La influencia del idioma Chino
en nuestro cerebro
Hablamos de una manera tan
fácil, que la mayoría de nosotros ni siquiera lo pensamos. Pero tanto los
psicólogos como los neurocientíficos están cautivados con la capacidad humana
para comunicarnos por medio del lenguaje.
Al alcanzar un niño los seis a
diez meses de edad, los niños ya han aprendido a ser sensibles a los
sonidos básicos, conocidos como fonemas, que son importantes en sus idiomas
natales. Desenredar los mecanismos que el cerebro usa para el lenguaje ha sido
un pilar de la neurociencia desde su inicio. Nuevas
investigaciones publicadas en la revista Proceedings for the National
Academy of Sciences acerca de las diferentes conexiones que ocurren en el
cerebro de las personas que hablan mandarín e inglés demuestran cuán flexible
es nuestra habilidad para aprender el lenguaje.
Investigaciones realizadas en
Pekín y publicadas el 10 de marzo 2015.
El Chino Mandarín es un idioma
tonal en el cual los mismos sonidos pueden referirse a cosas vastamente
diferentes con base en el tono en el que se pronuncien. En un idioma no tonal
como el español, inglés o cualquier otro occidental, es posible que el tono
transmita información emocional acerca de la persona que está hablando, pero no
indica nada respecto al significado de la palabra que se pronuncia. Un ejemplo
puede ser cuando decimos “¿Dónde has
estado?” según el tono podría transmitir suspicacia, sorpresa o celos. En
mandarín sería ¿Nì qù guò nâlí? utiliza
3 tonos, cada palabra indica un significado según su tono y no permite
intención o emociones.
Un grupo de investigadores
chinos de la Universidad de Pekín, liderados por Jian Qiao Ge, ha encontrado
que estas diferencias entre el chino mandarín y el inglés cambian la manera en
la que funcionan las redes cerebrales. Su objetivo era investigar las
diferencias entre las redes del lenguaje de personas cuyos idiomas natales son
tonales y no tonales. Se emparejó a treinta personas diestras (todas usaban la
mano derecha), de la misma edad y sexo cuyo idioma natal era el chino, con un
grupo de personas cuyo idioma natal era el inglés.
Ambos grupos mostraron
activación de las áreas clásicamente asociadas con el habla del hemisferio izquierdo del cerebro. Las áreas de Broca y de Wernicke
Pero surgieron dos diferencias importantes:
La
primera diferencia fue la operación de las redes cerebrales compartidas por
hablantes de inglés y de chino. Los angloparlantes mostraron una conectividad
más fuerte que iba entre las dos áreas del lenguaje mencionadas. Esta mayor
conectividad se atribuyó al hecho de que el inglés depende más de información
fonológica, o sonidos en lugar de tonos. Mientras tanto, los hablantes de chino
presentaron conexiones más fuertes que iban del área del cerebro conocida como
giro temporal superior anterior –el cual se ha identificado como “un centro semántico” crucial en el
apoyo del lenguaje–.
La segunda diferencia
mostró activación en un área del
hemisferio derecho del cerebro, pero sólo entre los hablantes de chino.
Esta área del cerebro, el polo temporal superior derecho, ha
estado implicado en los tonos chinos anteriormente pero –y quizá esto es lo
más importante– se ha considerado hasta ahora completamente separado de la red
clásica del lenguaje en el hemisferio izquierdo. Los hallazgos enfatizan la
importancia de desarrollar una red bilateral entre los dos hemisferios del
cerebro para hablar y comprender lenguajes, particularmente para los lenguajes
tonales como el chino mandarín.
Con 20 años mis padres me
envían a Málaga para estudiar la carrera de Turismo, por tener la gran ventaja de
ser trilingüe, francés por idioma materno, español por idioma paterno, e inglés
desde los seis años por tener familia paterna inglesa y haber estudiado como lo
hicieron mis padres en colegios y liceos extranjeros. Dejaba en Marruecos toda
mi familia padres, abuelos, tíos y primos repartidos entre Tánger Rabat y Casablanca.
A raíz de la famosa ley de la Marroquinización
promulgada por Hassan II, todos los
europeos fueron expulsados poco a poco de aquel País. Tras la marcha verde en
1975 toda la familia fue regresando a España y Reino Unido.
En Málaga, después de cumplir dos contratos
en Iberia Líneas Aéreas, trabajé más de 30 años para una compañía Suiza y tuve
que aprender el idioma Alemán, ya con 26
años, por imperativo de la empresa y así poder optar a un puesto directivo,
cargo que obtuve hasta que la compañía se hundió y realizó un cierre patronal,
después del atentado en los EEU
En 2005 ingresé en la Universidad de Málaga
para estudiar la carrera de Psicología, entonces de 5 años de duración, obteniendo
una de las últimas licenciaturas.
Con tantas asignaturas de Neurociencias
descubro la importancia que tiene saber varios idiomas para nuestro propio desarrollo
neuronal. De este modo en 2011 recomendado por un profesor de la facultad de
Psicología, cursé dos años de idioma chino en la Fundación de la UMA y
posteriormente ingreso en la Escuela Oficial de Idiomas de Málaga (E.O.I) donde
cursé hasta el tercer año de chino mandarín.
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