JULIO
ANGUITA GONZALEZ
MAESTRO, HUMANISTA, COMUNISTA Y
CORDOBÉS
Hablar y
ponderar a un comunista significado, sigue siendo un atrevimiento en un país
marcado durísimamente por la propaganda anticomunista, que solo puede soslayarse
por la imagen integra, limpia y honesta de este cordobés de adopción, que
aplicó como ninguno su ortodoxia política a la complicada transición española.
Nació en Málaga
(Fuengirola, 1941), y tras breves estancias familiares en Sevilla y Galicia se
asentó definitivamente en Córdoba en donde hizo el Bachillerato y estudió
Magisterio, para continuar estudiando los cursos comunes de Filosofía en la
Universidad de Sevilla y especializándose por ultimo en Historia Moderna y
Contemporánea en la Universidad de Barcelona donde leyó su tesis de
licenciatura en 1973, bajo la dirección del jesuita Nazario González.
Su niñez,
juventud y adolescencia transcurrieron bajo el franquismo y en una familia de
militares conservadores (bisnieto de un guardia civil, nieto de un agente del
cuerpo de carabineros e hijo de un subteniente del ejército de Franco). Estudió,
no obstante, en una escuela privada, la “Academia Hispana”, quizás no tan
marcada por el integrismo religioso. Pero Córdoba le marcó profundamente de la
misma forma en la que él dejó su impronta en ella. Siempre estuvo unido a las
clases populares y se hizo un amante de la copla porque en ella se traslucían
en verso muchas realidades del pueblo. Más tarde, ya ejerciendo como maestro en
Montilla comenzó a plasmar la percepción de la realidad social que le
rodeaba, el hambre y la miseria que veía
en sus alumnos y, como otros muchos, comprendió que sus principios ortodoxos no
le servían para ayudar a sus semejantes. Conoció entonces a Rafael Balsera del
Pino, director escolar local, dramaturgo y epicentro del grupo de
intelectuales antidictadura, “un
volteriano cultísimo, refinado y antifranquista”, a cuya sombra se fraguaron
sus futuras constantes políticas y al que reconoció siempre como su maestro.
En el declive
de la dictadura comienza a compartir los anhelos de los grupos antifranquistas
y a colaborar con los comunistas en la conformación
de la Junta Democrática con la que arrastró a gran parte del tejido docente
provincial e incluso a otros sectores de la derecha conservadora, consiguiendo
poner en la calle una manifestación de 2000 personas en el centro de Córdoba.
Tras la legalización del PC, a cambio de aceptar la monarquía y renunciar a un
excesivo protagonismo en la calle, es presentado en las listas para las
primeras elecciones municipales consiguiendo la Alcaldía de Córdoba, a los 37
años de edad, merced a un pacto con UCD y PSOE.
Sin apenas
experiencia comienza su labor municipal organizando una red de participación
ciudadana, tropezando enseguida con los militares que consideraron humillantes
una obra teatral autorizada a unos artistas plásticos, con la Monarquía que
debió anular su viaje por resistirse a inaugurar el nuevo ayuntamiento
comunista, con la Iglesia (“yo soy su alcalde pero usted no es mi obispo”), y
con la atonía ciudadana que debido a las obras necesarias para mejorar la red
de abastecimiento hídrico, debió sufrir el encarecimiento del agua casi a precio de vino, por lo que, los jocosos
cordobeses la denominaron “fino
Anguita”.
Aprendió mucho
de esta experiencia al comprender que la
gestión no es neutra, que si dices la verdad tu oponente te entenderá mejor
porque es necesario aliarse para conseguir cosas y por lo tanto a ampliar la
participación ciudadana. En las siguientes elecciones tuvo mayoría absoluta.
Pero la crisis
del PCE a nivel nacional se agudiza, el partido se desangra, sus principales
mentores abandonan o son expulsados para fundar sus propios minipartidos, nada existe
a la izquierda del poder. Las políticas
del PSOE triunfante no difieren en absoluto de las de UCD menguante. La
respuesta del PC es la creación de
Izquierda Unida en 1986, que trata de reunir en un ímprobo esfuerzo a todos los
sectores sociológicos de izquierda, en un “movimiento político social y plural en lo ideológico y
unitario en lo programático”. Y para dirigir este movimiento hace falta una
personalidad fuerte y atemperada que no es otro que Julio Anguita, que ya había
abandonado la alcaldía de Córdoba para impulsar un proyecto regional “la
convocatoria por Andalucía”, con buenos resultados, y que le lleva poco después
a ser nombrado Coordinador General de
Izquierda Unida.
Se lanza desde
su nuevo puesto a luchar por conseguir una sólida base estructural para su
partido, rechazando las voces que piden su disolución, reivindica su carácter
anticapitalista y de defensor de la clase trabajadora y enfrenta a su
estructura con la supuesta democracia salida de la transición, se posiciona
definitivamente contra la OTAN y contra el tratado de Maastricht que redefinía
la Unión Europea manteniendo sus líneas neoliberales que no benefician a los
marginados, y mantiene a IU al margen del PSOE con el que los posibles pactos
se hacen cada vez más difíciles hasta el punto de que los socialistas prefieren pactar con las derechas catalana y
vasca para formar gobierno, rechazando su ofrecimiento y patentizando su inclinación conservadora.
La famosa teoría de las dos orillas explica esta separación que supone una
nueva escisión dentro de IU de los que quieren convertir a esta última en un
aliado o marca blanca del PSOE.
Julio seduce y
convence por su estilo claro y didáctico “de maestro de escuela” como le
achacan sus detractores. Sin embargo pese a sus esfuerzos y a sus mejoras
electorales está solo y sus seguidores no terminan de aceptar sus ideas, le respetan
y acompañan pero nada más. Un primer infarto cardiaco en 1993 le avisa, y un segundo
en 1999 le proporciona la excusa para retirarse. En Diciembre de 2000 vuelve a
reincorporarse como profesor de instituto en Córdoba. Ha dejado la política
activa pero no su interés por la política. La muerte de su hijo en 2003,
corresponsal de guerra en Irak, le hunde un poco más (“Malditas sean las
guerras y los canallas que las hacen”). No obstante, en sus últimas actuaciones
Impulsa la creación del centro cívico “Somos Mayoría” y la “Unidad Cívica por
la República”, y muestra su apoyo a los partidarios del 15 M.
Fallece en mayo
de 2020. Solo dejó su pensión de maestro y un ordenador, aparte de un legado
ejemplar para todos aquellos políticos coherentes con sus ideas.
Jesús Lobillo Ríos
Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena
“benaltertulias.blogspot.com”
Bibliografía.-
Serrano Sara.-“El
inmenso legado político de Julio Anguita”. Diario Red 30/11/2023
J. Anguita, J.
Andrade.-“Atraco a la memoria”. Akal 2015
Cadena Ser y
eldiario.es.-“Anguita y Julio”.-Podcast narrativo. Mayo 2023
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