domingo, 21 de noviembre de 2021

LUISA CASATI

                             Luisa Casati:  la mayor futurista del mundo

 

Rosa Mª Ballesteros García

rosaballesterosgarcia@gmail.com

Del mismo modo que otras musas, como Simonetta Vespucci, inspiró a Boticelli, o la cordobesa María Teresa López, la musa más retratada por Julio Romero de Torres, la milanesa Luisa Casati, marquesa por matrimonio, nacida en 1888, fue también musa e inspiración para escritores como Colette, poetas como D´Annunzio, su amante, que la llamaba «Coré» (como la diosa del inframundo griego) y «Divine Marquise» (en alusión al Marqués de Sade); fotógrafos como Adolf de Meyer, Cecil Beaton o Man Ray, así como diseñadores varios (posó con uno de los famosos vestidos Delphos de Fortuny) como Elsa Schiaparelli o Coco Chanel, quienes diseñaron también para su admirada Luisa. Ella misma afirmó: «Quiero ser una obra de arte viviente».

No era una belleza al uso; era exageradamente alta, muy delgada y tenía unos ojos enormes, verdes, pero saltones. En definitiva, nada hacía predecir que sería el modelo que epataría a todos los que la frecuentaban. Ella misma se reinventó convirtiéndose en la diva que llegó a fascinar a personalidades (nada sospechosas de sorprenderse) como Pablo Picasso, y para ello creó su propio look: se tiñó el pelo de un rojo rabioso, inmortalizado en las pinturas, blanqueó su piel con polvos (recordemos el retrato de Isabel I de Inglaterra). Sus ojos siempre aparecían sombreados de kohl negro, con pestañas postizas, e incluso se colocaba sobre sus cejas otras de terciopelo negro. Para rematar el maquillaje acostumbraba a utilizar belladona para mantener sus pupilas oscuras. Además, acostumbraba a vestir con atuendos ad hoc: turbantes, plumas, serpientes vivas a modo de collares (que inspirarán a Cartier) o trajes futuristas (visualizar a Victoria Abril o Rosy de Palma desfilando con Gaultier). Finalmente, acostumbraba a pasear por la calle, desnuda, bajo un abrigo de piel y acompañada de dos guepardos amarrados con sendas correas enjoyadas. Arruinada por sus excesos: sus caprichos pasaban por ser atendida por sirvientes desnudos y sentaba a su mesa a maniquíes de cera como convidados de piedra. Algunas fuentes apuntan que algunas de esas figuras servían de columbarios para las cenizas de antiguos amantes.

Ella misma, como ya adelantamos, fue «una obra de arte viviente». Murió en Londres pobre y con pocos amigos en 1957, ciudad donde se había refugiado en los años 30 huyendo de sus acreedores. Tampoco fue bien acogida en su Italia, la Italia fascista a la que escandalizó. Desapareció, pues, «la mayor futurista del mundo», como la definió Filippo Tommaso Marinetti, fundador del movimiento futurista. Murió arruinada, como se ha dicho, pero, «antes muerta que sencilla», fue enterrada, por voluntad propia, con sus pestañas postizas y, además, en compañía de su perro pekinés disecado.

Su personalidad y sus extrañas estéticas siguen inspirando a firmas como Dior, Chanel, Yves Saint Laurent, Norman Norell, Alexander McQueen o Galliano y a diseñadoras como Georgina Chapman o Carolina Herrera. Incluso la actriz, productora directora y escritora británica Tilda Swinton, fotografiada por Paolo Roversi, se metió en la piel de Luisa Casati para la revista Acne Paper Sweden (2009). También encantó a pintores como Giovanni Boldini, Zuloaga, Kees van Dondgen, Depero, Poiret o Fortuny.

Basadas en su figura, actrices tan famosas como Vivien Leigth (la Escarlata O´Hara de Lo que el viento se llevó) en La Contessa (1965) y la no menos famosa Ingrid Bergman (Casablanca, 1945), protagonizaron películas inspiradas en la vida de la condesa. También ha inspirado a cineastas como John Hanrahan, director del corto London and the Musse, estrenada en 2015, protagonizado por la Keniana Victoria Savage.

En esta primera «Lady Gaga» se dice que Gabriel d'Annunzio se inspiró para el personaje de Isabella Inghirami[1] en su obra Forse che si  novelas de Michel Georges-Michel: Dans la fete de Venise (1922) y Nouvelle Riviera (1924).

En 2013, la editorial italiana Rizzoli Libri publicó la novela La Casati: La musa egoísta; y en 2020 se estrenó la ópera de Willwm Jeths “Ritratto” sobre la vida de Luisa. La leyenda, pues, sigue viva. El dandismo (en femenino) surgió con Casati con toda la capacidad de estupor, excentricidad y el rechazo de toda forma de vulgaridad. Como diría un francés: «Épatant».

 

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[1] Como curiosidad, la escritora María Teresa León (esposa de Rafael Alberti), utilizó el pseudónimo de “Isabel Inghirami” para firmar los artículos que escribió para el Diario de Burgos. 

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