miércoles, 28 de septiembre de 2016

VIDA Y OBRA DE IBN AL BAYTAR
( TERTULIA DEL 28/09/16, JUAN VAZQUEZ MATEOS,INGENIERO DE TELECOMUNICACIÓN)


1.- Vida de Ibn al-Baytar


1.1.- Entorno

            Los años próximos al nacimiento de al-Baytar fueron años prósperos: Al-Andalus formaba parte del Imperio Almohade que contaba con la tercera parte del sur de la Península Ibérica y el norte de África; el estado estaba en su apogeo durante el reinado de Abu-Yusf  Ya’qub al-Mansur; y la frontera con Castilla estaba bastante estable.

            Málaga era la capital de la Cora Raya (una de las dos coras administrativas en las que los musulmanes habían dividido Al-Andalus).

            A finales del siglo XII, Málaga se había convertido en una ciudad próspera con más de 50.000 habitantes. Estaba rodeada de altas murallas protectoras, que a su vez se encontraban protegidas por barreras naturales. Entre los montes de Málaga y la Sierra de Mijas se extendía la Hoya de Málaga, alrededor del río Guadalhorce, que producía verdura y carne en exceso para Málaga y su alrededores.

            Alrededor de Málaga, surgieron muchas aldeas nacidas a partir de casas secundarias de familias acaudaladas, como es el caso de Benalmádena.

           
            Málaga era un importante puerto y mercado agrario, que además se consideró como el centro industrial más famoso en todo el mundo conocido. Era famosa por sus tejidos de seda y por su productos agrarios como el azafrán, los frutos secos y sobre todo por sus higos secos. Además también era conocida por sus utensilios de cerámica.

            Se convirtió en uno de los centros de estudios más importantes de todo al-Andalus, haciendo su gran mezquita las veces de universidad. En Málaga funcionaban muchos colegios y zawiyahs (institución mixta de convento, colegio y hospedería gratuita donde se daba albergue  y sustento a pobres y caminantes), donde jóvenes y ancianos recibían formación.

1.2.- Vida

            Nació en Málaga en el año 1197, probablemente en un lugar llamado Bina al-Ma’danah o la ‘Hacienda de al-Ma’danah’, llamado hoy Benalmádena.

            Su nombre completo fue Diya al-Din Abu Muhammad Abdullah ibn Ahmed ibn al-Baytar al-Andalusí al-Malaqí al-Nabatí al-Tabib (luz de la religión, padre de Muhammad, Abdullah hijo de Ahmed Ibn al-Baytar, el andalusí, el malagueño, el farmacéutico, el médico)

            Pertenecía a una familia de veterinarios (al-Baytar significa veterinario). Su padre Ahmed, fue un reconocido veterinario de la zona de Málaga, lo que le permitió mantener a su familia en una buena posición económica.

            El nacimiento de Ahmed Ibn al-Baytar supuso una gran alegría para su familia, quienes prometieron ayudarlo para que llegar a ser un gran alim (el que posee saber o ciencia) en las ciencias de los animales y las plantas

            Aprendió a leer y escribir en la mezquita de Benalmádena, y estudió con los profesores más prestigiosos de Málaga, como Abu al-Abbas Abdullah ibn Saleh e Ibn al-Hajjaj. Desde muy pequeño mostró su vocación por el estudio de las plantas y se fue a vivir a Sevilla donde estudió farmacología con el maestro Ibn al-Rumiyah al-Nabatí, quien ejerció gran influencia sobre Ibn al-Baytar. Junto a al-Rumiyah al-Nabatí  aprendió las propiedades medicinales de las plantas y sus utilidades terapéuticas, la forma de extraerles el medicamento y las dosis que debían suministrarse.

            En el año 1217, Ibn al-Baytar emprende junto a su maestro Ibn al-Ruimiyah su exilio a El Cairo, en busca de un territorio más proclive a su inquietud científica. Su llegada a El Cairo, capital cosmopolita que amparaba diversas lenguas y culturas, supuso nuevas experiencias y sentimientos.

            El Cairo se encontraba en un periodo de transición cultural del Shiísmo Ismailí al Sunnismo, lo que provocó fuertes críticas por parte de los andalusíes, acostumbrados a formas más austeras del Islam. Sin embargo lo que más chocaba a estos visitantes era la falta de higiene de la ciudad comparada con Al-Andalus.

            En El Cairo, Ibn al-Baytar encontró cobijo y la oportunidad de mostrar su ingenio. Su llegada contó con una buena acogida por parte de las autoridades. Le dieron trabajo un salario para que pudiera trabajar en su especialidad de farmacéutico.

            Tras pasar un corto periodo en El Cario, la fama y reconocimiento de la sabiduría de Ibn al-Baytar llegó hasta el sultán de Egipto al-Kamil, quien no dudó en recibirlo y nombrarle, a pesar de su juventud, Rais al-Assabin, es decir, jefe de los farmacéuticos. En este cargo debía de encargarse de:

       Examinar a los farmacéuticos del reino, y en caso de aprobar el examen, les concedía un título para que pudiesen ejercer su profesión. (La industria y el comercio de fármacos resultaba ser una importante fuente de ingresos que debía controlarse para evitar abusos, de ahí que se establecieran normas científicas para proteger la salud de los ciudadanos de los charlatanes. Así el califa abatí al-Mamun (813-833 d.C) ordenó un control de la profesionalidad de los farmacéuticos, y su sucesor en el poder Al-Mu’tasim (833-842 d.C) decidió en el año 836 d.C concederle a cada farmacéutico que aprobar un examen, un título que le permitiera trabajar en esta profesión).

       Supervisar la labor de los jefes de farmacéuticos en las provincias

       Organizar los exámenes para farmacéuticos

       Obligar a los médicos a que las recetas de los medicamentos se hicieran por escrito. De este modo los médicos eran responsables de las recetas y los farmacéuticos de su correcta elaboración

       Se aseguraba que ningún médico trabajase como farmacéutico y viceversa (los árabes disgregaron la farmacología de la medicina en Bagdad, Egipto y Al-Andalus)

       Inspeccionar la calidad de los medicamentos y la labor de las farmacias. El estado estableció normas que debían respetarse y fijó los precios de los medicamentos

            Además, el puesto de jefe de farmacéuticos implicaba la dirección de los proyectos de investigación y la organización de la enseñanza de la profesión

            Poco después, Ibn al-Baytar llegó a ser reconocido como jefe de los científicos en farmacología y contó con el apoyo del estado para continuar su labor investigadora.

            A la muerte de al-Kamil (1250 d.C), su hijo y sucesor Al-Salih Sejm-Din Ayyub que gobernó Egipto y el sur de Siria hasta el año 647 (1247 d.C), siguió dando a Ibn al-Baytar el mismo trato de honor que su padre le había concedido anteriormente. Lo mantuvo en su puesto y además lo animó a recorrer el reino y sus alrededores, y a que registrase por escrito su obra. Es en este tiempo donde escribió la mayoría de sus libros, dedicaos a al-Salih.

            El andalusí Ibn Said, en su viaje a Oriente, dice sobre al-Baytar en su libro Al-Mughrib :’Abu Muhammad, el malagueño, que vive en estos momentos en El Cairo, ha escrito un libro en el que recoge todo el saber anterior en el campo de las medicinas simples de autores como al-Ghafiqui, al-Zahrawi, el siciliano al-Saharif al-Idrisi y otros. La presentó en orden alfabético y es la mejor obra que existe en esta materia’

            El alumno de Ibn al-Baytar, el andalusí emigrado a Damasco, Ibn Abi Usaibi’ah habla sobre su maestro en su libro Tabaqat al-Atibba (biografía de médicos) y dice: ‘El es Diya al-Din Ibn al-Baytar, el honorable médico, Abu Muhammad Abdullah Ibn Ahmad, el malagueño, el farmacólogo conocido por Ibn al-Baytar. Fue único en su época y el científico más importante de su generación en cuanto al conocimiento de las plantas, su descripción, su selección, las zonas donde crecen, sus nombres, sus especies y subespecies… Visitó la tierra de los griegos y los territorios más apartados de los romanos. Conoció a otros muchos eruditos de este saber y aprendió de ellos muchos conocimientos sobre las plantas y sus observaciones directas. En al-Maghrib y en otros lugares tuvo la oportunidad de conocer a otros especialistas en botánica y a la par estudios del impresionante saber recuperado de Dioscórides y Galeno’

            ‘Mi primer encuentro con él tuvo lugar en Damasco en el año 633 (1235 d.C) y pude apreciar sus cualidades: resultaba afable, tenía buenas maneras, honor, generosidad, racionalidad; y mucho más que ya se ha descrito y que me resultó apasionante’

            ‘Exploramos los alrededores de Damasco donde observamos plantas en su entorno natural. Pude estudiar junto a él la crítica que hacía sobre ‘El libro de los medicamentos simples’ de Dioscórides, Galeno y otros escritos de igual importancia en esta materia’

            ‘Primero citaba nombres griegos tal como aparecen en el libro de Dioscórides, y seguidamente resumía lo que decía sobre los usos de las plantas, sus características externas y sus propiedades. Lo mismo hizo con lo que decía Galeno sobre una planta determinada, sobre sus características, su evolución, sus propiedades y todo lo relacionado con la materia. También mencionó a otros escritores posteriores, destacando sus contradicciones y sus errores en algunos aspectos. Revisó estos libros y descubrió que no había olvidado nada de lo escrito en estos libros. Quedé asombrado cuando reparé en que cada vez que nombraba un medicamento o una planta, recordaba también el capítulo y el libro de Dioscórides o Galeno donde aparecía y el número que tenía en a lista’

            ‘Trabajaba para el rey al-Kamil quien le confió todo lo vinculado con los medicamentos simples y las plantas. Lo nombró jefe de lo herboristas de todo Egipto y estuvo a su servicio hasta que el rey murió en Damasco. Le sucedió su hijo el rey al-Salih, que también lo respetó y lo consideró como uno de los más importantes botánicos de la época’

            Ibn Abi Usaibi’ah,relata el momento y forma de la muerte de al-Baytar : ‘Murió en Damasco en el mes de Chaaban en el año 646 (1248 d.C) y su muerte fue súbita’

            Gracias a este relato, parece ser que Ibn al-Baytar murió en Damasco en el año 1248 d.C de un ataque al corazón, o algo similar, a los 51 años de edad.

2.- El método científico de Ibn al-Baytar


            Teniendo en cuenta que el libro más importante de al-Baytar es al-Jami (Al-Jami’fi al-Adwiyah al-Mufradah - Colección de medicamentos simples), será de este libro de donde se deducirá su método científico de investigación.

            Ibn al-Baytar fue un precursor del método científico racional que se utiliza hoy en día. En la introducción de su libro, indicaba su plan de trabajo, sus propósitos y las razones por las que lo escribía, todo en un leguaje claro y conciso.

            En la introducción a este libro, indica que de cada medicamento que estudie, detallará su naturaleza y sus propiedades curativas para tratar una determinada enfermedad. Tampoco olvidará mencionar los efectos secundarios que acompañarán a su aplicación y la manera de frenarlos. Añadirá la posología necesaria para cada uno de ellos y subraya que si los medicamentos no se administraran conforme a la posología indicada, sus efectos podrían ser contrarios a los deseados. Por último, aporta sobre cada medicamento otro de propiedades similares, por si no fuera posible encontrar el primero.

            ‘Por deseo del sublime, del gran sultán al-Malik al-Salih Najm-Din, y para que sus órdenes se atiendan en las partes orientales u occidentales del mundo; nombraremos los medicamentos, su naturaleza, sus aplicaciones, sus efectos secundarios y cómo subsanarlos, las cantidades que deben administrarse, cómo prepararlos y los nombres de aquellos medicamentos que pueden tener las mismas propiedades en caso de que éstos no se encuentren’

            Ibn al-Baytar destaca que lo que tiene de innovador su trabajo, respecto de las obras anteriores, es la introducción de información inédita y nuevos métodos que se basaban en seis propósitos principales.

Primer propósito:

            ‘He recopilado en este libro todo lo que se ha dicho acerca de los alimentos y los medicamentos simples que se han utilizado siempre; el uso que se ha de hacer de ellos, si se deben administrar de día o de noche. He tratado la necesidad del vestido y todo lo que está en contacto con el cuerpo y lo cubre.

            En mi libro he reflejado textualmente todo lo que expuso en su libro el Más Honorable Dioscórides y de igual forma el saber que legó el Honorable Galeno en seis capítulos. Después he añadido las opiniones de científicos más recientes en seis capítulos sobre medicinas extraídos de vegetales, minerales y animales, teniendo en cuenta aportaciones que no mencionaron los dos autores anteriormente citados. He descrito medicamentos conforme a los más fidedignos científicos actuales, citando lo que estos dos autores no recogieron. De todo lo que dicho en mi nombre, he citado el nombre de cada uno del que emana cualquier afirmación y quién la mencionó hasta que ha llegado a nosotros. A su vez he hecho comentarios siempre como resultado de mi propio trabajo y sólo sobre lo que pude comprobar yo mismo’

            Por tanto se puede afirmar que basó su trabajo en sus predecesores griegos, no apoderándose de sus teorías y descubrimientos. A estos descubrimientos añadió los suyos propios, basados en su propia experiencia e investigaciones.

Segundo propósito

            ‘Me aseguré de explicar, con toda exactitud, las opiniones de los autores antiguos y otros más modernos. Todo aquello que hallé verdadero y confirmado por la experiencias, que no fueran sólo rumores, lo he recogido como un tesoro escondido y lo he anotado, confiando no sólo en mi juicio, sino en la ayuda de Allah. He despreciado todo lo que era ajeno al sentido común y se alejaba de la experimentación con los sentidos y de la descripción en términos de utilidad y naturaleza. También he relegado o simplemente olvidado del todo, lo que fuera erróneo o se hubiese trasmitido fuera de la verdad. Y a todo aquel que hubiera cometido un error o lo hubiese difundido erróneamente, le dije: Te has equivocado. De esta manera, no separaba a un científico pionero de su trabajo ni tampoco perjudicaba a aquellos estudiosos más recientes que confían en las obras anteriores’

            Según esta declaración es posible afirmar que los pilares de su método son:

       Confianza en los sentidos, en la observación y en la experimentación
           
       Rechazo de cualquier información que no haya sido probada científicamente, a pesar de que proceda de cualquier científico famoso


Tercer propósito

            ‘Evitar siempre que sea posible las repeticiones, las que usaré sólo cuando sea necesario para la mejor comprensión de un significado concreto o para hacer alguna aclaración’

Cuarto propósito

            ‘El libro se dispone en orden alfabético para facilitar a los estudiosos la lectura, sin fatiga, trabajo o dificultad’

            Este método ya los siguieron muchos predecesores a Ibn al-Baytar, como Al,Khalil ibn Ahmed

Quinto propósito

            ‘ Testimoniar las dudas o errores que han tolerado autores antiguos y modernos acerca de cualquier medicamento simple y la demasiada confianza que tuvieron en dar crédito a otros escritos y opiniones. Y, por mi parte, expondré solamente lo que me ha enseñado la experiencia y observación, con arreglo a lo que dije antes’

            Ibn al-Baytar pasó la mayor parte de su tiempo estudiando plantas en su entorno y confrontando sus hallazgos con otros de renombrados científicos de su tiempo. Por tanto no se dejó influenciar por el prestigio de otros científicos, anteriores o contemporáneos, sino que fió a la observación y experimentación sus deducciones.

Sexto propósito

            ‘He descrito los nombres de los medicamentos en lenguas muy distinta y me aseguré de no incluir un medicamento a menos que se hubiera probado su utilidad o su calidad. También he descrito muchos de los lugares donde crecen estas plantas medicinales y sus nombres en bereber y romance andaluz, siempre que fueran plantas muy conocidas e incluidas en la mayoría de nuestros libros. Anoté estos nombres con las consonantes y voces tal como deben escribirse y conforme a su fonética, para evitar cualquier error. Es en cierto modo una protección para el lector, pues evito que cometa cualquier error derivado de la pronunciación del vocablo, ya que la mayoría de las erratas proceden de los lectores que en su letra pronuncian mal la palabra o encuentran erratas en el manuscrito. He llamado a mi libro Enciclopedia porque en ella se estudian los medicamentos y la dietética. Además contiene todo lo necesario, pero de forma clara y concisa’

           




Bibliografía: Ibn al-Baytar; Ali Rettani, M; ed. Excmo. Ayuntamiento de Benálmadena.

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