio Oficial de Médicos de Córdoba. “La dinastía de los Ruiz Maya”. Concórdoba 2003.

Moreno R. M. ”Manuel Ruiz Maya” Generaciones de Plata.

Guerra F. “La medicina en el exilio republicano. Universidad de Alcalá de Henares 2003

Moreno Gómez F. “1936: el Genocidio Franquista en Córdoba” Crítica 2008