LA HOMOSEXUALIDAD
La definición sexual de los
individuos es cerebral antes que genital. Se pensaba, previamente, que el bebé
llegaba sin género y que la cultura social era la que determinaba la
diferenciación del comportamiento a niño o niña. Hoy sabemos que esto no es así,
la homosexualidad no es una elección, viene prefijada desde el seno materno,
sin posibilidad de que el individuo ni su entorno puedan mediar en ella.
Entre la sexta y duodécima semana
de gestación, en función de la presencia o ausencia de testosterona, se
desarrollan los órganos sexuales, y en la segunda mitad del embarazo, el
cerebro evolucionará en sentido masculino o femenino según la presencia de
testosterona puesta en marcha por el cromosoma Y, proceso que no se desencadena
en el caso del cromosoma X.
La testosterona es la responsable
tanto de la diferenciación genital como cerebral. En los síndromes de
insensibilidad a ella, el desarrollo será femenino y, aunque se trate de una
persona genéticamente masculina, se desarrollará como una mujer heterosexual. Las
diferencias sexuales precoces de comportamiento vienen por tanto marcadas desde
el seno materno y la influencia que reciben del medio cultural en que se
desarrollan son relativas.
Ningún tratamiento de los muchos
preconizados y que aún hoy se recomiendan y se ponen en práctica, ha sido capaz
de cambiar el comportamiento sexual de la persona. Los homosexuales, o gais, se
enfrentaron a la imposición forzada de los modelos de conducta
político-religiosas, que alternativamente los hicieron oscilar entre el pecado,
el delito y la enfermedad, marginándolos, segregándolos y despreciándolos
merced a una intolerancia social que los oprimía severamente.
No obstante la homosexualidad ha
estado presente a lo largo de la historia en muchos de nuestros protagonistas o
héroes más reconocidos. Apolo, representante sin par de la belleza masculina,
sedujo y amó de forma fallida a muchas mujeres, porque su verdadero amor fueron
los hombres en una Grecia donde la homosexualidad era ensalzada y elevada a
virtud militar antes que sagrada. Aquiles, el más dominante de los guerreros
griegos, manifiesta una especial ternura hacia su “compañero”Patroclo. El
propio Alejandro Magno ejemplo de
masculinidad sin límites, con innumerables esposas y amantes, amó por encima de
todo a su lugarteniente Hefestión que le acompañó y secundó en todas sus
campañas hasta que murió en el motín de Opis.
Sócrates, Platón y Aristóteles
pueden ser considerados como los homosexuales más influyentes de la historia. Cayo
Julio César, genial, político, militar y escritor que dio origen al poderoso
imperio romano es reconocido como el marido de todas las mujeres romanas y la mujer de todos los maridos.
Nuestra historia no sería la
misma sin la existencia de Miguel Ángel Buonarroti, Leonardo da Vinci,
Shakespeare, Cervantes, Oscar Wilde, Alan Turing o Federico García Lorca que
además de geniales fueron homosexuales practicantes, muchos de ellos
blanqueados por la historia como el presidente americano George Washington.
La legislación contra los
homosexuales existió desde que Constantino declaró cristiano al Imperio Romano
en el siglo IV, y se mantuvo con los bárbaros y durante la edad media. En
España en los siglos XVI y XVII consta que hubo unos cuarenta mil juicios por
sodomía, lo que patentiza que constituían una gran población odiada y
perseguida.
Hasta 1992, la homosexualidad no
fue eliminada de la Clasificación Internacional de Enfermedades, pero a pesar
de ello determinadas instituciones continúan empeñadas en tratarlas médicamente
para curarlas como si constituyesen un mal adquirido vergonzosamente o de un
trastorno profundo engendrado de forma alevosa. Las campañas desatadas contra
ella, auténticas persecuciones de sus
portadores, han causado estigmatización y un daño innecesario e injustificado,
y muchas veces irreversible.
Hoy día la homosexualidad es considerada
como una manifestación normal y diversa de la sexualidad humana y no es en sí
misma una fuente de efectos psicológicos negativos. Bienvenidos sean el
reconocimiento y aceptación de su existencia y la de todos los “diferentes”
porque contribuyen a aumentar y mejorar la calidad de las relaciones humanas.
Jesús Lobillo Ríos
Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena
“benaltertulias.blogspot.com”
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