jueves, 30 de enero de 2020

EL APRENDIZAJE DEL IDIOMA CHINO Y SU INFLUENCIA EN EL DESARROLLO NEURONAL

                                   MIÉRCOLES  5 DE FEBRERO DE 2020


La influencia del  idioma Chino en  nuestro cerebro
Hablamos de una manera tan fácil, que la mayoría de nosotros ni siquiera lo pensamos. Pero tanto los psicólogos como los neurocientíficos están cautivados con la capacidad humana para comunicarnos por medio del lenguaje.
Al alcanzar un niño los seis a diez meses de edad, los niños ya han aprendido a ser sensibles a los sonidos básicos, conocidos como fonemas, que son importantes en sus idiomas natales. Desenredar los mecanismos que el cerebro usa para el lenguaje ha sido un pilar de la neurociencia desde su inicio. Nuevas investigaciones publicadas en la revista Proceedings for the National Academy of Sciences acerca de las diferentes conexiones que ocurren en el cerebro de las personas que hablan mandarín e inglés demuestran cuán flexible es nuestra habilidad para aprender el lenguaje.
             Investigaciones realizadas en Pekín y publicadas el 10 de marzo 2015.
El Chino Mandarín es un idioma tonal en el cual los mismos sonidos pueden referirse a cosas vastamente diferentes con base en el tono en el que se pronuncien. En un idioma no tonal como el español, inglés o cualquier otro occidental, es posible que el tono transmita información emocional acerca de la persona que está hablando, pero no indica nada respecto al significado de la palabra que se pronuncia. Un ejemplo puede ser cuando decimos “¿Dónde has estado?” según el tono podría transmitir suspicacia, sorpresa o celos. En mandarín sería ¿Nì qù guò nâlí? utiliza 3 tonos, cada palabra indica un significado según su tono y no permite intención o emociones.
Un grupo de investigadores chinos de la Universidad de Pekín, liderados por Jian Qiao Ge, ha encontrado que estas diferencias entre el chino mandarín y el inglés cambian la manera en la que funcionan las redes cerebrales. Su objetivo era investigar las diferencias entre las redes del lenguaje de personas cuyos idiomas natales son tonales y no tonales. Se emparejó a treinta personas diestras (todas usaban la mano derecha), de la misma edad y sexo cuyo idioma natal era el chino, con un grupo de personas cuyo idioma natal era el inglés.
Ambos grupos mostraron activación de las áreas clásicamente asociadas con el habla  del hemisferio izquierdo del cerebro. Las áreas de Broca y de Wernicke
 Pero surgieron dos diferencias importantes:
 La primera diferencia fue la operación de las redes cerebrales compartidas por hablantes de inglés y de chino. Los angloparlantes mostraron una conectividad más fuerte que iba entre las dos áreas del lenguaje mencionadas. Esta mayor conectividad se atribuyó al hecho de que el inglés depende más de información fonológica, o sonidos en lugar de tonos. Mientras tanto, los hablantes de chino presentaron conexiones más fuertes que iban del área del cerebro conocida como giro temporal superior anterior –el cual se ha identificado como “un centro semántico” crucial en el apoyo del lenguaje–.
La segunda diferencia mostró activación en un área del hemisferio derecho del cerebro, pero sólo entre los hablantes de chino. Esta área del cerebro, el polo temporal superior derecho, ha estado implicado en los tonos chinos anteriormente pero –y quizá esto es lo más importante– se ha considerado hasta ahora completamente separado de la red clásica del lenguaje en el hemisferio izquierdo. Los hallazgos enfatizan la importancia de desarrollar una red bilateral entre los dos hemisferios del cerebro para hablar y comprender lenguajes, particularmente para los lenguajes tonales como el chino mandarín.


    Juan Gil Bau, nace el 20 noviembre de 1952, en el Territorio Internacional de Tánger (Marruecos), fui la tercera generación que nació y vivió en aquel País, que obtuvo su independencia en 1956, reconocida por la ONU.
Con 20 años mis padres me envían a Málaga para estudiar la carrera de Turismo, por tener la gran ventaja de ser trilingüe, francés por idioma materno, español por idioma paterno, e inglés desde los seis años por tener familia paterna inglesa y haber estudiado como lo hicieron mis padres en colegios y liceos extranjeros. Dejaba en Marruecos toda mi familia padres, abuelos, tíos y primos repartidos entre Tánger Rabat y Casablanca. A raíz de la famosa ley de la Marroquinización  promulgada por Hassan II, todos los europeos fueron expulsados poco a poco de aquel País. Tras la marcha verde en 1975 toda la familia fue regresando a España y Reino Unido.
En Málaga, después de cumplir dos contratos en Iberia Líneas Aéreas, trabajé más de 30 años para una compañía Suiza y tuve que aprender  el idioma Alemán, ya con 26 años, por imperativo de la empresa y así poder optar a un puesto directivo, cargo que obtuve hasta que la compañía se hundió y realizó un cierre patronal, después del atentado en los EEU

U, despidiendo unos 17.000 empleados de todo el mundo. En España como en otro país europeo, fuimos  indemnizados a la baja o  prejubilados.
En 2005 ingresé en la Universidad de Málaga para estudiar la carrera de Psicología, entonces de 5 años de duración, obteniendo una de las últimas licenciaturas.
Con tantas asignaturas de Neurociencias descubro la importancia que tiene saber varios idiomas para nuestro propio desarrollo neuronal. De este modo en 2011 recomendado por un profesor de la facultad de Psicología, cursé dos años de idioma chino en la Fundación de la UMA y posteriormente ingreso en la Escuela Oficial de Idiomas de Málaga (E.O.I) donde cursé hasta el tercer año de chino mandarín.
En la actualidad soy alumno de los cursos de idioma chino en el Centro Cultural Picasso del Ayuntamiento de Torremolinos.  

 

 

Aforo: 30 asistentes

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