JOSEFINA BAKER: UNA
MADRE “ARCO IRIS”
Joséphine Baker, registrada al nacer como
Freda Josephine McDonald, nació en la ciudad de San Luis, en el sureño Misuri,
Estados Unidos, en 1906. Su padre, Eddie, era un músico callejero de origen
español que abandonó a la familia cuando era una niña. Su madre, una afroamericana
llamada Carrie McDonald, adoptada de pequeña por un matrimonio de antiguos
esclavos (de origen africano e indio) trabajaba para los blancos en el servicio
doméstico, de forma que Joséphine tenía ancestros de esclavos afroamericanos,
amerindios y españoles.
Sus
primeros años no fueron diferentes de las niñas negras y pobres que poblaban
los barrios más miserables de San Luis ―el suyo era el barrio mestizo de Mill
Creek Valley―. Creció limpiando casas y
haciendo de niñera para las familias blancas adineradas que le recordaban, como
se recoge en una de sus biografías: "asegúrate de no besar al bebé". No
debió ser una infancia ni fácil ni mucho menos feliz. Cuenta, otro de sus
biógrafos, que una de sus empleadoras la maltrataba porque consumía mucho jabón
haciendo la colada. Con doce años dejó la escuela y con trece cambió el
servicio doméstico para trabajar como camarera, todo ello con temporadas que en
que vivió como una niña de la calle, durmiendo en refugios de cartón, buscando
comida en los contenedores de basura y bailando en la calle para los
transeúntes. Con apenas trece años se casó, aunque fue un matrimonio que duró
menos de un año.
Por otro lado, y pese a
todo, nunca dependió financieramente de un hombre, algo inusual para una mujer
durante su época, así que esta libertad ―tuvo claro que sin independencia
económica se convertía en un bulto sospechoso― le permitió romper cualquier
relación cuando lo creyó conveniente. Se casó y se divorció tres veces más: con
el guitarrista de blues Willie Baker en 1921, de quien conservó el apellido;
con el francés Jean Lion, magnate del azúcar, en 1937, logrando la ciudadanía
francesa y, diez años más tarde, con el compositor y director de orquesta
francés Jo Bouillon. El matrimonio adquirió un castillo en Dordoña que sirvió
como residencia y albergue de los doce niños adoptados por la pareja, de
diferentes nacionalidades. Era su proyecto con el fin de demostrar que la
convivencia de diferentes "razas”. Todos los adoptados adoptaron el
apellido del padre adoptivo.
Josephine llevaba el
ritmo en el cuerpo: fue bailarina, cantante y actriz. Se convirtió en un icono
musical, pero esta “Venus de Bronce”, “Perla Negra”, “Diosa Criolla”, “Sirena
de los Trópicos” y “Venus de Ébano”, como fue conocida, no solo fue una
estrella mediática, ya que su compromiso político antifascista y social
antirracista la convirtieron en otro icono mucho más alejado del “glamour” de
los focos y las tablas. Durante la ocupación de Francia por los nazis durante
la Segunda Guerra Mundial, ya como ciudadana francesa, trabajó para la
Resistencia como espía contra la Alemania nazi ―al finalizar la guerra le fue
otorgada la Croix de Guerre y años después la Legión de Honor― y también como activista
por los derechos de las personas negras[1].Tras
la muerte del Martin L. King en 1968 su esposa, Coretta, le ofreció la
presidencia de honor del movimiento que había liderada su marido, aunque ella
lo rechazó.
En su faceta artística,
con 14 años ganó su primer concurso de baile, y de ahí en adelante encauzó su
vida hacia la danza. Con solo dieciséis años de edad dejó a su segundo marido
para probar suerte en Nueva York, porque su deseo era trabajar en Broadway,
pero su gran ocasión se presentó en 1925 cuando conoce a Caroline Dudley
Reagan, esposa del agregado comercial de la embajada de Estados Unidos en
París, que la invita a viajar a París para trabajar en un club que el marido
iba a montar el marido. En septiembre llega a París y estrena su famosa faldita
de plátanos como única vestimenta para bailar la “Danse Sauvage” que entusiasmó
a los parisinos. En su libro La historia
del Music Hall Sebastián Gash así la describe: “su risa cegadora de mulata
ensombrecía la luz de los reflectores (...) Su aparición produjo el flechazo”.
Solo cabe decir que pintores, escritores y diversas personalidades de la
cultura y el arte galo se convirtieron en incondicionales de su arte, que
algunos han querido relacionar con el jazz, el dadaísmo, el arte negro y el cubismo.
En esta época conocerá y contratará como secretario a Georges Simenon, quien
llegaría a ser un famoso escritor de novelas de misterio. Después de una gira
por Europa ―llegó a actuar en España a final de los años 20― fue la vedette del
“Folies Bergère” y luego abrió su propio club “Chez Joséphine”. En 1927 se
estrenó su primera película La Sirène des
Tropiques, a la que seguirían Zouzou
y Princesse Tam Tam. Durante la segunda
mitad de los años 1920 y los años 1930 fue además una destacada modelo
fotográfica y pin-up y graba sus primeros discos, entre ellos un tango
“Voluptuosa”, del compositor andaluz José Padilla[2].
En 1936 regresó a los
Estados Unidos, aunque buena parte de la opinión pública atacó la promiscuidad
de sus actuaciones y varios hoteles y restaurantes impidieron a la artista su
entrada. Finalmente, Joséphine regresó a París, donde adquirió la ciudadanía
francesa al casarse con el magnate del azúcar Jean Lion, que tuvo problemas por
ser judío durante la ocupación alemana de Francia. Viajó también a Cuba regresó
de nuevo a los Estados Unidos, donde apoyó los movimientos de promoción social
afroamericanos. Luego hizo una gira mundial de despedida y se retiró del mundo
del espectáculo, aunque más tarde tuvo que actuar de nuevo por las dificultades
económicas derivadas de mantener a su tribu “del arco iris”, a pesar de las
ayudas recibidas por la entonces Princesa de Mónaco Grace Kelly, amiga
personal. Participó en la marcha sobre Washington, en 1963.
Cuando murió, en 1975,
era una persona muy querida y respetada, y fue la primera mujer de origen
estadounidense en recibir honores militares en sus funerales, celebrados en
Francia, aunque su tumba se encuentra en el cementerio de Mónaco. Charles Onana
escribió un libro titulado Joséphine
Baker contra Hitler donde detalla sus trabajos como resistente al servicio
de la Francia libre.
Brian Bouillon Baker,
uno de los hijos de Joséphine, definía así a su madre: “Mi madre era una gran
idealista, una utópica. Creía en el ideal de fraternidad universal y quiso
demostrarlo con nuestra familia”. Su figura sigue apasionando a cineastas como
Sylvain Chomet en su película Les
triplettes de Belleville (2003) o Julie Taymor con Frida (2002) aludiendo a la relación entre la pintora mexicana y la
estrella francesa, así como en series televisivas como “El Ministerio del
Tiempo” (cap. 14 de la 4ª temporada), entre otras. Incluso en películas de
animación como Anastasia (1997).
En
2021 se convirtió en la sexta mujer y la primera negra en ser enterrada (simbólicamente)
en el Panteón Nacional.
Rosa M.
Ballesteros Garcia
Vicepresidenta del Ateneo
Libre de Benalmadena
“benaltertulias.blogspot.com”
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