PILAR SARASOLA LLANAS
VDA. DE LUQUE
Es una persona que constituye un
hito en la evolución empresarial y política de nuestro país, no solo por ser
mujer, que ya entrañaba una enorme dificultad, también por las circunstancias
sociales, económicas y políticas en las que tuvo que desenvolverse con valentía
y éxito, y pese a todo continúa siendo una gran desconocida en la Córdoba que
le tocó vivir.
Nació en Gijón en el año 1905,
hija de un vasco Ramón Sarasola Iribarren y de una aragonesa Victoria Llanas
Aguilaniedo, realizando sus primeros estudios en Gijón y diplomándose en la
Escuela de Comercio local, años en los que conoce por una relación epistolar a
un librero cordobés llamado Rogelio Luque Díaz que recién llegado a Córdoba
procedente de Priego, en donde había nacido en 1898, fundó, junto con su
hermano Rafael, una librería en 1919 en un pequeño portal de la céntrica calle
de La Plata que al año siguiente trasladaría, ya en solitario, a la contigua
calle Diego León, y dos años más tarde, en 1923, a la aledaña calle del Conde
de Gondomar. En ese mismo año de 1923
con 25 años se casa con Pilar que acaba de cumplir los 18 y amplían su librería
que se va convirtiendo en un centro editorial y cultural cordobés. Tuvieron dos
hijos Antonio y Rogelio.
La capacidad emprendedora de
Rogelio sitúa la librería como centro de la vida intelectual cordobesa, colaborando
desde el año 1925 en la revista “Popular”, de carácter quincenal, y editando la
primera guía turística de Córdoba en 1929, llevada a cabo por el profesor Vicente
Ortí Belmonte. Colaboró también en revistas como “La pluma”, “Los quijotes” y
“Biblis”.
Paralelamente desarrolló una tertulia de intelectuales que se reunían
en el café “La Perla” en el que se integraban maestros, músicos, literatos,
artistas y médicos que seguían una línea de pensamiento moderno, laico y
naturista. Muchos de ellos participaron en el desarrollo del “esperanto”, un
idioma esperanzador para facilitar la comprensión universal. En el año 1931
representó al partido socialista en su Congreso extraordinario.
Ni las actividades de la
librería, ni la tertulia eran bien vistas por la clase conservadora cordobesa
que tras el estallido de la sublevación militar del 18 de julio, aprovechando
la crueldad del nombrado responsable de Orden Público, comandante de la Guardia
Civil, Luis Zurdo, hizo eliminar, sin
ningún tipo de justificación legal, a la mayoría de sus componentes.
Un bando del Gobierno civil de
principios de agosto insta a los libreros a entregar todas las publicaciones
marxistas. Rogelio Luque fue fusilado el
16 de agosto, con 39 años, por tener en su librería libros marxistas. Y poco
después en la próxima Plaza de las Tendillas, centro neurálgico cordobés,
ardían más de cinco mil libros, la mayoría procedentes de su librería.
Pilar Sarasola tenía en estos
momentos 31 años, dos hijos y un negocio de libros cerrado. Pero su carácter y
su entereza pudieron con todo, demostrando una valía excepcional en un país que
postergaba a la mujer y que menospreciaba la inteligencia. Pasadas las furias
iniciales comienza a escribir su extraordinaria historia. Volvió a abrir la
librería con el retador nombre de “Viuda de Luque” y presidida por el busto en
piedra que de su marido había hecho el escultor Enrique Moreno “el fenómeno”,
otra de las víctimas de la tertulia y hombre también muy conocido en Córdoba.
Se entregó por completo al
cuidado de sus hijos y a luchar por su librería. Nunca se quitó el luto. Su
condición de mujer no menoscabó en ningún momento su capacidad de trabajo. A falta de agentes editoriales y viajantes, viajó
de continuo ella misma, en los deplorables ferrocarriles de la época a buscar
material para su negocio a Sevilla.
Almorzaba casi habitualmente en la librería. Los domingos practicaba una
afición muy cordobesa como era y es subir andando a las Ermitas en la sierra, y
no faltaba anualmente más que en las vacaciones estivales que iba a la casa
familiar en Gijón.
Poco a poco la librería Luque
volvió a convertirse en un lugar de encuentro de intelectuales como los del
grupo “Cántico” a finales de los cuarenta y en los cincuenta. Contaba incluso
con su lugar recóndito donde conocer a los autores odiados por el régimen
franquista y por tanto impublicables.
Los hijos, Rogelio desde 1947, y
Antonio desde 1960, comenzaron a ayudar
a su madre y con ellos consiguió salvar
el bache importante que supuso el derrame cerebral que sufrió en 1961 del que
consiguió recuperarse pese a que perdió por completo la capacidad de escribir.
Pero, totalmente recuperada y con una sucursal abierta, veinte años más tarde,
Pilar fallecería en 1981 y la librería seguiría abierta una década más y
cambiando de emplazamiento, adaptándose a las circunstancias, sigue abierta en
Córdoba dirigida por un nieto de Rogelio Luque, es decir, una tercera
generación que ha conseguido superar el siglo de existencia.
Pilar Sarasola, una mujer
excepcional, un empuje en la sombra, que lo dio todo en los momentos más
difíciles imaginables, que hizo posible el proyecto familiar manteniendo un
centro intelectual para los cordobeses, la gijonesa que abandonó su tierra por
la de su marido, y que hoy día descansa junto a él en el Cementerio de San
Rafael, contemplará con satisfacción la librería de su nieto en donde el rincón
del abuelo mantiene con su busto el recuerdo de su marido Rogelio Luque, pero ella no tiene busto, unos
premios literarios la recuerdan puntualmente.
Jesús Lobillo Ríos
Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena
“benaltertulias.blogspot.com”
Bibliografía.
Guerra F.: “La medicina en el
exilio republicano”. Universidad de Alcalá de Henares 2003
Moreno Gómez F.: “1936: el
genocidio franquista en Córdoba”. Crítica 2008.
Moreno Gómez F: “La guerra civil
en Córdoba (1936-1939). E. Alpuerto 1985.
Diario ABC. : “Pilar Sarasola y
la Librería Luque”. 2009.