LA
CONDESA DE CHINCHÓN
En el año 2000, el Estado
Español, adquirió para el Museo Nacional del Prado, el extraordinario retrato
de “La Condesa de Chinchón”, debido a la mano genial del pintor Francisco José
de Goya y Lucientes, cuya venta había sido anunciada el año anterior por la
familia Rúspoli descendientes de la Condesa y propietarios del cuadro, cerrado
en un precio de 4000 millones de pesetas, o lo que es igual, 24 millones de
euros.
El retrato fue pintado en el año
1800 y nos muestra a una condesa-modelo que concentra sobre sí todas las
miradas que la contemplan al no existir en su fondo oscuro ningún esbozo de
decoración o adorno alguno, mirando a la derecha del espectador abstraída y
abandonada a sus pensamientos, conformando un oasis de paz y sencillez donde
solo resalta la luz que hace destacar su vientre en estado de buena esperanza que
impregna toda la atmósfera de naturalidad y ternura.
Salidos del ensimismamiento
producido por la contemplación del cuadro, la curiosidad nos lleva a
interesamos en conocer la personalidad de la representada Condesa de Chinchón,
cuyo nombre completo era María Teresa Josefa de Borbón Vallabriga, tercer
vástago del Infante D. Luis Antonio de Borbón, hermano del Rey Carlos III, y de
su mujer María Teresa Vallabriga, noble aragonesa hija de un capitán de
caballería, con la que casó por conveniencia y a la que llevaba 30 años de
edad.
La protagonista de nuestro retrato, nació en
Velada, pequeño municipio de la provincia de Toledo, el 26 de noviembre de
1780, siendo bautizada al día siguiente en la Parroquia de San Bernardino de
esa población. Al cumplir cinco años, en 1785, muere su padre el Infante D.
Antonio, encomendándose la educación de los 3 hijos habidos del matrimonio, el
infante Luis María, y las infantas María Luisa y María Teresa, al arzobispo de
Toledo D. Francisco Antonio de Lorenzana, antiguo deudor del Infante, que según
disposición real recoge al niño y remite a las dos niñas al monasterio de Cistercienses Bernardas de San Clemente de
Toledo, donde fueron tuteladas por la educación que les impartió el sacerdote
bibliotecario de su padre D. Miguel de Ramón y Linacero y de donde no saldrían hasta 1797, o sea, 12 años más tarde,
para ser entregadas en matrimonio por orden de su primo el Rey Carlos IV a su
valido Manuel Godoy, en un acto consciente y planificado para acercar a este
todopoderoso personaje a la propia familia real, y que éste acepta taimadamente,
sin mostrar preferencia alguna, por cualquiera de las “niñas”, según consta en
el intercambio epistolar del valido con su amigo Felipe Fernández Vallejo
obispo de Salamanca y Gobernador del Consejo de Castilla.
El 2 de septiembre de 1797 se
emite la real orden que autoriza el casamiento, y el 12 de septiembre se
celebra la boda por poderes en la capilla del Palacio Arzobispal de Toledo
oficiada por el Obispo Gobernador y actuando como “poder habiente” de Godoy el
hermano mayor de la novia, Luis María Borbón Vallabriga, ya que las
irreemplazables ocupaciones del ministro no le permiten asistir al acto que fue
ratificado en San Lorenzo del Escorial el día 2 de octubre. María Teresa
recibió una dote vitalicia de 360.000 reales de vellón (937.548 €) el mismo día
de su boda.
El matrimonio estableció su
residencia en el Palacio de Godoy, antigua casa de los secretarios en la
madrileña calle de Bailen frente al Palacio Real. Ella tenía 18 años y el
ministro 30 y no solo era Príncipe de la Paz, también era Regidor Perpetuo de
la Villa de Madrid y de las ciudades de Santiago, Cádiz, Málaga y Écija y
Veinticuatro de la de Sevilla, ostentaba La Gran Cruz de la orden de Cristo y
de la Religión de San Juan de Jerusalém, y protector de La Real Academia de las
Nobles Artes y de los Reales Gabinetes de Historia Natural, Jardín Botánico,
Laboratorio de Química y Observatorio Astronómico.
Godoy tenía también una amante,
Josefa Tudó, una gaditana de la misma edad que su esposa
que era hija de un intendente del Buen Retiro en donde vivía, y de la
que teóricamente se propuso separar sin que fuera capaz de llevarlo a cabo ya
que en la visita que Jovellanos le hace dos meses después de la boda encuentra
al Príncipe sentado entre su mujer y su amante. Quizás para sortear esta
situación Godoy consigue para María Teresa y su hermano el título de Grandes de
España de primera clase y poder usar las armas y apellidos de la Casa de Borbón
que habían sido restringidos en el momento del casamiento morganático del
Infante, su padre, por el Rey anterior.
Pese a todo, los primeros años
del matrimonio debieron ser felices en espera del nacimiento de su única hija
que llegó en el tercer embarazo, que consiguió
finalizar y parir, en octubre de 1800, siendo bautizada con los nombres de
Carlota, Luisa, Manuela, Teresa, (y catorce nombres más) en un acto, al que
asistieron los reyes, y que supone el momento álgido del triunfo social de
Godoy que había conseguido simultáneamente el nombramiento del hermano mayor,
Luis María, como Cardenal y Arzobispo de Toledo a la edad de 23 años, y que tres
años después, en 1803, hace donación a su hermana María Teresa del Estado de
Chinchón y del Señorío de Boadilla con todas las jurisdicciones, acciones,
derechos y preeminencias (a fin de poder atender mejor a sus obligaciones
religiosas), convirtiéndola en decimoquinta condesa de Chinchón.
Las desavenencias entre el
matrimonio debieron ir creciendo ya que en 1804 la nueva condesa intenta
marcharse a Toledo con su hermano lo que impidió severamente la Reina María
Luisa de cuya abundantísima correspondencia con el valido (casi una carta
diaria) se desprenden las quejas que Godoy tiene de su esposa criticando su
falta de altura y capacidad para acompañarle en sus relaciones con la realeza.
Este distanciamiento parece confirmarse con el nacimiento en Marzo de 1805 de
un hijo del valido y su amante gaditana, que la reina no recrimina ya que un
par de años después la madre del niño es nombrada dama de honor y
posteriormente condesa de Castillofiel. Quizá por ello y en auxilio de su
hermana, el cardenal Borbón, en 1807, confirma a su sobrina la Duquesa de
Alcudia añadiéndole dos nombres más a los 14 que ya llevaba, en una ceremonia
que no alcanzó el fasto de su bautismo.
El excesivo poder de Godoy,
Príncipe de la Paz, y su desmedida ambición, despiertan los recelos de sus
enemigos que amparan al sucesor, futuro Fernando VII, para desbancarlo, lo que consiguen en 1808 en el Motín de
Aranjuez, en el que el domicilio del favorito es asaltado y sus muebles sacados
a la calle y quemados. Los amotinados no encuentran al valido pero sí a su mujer
María Teresa aterrorizada, escondida debajo de una cama y con su hija en brazos
pidiendo salvación que efectivamente obtiene, porque la acompañan hasta el
Palacio Real con los gritos de ¡viva la inocente paloma!
Godoy quedó detenido y sus bienes
confiscados, algunas de cuyas pertenencias fueron devueltas a la Condesa de
Chinchón que acompaña a su hermano a Toledo no pudiendo llevarse con ella a su hija
que quedó bajo la tutela de su padre reducido en primera instancia a prisión,
en el Castillo de Villaviciosa en espera de juicio, pero que enseguida es
llevado a Bayona al convertirse en la pieza clave necesaria para convencer a
Carlos IV de la necesidad de aceptar los planes de Napoleón. Cuando las tropas
francesas llegan a Toledo el Cardenal, siempre acompañado de sus hermanas, huye
hacia el Sur instalándose en EL Puerto de Santa María y posteriormente en
Cádiz, en donde hay constancia de la petición de una pensión al Consejo Supremo
de Regencia dada la falta de recursos al estar sus posesiones bajo dominio
francés. También consta que en Octubre de 1810 Luis María de Borbón prestó
juramento a las Cortes.
En 1814, Fernando VII vuelve a
España pero no concede sus favores al Cardenal Luis María por considerar su
comportamiento excesivamente liberal y no le invita a su propia boda con María
Isabel de Asís, ni a ningún acto oficial, aunque concede el permiso necesario
para el casamiento de su hermana María Luisa, hecho que deja a María Teresa
sola con su hermano y con la comunicación
epistolar que mantiene con su hija
Carlota Luisa que se encuentra en Roma con su padre.
En 1820, el coronel Riego impone
la Constitución y se crea una Junta
Consultiva Provisional a cuyo frente se
nombró al Cardenal Borbón , al que la muerte sorprendió en marzo de 1823 en Madrid rodeado de sus hermanas, su cuñado,
su sobrina Carlota Luisa y Godoy, evitándole un seguro destierro a la segunda vuelta
del Rey, lo que ocurrió con sus hermanas y su cuñado que fueron exiliados a
Francia en donde nuestra Condesa es asiduamente acompañada por el coronel
Domingo Mateo conocido como un activo revolucionario.
Tras varios viajes a Países Bajos
y a Italia, tratando de vender cuadros, y varios domicilios en Paris,
utilizando el apellido Drumond de su abuela materna, fallece la condesa en la
capital francesa en 1828 a los 48 años de edad. Sus restos descansan en su
mausoleo en la capilla del Palacio de Boadilla en Madrid.
Jesús
Lobillo Ríos
Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena
“benaltertulias.blogspot.com”
Bibliografía.-
Juan Manuel López Marinas. Investigador.
“María Teresa Borbón Vallabriga. Princesa de la Paz, Condesa de Chinchón.
1780-1828”. Isla de Arriarán. XXXIV. Diciembre 2009, pp. 97-157.
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