domingo, 2 de julio de 2023

El relato

                                                                          EL RELATO                                                                     

 

Admitimos como plasticidad neuronal, a la capacidad de nuestra estructura nerviosa cerebral de modificar su conformación funcional con arreglo a la influencia de los estímulos recibidos, de forma que son éstos y  las reacciones inflamatorias que provocan a modo de respuesta, los que definen la calidad y magnitud de nuestra inteligencia.

El almacenamiento progresivo de estos estímulos da lugar a un filtro relleno de todos aquellos principios culturales que hemos ido acumulando desde el momento en que nacemos, y que han ido modelando merced a esta plasticidad, nuestra capacidad emocional, procedentes de nuestro entorno vital familiar en principio, y del entorno docente escolar y universitario, en su caso, posteriormente. Mientras más primario en el tiempo sea el ideario asumido mayor será su compromiso, de ahí la importancia que la enseñanza primaria posee en todos los regímenes.

Estos principios culturales, son auténticos implantes, o marcos, como les llama Lakoff, asentados en nuestras capas decisorias, en zonas profundas o reservadas de nuestro subconsciente, permanecen latentes en archivos silenciados, cuya capacidad de convicción ideológica termina basándose en el “se hace así” porque es “lo que se ha hecho siempre”, y emergen en aquellas ocasiones en que por  mecanismos precisos se solicita su presencia, merced a un maceramiento ideológico premeditado.

El relato así modificado se impone incluso a las transformaciones sociales avanzadas y legalizadas, autenticando que algo que es legal puede ser indecente, es decir, se puede hacer pero no se debe de hacer, porque contradice lo profundamente enraizado en el ideario social imbuido, formando una frontera falaz entre lo legítimo y lo ilegítimo, imponiéndose en el control ideológico popular.  

El resurgir de estos principios, expertamente manipulables, conforman relatos difíciles de desenmascarar, dificultando las posibilidades de acceder a  la verdad. El relato se impone. La historia se reescribe, se falsifica y se  manipula, induciendo a las masas de ciudadanos menos formados e ilusionándolos, a veces, con los mismos principios que combaten. El relato es el que triunfa, se genere de la forma que se genere.

Estos relatos pueden ser múltiples, y en la habilidad para escogerlos, fabricarlos e imponerlos, radica la capacidad de los estrategas electorales para hacerlos llegar a los votantes, aprovechando las posibilidades de difusión de las redes sociales. Internet sirve anónimamente bulos, trampas y medias verdades forzando la plasticidad cerebral de los ciudadanos crédulos y dóciles a los mensajes de sus líderes en los que han depositado su confianza.

La rapidez con que se reenvían los mensajes no comprobados a través de “twiter”, “whatsapp” o “instagram” es hoy uno de los signos más definitorios de la inmadurez cerebral ciudadana, lo que no merecería comentario alguno si no fuera por la trascendencia real, es decir, por los millones de personas que en la práctica pueden ser sensibles a estas “fake news”, o “lawfare” que alteran y deforman la calidad de la información recibida

El relato construido tiene una intencionalidad clara en la mente de sus constructores y su asunción por la sociedad a la que va dirigido se denomina normalización, cuya entronización popular consigue desvirtuar por completo los parámetros elementales de una sociedad democrática que solo se basa en la verdad libremente asumida.

La inmunidad ante tamaña desinformación se muestra como un empeño inalcanzable para todos aquellos ciudadanos que se esfuerzan en conocer la verdad de nuestra historia reciente y la legitimidad de nuestras instituciones que es el mínimo empeño necesario para desenmascarar los intereses falsarios que envenenan de forma continua nuestra convivencia política que no cesa de  avanzar, de esta forma, sobre falsos postulados o medias verdades, cultivadas hábilmente por los profesionales del engaño.

Es necesario animar y cultivar la existencia de una prensa libre e informadora sin prejuicios ni condiciones que sea capaz de combatir y desenmascarar a los periodistas sin escrúpulos, políticos sin ética y  jueces frustrados, responsables de relatos e infundios dolosos, solapados, que pasados un cierto número de años los historiadores pondrán de manifiesto como responsables de la alteración de un ciclo histórico que deformaron con sus imposturas.

 

                                                                            Jesús Lobillo Ríos

                                                   Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena

                                                                “benaltertulias.blogspot.com”


Bibliografia.-

Clark, A., y Chalmers, D. “El cerebro extendido”. Analysis, Oxford University Press (1998).

George Lakoff. "No pienses en un elefante". Península 2022.

José Antonio Martin Pallín. "¿Para qué servimos los jueces?" Catarata 2023.

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