ELOGIO DE MANUEL AZAÑA
La inauguración, por el rey, en
la Biblioteca Nacional en Madrid, el 17 de diciembre de 2020, de una muestra
sobre Manuel Azaña Díaz, otrora presidente de la Segunda República Española,
marca un hito en la reivindicación de la figura más importante de la historia
de España en el siglo XX, oscurecida de forma intencionada por una larguísima
dictadura y una desagradecida transición, así como en el reconocimiento de un
régimen político con el que se identificó plenamente y que en sus manos elevó
al país a las más altas cotas de democracia, libertad y progreso aún no
superadas.
1.- EL CONTEXTO HISTÓRICO.
A comienzos del siglo XIX la
historia de España se convulsiona fuertemente frente a la injerencia extranjera
representada por la intromisión de la hegemonía napoleónica. La cohesión
popular desencadena una guerra abierta a los franceses y elabora, en ausencia
de su rey secuestrado, una Constitución
propia, la de 1812, que abole el poder absolutista de los monarcas. La vuelta
del rey Fernando VII, supone una vuelta al absolutismo y una nueva reacción
popular esta vez frente a su propio rey al que doblega en principio durante “el
trienio liberal” y bajo el que se doblega en la sanguinaria y sangrienta “década ominosa”.
Antes de morir el rey aprueba la
“Pragmática Sanción” que permite gobernar a su hija Isabel II, menor de edad,
anteponiéndola a los derechos de su hermano Carlos María Isidro que combate la
decisión desencadenando la primera guerra carlista y haciendo necesaria la
alianza de la reina, regente en este momento, con los constitucionalistas de
1812, hasta ahora duramente perseguidos, pero que de ahora en adelante ocuparán
alternativamente el poder, un poder que concede la reina según es influida por
los vientos populares, la presión de los pronunciamientos militares de los espadones de turno, o los
favores de la camarilla real.
A partir de la Constitución de
1837 que liquida de forma definitiva el absolutismo real, los gobiernos se
suceden a través de las
derrocaciones y restauraciones
monárquicas, repartiendo el poder entre el rey y las cortes basándose en un sistema electoral amañado. El
rey designaba al jefe del gobierno y este controlaba las elecciones a su gusto,
de forma que los plebiscitos confirmaban siempre al gobierno elegido que nunca
los perdíó.
Este sistema de elecciones
fraudulentas “facilitaba” siempre mayorías absolutas de los dos grandes
partidos y no permitía a los pequeños de tipo regionalista o independentistas
ninguna opción de participar en la política. De esta forma transcurrió
plácidamente el reinado de Alfonso XIII que fue sumando al descontento popular el de las nuevas formaciones cívicas como los
sindicatos, hasta que un descontrol manifiesto que no podía acallarse con el
nombramiento de un nuevo gobierno (hubo más de treinta durante su reinado), se
controló con la dictadura de Primo de Rivera en 1923 y a continuación con la
dictablanda del general Berenguer, y a la postre con el rechazo de la monarquía
y la instauración de la II República.
2.-NACIMIENTO Y FORMACIÓN
Manuel Azaña Díaz nace el 10 de
enero de 1880 en la calle Imagen nº 3 de Alcalá de Henares (Madrid) siendo su
padre Esteban Azaña Catarineau alcalde constitucional de su ayuntamiento.
Entró a formar parte de una
familia acomodada, ilustrada y liberal en la que tanto su abuelo como su
bisabuelo habían sido notarios con fuertes
raíces liberales, lo mismo que su padre fallecido cuando contaba once años
dejándolo huérfano al cuidado de unas tías suyas dado que su madre había
fallecido dos años antes.
Estudió en el Colegio Complutense
y en el Instituto Cardenal Cisneros y a partir de los 13 años ingresó en el
Real Colegio de Estudios Superiores de El Escorial regentado por los monjes
agustinos en donde cursó cuatro años (1893-97) con aprovechamiento y buenas notas
siendo recordado como un alumno excelente y religioso. Se licenció como alumno
libre en Derecho en la Universidad de Zaragoza, doctorándose en Madrid con una
tesis sobre “La responsabilidad de las multitudes”.
En 1900, con 20 años, Azaña se
incorpora como pasante al bufete de Don Luis Díaz Cobeña y comienza a escribir artículos en la
revista “Gente vieja” bajo el amparo familiar de su tío Félix Díaz Gallo bajo
el pseudónimo de Salvador Rodrigo. En 1902 lee su discurso de ingreso en la
Academia de Jurisprudencia, con 22 años. En 1909 obtiene por oposición la plaza
de letrado de la Dirección General de los Registros y del Notariado. Y en 1911
obtiene una beca de La Junta Para Ampliación de Estudios para estudiar en Paris
y a su vuelta, en 1913 es elegido para secretario primero del Ateneo de Madrid,
labor a la que se entrega con gran dedicación y eficacia administrativa hasta
1920. Vuelve a Francia en 1916 y en 1919 viajes que acrecentaron su formación y
dejaron en él una profunda admiración y afecto por este país.
En 1918 se presenta por primera
vez a unas elecciones como candidato del partido reformista por el distrito de
Puente del Arzobispo de Toledo que pierde, y lo vuelve a intentar en 1923 y
vuelve a perder.
En 1920, Azaña funda la revista “La pluma” que
rápidamente se sitúa en el centro de la vida literaria nacional, a la vez que
colabora en varios periódicos nacionales, y en 1923 pasa a dirigir “España” una
revista de contenido político que da acogida
a sus ideas liberales. En 1927 publica “El jardín de los frailes”,
novela autobiográfica que refleja sus años en El Escorial y que muchos críticos
han calificado como la mejor novela española del siglo XX. Obtiene, así mismo,
el Premio Nacional de Literatura por su “Vida de Don Juan Valera”. Simultáneamente
su capacidad oratoria se empieza a escuchar en el Ateneo de Madrid.
3.-LA SEGUNDA REPUBLICA
El 18 de junio de 1930, Azaña es
elegido presidente del Ateneo de Madrid. Es un intelectual formado y
posiblemente el único político del momento que tiene un proyecto de estado perfectamente
articulado en su cerebro en beneficio de
su país. Preside el primer gobierno del bienio “azañista” consiguiendo una
fórmula equilibrada de partidos republicanos y socialistas leales al régimen
republicano, evitando a los enemigos de la república (monárquicos y católicos
de derechas) que demostró una estabilidad asombrosa pues fue el que más duró
durante la etapa republicana, consiguiendo avanzar en la aprobación de las reformas necesarias:
el estatuto de Cataluña, la reforma agraria, la reforma de la enseñanza, la
reforma del ejército y el voto femenino.
Contra todos los mitos servidos
por la propaganda, Azaña se demuestra como un gran legislador y como un experto
gobernante, ambas facetas inseparables de su personalidad como literato e
intelectual que destaca en el gobierno de intelectuales que formaron aquel
parlamento.
Los discursos parlamentarios de
Azaña son razonamientos profundos, didácticos y convincentes que publicaría
posteriormente en 1934. También desde el primer momento comienza a llevar a
cabo un diario en el que va anotando todas las incidencias por las que
atraviesa. No existen contradicciones entre los discursos y sus diarios lo que
demuestra su honestidad y falta de doblez.
La caída de Azaña permite la
entrada en el gobierno de los enemigos de la república que comienzan a deshacer
la obra construida y a permitir la organización de los grupos ultraderechistas como falange, (fundada en 29
de octubre de 1933) así como el descontento de los partidos de extrema
izquierda que se insurreccionan dando lugar a la revolución de Octubre de 1934
que el gobierno reprimió con extrema dureza, aprovechando incluso la situación
para encarcelar injustamente al propio Azaña como supuesto colaborador de un
posible levantamiento en Cataluña.
Pese a todas las dificultades
Azaña no se arredra y comienza a rehacerse para alcanzar de nuevo el gobierno.
En 1935 publica “Mi rebelión en Barcelona” un libro del que se debieron hacer
hasta 25.000 copias en pocas semanas. Pero como él decía “un buen discurso es
una pieza única que no admite repetición ni copia y vale más a la reputación de
un hombre que una docena de libros”, y permite el contacto directo con los
seguidores, pues las elecciones se ganan con “razones y votos”.
El 26 de mayo de 1935 reunió en
el campo de Mestalla en Valencia a 60.000 personas. Y el 14 de julio del mismo
año, en el campo de Lasesarre en Baracaldo a más de cien mil. Y el 20 de
octubre siguiente, en el campo de
Comillas en Madrid en un escenario preparado al efecto reunió a 400.000
personas que acudieron de todos los sitios de España para escucharlo. El país
estaba con Azaña y le seguía.
Reorganizado en su estrategia
política consigue ganar las elecciones de Febrero de 1936 para alcanzar a
continuación la Presidencia de la República. Es el momento culminante del
triunfo de Manuel Azaña y de su país. España tiene abierto ante sí el camino de
las reformas que necesita para llegar a ser un país moderno, laico, libre
y democrático.
4.-UN FUTURO CEGADO
Los enemigos de la República no
estimaron la oportunidad que esto significaba, y a las razones y votos de Azaña
opusieron sus balas y sinrazones con las que se eliminó a miles de republicanos
en un vil intento de exterminar a toda una clase política.
Azaña refractario a todo tipo de
violencia se encuentra desbordado y superado como se muestra en su último
discurso del 18 de Julio de 1938 en el que pide “Paz, Piedad y Perdón” para
todos los españoles. Todavía en un postrer esfuerzo de lucidez intelectual
escribe “La velada en Benicarló”, una crónica de la historia de la guerra, en la que nos deja las bases de su
pensamiento político, su concepto de la política como algo razonable y su idea
del estado como motor del progreso, dejando sentadas para un futuro las bases
morales de la gobernabilidad, afianzando su imagen de hombre de razón y de
liberal insobornable que nunca perdió su amor a España y a la libertad.
Azaña cruzó la frontera francesa
a pie el 5 de febrero de 1939, acompañado de familiares y algunos colaboradores
próximos. El 27 de febrero Francia reconoce al nuevo gobierno de los vencedores
y Azaña dimite como presidente de la República comenzando un periplo por suelo francés perseguido por la
Gestapo alemana y la policía franquista que ansiaba su secuestro para llevarlo
a Madrid y presentarlo como responsable máximo de todo lo ocurrido.
Aislado y sin dinero recala en
Montauban donde es acogido por un grupo de exiliados españoles. El embajador de México, país que
nunca abandonó a la república española, alquiló unas habitaciones en el Hotel
du Midi como extensión de la embajada mejicana protegidas a salvo de agresiones
y secuestros, en donde pasó los últimos cincuenta días de su vida, y en donde murió
el 3 de Noviembre de 1940, a los 60 años de edad.
Varios cientos de personas acompañaron
su féretro, cubierto por la bandera mejicana al prohibir expresamente el
gobierno francés la exhibición de la bandera republicana, hasta el cementerio
de Montauban, en donde hoy día las autoridades municipales tienen marcado el
itinerario interior para llegar hasta su tumba y facilitar así la visita de los
muchos republicanos españoles que acuden a rendirle su postrer homenaje y en
donde aguardan desde hace 80 años el feliz momento de su repatriación.
Jesús Lobillo Ríos
Presidente del Ateneo Libre de Benalmádena
5.-BIBLIOGRAFIA
1.-Manuel Azaña: “En el poder y
en la oposición” (dos tomos). Espasa Calpe. Madrid 1934.
2.-Manuel Azaña: ”Mi rebelión en Barcelona”. Espasa Calpe.
Madrid 1935.
3.-Manuel Azaña: “Discursos en
campo abierto”. Espasa Calpe Madrid 1936.
4.-Juan Marichal: “La vocación de
Manuel Azaña” Cuadernos para el diálogo. Madrid 1968.
5.-Manuel Azaña: ”La velada en Benicarló (Diálogo de la guerra
de España)”. Castalia 1974.
6.-Manuel Azaña: “El jardín de
los frailes”. Alianza 1981.
7.-Manuel Azaña: “Diarios
1932-1933”. Crítica 1997.
8.-Joseph Pérez: “Historia de
España”. Crítica 1999.
9.-Gerald
Brenan: “El laberinto español”. Ruedo Ibérico 1977.
10.-Javier
Tussel: “Las elecciones del frente popular”. Cuadernos. Madrid 1971.
11.-Manuel Tuñón de Lara: “La II
República (dos tomos). Siglo XXI. Madrid 1976.
12.-Miguel Artola: “La España de
Fernando VII”. Espasa Calpe. Madrid 1999.
13.-Salvador de Madariaga: ”España”.
Espasa Calpe. Madrid 1989.
14.-Paul Preston: “El holocausto
español”. Debate. Barcelona 2011.
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