Las mejores mentes de aquella
generación:
Una recomendación. Fascinante Jane Bowles: “Dos damas muy serias”
El 31 de mayo de 1973 el Times publicó una necrológica:
“...Es de esperar que se la reconociera por lo que es: una de
las mejores escritoras modernas de ficción en cualquier idioma. Hay que señalar
al mismo tiempo que no es en absoluto el tipo de escritora que parece indicar
la impresionante lista de admiradores que tiene de dentro del sistema
establecido. Su obra no tiene que ver con la de ellos, destaca sola en la
literatura universal”
Hasta ahí el fragmento de la necrológica.
1 Jane
Bowles
¿Cómo puede llegar a fascinar una persona tan inconstante, tan sometida a
la duda y la indecisión, al sentimiento de pecado , de audacia casi suicida?. Puede ser que lo que nos
impulsa a la fascinación sea el deseo de tener ese valor para abordar aquello
que más nos atrae, aunque no lo aprobemos según los valores del paradigma en el
que nos hemos desarrollado.
Encarnaba la inteligencia, el miedo, la audacia, la indecisión, el
erotismo, el sexo, la religiosidad, el pecado, la fidelidad, también la
fidelidad. Era el desorden, el caos, la simpatía, la delicadeza. Era tanto que
lo abarcaba todo. De los labios o las plumas de pocas personas no salió algún
elogio, porque aún aquellos a los que no agradaba su personalidad, muy pocos,
reconocían su inteligencia, su chispa y su creatividad. Su singularidad.
Gore Vidal, que no le tenía mayor afecto, aun así consideraba que era la
mejor escritora de ficción del siglo XX, pese a su breve producción.
¿ Cuál es el nivel de entendimiento de su
literatura?. No es fácil comprenderla, pero nos debería bastar con
acercarnos al relato de su vida, de su matrimonio con Paul, de sus amores con
Helvetia Perkins, Cherifa, Tetum, Francés, Martha y otras tantas, para
descubrir que el plano desde el que queremos valorar su obra, su vida y su
matrimonio no es en el que generalmente nos movemos; apenas vislumbramos la
cohesión de sus actos, la línea que trazó con su errática trayectoria. Su
extraña conversión al catolicismo al borde de la muerte.
“Cojita, la lesbiana judía” como le gustaba llamarse, solo quiso ser
escritora.
En 1931, Jane Auer se cayó de un caballo y se rompió la pierna
derecha. No curó bien y se le generó tuberculosis en la rodilla. Claire, su
madre, deseando lo mejor para ella, la llevó a Suiza (Leysin) para que le
terminaran de arreglar bien la pierna y resolvieran la tuberculosis. Pasó dos
años en el sanatorio con un tratamiento de tracción, aunque la mayor parte de
tiempo estuvo viviendo en Paris. Aprendió francés, estudió a Guide, Proust,
Céline y Louise de Vilmorín. En 1934 volvía
a Estados Unidos
- Veo que está leyendo a Céline, le dice.
- Es uno de los mejores escritores del mundo, contesta.
- Céline, c´est moi
Jane y Céline pasaron gran parte del
viaje juntos.
Cuando llegó a NY exclamó: “Soy escritora. Y quiero escribir”. Tenía una
voz preciosa y excitante. Su expresión era enigmática. Jane encantaba a todos,
aunque nadie sabía exactamente qué era lo que importaba de ella.
Tal vez fuera Ana María Matute, en Granada, quién dijo que la literatura
era una aventura; por eso no se podía enseñar.
Y es el magnetismo de la aventura lo que a veces nos lleva a adentrarnos
más allá del libro y llegar a las orillas de quién lo escribe.
2 Joyce y Kerouac
Jane no era una beat, no en el sentido de grupo.
De ella, he leído algunos cuentos de los que leía cuando era pequeña, las
narraciones de Martha Finley que influyeron en Jane de una forma contundente
hasta el tremendo final de su vida. Esas lecturas conformaron su sentimiento de
culpa por un pecado que nadie supo descifrar, también construyeron los
cimientos de su perfecto combate entre el deber convencional y el
convencimiento de su propia moral: siempre
quiso crear su propio modelo de conducta; todo eso, tal vez toda ella nació
entonces, con aquellas lecturas. He escuchado las canciones de Frances Williams,
su adorada Frances Williams. A Jane le
fascinaba esa mujer, hasta el punto de llegar a asaltarla en su propio hotel.
Era una colegiala.
Fue osada, cobarde, miedosa, atrevida, vehemente, alocada, vanguardista,
convencional, fanática religiosa y absolutamente decidida cuando le gustaba una
mujer. En cierta ocasión le presentaron a un matrimonio en un elegante bar de
NY. Ella, era una mujer provinciana y bonita. Pidió a Jane que le acompañara al
baño, una vez allí Jane, sin mediar nada más le dijo:
“Voy a contar hasta diez y si no eres lesbiana, ¡lárgate como un tiro!
Tenía, cuando dijo eso, 18 años
4 Paul Bowles
Y se encontró con Paul Powles:
Fue en medio de una calle. John la Touche, libretista de óperas, quién
acompañado de Erika Mann y Jane Auer, hicieron las presentaciones entre ambos; ella,
por la noche escribiría: “Es mi enemigo”.
En la autobiografía de Paul, “Memorias de un nómada”, relata el encuentro
tal y como sucedió, pero omite el poco interés que ella le prestó, lo que le
pudo causar la sensación de que Jane no era precisamente una mujer interesante.
Bastaron unos pocos días para que organizaran y realizaran un viaje a México.
Poco tiempo después se casaron.
5 Jane y Paul
Tras Panamá siguió París y más tarde
México (1940), allí se inició otro de los hitos de su vida que también quedan reflejados en su novela, pero
no en cuanto a la peripecia sino como
imagen de la huella que le dejó .
En la novela dice: “una vez estuve enamorada de una mujer mayor. Ya
no era hermosa…” Se refiere a su
paso por Taxco cuando conoce a Helvetia Parker y decidió seducirla. Pasaría
siete años con ella.
Es difícil comprender, siempre desde nuestros parámetros, como se puede
mantener una relación matrimonial de absoluta fidelidad y dependencia y a la
vez ser la pareja de otra persona durante tantos años. Y de otras, y otra, y
otra....
En cuanto a escribir, para Jane era una necesidad,
pero a la vez una tortura que evitaba constantemente.
Podía pasar semanas y meses sin redactar una sola línea, siempre encontraba
excusas o distracciones, la vida social, sus tortuosas relaciones amorosas,
viajes, cualquier cosa que de alguna forma justificara la imposibilidad de
sentarse frente a la máquina de escribir y rellenar un folio.
Y sin embargo lo hacía, escribía
relatos, y logró escribir y representar una obra de teatro “El Cenador”. Tennessee
Williams la animó, estaba encantado con la obra. La crítica no fue muy
benevolente con ella. Tennessee por el contrario seguía encantado con la obra.
Cuando se le preguntaba por ella contestaba: “Es el teatro el que no está
preparado para esta pieza”. La función se hizo en tres ciudades distintas de
los Estados Unidos, por supuesto en Broadway N.Y pero no llegó a las cien
representaciones.
6 Jane
y Cherifa en Tanger
Pero fue Marruecos, Tánger concretamente, su destino, el territorio donde espiaría
la misteriosa culpa hasta el final, donde buscaría la muerte como liberación,
encontrando en una mujer extraña, Cherifa, la mano que la conduciría a la más
absoluta de las desolaciones.
Capítulo aparte merece la historia
de su relación con Cherifa, incluso de todas sus relaciones en el periodo
tangerino, pero sería demasiado largo.
Me gustaría hablar y hablar sobre
ella pero extenderse sobre la vida exagerada de Jane e intentar comprender el
magnetismo que engendraba sobre quién se pusiera por delante, o su atípica relación
matrimonial con Paul, es una tarea que
nos conduciría a romper con las columnas
que soportan nuestras zonas de confort ético y moral.
La recomendación
Quién es ella en el “Cielo protector”, quién él, cual el
pecado, la traición, el castigo. Todo lo
que acontece está impregnado de sus vidas, como en “Dos damas muy serias”, porque toda esa novelita es, como dije, ella
en sus esencias y comportamientos.
Tardó años en escribirla, en realidad fue la segunda, la primera lo hizo en
francés después de volver de Suiza, pero esa no cuenta, alguien dijo que era un
delicioso experimento.
“Dos
damas muy serias” es una novela de carácter autobiográfico, pero no desde
el punto de vista de narración de una vida, sino que Jane está presente en toda
la obra. Paul decía de Jane que era como una elipse, disponía de dos focos y se
representaba en una perfecta excentricidad, en la novela esos focos son la
Srta. Goering y la Sra. Copperfield, no son dos caras de una misma moneda, es
una misma moneda elíptica de una sola cara.
Pero también se puede tomar como una premonición o bien como el proyecto
de autodestrucción que ejecutaría con su propia vida, una autodestrucción
liberadora del pecado secreto, de su culpa.
Tardó cinco años en escribirla, apareció en 1943, Jane murió en 1971, tras catorce
años de deterioro constante; Málaga fue testigo de la decadencia física de
Jane. Tánger no disponía de clínicas de confianza y Málaga las tenía mejores.
Murió en la clínica del Ángel y está
enterrada en el cementerio de San Miguel.
Panamá, NY, y Staten Island son los escenarios de la novela, bueno Staten
Island no exactamente, sin embargo, fue lo que inspiró la casita de la isla de
la Srta. Goering. En Staten Island, los Bowles estuvieron residiendo durante
algún tiempo. Cuenta su biógrafa, Millicent Dillon, que la casa y el lugar eran
casi exactamente como los describe en la novela, también ella, Jane, como la Srta.
Goering, salían a menudo a la ciudad.
Por supuesto que en algún momento abandonó a Paul, como la Sra. Copperfield
lo hizo con su marido; Jane se fue de México con Helvetia Perkins y como la
Copperfield con Pacífica se instalaron en NY.
La
novela, en su construcción, es como una pieza de jazz, repeticiones y vueltas
al mismo tema, incluso hay ocasiones en que casi escribe las mismas
frases. Algún recuerdo nos debería traer
de “Los subterráneos” de Kerouac.
Es interesante escaparnos por la puerta de atrás del confort de aquello que
comprendemos con absoluta claridad. No es que sea difícil hallar en esas damas tan serias algo así como la
habitación de Virginia Wolf, pero el texto difiere en la construcción y el
propósito de lo que solemos encontrar en los que con más asiduidad
frecuentamos. La novela no es un reto a la comprensión, pero sí lo es a la
reflexión, sobre todo teniendo en cuenta el momento de la creación y a su
creadora, de la que he intentado, con brocha gorda, esbozar.
Manuel del Castillo
Secretario del Ateneo Libre de Benalmádena
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