domingo, 12 de marzo de 2023

las troyanas

                                 LAS TROYANAS

Es el título de una tragedia escrita por Eurípides y presentada en al año 415 antes de nuestra era, en las fiestas dionisias, formando parte de una tetralogía referida a la guerra de Troya que habría tenido lugar, según la mitología, 800 años antes. Perdidas las otras tres piezas de la tetralogía (Alejandro, Palamedes y Sísifo) solo nos queda “Las troyanas” para enjuiciar el mensaje de su autor.

Eurípides nos muestra en esta tragedia un aspecto clave de todo conflicto bélico como lo es su desenlace, el compendio o resumen del todo belicista que se refleja en el trato a los vencidos, en su punto más sensible y vulnerable pues “las troyanas” son las mujeres del vencido, las madres, esposas, hijas o hermanas de los guerreros sacrificados en el combate.

El gran poeta trágico nos sitúa su obra a partir de los lamentos de Poseidón, dios del mar y constructor de las murallas de Troya, que comparte con la diosa Atenea, ofendida así mismo por la vejación que de su templo han hecho los vencedores, por la destrucción de Ilion, para contrarrestar la “hybris” o exceso vengativo de los griegos tras los diez años de asedio a la ciudad.

El hilo conductor de la obra, que se desarrolla en tres actos con cinco escenas cada uno, se centra en Hécuba, esposa de Príamo rey de Troya, ahora vieja y reducida a la esclavitud que está siendo sorteada junto con todas las demás mujeres pese a su carácter de ex reina. Los lamentos por su suerte van aumentando progresivamente al conocer el destino de sus hijas que le va transmitiendo el heraldo del ejército griego Taltibio.

Casandra, la hija profetisa condenada a no ser creída, es entregada como concubina al rey Agamenón. Andrómaca, viuda del príncipe Héctor, esposa, amante y madre perfecta, es entregada a Neoptólemo, hijo de Aquiles el homicida de su esposo, mientras Polixena, otra hija, es destinada al servicio de su tumba en donde será sacrificada. La propia Hécuba será entregada como esclava al denostado griego Ulises. Pese a la suma de este conjunto de horrores, el clímax de la tragedia se alcanza cuando Taltibio anuncia la condena a muerte de su pequeño nieto Astianax, el hijo de Andrómaca y Héctor, despeñado desde lo más alto de las murallas.

Con lamentos y condenas por todo lo sucedido, Eurípides termina su obra entre las llamas que consumen Troya y la marcha de los barcos argivos con su alienado botín humano, dejándonos una imagen profunda del horror y desolación que la guerra, cualquier guerra, deja tras de sí.

Eurípides el más grande de los trágicos griegos tenía posiblemente motivos para conocer bien este tema. Había nacido en Flía o en la isla de Salamina hacia el 484 a. c., hijo de un mercader que trasladó su residencia a Atenas por causa de las guerras médicas. Se educó con la enseñanza de maestros celebrados en su tiempo y siempre fue amante del estudio coleccionando una importante biblioteca. Cansado de la interminable guerra del Peloponeso trasladó su residencia a Macedonia muriendo en Pela en el 406 a. c.

Se conoce que escribió casi un centenar de obras de las que apenas nos han llegado una veintena. Trata siempre temas mitológicos muy anteriores a su tiempo, pero desmitifica a los dioses y humaniza a sus personajes acercándolos o comparándolos racionalmente a la problemática coetánea.

En la temática de “Las troyanas”, Eurípides nos enfrenta, no exactamente al tema de la participación de la mujer en la guerra, sino a su papel como vencida una vez concluido el conflicto, tras el que queda a merced del vencedor, papel recurrente que consideramos una y otra vez sin alcanzar solución alguna. El papel de la mujer en la guerra es supuestamente pasivo en trabajos de mantenimiento por una parte y por otra, utilizadas como elementos activos, como botín de guerra mediante la violencia sexual que las convierte en un arma de terror represivo o en un medio de control étnico, métodos que han sido inútilmente sancionados por lo organismos internacionales como crímenes de guerra.

Desde los tiempos de la guerra de Troya, las consecuencias que para la mujer tiene el final de un conflicto armado se han mantenido invariables hasta nuestros días. La profundización de Eurípides en el tema, nos muestra de nuevo la actualidad de una tara inabordable, de una hybris, que él supo representar antes que nadie      

 

                                                               Jesús Lobillo Ríos

                                       Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                      “benaltertulia.blogspot.com”   

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