Los hermanos Galán: Una saga
comprometida con la República
El 12 de diciembre de 1930 los
habitantes de Jaca, un pueblo del Pirineo aragonés, se despertaron con la
algarada de un grupo de militares que se habían sublevado contra la Monarquía
de Alfonso XIII. Ese mismo año, el 28 de enero, la Dictadura militar de Miguel Primo
de Rivera, capitán general de Cataluña, había dado el relevo a la “Dictablanda”
de otro general: Dámaso Berenguer, un militar y político, con título de nobleza
que había nacido en Cuba. Los insurrectos proclamaron la República en aquella
ciudad oscense y, unidos a un grupo de paisanos de la localidad, avanzaron
sobre Huesca en dos columnas. Como se sabe, la rebelión fue sofocada y dos de sus
cabecillas, los capitanes Fermín Galán Rodríguez (1899-1930) y Ángel García
Hernández (1900-1930) fueron fusilados y un buen número de oficiales juzgados y
condenados por el hecho, como es el caso del capitán Salvador Sediles,
indultado ante las movilizaciones populares. Murió seis años después, durante
la Guerra Civil, en el frente de Toledo. Sin embargo, los efectos de la
sublevación se dejaron sentir sólo unos meses más tarde, al proclamarse el 14
de abril la Segunda República Española y el exilio de la monarquía.
La juventud y el
idealismo de los fusilados los convirtieron enseguida en los mártires de la
República que estaba a punto de llegar, y los poetas del pueblo llano, que
siempre los hubo, comenzaron a trovar: “¿Quiénes son esas señoras/que tan
enlutadas van? Es la mujer de García/y la madre de Galán”[1].
Tampoco el dictador, Berenguer, quedó inmune a la afilada sátira: “Si
encuentras a Berenguer/le endiñas con una estaca,/no te vaya a suceder/lo que a
los bravos de Jaca”. Sin embargo, no solo fueron los ciegos y copleros los
autores de versos como los descritos. Autores tan notorios como Rafael Alberti
en su Arboleda Perdida o Antonio Machado les dedican los suyos. De este
último son los siguientes: “La primavera ha venido/del brazo de un Capitán./Cantad,
niños, a coro:/¡Viva Fermín Galán!”.
Poetas, placas
conmemorativas, calles, plazas, teatro, cine… Muchos altavoces para alabar a
los héroes. El 1 de junio de 1931, recién instaurada la República, se estrenaba
en el Teatro Español de Madrid la obra, en forma de romance de ciego: “Fermín
Galán”, recitada por la gran actriz Margarita Sirgu quien, como se sabe, tuvo
que exiliarse por la guerra. Unos meses después, en diciembre, se estrenaba la
película del mismo título, dirigida por Fernando Roldán, con los actores José
Baviera (Fermín Galán) y Carlos Llamazares (García Hernández). También Baviera
tuvo que exiliarse en México. Sobre la película, Eduardo García Maroto, que
trabajaba en el equipo y que también tuvo que sustituir al actor que daba vida
al capitán Sediles, decía en una entrevista: ”No podía yo entonces sospechar,
ni por asomo, cuántas y cuán serias complicaciones iba a acarrearme esta
inocente intervención, años más tarde”. La película se considera perdida. En
abril de 1935, un grupo de incontrolados entró en el cementerio y logró
desplazar la losa de la tumba de Fermín Galán y dejar una nota que decía: “Viva
España digna. Muera la República y el marxismo”. Frase profética: al año
siguiente se iniciaba la Guerra (in) Civil, pero también había nacido el mito.
En
1934 le fue concedida a Galán la Cruz Laureada, a título póstumo, por sus
servicios en la Guerra de Marruecos. La pensión asociada a dicha condecoración,
de 1500 pesetas anuales, le fue concedida a la madre de Galán. Tras la Guerra
Civil, este mérito no aparece en las galerías de
militares condecorados, ni tampoco en la historia oficial del cuerpo.
María Jesús Rodríguez,
la madre de Fermín, Francisco y José María Galán Hernández, fue madre de
militares y esposa de militar. Quedó viuda joven y perdió a tres de sus hijos.
Uno fusilado, por encabezar una rebelión antimonárquica, y los dos siguientes exiliados
de por vida por defender la República por la que murió Fermín. Este y José
María fueron alumnos en la Academia Militar de Toledo. José escribió la
biografía de su hermano Fermín. Francisco era coronel de la guardia civil.
Fermín,
el más conocido de los hermanos, había sido teniente de la Legión. En Marruecos
participó en varias operaciones de forma muy destacada, siendo citado en la
Orden con la felicitación de Franco. Resultó gravemente herido en otra
operación y evacuado del frente. Durante su convalecencia escribió una novela
sobre la Guerra del Rif: La barbarie organizada. En 1926 participó en la
llamada Sanjuanada contra la dictadura del general Miguel Primo de Rivera,
iniciada en 1923, que le supuso consejo de guerra y seis años de condena en el
castillo de Montjuic, donde aprovechó para escribir otro libro: La nueva
creación. Al destinarle a Jaca entraría en contacto con los principales
elementos del movimiento republicano: Julián Borderas Pallaruelo (socialista
que se exilió en México), José Luis Rodríguez Subirana (fusilado), Pío Díaz o
Antonio Beltrán Casañas (exiliado en la URSS y México), son algunos de ellos.
Ese mismo año, en 1930, se pone al servicio del Comité Nacional Revolucionario,
recientemente constituido por los republicanos tras el Pacto de San Sebastián,
siendo designado por aquel “delegado del Comité Revolucionario en Aragón”. Lo
que sigue es bien conocido por los datos que hemos anticipado. Sólo añadir que Galán
da la orden de fuego al pelotón de ejecución, cayendo con un grito de ¡Viva la República!,
que era masón, ateo y que fue enterrado en el cementerio civil de Huesca.
El segundo de los
hermanos, Francisco (1902-1971), miembro de la Guardia civil, acabó de coronel
del Ejército Popular de la República. Estaba afiliado al Partido Comunista y
antes de la guerra ya había obtenido el grado de teniente. Durante los meses
precedentes a la contienda fue instructor militar de las Milicias Antifascistas
Obreras y Campesinas (MAOC) formadas por el Partido Comunista de España. Participó
en la organización del Quinto Regimiento, siendo uno de sus comandantes.
Perdido el último frente, el catalán, cruzó a Francia con sus tropas aunque
regresó para ponerse a órdenes del gobierno. Su último servicio fue como comandante
de la base naval de Cartagena, aunque su nombramiento no fue bien acogido por
los marineros de esa base, mayoritariamente anarquistas. Renunció a su
nombramiento y se embarcó junto a otros oficiales y el resto de la Marina de
guerra republicana, partiendo al exilio. Después de muchos avatares rechazó ir
a la Unión Soviética y se aposentó en Argentina. Murió en Buenos Aires.
El tercero de los
hermanos, José Mª (1904-1978) fue estudiante en la Academia de Infantería de
Toledo e ingresó en el Cuerpo de Carabineros, donde alcanzó en rango de teniente.
Militante del PCE, a principios de a guerra mandaba una compañía de
carabineros en Somosierra. Fue uno de los responsables del Quinto Regimiento. A
finales de marzo del 39, perdida ya la República, embarca desde Almería hasta
la ciudad argelina de Orán. Posteriormente se traslada a la Unión Soviética,
donde quedó adscrito a la academia militar Voroshílov junto a otros militares
republicanos famosos como Francisco Ciutat o Manuel Márquez Sánchez de
Movellán. En los años 50 (revolución
castrista) Galán se encontraba en Cuba bajo el pseudónimo de “José González”.
Falleció en La Habana el 8 de enero de 1978. Con él estaban otros antiguos
militares republicanos como Francisco Ciutat (“Comandante Angelito”) o Pedro
Prado, asesores militares todos ellos de la URSS. Este último pudo volver a
España donde falleció en septiembre de 1985.
Rosa María
Ballesteros García
Vicepresidenta del Ateneo
Libre de Benalmádena
“benaltertulias.blogspot.com”
[1]
La madre de F. Galán se llamaba María Jesús Rodríguez. La esposa de García
Hernández: Carolina Carabias.
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