EL AGUA ES VIDA
(tan fuerte, tan frágil)
El
agua es el componente más abundante
de nuestro planeta, del que
constituye el 70%, y gracias al cual se mantiene la vida (en la composición de todos los seres
vivos se encuentra también en
aproximadamente este porcentaje). Contribuye así al funcionamiento y
funcionalidad de los ecosistemas naturales, permitiendo su subsistencia y, aunque su presencia en el
tiempo permanece relativamente constante, su vulnerabilidad constituye una amenaza
para la salud y la calidad de vida, al
ser su demanda cada vez mayor y su contaminación preocupante.
Es un medio robusto, dado que tiene la capacidad de no perder su composición básica a pesar de las interacciones a las que puede ser sometida. Tiene propiedades que le permiten preservar su estado original ya que posee la capacidad de autodepuración o limpieza, es por tanto renovable. Todas las sustancias eliminadas por los seres vivos después de ser utilizadas en sus funciones vitales vuelven al medio natural donde se transforman de nuevo en componentes útiles para la vida, mecanismo de reutilización en el que el agua es el hilo conductor. El agua está constantemente circulando por nuestro planeta en el llamado ciclo hídrico (“el vaso que tomamos hoy, puede ser la misma que bebió un dinosaurio”).
Al mismo tiempo, supone un recurso limitado, pues de toda la existente en nuestro planeta, algo más del 97% corresponde a agua salada y aproximadamente el 2,5% de toda el agua de la tierra es dulce, siendo de ella, entre la que se encuentra congelada y la almacenada a nivel subterráneo, solamente el 0,3% agua dulce disponible; en el momento actual no nos es de utilidad nada más que ese pequeño porcentaje. Y del mismo modo que permanece relativamente constante en el tiempo y en ese porcentaje, su disponibilidad resulta vulnerable a diferentes factores, encontrándose sumamente amenazada por el crecimiento demográfico (consumo, contaminación, etc.), y los efectos cada vez más graves del cambio climático. Se trata pues de un bien escaso que, por diferentes razones (escasez, políticas, contaminación...), muchas personas en el mundo no tienen acceso y muchos países o diferentes lugares tienen dificultades para que sus habitantes tengan un abastecimiento suficiente y de mínima calidad; ya que como hemos dicho, resulta imprescindible para reducir enfermedades, mejorar la salud, el bienestar y la productividad de las poblaciones teniendo especial incidencia en la producción de alimentos.
Teniendo en cuenta todo esto y por todo ello, resulta fundamental tomar conciencia de este valioso recurso que mantiene todas las actividades de nuestra vida y las del medio en el que vivimos. Debemos tomar conciencia de la importancia de su preservación, lo imprescindible de no desperdiciarla, asegurar su distribución, tratamiento y reutilización; su requerimiento, con un uso excesivo y distribución desigual, ya la convierten en el “nuevo petróleo”.
Utilizamos el agua como si fuera interminable, con una sobre-explotación y contaminación de los recursos hídricos de mil formas y con millones de productos, sin tener casi nunca en cuenta su regeneración. Hay en general un aumento de su consumo, aunque a diferentes ritmos y en sus distintas formas:
- Consumo, higiene y salud. Además de la necesidad de beber, es necesaria para absorber alimentos y eliminar los desechos. El valor de los servicios relacionados con estas necesidades se han puesto de manifiesto en esta pandemia de la Covid-19.
- Uso doméstico, que depende tanto del acceso por las redes de distribución así como de unabuena red de saneamiento y alcantarillado. Podíamos compararlo con los sistemas arterial y venoso de una persona: primero distribuyendo sangre limpia y oxigenada para el normal funcionamiento de todo el cuerpo, mientras que el segundo recoge la ya utilizada y para que pueda ser utilizada de nuevo necesita una depuración por los riñones, que en el medio hídrico serían las depuradoras y los procesos de depuración natural.
- Utilización en
agricultura y ganadería, los mayores consumidores de agua del planeta,
considerando no solo la utilizada para la hidratación y para beber, sino
también las necesidades alimentarias de una población cada vez mayor.
- Uso industrial,
necesitándola para la transformación de materiales y la producción de
energía, actividades que requieren caudales de agua asegurados cuya cuantía es muy variable
según los procesos desarrollados, y que originan vertidos o aguas
residuales que pueden afectar al medio ambiente.
- Ocio y turismo
- Tratamiento de aguas
residuales eliminando sustancias perjudiciales para la salud y el medio ambiente.
“En los países con un suministro garantizado se asume que abrir un grifo equivale a disponer de agua, y el buen funcionamiento habitual del servicio obvia el proceso que hace posible ese milagro, un largo proceso que va desde la captación, potabilización, saneamiento y depuración.” (Juan Carlos de la Iglesia, El País del 22 de marzo de 2021).
No
podemos obviar que el agua es uno de los recursos que más sufre por acción del
ser humano, pero también está en nuestra mano revertir el proceso,
preservándola y devolviéndola a la naturaleza de la mejor forma posible.
Teniendo esto en cuenta en el año 2015 los estados miembros de la ONU
aprobaron la agenda 2030. Su plan de acción incluye 17 objetivos de
desarrollo sostenible. En el número seis se encuentra Agua limpia y
Saneamiento, recogiéndose el principio: “La garantía de suministro
de agua, en cantidad y calidad suficiente, es fundamental para el desarrollo de
la sociedad y para la lucha contra la pobreza y las enfermedades en cualquier
parte del mundo”.
El
agua es un elemento vital, que constituye un tesoro desde que el ser humano
abre los ojos. Hemos visto cómo nos
faltan adjetivos a la hora de poderla definir y elogiar sus virtudes. Dos de
ellos, que es finita y susceptible de contaminar, nos muestran que es algo frágil que debemos
cuidar y que puede ser irrecuperable. VALORÉMOSLA y CUIDÉMOSLA.
M Piedad Sánchez Casado.
Licenciada en Medicina
“benaltertulias,blogspot.com”
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