domingo, 14 de mayo de 2023

Los hermanos Galán

Los hermanos Galán: Una saga comprometida con la República

 

El 12 de diciembre de 1930 los habitantes de Jaca, un pueblo del Pirineo aragonés, se despertaron con la algarada de un grupo de militares que se habían sublevado contra la Monarquía de Alfonso XIII. Ese mismo año, el 28 de enero, la Dictadura militar de Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, había dado el relevo a la “Dictablanda” de otro general: Dámaso Berenguer, un militar y político, con título de nobleza que había nacido en Cuba. Los insurrectos proclamaron la República en aquella ciudad oscense y, unidos a un grupo de paisanos de la localidad, avanzaron sobre Huesca en dos columnas. Como se sabe, la rebelión fue sofocada y dos de sus cabecillas, los capitanes Fermín Galán Rodríguez (1899-1930) y Ángel García Hernández (1900-1930) fueron fusilados y un buen número de oficiales juzgados y condenados por el hecho, como es el caso del capitán Salvador Sediles, indultado ante las movilizaciones populares. Murió seis años después, durante la Guerra Civil, en el frente de Toledo. Sin embargo, los efectos de la sublevación se dejaron sentir sólo unos meses más tarde, al proclamarse el 14 de abril la Segunda República Española y el exilio de la monarquía.

La juventud y el idealismo de los fusilados los convirtieron enseguida en los mártires de la República que estaba a punto de llegar, y los poetas del pueblo llano, que siempre los hubo, comenzaron a trovar: “¿Quiénes son esas señoras/que tan enlutadas van? Es la mujer de García/y la madre de Galán”[1]. Tampoco el dictador, Berenguer, quedó inmune a la afilada sátira: “Si encuentras a Berenguer/le endiñas con una estaca,/no te vaya a suceder/lo que a los bravos de Jaca”. Sin embargo, no solo fueron los ciegos y copleros los autores de versos como los descritos. Autores tan notorios como Rafael Alberti en su Arboleda Perdida o Antonio Machado les dedican los suyos. De este último son los siguientes: “La primavera ha venido/del brazo de un Capitán./Cantad, niños, a coro:/¡Viva Fermín Galán!”.

Poetas, placas conmemorativas, calles, plazas, teatro, cine… Muchos altavoces para alabar a los héroes. El 1 de junio de 1931, recién instaurada la República, se estrenaba en el Teatro Español de Madrid la obra, en forma de romance de ciego: “Fermín Galán”, recitada por la gran actriz Margarita Sirgu quien, como se sabe, tuvo que exiliarse por la guerra. Unos meses después, en diciembre, se estrenaba la película del mismo título, dirigida por Fernando Roldán, con los actores José Baviera (Fermín Galán) y Carlos Llamazares (García Hernández). También Baviera tuvo que exiliarse en México. Sobre la película, Eduardo García Maroto, que trabajaba en el equipo y que también tuvo que sustituir al actor que daba vida al capitán Sediles, decía en una entrevista: ”No podía yo entonces sospechar, ni por asomo, cuántas y cuán serias complicaciones iba a acarrearme esta inocente intervención, años más tarde”. La película se considera perdida. En abril de 1935, un grupo de incontrolados entró en el cementerio y logró desplazar la losa de la tumba de Fermín Galán y dejar una nota que decía: “Viva España digna. Muera la República y el marxismo”. Frase profética: al año siguiente se iniciaba la Guerra (in) Civil, pero también había nacido el mito. En 1934 le fue concedida a Galán la Cruz Laureada, a título póstumo, por sus servicios en la Guerra de Marruecos. La pensión asociada a dicha condecoración, de 1500 pesetas anuales, le fue concedida a la madre de Galán. Tras la Guerra Civil, este mérito no aparece en las galerías de militares condecorados, ni tampoco en la historia oficial del cuerpo.

María Jesús Rodríguez, la madre de Fermín, Francisco y José María Galán Hernández, fue madre de militares y esposa de militar. Quedó viuda joven y perdió a tres de sus hijos. Uno fusilado, por encabezar una rebelión antimonárquica, y los dos siguientes exiliados de por vida por defender la República por la que murió Fermín. Este y José María fueron alumnos en la Academia Militar de Toledo. José escribió la biografía de su hermano Fermín. Francisco era coronel de la guardia civil.

            Fermín, el más conocido de los hermanos, había sido teniente de la Legión. En Marruecos participó en varias operaciones de forma muy destacada, siendo citado en la Orden con la felicitación de Franco. Resultó gravemente herido en otra operación y evacuado del frente. Durante su convalecencia escribió una novela sobre la Guerra del Rif: La barbarie organizada. En 1926 participó en la llamada Sanjuanada contra la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, iniciada en 1923, que le supuso consejo de guerra y seis años de condena en el castillo de Montjuic, donde aprovechó para escribir otro libro: La nueva creación. Al destinarle a Jaca entraría en contacto con los principales elementos del movimiento republicano: Julián Borderas Pallaruelo (socialista que se exilió en México), José Luis Rodríguez Subirana (fusilado), Pío Díaz o Antonio Beltrán Casañas (exiliado en la URSS y México), son algunos de ellos. Ese mismo año, en 1930, se pone al servicio del Comité Nacional Revolucionario, recientemente constituido por los republicanos tras el Pacto de San Sebastián, siendo designado por aquel “delegado del Comité Revolucionario en Aragón”. Lo que sigue es bien conocido por los datos que hemos anticipado. Sólo añadir que Galán da la orden de fuego al pelotón de ejecución, cayendo con un grito de ¡Viva la República!, que era masón, ateo y que fue enterrado en el cementerio civil de Huesca.

El segundo de los hermanos, Francisco (1902-1971), miembro de la Guardia civil, acabó de coronel del Ejército Popular de la República. Estaba afiliado al Partido Comunista y antes de la guerra ya había obtenido el grado de teniente. Durante los meses precedentes a la contienda fue instructor militar de las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC) formadas por el Partido Comunista de España. Participó en la organización del Quinto Regimiento, siendo uno de sus comandantes. Perdido el último frente, el catalán, cruzó a Francia con sus tropas aunque regresó para ponerse a órdenes del gobierno. Su último servicio fue como comandante de la base naval de Cartagena, aunque su nombramiento no fue bien acogido por los marineros de esa base, mayoritariamente anarquistas.​ Renunció a su nombramiento y se embarcó junto a otros oficiales y el resto de la Marina de guerra republicana, partiendo al exilio.​ Después de muchos avatares rechazó ir a la Unión Soviética y se aposentó en Argentina. Murió en Buenos Aires.

El tercero de los hermanos, José Mª (1904-1978) fue estudiante en la Academia de Infantería de Toledo e ingresó en el Cuerpo de Carabineros, donde alcanzó en rango de teniente. Militante del PCE,​ a principios de a guerra mandaba una compañía de carabineros en Somosierra. Fue uno de los responsables del Quinto Regimiento. A finales de marzo del 39, perdida ya la República, embarca desde Almería hasta la ciudad argelina de Orán. ​Posteriormente se traslada a la Unión Soviética,​ donde quedó adscrito a la academia militar Voroshílov junto a otros militares republicanos famosos como Francisco Ciutat o Manuel Márquez Sánchez de Movellán. En los años 50  (revolución castrista) Galán se encontraba en Cuba bajo el pseudónimo de “José González”.​ Falleció en La Habana el 8 de enero de 1978. Con él estaban otros antiguos militares republicanos como Francisco Ciutat (“Comandante Angelito”) o Pedro Prado, asesores militares todos ellos de la URSS. Este último pudo volver a España donde falleció en septiembre de 1985.

 

                                Rosa María Ballesteros García

                    Vicepresidenta del Ateneo Libre de Benalmádena

                                “benaltertulias.blogspot.com”



[1] La madre de F. Galán se llamaba María Jesús Rodríguez. La esposa de García Hernández: Carolina Carabias.

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