LA MAL
LLAMADA VITAMINA D
Ciclopentanoperhidrofenantreno es un término que como
esternocleidomastoideo u otorrinolaringología no tiene desperdicio ya que dice
todo lo que tiene que decir, aunque sea en jerga para entendidos. El sustantivo
nombra los componentes de una molécula orgánica de la que derivan los esteroides,
encabezados por el colesterol, y también la vitamina D que tiene más de hormona
que de vitamina como espero poder explicar.
La primera
cuestión es marcar distancias para dejar claro que las hormonas son sustancias
producidas por el propio organismo y las vitaminas proceden necesariamente
del exterior, es decir, de la
alimentación. Un ejemplo clásico de hormona es la insulina sintetizada
por el componente endocrino del páncreas, desde
donde se vierte a la sangre para ser distribuida a las células del
organismo en donde se encargará de dirigir el
metabolismo de la glucosa. Las hormonas son pues, directivos encargados de
organizar la factoría celular gestionando la acción de otros agentes como son las enzimas. Las vitaminas
por su parte son ayudantes de las enzimas, complementos necesarios para la
activación de ciertas reacciones químicas. Siguiendo con el ejemplo de la
insulina hay que recordar que el efecto más evidente de esta hormona es
disminuir el nivel de glucosa en sangre al facilitar la entrada de glucosa en las células, proceso
en el que intervienen
varias enzimas ayudadas por vitaminas del grupo B, concretamente B1. La
jerarquía funcional del ciclo está pues encabezada por la hormona, la
insulina, bajo cuyo control actúan enzimas ayudadas
por vitaminas.
Del ciclopentano… que decíamos al principio procede el
colesterol que no siempre es el malo de la película ya que de él derivan las hormonas esteroideas, las sexuales, los glucocorticoides, los mineralocorticoides y,
también, el 7-dehidrocolesterol,
precursor de la mal llamada vitamina D, que se genera en la piel por acción de
la radiación ultravioleta de la luz solar. O sea, 7-dehidrocolesterol más luz
solar ayudado por una enzima hidroxilasa es igual a calcidiol o vitamina D2. Esta molécula se considera
una pro-hormona ya que deberá terminar su maduración en el riñón para
convertirse en calcitriol o vitamina D3 mediante otra hidroxilación. Lo curioso
del caso es que la hidroxilasa renal depende de la hormona PTH (hormona
paratiroidea) producida en la paratiroides, glándula que como su nombre indica
se encuentra junto a la tiroides y que se encarga del metabolismo óseo. El
efecto más aparente de la PTH es aumentar los niveles sanguíneos de calcio a
través de la vitamina D.
Si hacemos
una retrospectiva de lo expuesto hasta ahora hay que concluir que de momento no
se ha necesitado ingerir ninguna sustancia para llegar a la vitamina D,
condición imprescindible para considerar algo como vitamina. Por el contrario,
se han implicado cuatro tejidos en la formación de eso que llaman vitamina:
piel, hígado, riñón y paratiroides sin olvidar el intestino que es donde actúa favoreciendo la absorción de calcio.
El complicado mecanismo que regula los niveles de calcio arranca cuando una
ligera disminución de la concentración de calcio en sangre moviliza a la PTH
para que active en el riñón a la mal llamada vitamina D acondicionada previamente
por piel e hígado. Se trata de un ciclo complejo que se autorregula con
precisión y que acepta mal las intromisiones, como puede ser la vitamina D
exógena, que distorsionan el engranaje. Las vitaminas deben tomarse
selectivamente cuando haya carencia, sobre todo las liposolubles como la D, no
en bloques como aconseja la publicidad irresponsable y siempre bajo
prescripción médica.
Definir los
parámetros de referencia ha sido siempre una cuestión delicada en medicina.
Baste recordar que la instauración de un tratamiento depende, muchas veces, de
que se superen los límites de las magnitudes bioquímicas considerados normales,
pero definirlos no es cuestión fácil. Durante muchos años se aceptaron las
tablas de normalidad elaboradas a partir de estudios realizados en los
cuarteles de USA, población que se consideraba modelo de salud, pero los resultados
de las autopsias practicadas a los soldados muertos en las guerras de Corea y
Vietnam hicieron saltar las alarmas. El 77% de los soldados muertos en Corea y
el 45% de los fallecidos en Vietnam mostraban lesiones arterioscleróticas
impropias de la edad. Con este panorama, el Colegio Americano de Medicina
Deportiva no tuvo más remedio que replantear las recomendaciones que venía
haciendo sobre alimentación. De entrada, reconoció al aceite de oliva como
saludable después de años de veto debido a las presiones de los lobbies de la
carne, aceites vegetales y comida basura. Luego desplegó un nuevo programa en
el que se consideraba al ejercicio como pilar fundamental de la salud. En lo
que atañe a las tablas de referencia todo el mundo entendió que si los
representantes del ideal americano escondían lesiones arterioscleróticas
preocupantes tampoco serían de fiar otros parámetros bioquímicos sacados de esa
población. Así que, a partir de entonces, los laboratorios prefirieron manejar
datos propios y el Laboratorio de Hormonas del Hospital Regional de Málaga (LH)
así lo hizo. En varias publicaciones informó de los resultados obtenidos para
distintas hormonas al estudiar poblaciones seleccionadas con criterios
científicos, además de colaborar en un estudio epidemiológico realizado en
Pizarra por el Servicio de Endocrinología del hospital.
Tradicionalmente el LH realizaba la determinación de
vitamina D mediante la técnica de radioinmunoanálisis (RIA). Una de las
preocupaciones del equipo del LH era perseguir la eficiencia, es decir, obtener
los mejores resultados al menor coste posible. Las conclusiones de la actividad
científica que respaldaba la gestión fueron publicadas en revistas nacionales e
internacionales. No obstante, y muy a nuestro pesar, la gerencia cambió de
modelo siguiendo las directrices de la Consejería de Salud que pensaba que la
automatización de los laboratorios era más rentable que lo que se venía
haciendo hasta ahora. Como los datos no caducan, todavía es posible demostrar
el aumento del coste y la disminución de calidad que supuso la introducción de
robots en el Regional de Málaga. En lo que se refiere a la vitamina D se pueden
valorar algunas consecuencias, la primera de las cuales fue el aumento de la
incidencia de hipovitaminosis D en una población en la que si algo no falta es
sol. Los datos del LH indicaban que la población de Málaga no padecía, como era
de esperar, déficit de vitamina D, pero los que ofrecía la nueva máquina
mostraban un estado de carencia impropia de habitantes de la Costa del Sol que
justificaría realizar aportes no siempre necesarios. Tratamientos dudosos como
el de la osteoporosis o la terapia hormonal en la menopausia recomiendan
prudencia a la hora de consumir suplementos vitamínicos u hormonales.
Salvador Peran Mesa,
Jefe del Laboratorio de Hormonas del
Hospital Regional de Málaga (1975-2014)
EL ATENEO
LIBRE DE BENALMÁDENA
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