jueves, 16 de abril de 2020

PANDEMIA COVID-19

   Ayudas a una confinación (16/4/2020)                                           


                                             SOBRE LA PANDEMIA COVID-19



Queridos amigos:
Hace un mes que interrumpimos de forma abrupta nuestras actividades sin que a fecha actual sepamos, ni aproximadamente, cuándo podremos volver a reiniciarlas ni en qué condiciones, ya que a todas luces nuestro mundo y nuestras relaciones van a cambiar mediante la instauración de unas nuevas o renovadas normas de salubridad.
Se  define la salubridad como la cualidad que debe de reunir todo aquello que no perjudica a la salud, entendiendo por salud (de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud), un estado de completo bienestar físico, mental y social, tres condiciones inseparables a fin de considerar un todo aceptable, lo que es fácil de comprender porque no podemos estar físicamente bien si nuestra mente no es capaz de valorarlo, y nuestra mente no podrá hacer valoraciones justas si el estrés social o interno no está debidamente compensado o equilibrado por nuestros mecanismos inmunológicos defensivos.
La pandemia de la covid-19 ha venido a alterar de forma profunda los tres pilares de nuestra salud, ahora ya no solo de carácter colectivo sino sobre todo personal, de la misma forma que no solo afecta al ámbito físico y a su vez al mental porque también arrastra, y sobre todo, al bienestar social posiblemente el pilar más costoso de reparar de esta hecatombe.
Salvando las lagunas que nuestra capacidad de aprender aún mantiene, estamos convencidos de que la transmisión de este virus es aérea, es decir, de individuo a individuo por contaminación directa aunque fácilmente neutralizable con un metro de distancia física entre interlocutores lo que impone una competencia añadida por nuestro espacio aéreo personal que debemos de mantener aislado de las injerencias próximas que nos rodean para conseguir lo cual se recomienda el uso de mascarillas individuales.
Esta vía aérea de transmisión dispone de una defensa inicial previa  en la garganta, superada la cual pasa al alveolo pulmonar donde su enfrentamiento con los desprevenidos mecanismos de intercambio molecular de oxigeno dan lugar a hipoxemia (falta de oxígeno) y a una reacción defensiva tan desproporcionada que sus consecuencias sobre la vida del huésped superan con mucho a la malignidad del virus. Todos aquellos pacientes bajos en defensas selectivas por enfermedades previas, por estrés social intenso o simplemente por vejez serán víctimas propiciatorias.
Nuestra renovada salubridad se verá obligada a considerar el uso preventivo de la mascarilla protectora, que se constituye, pues, en la primera barrera de defensa mecánica,  que unido al establecimiento de la distancia de protección social, así como el incremento en las necesidades tradicionales de higiene, transformarán los modos  externos de nuestra vida cotidiana de relación.
Pensando en próximas tertulias será necesario extremar las medidas de protección y limpieza del aire que respiramos, mejorando la ventilación y la salubridad de los recintos en los que nos reunimos, sobre todo de los cerrados sean pequeños o grandes en los que no estaría de más acoplar aparatos generadores de ozono.
Los efectos agresivos sobre nuestra salud mental producidos por  medidas como el confinamiento, la información excesiva, trágica y deformada cuando no abiertamente lesiva para mantener la inquietud, y la geolocalización telefónica, producen alteraciones de las vivencias emocionales y del comportamiento humano que generan fobias y paranoias sobre el mundo exterior  menoscabando la empatía deseable.
Pero sin duda las consecuencias más importantes de la pandemia las vamos a ver en el apartado de la salud social en el que las posibilidades de conseguir una salubridad idónea son difíciles, dado que la abrumadora destrucción del tejido productivo, ya débil de antemano, con la consiguiente pérdida masiva de empleos, y de las posibilidades de subsistencia, darán lugar a la aparición exacerbada de una epidemia de estrés y depresiones no soportables por un sistema inmunológico superado en su capacidad de respuesta que propiciará a medio plazo una ingente cifra de fallecidos no asociados en un análisis superficial al virus, pero que multiplicaran por mucho a los constatados en la pandemia.
Todas las medidas que perfeccionen esta nueva salubridad mejorada en sus facetas general, y sobre todo social en particular, deben de ser bienvenidas porque rendirán un gran servicio al país posibilitando que la letalidad de la pandemia quede circunscrita exclusivamente a sus imprevisibles consecuencias físicas.
Así mismo permitirán de la mejor de las maneras posibles que en su momento podamos reiniciar de forma segura nuestra labor de difusión cultural, de amistad y camaradería, en donde nos reencontremos todos los que estábamos y muchos más nuevos amigos.
Un saludo afectuoso a todos.

Jesús Lobillo Ríos.
Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena (Málaga)


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