MUJERES
EN LA CIENCIA
El día 11 de febrero se celebra
el Día Internacional de la Mujer y la
Niña en la Ciencia, proclamado así en la Asamblea de la ONU del año 2015,
para dar visibilidad a la mujer en esta materia.
Pablo Francescutti, director
del trabajo: “La Visibilidad de las Científicas Españolas”, llevado a cabo por
el Grupo de Estudios Avanzados de Comunicación (GEAC) de la Universidad Rey
Juan Carlos, expone la infra visibilidad de la mujer en la ciencia con respecto
al hombre. Hombres (76,51%) y mujeres (23,49%).
Esto nos lleva de la mano a
reconsiderar lo que afirma la directora general de la UNESCO, Irina Bokova,
"las niñas se siguen enfrentando a estereotipos y restricciones sociales y
culturales, que limitan su acceso a la educación y la financiación para la
investigación, impidiéndoles así cursar carreras científicas y desarrollar todo
su potencial. Las mujeres son una minoría en la investigación científica y en
la adopción de decisiones en materia de ciencias”. Precisamente, para mitigar
este pensamiento, que por otra parte es un hecho, se ha elaborado por la UNESCO
Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, con un panel de 17 objetivos, cuyo
Objetivo 5 enuncia: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas
las mujeres y las niñas.
Según el informe 2018 sobre
igualdad de género las mujeres siguen asumiendo la mayoría de las
responsabilidades familiares; la brecha salarial y la violencia contra la mujer
aún constituye un problema.
Existe una mayoría de
universitarias, pero infrarrepresentadas en puestos de responsabilidad. Por
ejemplo, en la Judicatura las mujeres componen el 53% de la frente a hombres
47%, según datos del CGPJ del 1 de enero de 2018. Pero, las mujeres sólo representan
el 27% de la cúpula de los órganos superiores de la judicatura.
Pero, ¿qué está ocurriendo con
el empoderamiento de la mujer y el techo de cristal? cuyo objetivo debe ser
individual y colectivo, tan necesarios para afrontar estrategias y así lograr
la igualdad efectiva en todos los ámbitos de la vida y porque sabemos que es la
vía para erradicar la violencia y discriminación.
Si observamos a la mujer a
través de la historia, vemos que ha estado casi siempre a la sombra, sin
visibilidad y a veces oculta. De muchas de ellas desconocemos sus habilidades,
fuerza, imaginación, capacidad adaptativa y pacificadora.
Recordando la historia, en el
antiguo Egipto, la mujer gozaba de gran libertad de movimientos. Podían ejercer
multitud de oficios, andar libremente por las calles, comprar y vender, recibir
herencias y tener acceso a la educación. En Mesopotamia las mujeres no estaban
sometidas a los hombres, sino que gozaban de un cierto estatus de igualdad. En
el famoso Código de Hammurabi las mujeres disfrutaban de importantes derechos.
Sin embargo, en la antigua Grecia se denigraba a la mujer, hasta tal punto que,
para la concepción Aristotélica, la mujer no era más que un hombre incompleto y
débil, un defecto de la naturaleza. Es por ello que los defensores de la
metafísica feminista han acusado a Aristóteles de misoginia y sexismo.
Este grado de infravisibilidad
de la mujer en la ciencia, se pone de manifiesto en los Premios Nobel, el
porcentaje es mínimo y además están agazapadas detrás de hombres premiados.
Mileva Maric, primera mujer de
Einstein, según el investigador E. H. Walker, se cree que fue la artífice fundamental de la teoría de la relatividad, y contribuyó
activamente a la obtención del premio Nobel de física de 1921. Nada de ello
quedó por escrito ni siquiera una mención de esta brillante física-matemática.
Marie Curie con sus dos premios
Nobel ha pasado a la posteridad, pero muchas otras han caído en el olvido o
pasado desapercibidas para la historia. El 25 de junio de 1903, Marie Curie
defendió su tesis doctoral (Investigaciones sobre las sustancias radiactivas)
dirigida por Becquerel. En una ocasión, los Curie fueron invitados por la Real
Institución de Gran Bretaña a dar un discurso sobre la radiactividad, pero a
ella le impidieron hablar por ser mujer y solo permitieron a su marido.
La Real Academia de las
Ciencias de Suecia galardonó a Marie Curie con el premio Nobel de Física en
1903, junto a su marido Pierre y Henri Becquerel, «en reconocimiento por los
extraordinarios servicios rendidos en sus investigaciones conjuntas sobre los
fenómenos de radiación. Fue la primera mujer en recibir tal galardón. Al
principio, el comité seleccionador pretendía honrar solamente a Pierre y Henri,
negándole reconocimiento a Marie por ser mujer, aunque al final fue aceptado. En
1911, Marie Curie, recibió el Premio Nobel de Química, en solitario. El
historiador Tadeusz Estreicher, en Polski słownik biograficzny (1938), asegura
que los aspectos físicos y sociales de la obra de los Curie contribuyeron
sustancialmente al desarrollo mundial de los siglos XX y XXI.
Gracias al esfuerzo y trabajo
de la mujer, en un arduo camino con grandes obstáculos, están consiguiendo en
la actualidad acceder a puestos de responsabilidad, resultando fuertemente
competitivas en todo tipo de trabajos, incluidos los técnicos. Pese a todo en
el tercer Mundo continúan marginadas y esclavizadas y algunas mutiladas.
El Observatorio “Mujeres,
Ciencia e Innovación” muestra los porcentajes: las mujeres son sólo el 24% del
personal investigador en el área de Ingeniería y Tecnología de las Universidades
y el 36% en el de Ciencias Naturales.
Para M. Curie: La mejor vida no
es la más larga, sino la más rica en buenas acciones.
Rafael Recio Barba
Médico
Especializado en Traumatología
ATENEO LIBRE DE BENALMADENA
“benaltertulias.blogspot.com”
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