Nadie piensa que pueda tener un
infarto, que el corazón, ese órgano tan magnífico, pueda dejar de funcionar de
repente. Pero sucede así, en el momento más inoportuno y con el pie cambiado.
El infarto de miocardio es cada vez
más frecuente. Las causas pueden ser genéticas y también ambientales, las
cuales contribuyen a padecer un infarto a lo largo de la vida. El estilo de
vida actual con su sedentarismo, malos hábitos alimenticios, stress, contribuye.
Pero, también es cierto que hoy en
día, las personas que superan una crisis cardíaca pueden rediseñar su estilo de
vida controlando los factores de riesgo, pueden volver a sentir su cuerpo,
cuidarlo, acotar lo importante de la vida y así prevenir un segundo infarto.
La rehabilitación ayuda enseñando el
camino, pero es necesario “querer de verdad” un cambio de vida para superar con
éxito la crisis.
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