ELOGIO DE LA LECTURA
Todos los días se reproduce en
nuestro entorno un acontecer extraordinario: el
descubrimiento de la lectura, la magia a través de la cual un niño
entiende que las letras aprendidas de forma individualizada se unen y entrelazan
para significar algo imaginable. Todo un mundo cognoscitivo, que no ha hecho
más que comenzar, continuará progresando y acompañándolo toda su vida, haciendo
de él una persona única e intransferible acorde con los conocimientos que le van
formando según diversas fuentes pero sobre todo por la lectura.
Todos los niños hemos sido héroes
de nuestras lecturas infantiles y
protagonistas de nuestros estudios más tarde, para acabar siendo actores de
nuestra realidad social en la dura adaptación de la norma individual a la vida.
En una sociedad mayoritariamente
audio-visual (mucho más visual que audio) la lectura mantiene una ventaja
incuestionable en relación con la captación de un mensaje retransmitido, porque
audiovisualmente existe una mediatización
y reinterpretación que manipula y altera
la esencia pura del mensaje original, manipulaciones que adquieren sus máximas
destrezas en los modernos whatsapp que tratan de adueñarse de nuestro espacio
ideológico mental para ahorrarnos el trabajo de pensar.
La lectura de libros o textos
claramente identificados siguen siendo la base de la existencia del arte de
leer. Conocer un libro no es solamente saber el nombre de su autor y su título,
implica mucho más que eso. Supone una asimilación lenta y profunda de su contenido, de los conceptos con los que
el autor dialoga con nosotros, y que nosotros desciframos y analizamos con nuestra capacidad de
entendimiento en un proceso de interiorización que mejora y predispone a nuevas
incorporaciones.
Un buen lector, siempre estará hambriento
de ampliar sus conocimientos y su mundo,
cuestiona todo lo que le rodea, y acumula recursos que van entretejiendo una
protección interior ante todos los relatos apócrifos que pretenden alzarse con
el control engañoso de una verdad fraudulenta o simplemente tendenciosa.
La lectura es el motor del
pensamiento, favorece la capacidad de concentración, estimula la imaginación y
la empatía, y nos facilita el acceso a la educación y la cultura, aumenta nuestra capacidad cerebral y contrarresta
el deterioro senil.
Leer es imaginar, es un
privilegio que nos permite vivir en libertad, vivir una vida propia.
¡Qué gran día fue aquel en que conciencié que
ya sabía leer!
Jesús Lobillo Ríos
Presidente del Ateneo Libre de
Benalmádena
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