Willians S. Burroughs
“Desperté de la Enfermedad a
los cuarenta y cinco años, sereno y en bastante buen estado de salud, a no ser
por un hígado bastante resentido y ese aspecto de llevar la carne de prestado
que tienen todos los que sobreviven a la enfermedad (…) Al parecer yo tomé
notas detalladas sobre la Enfermedad y el delirio...”
(Willians S. Burroughs - “El
almuerzo desnudo”)[1]
En
1956, en Tánger y en un precario estado
de salud, W. Burroughs despertó de su
adicción a las drogas. A diferencia de otros que lograron sobrevivir, él, había
ido tomando notas precisas de su experiencia. Esas notas serían la base para su
más conocido texto: “El Almuerzo desnudo”.
Burroughs fue el mito viviente (murió en 1997) de quiénes han bajado a la sima
más profunda de la adición a las drogas (todas las posibles) y han sobrevivido
con la suficiente energía para combatirlas. Cuando lo contó en su libro, cuando
lo hizo público, tenía cuarenta y cinco años y una vida intensa, irregular,
exótica, una vida intolerable para una sociedad negada en comprender los
procesos que desembocaban en la generación de un submundo, sucio, repulsivo, en
la frontera con la delincuencia.
Fue generando y afianzando cierto sentimiento de rebeldía leyendo autores como
Gide, Oscar Wilde o Baudelaire, manteniéndose continuamente al margen de las
actividades de carácter social.
Pronto comienza
a escribir cuentos, diarios de los que renegaría al darse cuenta de que en
ellos se reflejaba los mismos clisés
narrativos que había aprendido en sus lecturas, convenciéndose de que esos
modelos falseaban el mensaje real que él quería transmitir. La quema de los
diarios se convirtió en un punto de inflexión, no solo en su vida sino que influyó
en la estructura de toda su obra posterior y en la búsqueda de nuevos modelos
narrativos, tanto en el territorio de la literatura como en la utilización de
los ingenios tecnológicos que iban apareciendo. No se detuvo ante nada con tal
de expresarse.
Entre
los primeros escritos más logrados de su juventud, se encuentra “Últimos
resplandores del crepúsculo”, una sátira sobre la decadencia de los Estados
Unidos que asemeja al hundimiento de un
barco. Este estilo satírico le acompañaría a lo largo de toda su carrera.
Graduado
en literatura inglesa por Harvard (1936), estudió medicina y psicología en la
universidad de Viena, se interesó bastante por la parasicología, la telepatía,
la arqueología…Poseía una inmensa curiosidad intelectual.
Fue
durante la etapa de estudiante en Harvard cuando comenzó sus incursiones por el
mundo LGTB .
Al
finalizar sus estudios superiores, marchó a Europa donde consolidó su heterogénea
orientación sexual que influiría de forma constante en su narrativa. Hay que
indicar que la obra de W.S. Burrough es en gran medida autobiográfica.
En
Viena se movió en los círculos de refugiados, exiliados y de nuevo,
homosexuales; conoció a Ilse Klapper, una chica judía que huía de la
persecución nazi, se casó con ella y de regreso a EE.UU, se separaron. Él nos
cuenta que nunca estuvieron sentimentalmente unidos , no obstante siguieron
manteniendo una estrecha amistad. En
este periodo estuvo bajo tratamiento psiquiátrico, probablemente como
consecuencia del abuso de drogas; en 1942, cuando Pearl Harbor fue atacado
quiso incorporarse a filas, no lo logró ya que su familia maniobró alegando
problemas sicológicos.
Su
incorporación a la denominada Generación Beat, se produce en 1943, desde el
primer momento se convierte en el necesario guía intelectual de esos jóvenes
poetas y escritores desarraigados del canon social del momento. Kerouac diría
de él como explicación del papel de W.B en el grupo: “ Tenía derecho a
enseñar porque se había pasado la vida aprendiendo, su cátedra podía estar en
cualquier lugar se había convertido para nosotros en un verdadero maestro”[2]
Ginsberg,
Kerouac, Burrough, Neal Casasdy , frecuentaron juntos la noche, los bares marginales,
entrando en contacto con el submundo de la droga y los pequeños delincuentes
que tanto le fascinaban en su infancia. Hablaban de literatura dentro de ese
ambiente lúgubre, alimentando la rebeldía mezclada con el bandidaje literario
lo que sería el movimiento cultural que sacudiría las letras de los
estadounidenses de los años 50 e influiría en casi todo el panorama de la
contracultura de los 60.
MEXICO
“México
no es sencillo ni bucólico. En él se reflejan 2000 años de enfermedades y
miserias y degradación y estupidez y esclavitud y brutalidad y terrorismo
físico y psicológico. México es siniestro y tenebroso y caótico, con el caos
propio de los sueños.
Es mi
hogar y a mí me encanta” .
Carta a Kerouac (1951)
En 1951, y debido a la presión que
comenzaba a ser fuerte en los Estados Unidos para conseguir las drogas,
Burroughs marchó hacia Mexico, con su familia (tenía una causa pendiente por
falsificación de recetas de narcóticos).
Para muchos estadounidenses, México representaba un camino hacía una vida libre
y salvaje, pero Burroughs observa otra realidad bien distinta que le atrapa con
su fascinación. Comienza entonces un viaje por America de Sur y Central en
busca de drogas naturales. De esa época son las novelas “Yonqui” y “Queer”
y un libro de cartas recopilatorio de las que se cruzó con Allen Ginsberg donde
le va relatando sus descubrimientos y experiencias. En esa libro incluye un
texto “Rooselvet tras la toma de posesión”, donde se muestran claramente
los efectos de las drogas y la ironía en la visión de los acontecimientos generales.
Pero la importancia de este texto radica en que cambia la rutina narrativa,
llegando a moverse por los contornos de la alucinación.
“ Me
veo obligado a llegar a la espantosa conclusión de que nunca me habría
convertido en escritor si no hubiera sido por la muerte de Joan y por darme
cuenta de hasta que punto este acontecimiento ha motivado y formulado mi
escritura…”[3]
TÁNGER
Volvió
a Estados Unidos y de allí movido por las informaciones que le llegaban de Paul
Bowles, marcho a Tánger en 1954. Le motivó, además las facilidades de conseguir
drogas en la denominada Zona Internacional de Tánger. Alquiló un apartamento y
se dispuso a escribir. Allí lo hizo bajo el influjo de las drogas,
fundamentalmente marihuana y opiáceas cayendo cada vez más abajo del pozo de la
adicción. Kerouack y Ginsberg viajaron a Tánger, no se sabe bien cual fue la
razón que los llevo a ello, pero se encontraron a un Willians totalmente destrozado por las
drogas y un montón de papales escritos y absolutamente desordenados, ellos
ayudaron a organizar y estructurar toda esa montaña y finalmente surgió la que
sería su gran novela “El almuerzo desnudo”, que fue publicado en 1959
tras un periplo de rechazos y prejuicios de los editores norteamericanos. La
novela, en su estructura rompe con narración lineal y experimenta con la
técnica del cut-up que abrazó tras la intensa amistad con el pintor Brion
Gysin.(Le salvo en más de una ocasión la vida ayudándole en sus recuperaciones
de la droga).
Estos métodos de composición se expresan en novelas como “ La máquina
blanda”, “ El tique que explotó” y “Expreso Nova” ( publicadas
durante los años 60). En ellas , profundiza su idea sobre el lenguaje,” un arma de invasión
que permite programar a los individuos y controlar sus acciones y sus deseos de
un modo más fundamental que las drogas” y sigue
“ cada
individuo posee un registro total”. Su sistema nervioso puede registrar y
almacenar su experiencia en conjuntos de asociaciones tridimensionales. Pero el
sentido de este conjunto está determinado por lo sonoro”. “Aun lo que vemos,
está dictado por lo que oímos. La palabra nos aprisiona en el tiempo porque
solo los hombres tienen un portal para la palabra”
De
vuelta a casa
Viajó a
París y Londres, allí estuvo bajo tratamiento para resolver definitivamente su
adición a las drogas y el alcohol. Estuvo algo más de seis años antes de volver
a los Estados Unidos. Siempre contó con el apoyo de su amigo y ocasionalmente
amante Allen Ginsberg quien le encontró trabajo e influyó intensamente la
reincorporación de Burroughs a la vida intelectual de EE.UU.
Los años en su país estuvieron plagados de
encuentros y trabajos con bandas de música, cantantes, escritores, cineastas
que finalmente reconocieron el talento, la valentía, y su disposición a la
colaboración con todo movimiento de carácter contracultural o en los límites de
lo convencional, poniendo de manifiesto el valor de la influencia positiva de
la realidad que se oculta en los subterráneos sociedad, realidad de la que no
se puede prescindir y cerrar los ojos ante ella.
En la
música y el cine
Poquísimas
personalidades fuera de la esfera musical ejercieron tanta influencia sobre el
rock como William Burroughs. Un forastero de la sociedad provocador y
controvertido, que vivió el “modo de vida del Rock and Roll “años antes de que
siquiera se inventara esa música, y que existió en los límites de la sociedad
en aquella niebla de drogas, armas y violencia, permaneciendo como el santo
patrono de la vanguardia hasta el día de su muerte (grabó un video clip con U2
ya anciano). Su obra combina la
fuerza visionaria con la sátira que también se puede considerar como
libertaria; en lo formal, se caracteriza por el uso de técnicas innovadoras
como el montaje, o el collage. Y además, esta especie de profeta bíblico en
ácido, tuvo el mérito de ser muy bien leído por gente como Bob Dylan, John
Lennon, Frank Zappa, Lou Reed, Tom Waits, William Gibson, Bruce Sterling,
Joaquín Sabina o Patty Smith.
A
finales de los 80, era una especie de icono POP, un oscuro símbolo de la
sordidez de lo dionisiaco. Tuvo papeles secundarios en diversas películas. En
1991 David Cronenberg llevo al cine “El almuerzo desnudo”, aunque lo que
trató de hacer fue una especie de collage expresionista en la que mezcló
elementos de la novela, de la vida de Burroughs ( la muerte de su mujer)
y de la relación que mantuvo con Ginsberg. Es interesante recordar las palabras
de Cronenberg cuando le preguntaron por qué no había llevado la novela completa
a la pantalla: “…una
adaptación duraría cuatro horas, costaría 90 millones de dólares y seria
prohibida en cada uno de los países de la Tierra”.
La
lectura de Burroughs. nos lleva a una realidad más exacta que la que reflejan otras
literaturas. Realidades cargadas de soledad, desesperanza, frío inagotable;
realidades que sabemos de su numerosa existencia pero que generalmente, en
nuestro combate interior, gana el silencio y el olvido.
Manuel del
Castillo Molina
Secretario del Ateneo
Libre de Benalmádena
“benaltertulias.blogspot.com”
“ateneolibredebenalmadena.com”
[1] Me ha parecido adecuado
comenzar tal y como comienza él la introducción o “Declaración” de la novela
troncal de su obra, “El almuerzo desnudo”, en su edición de noviembre de 2008
de compactos Anagrama.
[2] Aparece en la novela
“El camino” de Kerouac
[3] Introducción de “Queer”, escrito en 1952 y publicado en 1985
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