domingo, 12 de enero de 2025

José Moreno Villa

                                                        JOSÉ MORENO VILLA

MALAGUEÑO POLIFACÉTICO, PINTOR, ESCRITOR, ARCHIVERO, BIBLIOTECARIO Y EXILIADO.

 

Se trata de un malagueño injustamente olvidado e ignorado, enmarcado en la generación del 27 y en la Residencia de Estudiantes, que desempeñó funciones de archivero, bibliotecario, articulista, historiador del arte, crítico, documentalista, aparte de su capacidad como poeta notorio, dibujante y magnífico pintor, incluso podemos decir de él que fue un científico frustrado que tras estudiar cuatro años de Química en Alemania decidió que su vocación vital eran las letras, lo que demostró estudiando Arte en la Universidad de Madrid y ganando las oposiciones a Archivos, Bibliotecas y Museos.

Había nacido en Málaga en 1887 en el seno de una familia de comerciantes en vino con abolengo local, estudiando sus primeras letras en el Colegio de San Rafael y en el de San Agustín, y los primeros cursos de bachillerato en el Colegio de los jesuitas en el Palo de donde fue expulsado por dibujar caricaturas de los profesores, terminando el último curso por libre.

Con el objeto de que se dedicara a analizar los vinos de la industria familiar fue enviado en 1904 a estudiar química a la Universidad de Friburgo en Alemania, visitando Francia, Italia e Inglaterra, lo que le dio la oportunidad de descubrir a los grandes autores alemanes (Zweig, Rilke, Goethe, Heine, Schiller, etc.) y universales (Baudelaire, Verlaine, Poe, Leopardi, etc.). Al volver a Málaga en 1909 se integró con un grupo de amigos de la “bohemia” artística local en la que estaban Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, José María Hinojosa, José María Souvirón y Alberto Jiménez Fraud, con el que hizo una gran amistad, editando las revistas “Gibralfaro”, “Ambos”, “Vida gráfica” y sobre todo la famosísima  “Litoral”.

Ya en Madrid, se puso en contacto con Giner de los Ríos que le abrió las puertas del Centro de Estudios Históricos dedicándose a la paleografía y estudiando arte en la Universidad de Madrid y acoplándose a la Residencia de Estudiantes que dirigía su amigo Alberto Jiménez Fraud. En 1921 aprobó las oposiciones a Archivos, Bibliotecas y Museos, comenzando a trabajar en el Real Instituto Jovellanos de Gijón y posteriormente fue trasladado a la Biblioteca de la Facultad de Farmacia de Madrid. Había publicado ya tres libros de poesía (“Garba”, “El pasajero”, prologado por Ortega y Gasset,  y “Evoluciones” en la que se aprecia una tendencia al simbolismo que presagia a Lorca) y trabajaba en la editorial Calleja publicando una monografía sobre “Velázquez”, “El diálogo de la lengua de Juan de Valdés” y la poesía de Espronceda y el teatro de Lope de Rueda.

En 1925, como pintor, junto con Benjamín Palencia y Alberto Sánchez Pérez participa en la Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos que se celebró  en el Parque del Retiro de Madrid. Su primera exposición individual fue en 1927 (en el salón Chrysler), y la segunda en 1928. Dictó conferencias, escribió en periódicos e incluso publicó una obra de teatro en 1924. Fue el primer crítico y analista de arquitectura formando parte de la Revista de Arquitectura de la Escuela de Arquitectura de Madrid desde 1927. Nombrado director del Archivo General de Palacio en 1931 llevando a cabo trabajos de investigación sobre los bufones que pintara Velázquez y que publicaría en México en 1939 (“Locos, enanos, negros y niños palaciegos”).

En 1917 había muerto de tuberculosis su novia Felisa con la que convivía en Madrid y cuyos amores relató en “Patrañas” que publicó en 1921. En 1926 conocería a la joven judía norteamericana Florence, musa de su obra “Jacinta la pelirroja”, publicada en 1929, con la que las diferencias de religión, edad y estatus le impidieron casarse pese a ir a Nueva York a pedir su mano. Más tarde ya en México se casaría con Consuelo Antúnez viuda de su amigo Gerardo Estrada, diplomático que lo invitó a que se trasladara a su país al que llegó en 1937, y con la que tuvo a su hijo José Moreno Nieto, fuente de inspiración de su poesía posterior.

En México expuso en la Galería de Arte Mexicano en 1940 y 1943, y en la Exposición Internacional de Surrealismo en 1943. Contactó con los intelectuales españoles exiliados publicando la tercera época de la revista “Litoral” con Altolaguirre, Prados, Rejano y Giner de los Ríos. Realizó varios estudios sobre el arte mexicano que publicó en “Cornucopia de México” en 1940, también publicó obras nostálgicas sobre su exilio como “Puerta Severa” 1941, y  “La noche del verbo” de 1942, y en 1944, tras sufrir una grave enfermedad, publicó su biografía “Vida en claro” que dedicó a su hijo.      

Falleció en México en 1955 a 68 los años de edad.

 

                                                                  Jesús Lobillo Ríos

                                        Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                        “benaltertulias.blogspot.com”

 

Bibliografía

Alonso F. “José Moreno Villa, un malagueño olvidado”. Diario Sur, Noviembre de 2020

Montolí Bernadas V. Real Academia de la Historia.

Fernández T, Tamaro E. “Biografia de José Moreno Villa. Biografias y Vida 2004


domingo, 5 de enero de 2025

La duquesa roja

Katharine Stewart-Murray: «La Duquesa Roja››

El grandísimo José Saramago, escritor y Premio Nobel luso, dejó escrito que «Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia››. Suscribo ese deseo, y en homenaje a esa memoria recupero a un personaje carismático, y poco conocido en nuestro país como es la británica Katharine Stewart-Murray (1874-1960) futura duquesa de Atholl.

 Katharine fue una aristócrata escocesa nacida en Edimburgo cuya actividad política se inició cuando era muy joven en su país natal, Escocia. En 1923 fue la primera mujer en ocupar un escaño en el Parlamento británico y fue, ante todo, una feroz luchadora demócrata contra el fascismo que comenzaba a despuntar en Europa, oponiéndose firmemente, por ejemplo, a la invasión italiana de Etiopía (octubre, 1935-mayo, 1936). Fue uno de sus caballos de batalla contra los que luchó incansablemente y, en especial, durante los últimos años de la década de 1920, cuando nuestra protagonista inicia un viraje político que le supuso la caída en desgracia dentro del Partido Conservador, concentrando sus impulsos en hacer campaña contra la opresión soviética. Sobre este asunto publicó en 1930 el libro The Conscription of a People. Como se sabe, Gran Bretaña había roto sus relaciones diplomáticas con la URSS en 1927 y durante la siguiente década, hasta 1941 que ambos países se unieron en la coalición anti-Hitler, la relación fue muy inestable.

Detractora de los radicalismos (de izquierdas y derechas) y anticomunista convencida, arremetió contra la Unión Soviética al considerar que sus prácticas ponían en entredicho, como escribió en el libro ya citado, los derechos humanos; derechos por los que Katharine sí lucho valientemente y sin tregua, especialmente por las terribles prácticas ejercidas (ablaciones genitales) sobre las mujeres africanas. En esta lucha no estuvo sola, otra renombrada parlamentaria Eleanor Rathbone (1872-1946), miembro independiente del parlamento británico y activista en defensa de la retribución familiar y los derechos de las mujeres, se unió a sus demandas. Sobre este asunto Katharine no se había destacado hasta estos momentos como feminista, manifestándose, por citar un ejemplo, contraria a conceder el voto a las mujeres --como, por otra parte, sería el caso de una de nuestras primeras diputadas: Victoria Kent, quien, como la escocesa, entendía que las mujeres no estaban preparadas para tal responsabilidad--. No obstante, durante estos años, Katharine también va a dar un significativo viraje asociándose con Sylvia Pankhurst (1882-1960), quien lideraba el movimiento sufragista inglés, hacía campaña contra la pobreza y advertía, como Katharine, del peligro fascista en toda Europa.

En 1936, momento álgido en que el nazi-fascismo se alía para intervenir en nuestra guerra (Incivil), Katharine se opuso radicalmente, en contra de la opinión de las potencias europeas, con el Reino Unido a la cabeza, al pacto de no intervención aprobado por su Gobierno. Si bien, como decíamos al principio, no compartía las ideas izquierdistas de la República, no por ello dejaba de valorar la voluntad democrática de los que defendían sus legítimos derechos. Intentó, infructuosamente, que Gran Bretaña enviara ayuda militar al muy necesitado bando republicano, así, que, a título particular y de forma voluntaria decidió tomar parte activa a favor de la España republicana. La diputada escocesa comenzó a ser conocida desde entonces como «la Duquesa Roja», codirigiendo, junto a la ya citada diputada Rathbone, el llamado National Joint Committee for Spanish Relief, que englobaba a más de cien organizaciones benéficas, tratando de aliviar los problemas más apremiantes en la zona republicana, especialmente la falta de alimentos y medicinas. Entre algunos de sus miembros destacamos a Geoffrey Theodore Garratt, Felicity Ashbee, Leah Manning, Harry Pursey, Nancy Mitford, Peter Rodd, Frida Stewart o Donald Darling

En 1937 Catharine formó parte de la primera delegación de parlamentarias británicas que visitaban España, como la citada Rathbone o Ellen Wilkinson (1891-1947), una política y escritora británica laborista, que llegaría a ser ministra de Educación entre 1945 y 1947. Sin embargo, a pesar de todo su empeño no convencieron a los miembros del Parlamento británico sobre la necesidad de intervenir en el conflicto que aquí se libraba y así frenar el avance del nazi-fascismo por Europa. Durante su visita, la delegación británica, con el escritor extremeño Arturo Barea (1897-1957) como intérprete (murió exiliado en Londres), fueron testigos presenciales de los destrozos producidos por las bombas alemanas en ciudades como Valencia, Barcelona y Madrid.

De vuelta en Gran Bretaña, tras haber comprobado “in situ” los horrores de la contienda, se reafirmaría en seguir batallando por ayudar, especialmente, a los niños españoles, lo que le supuso por parte de la clase dirigente, no solo el rechazo, sino la antipatía. Esta situación, llevada al límite por sus oponentes, la llevaron a escribir varios artículos en la prensa británica. En 1938, en la revista británica The War in Spain publicaría un artículo en el que adelantaba su intención de dimitir y renunciar a su escaño en el Parlamento. Era su respuesta a la reiterada decisión de Londres de no intervenir militarmente a favor de los republicanos españoles y volvía a reiterar, nuevamente, que la inhibición de su Gobierno ponía en bandeja al nazi-fascismo el porvenir de la República.

Escribió sobre su experiencia en suelo español el libro Searchlight on Spain (1938). Además de reflexionar sobre las consecuencias de la contienda para la población civil, el libro constituye uno de los primeros análisis históricos y políticos sobre los antecedentes de la Guerra Civil, un libro que se convirtió inmediatamente en un éxito de ventas. Durante el conflicto consiguió que cuatro mil niños obtuvieran refugio en el Reino Unido. ​

Tras su dimisión no volvió a presentarse más al Parlamento e inició una campaña contra Hitler.

En 1958 publicó su autobiografía Working Partnership.

 

                                                     Rosa M. Ballesteros García

                                    Vicepresidente del Ateneo Libre de Benalmádena

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